EF Académico / Cultura

Masferrer: periodista y amante del oficio

Masferrer dedicó buena parte de sus escritos a la defensa del buen periodismo. Aunque sus inclinaciones políticas luego le valieron el rechazo de otros escritores más jóvenes, fue un escribidor de periódicos.


Viernes, 18 de junio de 2021
Luis R Huezo Mixco

Alberto Masferrer, uno de los intelectuales más nombrados y recordados en nuestro país, fue escritor y periodista. Al igual que sus contemporáneos y los nuestros, tenía sus propias inclinaciones políticas y, en su momento, dedicó tinta y papel para apoyar todo aquello en lo que creía, así como para luchar contra lo que consideraba injusto, sobre todo cuando se afectaba a las mayorías. Corría el año de 1893; gobernaban entonces en El Salvador los hermanos Ezeta bajo un evidente nepotismo: Carlos Ezeta era el presidente y su hermano Antonio el vicepresidente. La presidencia de Carlos Ezeta ha sido considerada como una de las más polémicas del siglo XIX en El Salvador, el golpe de Estado por medio del cual llegó a ocupar ese cargo y su manera distinta de gobernar en relación a su antecesor, Francisco Menéndez, ha hecho ver el gobierno de Ezeta como tiránico y poco menos que detestable.

La administración Ezetista fue en ese entonces blanco de duras críticas, su ministro de Gobernación, Guerra y Marina, Domingo Jiménez, las cuales engañaban a los ciudadanos incautos, sembrando recelos y animosidades que, según él, encontraban eco en una prensa venal. Pero como ha sucedido y sucede siempre, los gobernantes de turno no sólo tenían detractores sino también adeptos, el mismo Miguel Mármol en sus memorias afirmó que “contrariamente a lo que se ha dicho en El Salvador en los últimos años, el gobierno ezetista fue uno de los mas progresistas de nuestra historia republicana”.

Alberto Masferrer, por la artista salvadoreña Lastenia Araujo. Repertorio Americano, 17 de enero de 1942. Este y otros trabajos de Araujo fueron parte de la exposición Urdir la Trama Rota: Tejiendo un siglo de mujeres en la cultura visual de El Salvador, 1921-2021 , curada por Elena Salamanca, Centro Cultural de España de El Salvador.
Alberto Masferrer, por la artista salvadoreña Lastenia Araujo. Repertorio Americano, 17 de enero de 1942. Este y otros trabajos de Araujo fueron parte de la exposición Urdir la Trama Rota: Tejiendo un siglo de mujeres en la cultura visual de El Salvador, 1921-2021 , curada por Elena Salamanca, Centro Cultural de España de El Salvador.

Entre los detractores de Ezeta estaba Masferrer. En su biografía titulada Vida y Obra del Maestro Alberto Masferrer (2014), escrita por Carlos Cañas Dinarte, se afirma que en el tiempo de su antecesor Francisco Menéndez, “…Desde 1885, San Salvador era un hervidero de intelectuales”, estos gozaban del beneficio del ejecutivo que “dispensaba favores a los pensadores, poetas, artistas y a los cultores de la palabra en general”. Se publicaban entonces periódicos de contenido literario de mucha calidad, como El Repertorio Salvadoreño, La Unión y El Ideal. Masferrer contaba entonces con apenas 17 años y las condiciones fueron favorables para que desarrollara en ese entonces su vocación literaria y periodística en los medios impresos y las imprentas. A la caída de Menéndez y a raíz de la presión que sobre ellos ejercía el gobierno de Ezeta, muchos intelectuales se autoexiliaron del país, también lo hizo Masferrer, que vivió un tiempo apiñado con amigos escritores en una pensión del centro de la Ciudad de Guatemala, todos experimentando pobreza, pero siendo fructíferos en la producción literaria. Fue en esas circunstancias que Masferrer entregó en manos de Arturo Ambrogi, escritor modernista, el manuscrito original de aquello que sería su primera producción literaria, habiéndose ocupado oportunamente de su publicación.

A inicios de 1894 Masferrer había ya regresado al país y se encontraba trabajando en San Salvador. Así lo indica su recuerdo de los hechos de la época, plasmados en una de las cartas que envió muchos años después, en octubre de 1929 a Hortensia Madriz, el amor de sus últimos años: “En ese mismo corredor, trabajé yo de corrector de pruebas, (entonces era una sala grande, y estaban ahí las oficinas) cuando ese edificio era La Imprenta Nacional. Ahí trabajé tres años, con sueldos miserables, muchacho desconocido y desvalido. Ahí pasé una noche mortal, cuando la sublevación contra los ezetas, ya te había referido antes el incidente.” Se refería Masferrer a la llamada Revolución de los 44, por medio de la cual se despojó del poder a Carlos Ezeta.

Masferrer desempeñó muchas actividades profesionales a lo largo de su vida, habiendo sido en diferentes épocas ya sea maestro, cónsul, periodista, poeta, ensayista o filósofo. Sin embargo, su mayor aporte intelectual tuvo como destinatario a los periódicos, pues colaboró con muchos de ellos a lo largo de su carrera, no solamente en El Salvador sino en prácticamente toda Centroamérica. De los periódicos en los que él colaboró como fundador el más conocido es Patria, que sobrevivió aún mas allá de su muerte en 1932 y que sirvió como vehículo para plasmar su doctrina vitalista por medio de un auténtico programa educativo, pues como dice Regina Fuentes Oliva en el prólogo al cuarto tomo de las Obras Completas de Masferrer (2019), “…Encontramos en toda su obra [Patria] la descripción y propuesta de una compleja estructura que pretendía elevar el nivel educativo a toda edad, acabar con el analfabetismo y promover la lectura a todo nivel, incluso como elemento recreativo, y la forma de escritura y estrategias editoriales que utilizó en Patria evidencian un programa bien pensado para lograrlo.” 

