“Triunfos Robados” es una película estadounidense del 2000. Básicamente, trataba de un grupo de porristas de una escuela ubicada en una zona privilegiada cuya capitana siempre se escabullía a una escuela de un barrio empobrecido y grababa las coreografías de las otras porristas. Se las aprendía y las usaba para participar y ganar los concursos con su equipo y darle trofeos a su escuela. Obviamente no había reclamos al principio, porque las de escuela de barrio nunca tenían la capacidad económica de ir a esos concursos; así que por un tiempo, todo fue chévere.
En fin, después de ver lo sucedido con el caso del expresidente Antonio Saca se me vino a la mente esta película, por una sencilla razón: siento que nos han robado la oportunidad de un triunfo contundente en sede judicial.
A pesar de que mucha gente salió a felicitar el trabajo de los fiscales, soy de las pocas voces que no está felicitando ese ignominioso acuerdo. La Fiscalía General de la República solicitó ante el Tribunal Segundo de Sentencia un proceso abreviado para favorecer a Saca, Élmer Charlaix, Julio Rank y César Funes. Los imputados aceptarían culpabilidad para obtener una disminución de condenas.
Han pedido 10 años de prisión para el expresidente y para Charlaix, su exsecretario privado, por los delitos de lavado de dinero y peculado (cinco años por cada delito). En tanto, Julio Rank y César Funes solo recibirían cinco años cada uno. Además, el fiscal Jorge Cortez dijo que de los más de $300 millones peculados, solo han podido localizar entre $25 a $30 millones. Es decir, el brillante acuerdo se basa en que al solicitar el procedimiento abreviado, la Fiscalía los condicionó a devolver al Estado solo ese monto, según declaró el fiscal Cortez, jefe de la Unidad Especial de Lavado de Dinero y Activos, a los medios. Cuando algunos periodistas lo cuestionaron sobre por qué era tan poco dinero, tomando en cuenta que el dictamen de acusación plantea que sobrepasa los $300 millones, Cortez respondió que no saben dónde está el resto de dinero .
¿A usted le parece que con esos datos tenemos algo para celebrar? ¿O que el señor fiscal merece la reelección? Yo le respondo con un honesto, fuerte y enérgico NO.
Es que ese acuerdo tiene varios ganadores:
Los principales beneficiados son, sin duda los cuatro exfuncionarios de alto rango, quienes ven reducida su condena al mínimo, aún más porque ya han permanecido casi dos años detenidos y de ser condenados hay que descontar ya ese periodo de tiempo, así que no serán ni siquiera 10 años completos. Ahora, para los que dicen que el bochorno público de cometer un delito es claro indicio de la eficiencia fiscal, lamento decirles que ganan más los ahora confesos, porque la libertad no tiene precio y si para conseguirla rápido debo negociar una condena de 10 años en lugar de 30 años, esos 10 años son una bagatela. Pero para entender eso deben saber qué es perder la libertad y conocer las mazmorras que tenemos por cárceles en este país.
Se supo durante la sustanciación del proceso que se había mandado a llamar más de 500 testigos, quienes deberían de prestar testimonio de los dineros recibidos en conceptos de sobresueldos o de contratos en publicidad. Entre los que debían desfilar ante nosotros explicando ese modus operandi de los dineros que, como una práctica común, se han dado a altos funcionarios, tenemos personas como la señora Yolanda Eugenia Mayora de Gaviria, el actual diputado por el PCN Raúl Beltrán Bonilla, Luis Mario Rodríguez, Eduardo Zablah-Touché, Ana Évelyn Jacir de Lobo, José Antonio Salaverría, Francisco Esteban Laínez, Marisol Argueta de Barillas –a quien le ofrecieron la vicepresidencia de Arena y cuando lo rechaza se la ofrecen a Carmen Aída Lazo- Darling Meza… Bueno, les dejo el vínculo para que revisen el listado. Son todos estos personajes quienes también ganaron al no tener que exponerse y ser fustigados por los medios de comunicación, que les sacarían los reportajes, pues estas personas cuidan su imagen de personas éticas y honorables. Indiscutiblemente, sus nombres estarían vinculados al desvío de fondos, pues son los testigos de descargo quienes justificarían ese proceder y lo que vieron. Esto no les ayudaría a mantener su pulcra imagen.
