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Vendedores del Centro se ven obligados a rematar su mercadería ante aviso de desalojo

Vendedores del Centro Histórico de San Salvador liquidaron sus productos en la 4ta calle poniente, después de recibir una nueva solicitud de desalojo como parte del plan de revitalización del área, uno de los proyectos insignia del presidente Nayib Bukele. El 27 de febrero, la Alcaldía de San Salvador notificó a unos 1,000 vendedores, exigiendo que desocuparan el espacio de manera “voluntaria” en un plazo de 72 horas, advirtiendo que, al concluir dicho plazo, se procederá con la “intervención necesaria para el reordenamiento de la zona”.

Carlos Barrera
Carlos Barrera

Sábado, 1 de marzo de 2025
Graciela Barrera

“Aquí hemos pasado buenas tormentas, el Stan, el Mitch, hemos pasado terremotos, guerras, asedio de las pandillas y siempre habíamos salido adelante, pero con esto ya no se pudo” dijo con resignación Roberto Orellana, un vendedor de frutas que lleva 36 años ganándose la vida en la 4ta calle poniente del Centro Histórico de San Salvador. El 27 de febrero, la alcaldía de San Salvador le pidió a él y a otros 1,000 comerciantes desalojar en solo 72 horas la zona para continuar con el plan de revitalización del Centro, que promete ser “un espacio de todos y para todos”. Tras el aviso, algunos vendedores lloraron, otros decidieron cerrar sus puestos e irse. “Otros en el arrebato que no hallaron qué hacer comenzaron a liquidar su mercadería”, contó Roberto. Por eso, este 28 de febrero los comerciantes remataban sus productos a la mitad o incluso menos del precio en que los compraron, con la esperanza de recuperar al menos la inversión que hicieron porque tampoco les alcanza para pagar un transporte que les movilice toda su mercadería.

Los dueños de los puestos lamentan que hasta sus ayudantes se van a quedar sin empleo. En el puesto de un vendedor llamado Andrés Martínez son 4 personas que se quedan sin trabajo después de décadas vendiendo en el mismo lugar. Foto de El Faro: Carlos Barrera
Los dueños de los puestos lamentan que hasta sus ayudantes se van a quedar sin empleo. En el puesto de un vendedor llamado Andrés Martínez son 4 personas que se quedan sin trabajo después de décadas vendiendo en el mismo lugar. Foto de El Faro: Carlos Barrera

La 4ta calle poniente, desde atrás del Edificio Simán hasta el mercado Sagrado Corazón, parecía un mercadillo navideño.Decenas de personas se acercaron a aprovechar la liquidación. Carlos Hernández, de 62 años, vendía junto a su sobrina, en un puesto de frazadas donde había un parlante que repetía: “Liquidación por motivo de hambre, liquidación por motivo de desalojo”. Carlos habló sobre algo que desde los medios y las redes sociales es menos evidente: el arraigo que los vendedores tienen a ese espacio que habitaron por años. Toda su familia vivió de la venta informal y, desde que él tiene memoria, su mamá vendió empanadas en el Centro Histórico. “Aquí están nuestra raíces, los que estamos más viejos aquí nos criamos en la calle”, contó. Pero ahora que debe desalojar el lugar, le pide al presidente inconstitucional, Nayib Bukele, que cumpla su promesa de velar por el pueblo, “Dijo que iba a velar por el pueblo, ¿donde está?”, cuestionó y recalcó que no piden mucho, “solo que nos deje trabajar”, dijo.

En octubre de 2024 más de un centenar de vendedores ambulantes se presentaron a la Asamblea Legislativa para pedir el apoyo de los diputados para frenar los desalojos y poder mantener sus ventas en la temporada navideña. La presión de los comerciantes hizo que la Alcaldía detuviera los desalojos por tres meses. Sin embargo, este 27 de febrero recibieron un aviso de la municipalidad donde maquilla que hagan un “retiro voluntario” de las estructuras de sus ventas porque al finalizar el plazo estipulado “se procederá a ejecutar la intervención necesaria para el reordenamiento de la zona”, decía el comunicado.

Entre el murmullo de varias voces gritando el precio de la ropa, mochilas, toallas, sábanas, frutas, rasuradoras, lapiceros, joyas, relojes y todas las personas que llegaron a comprar, había que esquivar los cartones tirados a media calle con zapatos desordenados en los que un pequeño cartel anunciaba que todos esos pares nuevos costaban $5, las cajas con pares de calcetines a $0.50, frazadas a $2, ropa a $1 o cubrecamas a $1. Muchos de ellos temen porque sus prestamistas les han dicho que no van a prestarles más dinero mientras no exista seguridad de que puedan pagar los créditos.

