El Ágora / Cultura

“Un escritor nunca debe dejar de experimentar”

El escritor nicaragüense Sergio Ramírez, galardonado a los 75 años con el Premio Miguel de Cervantes 2017, considera que un autor nunca debe dejar de cultivarse ni de apoyar a los talentos emergentes. Autor de más de medio centenar de obras, Ramírez habla en esta entrevista concedida a la agencia AFP sobre la importancia que tiene el premio recién recibido en su obra literaria.


Lunes, 20 de noviembre de 2017
Blanca Morel (AFP) / El Faro

Sergio Ramírez, escritor. Foto Inti Ocón (AFP).
Sergio Ramírez, escritor. Foto Inti Ocón (AFP).

Managua, NICARAGUA. En la década de los setenta, Sergio Ramírez participó como integrante del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) en la lucha contra la dictadura de Anastasio Somoza. Lo hizo convencido de que Nicaragua “merecía una mejor suerte”, pero cuatro décadas después piensa que la revolución armada ya no es una opción. Afirma, eso sí, que el liderazgo de Daniel Ortega, quien gobernó durante el régimen revolucionario de la década de los ochenta y que retornó al poder en las urnas en 2007, “debería cambiar”.

Ramírez defiende una filosofía de vida “sencilla” y dice que detesta la falsedad y la hipocresía.

¿Qué significado tiene el Premio Cervantes en su trayectoria literaria?
Me llena de gran alegría y satisfacción. Es el premio más alto que se concede en lengua castellana, y yo lo recibo como un estímulo a mi carrera literaria. No diría que es una culminación, porque las carreras literarias no culminan en vida nunca, y porque me siento con la energía suficiente para seguir adelante. Es un impulso que recibo para completar una vida literaria que yo todavía veo a medio camino.

¿Qué peso ha tenido Miguel de Cervantes en su obra?
Yo diría que pertenezco a lo que podríamos llamar un mundo cervantino, que se me abre a partir de este traslape que Cervantes siempre hace entre realidad e imaginación. La novela moderna le debe todo a Cervantes. Uno siempre está aprendiendo de su escritura, pero sobre todo está aprendiendo la ligereza, que a través de las líneas de un párrafo debe circular el aire en contra de la pesadez.

¿Usted cómo escoge los temas y personajes de sus novelas?
Observando. La literatura está hecha de los detalles. La realidad nicaragüense me ha enriquecido porque es la que conozco mejor: los recuerdos de la infancia, el pueblo donde nací, el ambiente social en que yo viví, he visto evolucionar la historia... es el país que puedo decir conozco como mi mano. Creo que un escritor, por mucho que vaya aumentando de años, no debe dejar nunca de experimentar.

¿Cuál es la tendencia de la literatura centroamericana?
Examinar el pasado inmediato, porque la década de los ochenta fue la más difícil del siglo XX en Centroamérica, con guerras en El Salvador y en Nicaragua, con Honduras comprometida, con desparecidos en Guatemala, cementerios clandestinos, enfrentamientos entre contras y sandinistas, la guerra por conquistar el poder de la guerrilla en El Salvador.

¿Por qué decidió promover a los jóvenes escritores centroamericanos?
Para mí, la literatura es fundamental para la identidad de un país. No se puede vivir sin imaginación, sin plasmar la imaginación en libros. Lograr que los jóvenes escriban cada vez mejor, con mayor calidad, es en beneficio de la cultura y las mismas sociedades. Es un hecho que me preocupa.

¿Cree que esta nueva generación de escritores puede incidir en los cambios sociales?
Yo no sé si la literatura es capaz de cambiar la sociedad. Soy muy escéptico yo a estas alturas. Si influencia o cambia la vida de alguien depende de la eficacia de la escritura.

¿Cuál es la obra que mayor placer le dio escribir?
Pues una novela que tiene que ver con mi infancia, que se titula ‘Baile de Máscaras’. Esa es la que me ha dado más gusto escribir, porque escribí en base a mis propios recuerdos, de mi familia.

¿Qué experiencia le dejó haber sido vicepresidente de Daniel Ortega en el período 1985-1990?
Aprendí bastante sobre el poder, los mecanismos internos, secretos que tiene el poder, y eso ayuda a alimentar mi experiencia de escritor.

¿Aún cree en las revoluciones?
Creo que vivimos en sociedades muy injustas, pero me parece que los cambios armados no lo resuelven.

¿Ya no apuesta entonces por las revoluciones armadas?
No apostaría por la sangre nunca más en mi vida. Yo creo que bastante sangre juvenil se derramó en Nicaragua. Hay que cambiar las cosas que están mal, pero a través de la lucha democrática.

Usted ha sido crítico con Ortega, ¿qué piensa sobre su liderazgo?
Creo que es un liderazgo que debería cambiar porque ha llegado el momento de cambiar. Debe haber un relevo generacional.

¿Cómo es Sergio Ramírez en su vida diaria, sus gustos, sus hobbies?
Me gusta llevar una vida sencilla, una vida estrechamente ligada a la de mi mujer, sobre todo ahora que tenemos muchos años de vivir solos desde que los hijos se casaron y se fueron. Nos acompañamos muy bien, viajamos juntos, nos gusta recibir a amigos. Nunca hemos tenido las ostentaciones de lo superfluo, de lo banal.

¿Cuál es su filosofía de vida?
La sencillez y la falta de fingimiento. A mí me ofende mucho la gente que finge o miente. La gente que miente con alevosía, por sacar ventaja, la doble cara, eso me perturba y me molesta mucho.

¿Qué le hace falta aún hacer en su vida?
Escribir más libros.

© Agence France-Presse

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