Columnas / Política

¡Empresarios al poder!

El perfil del hombre de negocios exitoso tiene indudablemente atractivo para buena parte de la población. Pero tenemos el ejemplo de un presidente de otro país que llegó al poder recientemente gracias a la fe en los empresarios. ¿Qué lecciones tiene Donald Trump para El Salvador?

Lunes, 19 de junio de 2017
Héctor Lindo

¿Cuál sería un buen perfil para la candidatura presidencial de 2019? Pensemos en empresarios o empresarias que (uno) hayan hecho mucho dinero y generado empleo administrando empresas eficientes y (dos) no hayan sido contaminados por la experiencia gubernamental. (Abro un tercer paréntesis para indicar que ya me di cuenta de que va a ser difícil escribir todo el artículo pretendiendo que los principales partidos van a escoger una candidata. Hablaré solo, entonces, de candidatos. Partidos políticos... demuestren que estoy equivocado. Y disculpen la interrupción.)

Así es, el perfil del hombre de negocios exitoso (aunque su punto de partida haya sido una jugosa herencia y se trate de negocios familiares en los que no hay que rendir cuentas a nadie), tiene indudablemente atractivo para buena parte de la población. Pero, afortunadamente, tenemos el ejemplo de un presidente de otro país que llegó al poder recientemente gracias a la fe en los empresarios. ¿Qué lecciones tiene Donald Trump para El Salvador?

Sus lecciones no son aplicables solo a un partido u otro; todos podemos aprender de su triunfo.

Lección uno. Conviene buscar apoyo extranjero para la campaña electoral. Esto se puede hacer de manera directa o aceptando tácitamente la colaboración de países amigos. La ayuda podría estar en el área de informática, para dar un ejemplo de cómo se hacen las cosas. En el caso salvadoreño uno podría pensar acaso en Taiwán (un chequecito por aquí, un chequecito por allá) aunque otra posibilidad, para no ir tan lejos, sería la de Venezuela, si todavía existe cuando lleguen las elecciones, o posiblemente Brasil, dependiendo de quién esté en el gobierno o si hay gobierno en Brasilia en el momento de arrancar campaña. En fin, todo depende, solamente estoy dando ideas. Y no se preocupen si el apoyo recibido obliga a compromisos que pueden oponerse a los intereses del país.

Lección dos. Se debe tener una actitud creativa y proactiva ante las oportunidades que ofrece el poder. Hay gente que cree que al llegar al poder hay que concentrarse únicamente en servir al público y olvidarse del patrimonio familiar. No es necesario. Y tampoco se trata de robar (eso es muy feo), ¡hay tantas otras opciones! Por ejemplo, cuando el nombre familiar es una marca (brand, diría nuestro amigo Trump) se atraen clientes, o cuando se conversa con un líder extranjero o con un juez siempre se puede aprovechar la ocasión para solucionar algún inconveniente, o tal vez un mandatario extranjero puede dar dinero semilla para una empresita de hidrocarburos ligada al partido. O la Asamblea puede aprobar una ley beneficiosa. ¡Eso no es robar! Así se construyó El Salvador, al fin y al cabo, con padres de la patria que aprobaron legislación para promover la empresa privada.

Lección tres. Hay que comprender en un contexto más complejo la relación entre los poderes del Estado. Cuando el poder judicial se extralimita hay que hacerle ver sus errores. Un par de tuits presidenciales ilustran este punto de forma muy actual:

Quién iba a pensar que el presidente Sánchez Cerén y el Sr. Trump tienen tanto en común. A ambos les molesta la independencia de un poder judicial que se apega al Estado de Derecho. Entiendan que la idea de que la separación de poderes ofrece una garantía de transparencia y mecanismos de equilibrio y rendición de cuentas en una democracia está pasada de moda.

Lección cuatro. Lo que es bueno para el partido opositor no necesariamente se aplica al propio. Otra vez unos tuits nos ayudan a comprender esta importante lección y cómo aplicarla a casos de corrupción:

El Sr. Trump ataca la paja en el ojo de Hillary con la misma vehemencia con la que nuestros partidos se atacan entre sí. Para completar la lección hay que comprender que cuando uno está en el poder siempre puede limitar las acciones de las entidades a cargo de supervisar la ética y la transparencia, ya se llamen Office of Government Ethics o Corte de Cuentas.

Se podrían pensar en muchas otras lecciones de don Donald. Pero al llegar a este punto uno se da cuenta de que los salvadoreños estamos, en realidad, adelantamos a la política trumpiana. Cabe la posibilidad de que sea él el que estuvo en El Salvador tomando lecciones. ¿En su infancia tal vez? ¿Hay alguien de la Escuela Americana que se acuerde de un gringo gordito, pretencioso y golillero? Admito que gracias a Trump y su forma de gobernar uno se siente de un tiempo a esta parte muy a gusto en Estados Unidos: es como estar en El Salvador...

Entendamos: la principal lección de la gravedad de lo que está ocurriendo en Estados Unidos es que tenemos que utilizar criterios más serios y exigentes para escoger candidatos presidenciales. No importa si estos son empresarios o no, si son militantes históricos o no, si son fotogénicos o no. Lo que importa es que se percaten de la importancia de la Constitución; que comprendan, respeten y fortalezcan el papel de las instituciones del Estado; que al llegar al poder dejen de lado sus intereses personales y se concentren en la cosa pública; que tengan honestidad personal e intelectual y que se rodeen de funcionarios honestos. Pero esta es una lección que, en El Salvador, también tienen que aprender los partidos como instituciones, y eso parece más difícil.

 

*Héctor Lindo Fuentes es profesor de historia en Fordham University.

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