El viernes 28 de marzo la 4ta calle poniente estuvo abarrotada por centenares de personas que fueron atridas por el remate de productos de los vendedores del centro. Un día antes, el 27 de marzo, los vendedores recibieron un aviso de la alcaldía de San Salvador para desalojar zona voluntariamente en 72 horas. Foto de El Faro: Carlos Barrera
El viernes 28 de marzo la 4ta calle poniente estuvo abarrotada por centenares de personas que fueron atridas por el remate de productos de los vendedores del centro. Un día antes, el 27 de marzo, los vendedores recibieron un aviso de la alcaldía de San Salvador para desalojar zona voluntariamente en 72 horas. Foto de El Faro: Carlos Barrera

“Aquí toda la gente tiene créditos, tiene cosas que pagar y nadie se ha puesto en los zapatos de uno, el señor alcalde ha dicho desalojo en 72 horas pero a nosotros ¿quién nos va a ayudar a pagar?”, se quejó Yanira Rivas, de 36 años, quién cuenta que lleva toda su vida trabajando en el Centro porque su mamá también se dedicó a vender allí. Yanira tiene que pagar $10 diarios del préstamo de $500 que hizo para invertir en las carteras que el viernes 28 de febrero vendía a $1.50, tras el aviso del desalojo. Además de eso, debe pagar mensualmente $150 de casa y día a día necesita al menos $25 para su alimentación, pasajes y materiales de la escuela de sus tres niños. Ella dijo que ahora su plan es ir a vender a otros mercados de otros departamentos como Santa Ana. Viajar para trabajar también implica que sus hijos dejen de estudiar. Yanira piensa en esa alternativa con un poco de desilusión porque ha visto que los desalojos de los vendedores ambulantes no solo están sucediendo en el Centro de San Salvador sino en varios puntos del país. En enero de este año, más de 60 vendedores de la Plaza Zacamil  que fueron desalojados denunciaron que la Alcaldía de San Salvador no les ha ofrecido ninguna alternativa.

Junto a Yanira vendía Yaneth Martínez de 39 años. Ella, temerosa de lo que pueda pasarle por hablar con periodistas, dijo estar arrepentida de votar en las elecciones por Nayib Bukele como presidente porque cuando estaba pidiendo los votos, en su candidatura, “él se vino a meter aquí al mercado y vino a prometer un montón de cosas, todo eso se le olvidó”, contó casi susurrando. Yaneth tenía como meta vender todo el maquillaje que normalmente vende a $2 a $1, antes de que se agote el tiempo para desalojar la zona.

Desde que inició el plan de revitalización del Centro Histórico en 2015 hasta ahora, más de 200 cuadras y miles de vendedores han sido desalojados sin alternativas que sean efectivas para ellos. “Ellos dicen que hay no sé cuántos puestos en el mercado y aquí somos más de mil personas. Y allí en el mercado es mentira que hay esos mil puestos”, dijo Yanira Rivas. El mercado Central, Tinetti y el Hula Hula, son los que la Alcaldía de San Salvador ha destinado como “alternativa” para que los vendedores puedan seguir vendiendo en el Centro, pero no hay espacio para todos los vendedores y eso implica que paguen más por un local donde venden menos. 

Los que tenía puestos que habían sido hechos con estructura metálica empezaron el desmantelamiento desde el viernes 28 para,
Los que tenía puestos que habían sido hechos con estructura metálica empezaron el desmantelamiento desde el viernes 28 para, ''no tener problemas con el CAM'', mencionaron. En algunos casos tuvieron que contratar a trabajadores para poder desarmar estructuras que por décadas usaron para poder trabajar. Foto de El Faro: Carlos Barrera

En contraste con lo prometido por el plan de revitalización del Centro Histórico de San Salvador, los vendedores del Centro  coinciden en que ese espacio no está destinado para ellos. 'Aquí lo que menos vale es el salvadoreño, y lo que más vale es el extranjero. Eso es lo que se ve, lo que se siente, lo que se dice, lo que se respira aquí en el Centro de San Salvador', expresó Roberto Orellana, con lágrimas en los ojos. Según el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), el 70 % de los salvadoreños dependen del trabajo informal para subsistir.

Hay una cosa más en lo que todos los vendedores desalojados coinciden; Roberto lo describe así: 'Hoy ser vendedor ambulante se compara con ser pandillero; creo que ni los pandilleros vivían lo que nosotros vivimos', dijo, en referencia a las constantes persecuciones e incautación de su mercadería de parte del Cuerpo de Agentes Metropolitanos (CAM). Algunos vendedores denuncian haber sido amenazados con ser capturados bajo el régimen de excepción.

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