Francisco: Ana María, dadas las dificultades que, para analizar una oración, tienen los alumnos antes de llegar a la universidad, ejemplifiquemos cómo puede hacer una maestra para que un estudiante identifique fácilmente cuál es el sujeto en una oración.
Ana María: De acuerdo, pero además es necesario que el estudiante entienda la importancia que esto tiene para su expresión oral y escrita. Imaginemos una clase. Comencemos por demostrarle que tiene una idea equivocada acerca del sujeto.
Profesora: ¿Cuál es el sujeto en la oración A mí me gusta el chocolate?
Estudiante: A mí, profesora.
Profesora: ¿Por qué dice que ese es el sujeto?
Estudiante: Porque es de quien se habla.
Profesora: Y en la oración A mí me gusta tu abuelita, se habla de dos personas: el hablante, que se refiere a sí mismo con las palabras mí, me y abuelita. ¿Entonces?
Estudiante: Mmm…
Profesora: ¿Y en la oración Claudia escribe cuentos maravillosos?
Estudiante: El sujeto es Claudia.
Profesora: ¿Por qué?
Estudiante: Porque es quien realiza la acción.
Profesora: Pero en la oración El edificio ardió, el sujeto es El edificio y no “realiza” ninguna acción.
Estudiante: Entonces el sujeto puede ser el que realiza o sufre la acción.
Profesora: Pero en Luisa está enferma, el sujeto Luisa ni realiza ni sufre acción alguna.
Estudiante: Es que a mí siempre me han enseñado que el sujeto se define como le he dicho. De todas formas, ¿para qué nos sirve saber cuál es el sujeto de una oración si esto no lo necesitamos para entender su significado?
Profesora: Lo necesitan para no cometer errores, al hablar o al escribir, que dificulten entender el mensaje que quieren comunicar.
Estudiante: ¿Cómo va a ser eso posible?
Profesora: Desconocer cuál es el sujeto de una oración lleva a cometer faltas de concordancia y de puntuación.
F: Creo que ahora es el momento en que la profesora debe de explicarles la diferencia entre sujeto semántico y sujeto gramatical. ¿No?
AM: Efectivamente, porque es el sujeto gramatical el que interesa para no cometer los errores mencionados.
Profesora: (continúa) Y para que esto no ocurra, necesito que entienda la diferencia entre sujeto semántico y sujeto gramatical. Sujeto semántico solo lo poseen algunas oraciones porque es “el que realiza algo, el autor de la acción” y ya vimos que no todas las oraciones contienen un actor. Sujeto gramatical es el segmento cuyo núcleo exige concordancia al verbo en persona y número. Por ejemplo, observe estas dos oraciones:
a) Jorge publicó estas dos novelas.
b) Estas dos novelas fueron publicadas por Jorge.
En las dos oraciones, el sujeto semántico, el que realiza la acción de publicar, es el mismo: Jorge. Pero el sujeto gramatical en a) coincide con el semántico porque Jorge concuerda con publicó (tercera persona del singular). En cambio, en b) el sujeto es Estas dos novelas, porque concuerdan con la forma verbal fueron publicadas (tercera persona del plural).
Estudiante: Entonces, ¿el sujeto semántico no sirve para nada?
Profesora: No he dicho eso. En el análisis sintáctico, lo que interesa es el sujeto gramatical, pues al redactar tenemos que recordar que no podemos colocar una coma entre el sujeto gramatical y el verbo. Si no lo logran identificar, seguramente puntuarán mal la oración y quedará sin sentido o ambigua. Veamos estos ejemplos:
a) El paquete con los documentos sobre la venta de unos terrenos en Sonsonate, llegó muy deteriorado (error al poner coma entre el sintagma sujeto y el verbo).
b) Jorge, el secretario, llevará esta correspondencia a la directora.
c) Jorge, el secretario llevará esta correspondencia a la directora.
En b) el sintagma subrayado es el sujeto y se entiende que Jorge y el secretario son la misma persona. Se trata de nombre núcleo (Jorge) con un complemento en aposición explicativa (el secretario), por ello se encierra entre comas.
En c) Jorge es un vocativo, razón por la que se separa con comas; es el nombre de nuestro interlocutor, al que invocamos para que nos escuche. Y el secretario es el sujeto. La prueba es que, al ponerlo en plural exige poner el verbo en plural (Jorge, los secretarios llevarán…), pero el vocativo no cambia.
AM: Por todo lo anterior, en la oración con que iniciamos este diálogo A mí me gusta el chocolate, el sujeto es el chocolate, porque concuerda con el verbo (tercera persona del singular), y si lo decimos en plural también irá el verbo en plural: A mí me gustan los chocolates. Sin embargo, A mí no cambia en ninguna de las dos oraciones porque no es el sujeto gramatical.
F: El tema del sujeto tiene otros aspectos de los que no estamos hablando aquí, pero creo que eso podría ser tema para otro diálogo.
AM: De acuerdo. Lo pensaremos.