Internacionales / Política

Rafael Correa cumple una década como presidente de Ecuador y hace las maletas

El presidente de Ecuador, Rafael Correa, ve sus 10 años de gobierno como la “década ganada”. Pero, en plena campaña electoral para sucederlo, sus adversarios le reprochan desde un estilo hiperpresidencialista hasta haber desaprovechado la bonanza petrolera.


Viernes, 3 de febrero de 2017
Santiago Piedra Silva (AFP) / El Faro

El arribo del presidente de Ecuador, Rafael Correa, fue de los más aplaudidos por el público invitado al traspaso de mando. 
El arribo del presidente de Ecuador, Rafael Correa, fue de los más aplaudidos por el público invitado al traspaso de mando. 

Quito, ECUADOR. “Ha sido una década de sueños cumplidos, de logros extraordinarios en materia económica, social y política”, ha dicho el presidente de Ecuador, Rafael Correa, quien con un 42 % de popularidad declinó participar en los comicios del 19 de febrero por motivos personales.

Según estadísticas oficiales, la gestión de Correa redujo la pobreza (de 36.7 % en 2007 a 22.9 % en 2016), mejoró la infraestructura, y dio acceso a salud y educación a los más desfavorecidos.

Correa, uno de los líderes de la debilitada izquierda latinoamericana, dejará el poder con una imagen internacional de abanderado de causas nobles, al promover iniciativas para vetar los paraísos fiscales a nivel mundial y, aunque fracasó, evitar la extracción de petróleo en el país para frenar el calentamiento global.

Pero aunque su delfín Lenín Moreno lidera la intención de voto con 34.3 %, el correísmo no convence lo suficiente como para garantizar una victoria en primera vuelta. Un sondeo reciente de la firma Cedatos indicó que un 69 % sostiene que se necesitan “cambios importantes”; y un 20 %, “cambios graduales”.

Los siete candidatos opositores reconocen avances, pero califican a Correa de dictatorial, de controlar todos los poderes del Estado, de criminalizar las protestas –como las que piden el fin de la minería– y de haber instalado un presidencialismo extremo.

“No se atendieron los problemas serios como la independencia del poder judicial, el fortalecimiento de los órganos de control”, dice a la agencia AFP el politólogo Simón Pachano, de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso), al observar un retroceso en términos de libertades y derechos políticos.

Ley mordaza”

Con una decena de triunfos electorales seguidos y desde 2013 con mayoría absoluta en el Congreso unicameral, Correa se convirtió en el presidente de mayor permanencia en el cargo tras la crisis entre 1996 y 2006, en la que Ecuador tuvo siete mandatarios, tres de ellos derrocados.

Su tortuosa relación con un sector de la prensa tradicional, al que señala como “desestabilizador” y “conspirador”, ha marcado su gobierno.

Gracias a su holgada mayoría, pudo aprobar normas como la de Comunicación de 2013, una “ley mordaza” para sus detractores, que acusan al gobierno de concentrar 43 medios, entre ellos una decena de incautados.

“En términos de libertad de expresión y desarrollo de medios de comunicación libres, democráticos e independientes en el Ecuador, ha sido una ‘década perdida’. Ha habido un retroceso enorme, a lo que sucedía en los años 1970, en el período de la dictadura militar”, opinó el director de la oenegé Fundamedios, César Ricaurte.

La organización ha registrado 2,087 “agresiones” (en su mayoría ataques verbales) del gobierno contra periodistas en los últimos ocho años. Un caso que dio la vuelta al mundo fue el juicio que ganó Correa por injurias al influyente diario El Universo, condenado a pagarle 40 millones de dólares, un monto que el presidente sin embargo perdonó.

Endeudamiento

Ecuador, que dolarizó su economía en 2000, recién sintió los embates de la crisis internacional en los últimos dos años, con la caída de la cotización del crudo –su principal producto de exportación– y la apreciación de la moneda estadounidense.

El crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB), que en 2011 trepó a 7.9 %, cayó a -1.7 % en 2016 en medio de críticas de la oposición por una “crisis económica”.

La administración de Correa, cuestionada por sus opositores por no haber diversificado la matriz productiva para reducir su dependencia del petróleo en los años de bonanza, acudió al acelerado endeudamiento externo para solventar apuros.

El pasivo público se disparó de 12,920 millones de dólares en 2013 a 20,226 millones en 2015. El saldo de la deuda fue de 24,755 millones (25.7 % del PIB) a noviembre último, según el Banco Central.

El economista Santiago Oleas, de la privada universidad San Francisco de Quito, anticipó un ajuste doloroso: “La deuda se tiene que pagar y habrá que renegociar, extender plazos, probablemente haya que hacer una revisión tributaria, eliminación de subsidios”.

© Agence France-Presse

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