Una semana después que voceros de la Mara Salvatrucha (MS-13), una de las tres pandillas más numerosas de El Salvador, ofrecieron al gobierno una mesa de diálogo para frenar los altos índices de violencia en el país, y en la que incluso ponen sobre la mesa de negociación su propia disolución, la Iglesia católica retó a las partes en conflicto a “dar muestras de confianza” para sumarse como mediadora oficial de los posibles acuerdos.
En la conferencia dominical del Arzobispado de San Salvador celebrada este 15 de enero, en la víspera del vigésimo quinto aniversario de la firma de la paz, fue el arzobispo auxiliar, Gregorio Rosa Chávez, quien respondió a una pregunta de El Faro sobre la posición de la Iglesia luego de que se conociera la oferta que la MS-13 hizo al gobierno, hace una semana.
“En este caso hay tres cosas: primero que ambas partes lo pidan. En esas condiciones está qué propone cada parte como medidas para ganar confianza. En el proceso de paz (1984-1992), yo estuve en todas las reuniones, nadie más tiene ese récord. Conozco esos entretelones: hay momentos de tensa mutua, de descalificación, y un momento de sensatez. En este momento, desconfían del gobierno, con razón, igualmente, al revés. De modo que existen caminos, la Iglesia dijo en varios comunicados que el diálogo es visto como un diálogo pastoral”, dijo Rosa Chávez, haciendo una comparación entre la reticiencia del gobierno hacia el llamado de la pandilla con los resquemores en el ejército y gobierno durante los primeros diálogos para la paz, celebrados durante el segundo lustro de la década de los ochenta, durante el gobierno de José Napoleón Duarte.
El Faro publicó la semana pasada que voceros de la MS-13, una de las pandillas más herméticas del país, estaban dispuestas a su propia disolución si el gobierno entablaba un diálogo para desmontar el ambiente de guerra y facilitaba la rehabilitación de sus miembros. Esto supone una diferencia contundente con respecto al proceso de negociación del 2012, conocido como la “Tregua”, en la cual los pandilleros aceptaron reducir los índices de homicidios a cambio de beneficios carcelarios, pero no renunciar a su pertenencia pandilleril.
Para las personas que conocen la vida cotidiana de las pandillas esto supone un giro radical. Hay dos formas tradicionales de abandonar la pandilla: la muerte de sus miembros o el aval de los líderes para que alguno de sus miembros se congregue en una iglesia. La importancia de estas señales, sin embargo, no han calado en las autoridades locales sino en funcionarios extranjeros.
“En mi opinión faltan oportunidades en la vida. Hay empresas que trabajan con la iglesia y ofrecen segundas oportunidades, a discapacitados y exmareros. Hay gente que dice que exmareros no existen, en su artículo dice que (los miembros de la MS-13) tienen la oportunidad de salir de la pandilla y eso es: ¡increíble! Hay empresas que quieren ofrecer trabajo a la gente que quiere salir definitivamente de la pandilla. ¡Es una gran oportunidad para El Salvador!”, dijo a El Faro el embajador británico en El Salvador, Bernhard Garside.
Nadie va ganar la guerra
Garside es uno de los miembros del cuerpo diplomático en El Salvador que respalda un diálogo entre las pandillas y el gobierno. El funcionario repasa la historia de su país, Gran Bretaña, en las cuales el Irish Republican Army (IRA), abogaba por la independencia de Irlanda del Norte. Los irlandeses creían que podían ganar la guerra y Gran Bretaña creía que podía ganar la guerra. Y, así, en guerra, pasaron muchos años, hasta que se dieron cuenta que nadie podía ganar.
“La gente dice es diferente porque era un movimiento político y las maras extorsionan por dinero, pero el IRA era para reunificar Irlanda, pero estaba apoyado por delincuencia y crimen; robaron bancos, extorsionaron empresas. En 1987, IRA puso una bomba en Londres y mataron mucha gente y dijimos nunca vamos a negociar con terroristas. Una década después tuvimos una vista diferente, vimos que era una guerra que nadie podría ganar, ni la IRA ni el estado britanico, nadie podía podía ganar. Es como excavar en la arena, siempre hay más arena. Eso es con las maras”.
