El nuevo aeropuerto de Bukele viene con deforestación y desplazamientos
Víctor Peña
Viernes, 21 de febrero de 2025
Víctor Peña y Carlos Barrera
Las primeras obras de construcción del Aeropuerto del Pacífico han desplazado a 225 familias de las comunidades de Condadillo y Flor de Mangle, en el municipio de Conchagua, departamento de La Unión. Desde diciembre de 2024, las máquinas han arrasado 462 manzanas de terreno, entre bosque tropical, parcelas agrícolas y una parte del manglar que colinda con la obra. Siete comunidades perdieron el acceso a las fuentes de abastecimiento de agua. En abril de 2022, algunos pobladores hablaban sobre un rumor: el desalojo y la oferta de compra de sus terrenos por parte del Gobierno. Muchos se negaron, otros cedieron con facilidad. Otros dijeron que no se moverían hasta que los sacaran por la fuerza. Un mes después, los mismos habitantes denunciaron la aparición de empleados de Comisión Ejecutiva Portuaria Autónoma (CEPA) y el Ministerio de Obras Públicas que llegaron y marcaron muchos árboles con pintura de color naranja. En diciembre de 2024, esos mismos árboles fueron talados a la vez que se arrasaron muchas parcelas agrícolas. Ángel Flores, coordinador del Movimiento Indígena para la Articulación de las Luchas de los Pueblos Ancestrales (MILPA), sostiene que la construcción del aeropuerto fue una imposición por la falta de defensa de los propios intereses de la población. Sin embargo, las comunidades de los alrededores ven con mayor preocupación las consecuencias a largo plazo por la llegada de otras iniciativas económicas que promoverán la gentrificación y más desplazamientos de asentamientos campesinos. Algunos pescadores temen que desaparezcan sus lugares de trabajo. Hace dos años, Will Claros sabía que esto ocurriría. Resignado, ahora asegura que es un proyecto que nadie puede detener. Will fue desplazado de Condadillo en junio de 2024. La construcción de este nuevo aeropuerto tendrá un costo de $328 millones, según las declaraciones de Óscar Avalle en el programa Frente a Frente, el lunes 2 de diciembre de 2024. Avalle es el representante en El Salvador del Banco de Desarrollo para América Latina (CAF), la institución que financia esa obra.
José Candelario Gavidia, de 63 años, es presidente del Movimiento Indígena para la Articulación de las Luchas de los Pueblos Ancestrales. José denuncia que a finales de diciembre del 2024 maquinaria pesada llegó al área donde se construirá el Aeropuerto del Pacífico y talaron indiscriminadamente árboles centenarios que rodeaban el nacimiento de agua que abasteció a la comunidad de Condadillo por décadas. 'Mire el tamaño que tiene los árboles que han botado, yo le aseguro que si alguien de pobre tala un árbol rápido se lo llevan preso, pero mire ellos toda la destrucción que hicieron aquí', dijo.
Parte del terreno donde se construye el Aeropuerto del Pacífico es atravesado por un río que los habitantes de Condadillo llaman Ojo de Agua. El río desemboca en el manglar del estero de El Tamarindo y al menos unas 600 familias de Volcancillo y Condadillo se abastecían ahí de agua. Según el Movimiento Indígena para la Articulación de las Luchas de los Pueblos Ancestrales, MILPA, el nacimiento desaparecerá cuando se llene de concreto para construir la pista del aeropuerto.
En mayo de 2022, pese a las amenazas de un posible desalojo, algunas familias construían sus viviendas. En esos días, la comunidad tenía miedo y muchas dudas. Nadie tenía información clara. Nadie sabía con certeza los planes del gobierno en esa zona. Todo era un rumor y todos creían que algo extraño pasaría. Casi tres años después, esta misma vivienda sobrevivió al desalojo, de momento, porque está ubicada a sólo cinco metros de la línea donde comienza el área de construcción del aeropuerto.