De allí se comprende el amor y dedicación que don Alberto Masferrer sentía por los medios impresos, sumado a su deseo de conservarlos íntegros y entregados a la verdad y justicia, habiéndolos utilizado en su momento para servir la causa de los oprimidos y desheredados de nuestra sociedad, plasmando en ellos un pensamiento que en ciertas áreas se manifestó abiertamente decolonial, en una época en la cual ese término aun no era utilizado dentro el mundo académico. En su propio tiempo padeció Masferrer la crítica amarga de los que pensaban diferente que él, pero no sólo eso, sino que después de su muerte enfrentó el descrédito de su trabajo por parte de Roque Dalton, uno de los escritores salvadoreños más reconocidos, quien dedicó en su libro Las historias prohibidas del pulgarcito una extensa crítica a su vida y obra a la que tituló VIEJUEMIERDA, en la cual afirmó que don Alberto “…Ni siquiera se dio cuenta de que iba a pasar a la historia de nuestra cultura… como cómplice objetivo de los asesinos del pueblo, a quienes les había ofrecido instrumentos mas finos y tranquilizantes, de explotación y dominación”…

El discurso ideológico que en determinado momento lanza el escritor o periodista, es luego ridiculizado o satanizado por otros del mismo oficio, pero que piensan diferente. Los calificativos que antes se utilizaron contra unos, sirven ahora para desacreditar a los otros. Dura tarea para un periodismo que busque consagrarse a la verdad y la construcción de la justicia.

El periodismo en las palabras de Masferrer

A continuación presentamos algunas citas sobre el periodismo en la obra de Masferrer.

Páginas, el libro cuyo manuscrito entregó Masferrer en manos de Ambrogi había sido publicado en San Salvador en 1893 como una pequeña publicación de un poco más de 100 páginas. Era la suma de un puñado de artículos sueltos que poco a poco había ido escribiendo y recopilando hasta formar un libro en el cual tocó temas sobre periodismo, literatura, poetas y genios. En esas páginas Masferrer revela su pasión por los medios escritos y en el capítulo titulado “Periodismo” expresa:

Yo siento no sé qué extraño placer en rodearme de montones de periódicos, deseoso de apagar en su lectura la sed insaciable de lo bello y de lo verdadero. Pensar que estas pirámides de papeles insignificantes al parecer me traen el pensamiento de todos los hombres; el palpitar de todos los pechos generosos y nobles; la sinfonía celestial de esos ruiseñores sin alas que se llaman poetas… Pensar en esto, ¿No es el más hermoso de los ensueños?

Pero no solamente Masferrer plasma allí su pasión por la prensa, sino también su repudio por lo que consideraba una prensa que no respondía a los criterios de verdad y justicia de su propio pensamiento, plasmando su indignación:

Leamos… Las despliego con mano febril, devoro página tras página, y a medida que avanzo en su lectura, se va levantando en mi alma una oleada de cólera, de asco, de invencible repugnancia…   Localismos, insultos, calumnias desde el principio hasta el fin, plumas vendidas, unas a la pasión; otras a la ignorancia, las más al dinero. Y el periódico honrado tiene que tratarse con esas prostitutas, del mismo modo que el hombre puro tiene que dar su limpia mano, ¡A tanto pícaro enaltecido por las culpables imbecilidades sociales!

Para Masferrer la misión de la prensa era abanderar las causas de las mayorías:

¡Periódico! triunfo sublime de la inteligencia, faro siempre encendido, alegrador de las horas tristes, maestro de los pobres, escudo de los oprimidos: ¿Que han hecho de ti los que todo lo degeneran? …  y ahí estás, transformado en adorador de la mentira.

En el capítulo llamado “La literatura en El Salvador”, Masferrer expresa su anhelo por una sociedad de amplios criterios, en la que las opiniones de todos sean respetadas:

Toda secta hace del pensamiento un esclavo. Afiliarse a una doctrina en cuerpo y alma, es temeridad impropia del hombre…. Si cuando vivimos en atalaya incesante, tanto nos cuesta librarnos del error, ¿Qué no será si, imprudentes, nos encasillamos en nuestras opiniones, dejando cerradas todas las sendas al convencimiento?... Necia y vana preocupación esta de querer que todos sientan y piensen del mismo modo.

En Montalvina. Odio evidencia su convicción en el poder de la palabra escrita, para defender lo que él consideraba justo.

Ya habría yo despedazado esta pluma, si no me sirviera para escarmentar a los viles. Ella es mi defensa, ella me asegura el respeto de los atrevidos, ella me escuda contra la injuria de los perversos. Estos pueden herirme, ¿Cómo no? 

En Justicia, critica el que algunos periodistas o escritores se vendan al mejor postor: 

Siglos atrás los poderosos contaban entre sus servidores, bufones, juglares para desvanecer un poco el negro aburrimiento. Hoy, en plena civilización, no hay déspota que no posea su par de poetas, su par de prosistas.

La espada, la pluma, no se han hecho para juguete. La espada, arma de dos filos, está propensa a lesionar la justicia en vez de volver por su triunfo; la pluma también, gracias a los más viles entre los viles; pero esos no resisten la embestida de un brazo fuerte; echarlos por tierra junto con los demás delincuentes, no es gran cosa para un alma bien templada.


*Luis R Huezo Mixco es Investigador en historia y consultor en Gestión del Conocimiento. El autor dedica esta entrega de El Faro Académico a la memoria del Dr. Cesar Augusto Calderón, Rector Magnífico de la Universidad Salvadoreña Alberto Masferrer, indiscutible impulsor del pensamiento masferreriano (1939-2021).

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