El partido Arena, obviamente, porque lograron que este caso fuera resuelto varios meses antes de las elecciones presidenciales; sin duda, apostando a la memoria de corto plazo de los salvadoreños. A los salvadoreños rápido se nos olvidan los casos de gran impacto. Nos indignamos un par de días, pero fuera de eso, regresamos a nuestro afán diario y ahí entran en acción los publicistas que, con sus canciones y lemas, van enamorando a la gente para que les dé en primer lugar el voto, y en segundo lugar, reforzar el olvido hacia las malas administraciones que se dieron durante los 20 años de Arena. A pesar de que mucho quieren olvidar que Antonio Saca fue su último presidente 𑁋no solo del país, sino también del Coena𑁋, ellos como partido han sido señalados de recibir más de $10 millones por esta forma de desvío de fondos públicos, de los cuales no dan cuentas y no dicen “esta boca es mía”. Sin duda, ellos deben salir a saludar al señor fiscal y luchar por su reelección.
Otros que ganan son los periodistas, directores de medios y analistas políticos que habrían recibido fondos para callar, hablar o generar contenido con clara intención de beneficiar a ciertos actores políticos; hablando de lo bien que se condujo el país durante esos 20 años y, agregando los cinco años de Mauricio Funes, no es de extrañar que tanto Saca como Funes se retiraron con altos niveles de aceptación y con una prensa muy amiga, muy cercana. Pocos son los medios que se atrevieron a cuestionar a estos mandatarios y no se diga sacarles reportajes a profundidad. Estos periodistas y analistas también salieron ganando. Pero ahora ya no sabremos quiénes son ellos: los que han generado ideas equivocadas, análisis incorrectos y columnas comprables como espacios de publicidad para todo aquel que pague sus servicios. No me cabe duda que estas personas siguen cobrando por elaborar análisis muy convenientes o escribir para encauzar el pensamiento o sembrar dudas. Pero cada columna no lleva una secuencia lógica: lo que está bien en un periodo, ¿está mal en el siguiente? No hay coherencia y cualquiera puede ver rápidamente cómo cambian de opinión al ritmo que cambia el personaje que está interesado en sus servicios. Sin duda, ellos han ganado.
El otro gran ganador es, sin duda el Fiscal General. Finalmente, este funcionario logra una condena y sin duda el agradecimiento de todos aquellos que también han ganado en este mal arreglo. Quizás ellos son quienes van a luchar por su reelección. El Fiscal logró aumentar sus probabilidades de que varias voces digan, desde diferentes espacios, que debe seguir en el cargo. Ya los escuchamos desde el día que se anunció el acuerdo, porque lo han defendido y le han reconocido su gran trabajo. Bien jugado, señor Fiscal, listo para su campaña y con altas posibilidades de ser ratificado en ese cargo por otro periodo más.
Recuerdo que a estos funcionarios, en su oportunidad, la Corte de Cuentas de la República, les entregó finiquitos de que su gestión había sido diáfana en la administración pública; de lo contrario, Saca no hubiera sido candidato a la presidencia por segunda vez. Ahora que él y sus secuaces admiten que han sido corruptos, ¿cómo quedan aquellos funcionarios que certificaron que todo se administró bien? ¿Serán otros que se sumen al bando de los ganadores, porque no tendrán consecuencias de sus actos?
Pero siempre que gana alguien, otro pierde: esa es la regla. Eso que nos dicen los empresarios cuando nos quieren vender un producto o servicio y usan el famoso “ganar-ganar” que no es otra cosa sino una ilusión óptica, porque nunca podemos ganar todos. Siempre alguien pierde.
Frente a este acuerdo los principales perdedores somos nosotros, el pueblo salvadoreño, que no recibirá ni siquiera explicaciones de cómo, cuándo, dónde y por qué el presidente por el que votaste tomó el dinero de nuestros impuestos y se lo embolsó. No sabremos por qué estos funcionarios con varios títulos colgados en su pared extendían la mano para recibir sobresueldos, pero luego dicen que todo lo hicieron “por vocación de servicio”. Bueno tanto hemos perdido, que de los $300 millones malversados, solo devolverán cerca de $25 millones o $30 millones y hasta debemos darnos por bien servidos. Claro, esto no es dinero en efectivo. Son propiedades que habrá que administrar, vehículos de lujo, entre otras cosas, pero nada es plata en efectivo; o sea, en realidad, dinero no hemos recuperado.
Nosotros los ciudadanos hemos sido robados no solo por estos confesos funcionarios corruptos que reconocen serlo 𑁋y ya sabíamos𑁋, sino que también se nos robó la oportunidad de recuperar buena parte del dinero que quizá permanezca escondido en cuentas bancarias en el extranjero. Se nos robó la transparencia 𑁋otra vez𑁋 porque la negociación fue, como siempre, sin control de la sociedad civil y a espaldas nuestras. Nos robaron la oportunidad de conocer la verdad, conseguir la reparación y ver una condena sustancial a la gravedad de los hechos.
* Bessy Ríos, columnista del periódico El Faro.