El 22 de junio de 2022, más de 30 habitantes se reunieron en la cancha de fútbol de Condadillo. Había también líderes y lideresas de Flor de Mangle y La Criba, los otros caseríos aledaños a Condadillo, que también habían escuchado los rumores sobre los desalojos y sobre la obligación de vender sus terrenos para la construcción del aeropuerto. Se presentaron esa tarde para obtener la información oficial que nunca llegó.
Alrededor de 462 manzanas de bosque han sido taladas entre los caseríos Condadillo y Flor de Mangle desde que iniciaron la intervención en diciembre de 2024. Esto ha afectado la dinámica agrícola y ganadera de sus habitantes. La deforestación de esos terrenos también ha tocado el manglar, fuente de subsistencia de los locales que se sumergen todos los días a ese bosque para buscar curiles entre el lodo.
En enero de 2023, sentado sobre el muro que protege el manantial de su comunidad, Will Claros sabía con precisión que ese bosque a sus espaldas iba a desaparecer. Dos años después sabe que no se equivocó. Will responde una llamada telefónica mientras limpia su lancha de pesca en El Embarcadero, el muelle de pesca artesanal frente a la playa El Tamarindo, en La Unión, donde se gana la vida desde hace muchos años: 'Yo no he ido a ver porque es bien triste. Ya no hay acceso al ojo de agua y no lo habrá. Sabíamos que esto iba a ocurrir, y también sabemos que es algo que ya no podemos detener”, dice Will, que teme que la construcción del aeropuerto le robe los espacios de trabajo con los que ha alimentado a su familia siempre.
José Candelario Gavidia tiene 63 años y, según dice, desde antes de que él naciera los lavaderos ya había sido construidos. A ese lugar llegaba toda la gente de cantones aledaños en caballos para abastecerse de agua y lavar. Estaba rodeado por una colina y árboles que ahora ya no existen. Desde que se iniciaron las labores de terracería, en diciembre del 2024, nadie llega al nacimiento de agua a lavar, por temor a los trabajadores de CEPA que constantemente vigilan el sitio y cuestiona la presencia de pobladores.
José Escobar tiene de 60 años de edad, es un curilero de Condadillo que ha trabajado durante los últimos 45 años en el manglar del estero El Tamarindo. El manglar está ubicado a unos 100 metros de donde se hacen los trabajos de construcción del Aeropuerto del Pacífico. Cada vez los curileros tienen menos acceso directo al bosque salado de donde extraen conchas y pescan para mantener a sus familias, 'Somos al menos 95 curileros aquí en Condadillo, eso significa que hay unas 95 familias que quizás perdamos nuestra fuente de trabajo cuando cierren el terreno del aeropuerto', dijo José después de una jornada de trabajo en el manglar.
La mayoría de pobladores de Condadillo comenzaron a desalojar sus viviendas desde marzo de 2024. Las primeras obras de construcción del aeropuerto han desplazado a 225 familias. Ángel Flores, coordinador de MILPA, sostiene que esta obra también desplazará a más pobladores a largo plazo, por la llegada de otras iniciativas económicas en los alrededores de esta construcción y en la franja costera.
Según líderes comunitarios, al menos 13 familias fueron desalojadas y reubicadas en terrenos fuera del perímetro de construcción del aeropuerto. En los terrenos solo quedan los cimientos de viejas construcciones, como la del ayudante de albañilería Manuel Hernández, quien construyó en el terreno heredado de su padre. Ninguno de los que vendieron habla sobre el pago recibido por los terrenos, por temor a represalias del Gobierno, comentó el presidente de MILPA, José Gavidia.
La tala de 462 manzanas de bosque para la construcción golpea a siete comunidades que rodean el aeropuerto: Condadillo, Flor de Mangle, Volcancillo, Loma Larga, Llano Los Patos, El Tamarindo y El Ciprés. Sus pobladores se abastecían de las cuencas de los ríos Condadillo, Managuara, Los Lagartos y Condadillo. Desde que iniciaron las obras de terracería en diciembre de 2024, esas comunidades no han podido acceder a esas fuentes de agua por miedo a represalias por parte de los empleados de CEPA.
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