Al embajador le gusta citar al escritor Arthur Conan Doyle, el creador del famoso detective de la narrativa de ficción Sherlock Holmes. “En sus libros decía que cuando eliminamos lo imposible, lo que queda, aunque sea improbable, debe ser la verdad. Cuando es imposible que alguien pueda ganar la lucha Estado-Mara Salvatrucha, lo que queda es el diálogo. Aunque sea improbable, lo que queda es el diálogo, ese es el punto al que llegamos con la IRA y ese es el punto al que llegó Colombia. Nadie podría ganar esa lucha. El Salvador tiene una oportunidad. ¿Cuánto está ofreciendo para promover la paz? ¿Cuánto tenemos que perder?”. El mismo embajador se responde: “Nada”.
En la homilía dominical, Rosa Chávez destacó el papel de la Iglesia católica durante la pasada guerra civil, la cual concluyó con la firma de los Acuerdos de Paz entre el gobierno y la guerrilla del Frente Farabundo Martí (FMLN), en 1992. Rosa Chávez destacó el papel de monseñor Arturo Rivera y Damas, quien comparaba la guerra con un incendio: primero, decía, hay que atender las víctimas; luego hay que apagar el incendio; y por último, hay que buscar las razones para que el incendio no se repita.
El Faro le preguntó a Rosa Chávez qué falló cuando la Iglesia Católica participó, por medio de monseñor Fabio Colindres, en la negociación entre pandillas y el gobierno, proceso conocido como la tregua, en 2012.
“En ese proceso él (Monseñor Fabio Colindres) actuó a nivel personal, así se lo pidieron y él aceptó. Y fue muy generoso en su trabajo. Si hubiera sido a nivel de la conferencia episcopal hubiera sido diferente. Fue lo que pasó después en el Consejo Nacional de Seguridad y Convivencia y estamos por delegación oficial, representando a toda la iglesia, incluso del Papa Francisco que pidió que entráramos dando ese servicio', dice.
Consultado sobre si la Iglesia estaría dispuesta a colaborar para mediar en un nuevo proceso, Rosá Chávez responde:
'Voy a decir una cosa bastante atrevida, y el Papa dice hay que estar ahí, y esto supone unas condiciones que por ahora no tenemos. Pienso que se pueden crear esas condiciones porque hasta ahora ha permeado el método de quién es el más fuerte: ¿quién mata más gente? o ¿quién captura más pandilleros? Así no llegamos a nada. Hay que cambiar de casete”, dijo.
El lunes 9 de enero de 2017, El Faro publicó la declaración de los voceros de la MS-13 en la que piden el diálogo con el gobierno y en la cual hasta ponen sobre la mesa su disolución. La noticia fue retomada por medios internacionales como el periódico español El País; uno de los principales periódicos estadounidenses, The New York Times; la cadena BBC, de Londres; la Deutsche Welle, de Alemania; La Opinión, de Los Ángeles; y la cadena Univisión, de Estados Unidos.
Consultado por la cadena Univisión, el presidente de la Asamblea Legislativa, Guillermo Gallegos, uno de los políticos que enarbola el discurso de choque contra las pandillas dijo: “La puerta (al diálogo) nunca se puede cerrar totalmente. Si esto es cierto, hay que buscar alternativas, lo que queremos es paz y seguridad. Yo le voy a decir que tengo cierta incredulidad… Que entreguen las armas y que los líderes salgan a luz pública, mientras tanto no dejan de ser un grupo violento. Antes de negociar, primero tendrían que deponer la violencia”.
Tanto monseñor Rosa Chávez como el embajador Garside hacen referencia a ese dilema de negociar con delincuentes. “Algunos dicen que no puedo dialogar con delincuentes. Eso se dijo de la guerrilla en tiempos del proceso de diálogo, que era contra la constitución, y monseñor Rivera y Damas dijo: 'hay que cambiar la constitución porque no se hizo la ley para el hombre sino la ley para el servicio de la persona, y no al revés'. Este tema hay que descontaminarlo y verlo con seriedad, son seres humanos unos y otros y sino se hace algo seguiremos contando muertos todos los días y eso es totalmente absurdo”, dijo Rosa Chávez.
“Es una oportunidad. ¡Por el amor de Dios! Tenemos que hacer algo, el gobierno, el país, los partidos políticos, de una manera transparente. Tienen que ser transparente con sus negociones. Lo único que el gobierno tiene que hacer es seguir el diálogo. Tenemos que aprender de la historia (…) Estoy listo a involucrarme”, dijo Garside.