A los 38 años dejó el periodismo, cuando intuyó una conspiración de dueños de medios de comunicación. Para entonces dirigía la redacción del periódico “La Noticia”, donde había comenzado como coordinador de judiciales, mientras ejercía simultáneamente como secretario de un tribunal. Ahora los periodistas lo siguen a él no para darle pauta, sino para hacerle preguntas. Como se las hicieron cuando acusó al ex ministro de Salud Guillermo Maza de violar la Ley de ética gubernamental. A los 53 años de edad no esconde su entusiasmo cuando le suena el celular. En una de esas llamadas es un jugador de fútbol quien le contacta. Y entonces Pérez Bennett anuncia, con tono ceremonioso, que está listo para darle vida, gratis, al primer sindicato de futbolistas de El Salvador.
¿Le hacen falta los “bombones” de La Noticia?
La verdad es que yo nunca tuve acceso a los “bombones” porque eso era algo que manejaban otras personas.
Pero salían en el periódico que usted dirigía.
Sí, yo llegué a conducir ese periódico pero yo siempre fui opositor a eso, toda la vida.
¿Por qué?
Porque siempre creí que había una forma diferente de hacer periodismo. Por eso yo insistí y presioné para crear una unidad de investigación periodística que no había en El Salvador.
Seguro que algunos de quienes lean esta entrevista lo ubicarán a usted en litigios judiciales, no en periodismo.
Pero también en poesía, porque te voy a contar: yo estuve en el grupo de Horacio Castellanos Moya, Miguel Huezo Mixco y Róger Lindo. Tirábamos una revista en la casa de Miguel Huezo en La Rábida. Nos tocaba vender la revista y recuerdo que hasta hubo gente que no nos pagó anuncios, como Álvaro Menéndez Leal.
¿Eso fue en los 80s?
Sí, cuando yo estaba estudiando en la universidad... bueno, es que yo llego al periodismo por la poesía... había ganado los Juegos Florales “Roque Dalton”, de la Universidad de El Salvador, los Juegos Florales Universitarios Centroamericanos de Poesía, y a raíz de eso fue que José Alfredo Dutriz me contactó.
Entiendo que para entonces usted era secretario de un tribunal.
Era secretario del segundo de lo Laboral. Yo ya había ganado esos Juegos Florales y me llegó casualmente la revista... en la UCA creo que estaban Miguel y Horacio y contacté con ellos. Después fui el encargado de la página literaria de La Crónica del Pueblo, cuando la dinamitaron los escuadrones de la muerte. Estaban ahí el doctor González y el doctor Jaime Suárez, quien era jefe de redacción y a quien lo mataron en La Bella Nápoles. A raíz de eso llego al periodismo y yo le planteo a José Alfredo Dutriz que el periodista es el peor de los escritores y que yo no voy a aceptar eso si no es a partir de tener una formación extra en periodismo, porque yo no la tenía. Efectivamente, cumple y me empieza a mandar a seminarios a México, Guatemala, Miami...
¿Dejó el trabajo en los juzgados para hacer periodismo?
Nooo...
¿O sea que era periodista y a la vez empleado público?
No, es que yo era como el que dirigía la cuestión de los juzgados, porque ahí había otra gente que cubría eso. En ese tiempo, por ejemplo, incluso llegaba Alfredo Villarreal, que creo que estaba en el 12, y me llegaba a buscar y me decía: “Mirá, ¿y qué cosas interesantes hay?” De ahí, entonces, viene don Carlos Samayoa Martínez y me plantea ser yo jefe de redacción. Y él insistió mil veces... (interrumpe cuando recibe una llamada a su teléfono móvil. La atiende y prosigue con su respuesta). Pero había un comité ejecutivo en ese tiempo, bien conservador y hubo varios intentos fallidos porque ellos decían que yo tenía una posición que no era la posición del periódico.
¿Posición de qué índole?
