Efraín Antonio Arévalo Ibarra fue asesinado por la Guardia Nacional de El Salvador en noviembre de 1978, un año después de su desaparición. Así lo detalla un documento desclasificado de la Agencia Central de Inteligencia de Estados Unidos (CIA), enviado el 29 de agosto de 2022 a Angelina Godoy, directora del Centro de Derechos Humanos de la Universidad de Washington, quien en 2019 solicitó la desclasificación de múltiples documentos sobre desaparición forzada, que revelan la barbarie perpetrada por la Policía Nacional y a la Guardia Nacional de El Salvador entre en el 1 de enero de 1975 y el 31 de diciembre de 1980. Efraín Arévalo era maestro de una escuela rural en el municipio de Chinameca, en el departamento de San Miguel, y también era miembro del Comité Ejecutivo de ANDES 21 de Junio, la más importante gremial de maestros. Su hijo, José Efraín Cuéllar Arévalo, había sido capturado en la ciudad de San Miguel, el 26 de octubre de 1977. El maestro fue a buscar a su hijo al cuartel de la Guardia Nacional de San Salvador, el 6 de noviembre de 1977. Tenía información de que él estaba detenido allí y aprovechó el viaje a la capital para buscarlo en horas de la mañana. Por la tarde, Efraín Arévalo tenía programada una reunión en el Ministerio de Educación a la que nunca llegó. “El día de su desaparición, Efraín vestía una pantalón de lino color café y camisa amarilla”, se lee en las memorias de su esposa, Iris Idalia Portillo, que desde ese día buscó en todos los cuerpos se seguridad estatal y en la mayoría de hospitales del país. También tuvo una entrevista con el subsecretario de Defensa, José Eduardo Iraheta, pero nunca tuvo respuestas. Buscó ayuda de monseñor Óscar Arnulfo Romero, quien denunció el hecho públicamente en una de sus homilías. Iris también habló de la desaparición de su marido en varios medios de comunicación y se reunió con Victoria de Romero, madre del general Romero, entonces presidente de El Salvador.
Nunca hubo respuestas, pero aún albergaba la esperanza de que Efraín hubiera huido de El Salvador para salvarse. En septiembre de 2022, por medio del documento de la CIA, la familia Arévalo recibió la confirmación de su muerte: “En noviembre de 1978, el general Alfredo Alvarenga, quien era el director general de la Guardia Nacional de El Salvador, ordenó el asesinato de los prisioneros políticos salvadoreños: Efraín Arévalo Ibarra, Manuel Alberto Rivera y Carlos Antonio Madriz Martínez. Ellos fueron asesinados por el teniente José Antonio Castillo, de la Guardia Nacional y por el sargento Miguel Antonio Ramírez Mejicanos”, se lee en el documento, que también agrega que los cuerpos fueron depositados en un lugar desconocido.
Después de 45 años, y tras dos meses de la confirmación de su muerte, el 19 de noviembre de 2022, la familia Arévalo organizó una ceremonia para festejar el cumpleaños de Efraín y también el funeral para despedirlo. Ocurrió en el Monumento a la Memoria y la Verdad, en el parque Cuscatlán, en San Salvador. “Es insensato decir que estos acontecimientos han sido una farsa”, dijo Astul Arévalo, hermano de Efraín, en referencia a las descalificaciones que el presidente Nayib Bukele y sus seguidores han hecho sobre acontecimientos como la firma de los Acuerdos de Paz de 1992. “Mientras él esté en nuestra memoria, siempre será parte de la historia. Hacemos esto como familia para exigir justicia por todos aquellos crímenes y violaciones a derechos humanos. Para que no se repitan ni aquí ni en ningún otro lugar, porque los derechos humanos se respetan”, dijo Mario Orellana, yerno de Efraín. “Este acto es el cierre y la sanidad de nuestros corazones”, concluyó Roberto Castillo, sobrino de Efraín, que a sus ocho años buscó el cuerpo de su tío entre los cadáveres que comenzaban a aparecer en las calles durante los primeros años del conflicto armado.
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