Columnas / Desigualdad

Mi hija sí quiere ser princesa

MD es una marca fallida, que no entiende a su cliente e insulta y maltrata a sus compradoras. En su última campaña la marca ha querido, parece, reivindicarse. Pero a mí me parece que repite los errores de las anteriores, en forma menos evidente pero más agresiva. La campaña se llama “Mujeres antes que princesas”.

Miércoles, 9 de noviembre de 2016
Marcela Zamora

Los creativos de MD volvieron a tener una maravillosa idea. Estoy siendo sarcástica, por supuesto.

MD, para los que no la conocen, es una marca de zapatos, en su mayoría para mujeres, que año tras año lanza campañas que intentan simular empoderamiento femenino pero reafirman, una y otra vez, los valores machistas en la sociedad salvadoreña. Campañas que han empoderado en realidad el ya instalado maltrato y desprecio a la mujer.

Ya he escrito antes sobre sus campañas, pero una de las más recientes, llamada “Antifeminista”, me dejó perpleja. Tomó todos los clichés que están en la cabeza de un hombre machista y los convirtió en campaña. En los anuncios podías ver, por ejemplo, a una mujer que no podía cambiar un garrafón de agua y que coqueteaba con un hombre para que le ayudara. Me pregunto si estos creativos alguna vez han visto alguna encuesta que muestre la cantidad abrumadora de madres solteras que hay en este país. Madres para las cuales cambiar un garrafón de agua es la tarea más fácil del día.

Otro muestra a una mujer que se alarma por un ratón y tiene, se supone que tiene, que pedir ayuda a un hombre para que la proteja. Me pregunto, nuevamente, si los creativos de MD han visto datos del número de mujeres que son golpeadas por hombres en este país. Son muchas. Muchísimas. Para esas mujeres luchar con un ratón sería un alivio.

Uno más muestra a una mujer que, al ver un charco de agua en su camino, entra en pánico y pide a un hombre que la cargue para no mojarse los zapatos. Me vuelvo a preguntar si los creativos de esta campaña se han puesto a pensar en las miles, cientos de miles de abuelas y madres solteras a las que les toca trabajar todo el día por un salario inhumano, con un canasto en la cabeza, en una maquila, limpiando casas, cuidando niños ajenos… ¿Creen ustedes que las mujeres salvadoreñas, frente a un charco de agua, necesitan un hombre que las ayude? No. La mayoría de mujeres de El Salvador lo hacen todo solas.

MD es una marca fallida, que no entiende a su cliente e insulta y maltrata a sus compradoras.

En su última campaña la marca ha querido, parece, reivindicarse. Pero a mí me parece que repite los errores de las anteriores, en forma menos evidente pero más agresiva. La campaña se llama “Mujeres antes que princesas”.

Cuando nació María, mi hija, prometí que iba a intentar por todos los medios que no le gustaran las princesas. Hice todo lo posible, pero no lo logré. Le gustan las princesas, todas, todas, y quiere ser una de ellas.

Hace un año, yo hundida en esa frustración, mi propia hija me dio una lección de vida. Me dijo:

—Mamá, quiero ser Batman.

—¿Y eso, María? ¿No que querías ser Frozen, la princesa de hielo?

—Sí, pero también quiero ser Batman y Superman.

Ahí entendí que no importa si nuestras hijas quieren ser princesas mientras también quieran ser Batman, y Superman, y la Mujer Maravilla, y las Tortugas Ninja, y Frida Kahlo. Son libres de elegir lo que quieran ser. Una, como madre o padre, lo que puede hacer es orientarlas y darles la oportunidad y el privilegio —muchas niñas no lo tienen— de poder elegir. Poder elegir es lo que nos hace libres. Elegir bien o elegir mal, pero elegir.

Volviendo a MD. Cuando vi sus anuncios gigantes, en los que aparecía solo el tronco de mujeres vestidas de princesa usando zapatos MD y destruyendo algún símbolo famoso de los cuentos de princesas, pensé: ¿Por qué hacen eso? La cabeza, nuestro cerebro, nos da la capacidad de elegir, de decidir, de discernir. MD sigue queriendo, decidiendo, reforzar la idea de que las mujeres somos solo piernas, tetas y vulva, que no tenemos la capacidad de decidir por nosotras mismas, que necesitamos a un hombre para existir. Que unos zapatos son más importantes que nuestro criterio.

Nuevamente refuerzan el estereotipo de la mujer sin cerebro.

Nuevamente no han entendido a sus compradoras.

Nuevamente nos han estigmatizado.

Nuevamente fallaron.

 

*Marcela Zamora es documentalista. Entre sus largometrajes más recientes están 'Los ofendidos', sobre las víctimas de tortura durante la guerra civil de El Salvador, y 'El cuarto de los huesos', sobre el trabajo de Medicina Legal para identificar los cuerpos de desaparecidos.

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