Posición ideológica, ellos decían que yo era una persona de izquierda y que no podía estar manejando el periódico. Eso me lo dijo don Carlos Samayoa Martínez. Y él insistió e insistió pero nada, hasta que un día él se enferma y en esa coyuntura deciden contratarme como jefe de redacción y entonces renuncio a los juzgados.
¿Eso cuándo fue?
En el 86 se fundó La Noticia, entonces quizás en el 87 u 88. No tengo la certeza. Entonces yo asumo la jefatura de redacción y pusimos reglas básicas en la redacción y como sabíamos que había bastante corrupción en el oficio, pusimos reglas internas de ética periodística: que no se podía aceptar dádivas, que toda cuestión que fuera dudosa no se iba a presumir inocencia sino culpabilidad... que todos los días saliera un diputado ahí era bien dudoso...
Que alguien llevara una foto o una declaración de un diputado...
No, eso no, sino que alguien llegara15 días como que era jarabe para la tos, eso ya no era periodismo sino que parecía propaganda. Y como sabíamos que en algunos periódicos grandes había gente que estaba en planillas de instituciones del Estado o cuerpos de seguridad y todo, eso era lo que nosotros evitábamos. Eso para nosotros estaba penado con el despido.
¿Le tocó despedir a alguien por esa razón?
No. Esa gente fue muy decente y muchos de ellos siguien trabajando en lo mismo con principios éticos.
¿Y esa decencia cómo se compagina con lo que mencionó antes, de que se oponía a que ese periódico que dirigía tuviera un contenido como El Bombón?
Es que esa era una gran contradicción. Había unas situaciones bien interesantes como estas: todos los lunes a mí me hablaba una persona, a veces José Alfredo Dutriz, para decirme que no sacara las homilías. Estábamos en contexto de guerra y yo le decía: “No te preocupés, que nosotros estudiamos con jesuitas, estudiamos en un colegio católico y están dando la posición de la Iglesia, que es una posición social”. “Pero no lo saqués”, me decía. “Vaya, el otro lunes no va a salir”, le respondía. Y el otro lunes volvía a salir. Ocho años pasé yo así, diciéndole que no iba a salir, y salía.
¿Y cómo hacía para lidiar con eso?
Yo le decía “no´mbre, que no...” Una vez hasta me habló don Álex (Dutriz). Entonces pasamos en esa constante lucha haciendo periodismo como yo creía que tenía que hacerse, respetando la línea de la empresa, pero yo creía que la opinión de la Iglesia era importantísima arrojando luces sobre la realidad del país en ese momento.
A menudo las maderas de La Noticia eran...
... Eran de don Carlitos Samayoa. Don Carlitos era un gran filósofo de la existencia como pocas personas he conocido yo, una forma de ver la vida, la felicidad y la infelicidad... tenía un liderazgo increíble con los trabajadores, un trato increíble para el manejo de personal...
¿Y él lo protegía cuando usted decidía echarse esos pleitos con los dueños?
Sí, es que él tenía amplitudes. Él decía: “Puede ser que tenga esa posición, pero es muy inteligente y respetuoso del marco del periódico”. Y entonces yo insistí en que había que crear una unidad de investigación y se hizo el presupuesto. Se hizo el equipo, que me pareció excelente, se contrató a Roxana Bardales, Edgardo Ayala, Patricia Meza. Empezamos a hacer un periodismo diferente y se hizo un experimento: sacamos “Los diferentes rostros de la prostitución”, cuando tu servidor empieza la primera investigación aplicando métodos y técnicas de la ciencia social al periodismo. Yo les garanticé que La Noticia, que entonces circulaba entre los 8 mil y los 15 mil diarios, iba a llegar a 100 mil. Cuando publicamos eso circulamos 115 mil ejemplares el primer sábado. Y fue cuando se aprueba crear esa unidad con los salarios que nosotros quisimos.
¿Por qué desapareció La Noticia?
Lo desconozco porque yo me retiro en el 94, cuando ya se habían firmado los acuerdos de paz. Me retiro en el 94, porque la vida es de ciclos, y yo sabía que mi ciclo en ese momento después de los acuerdos de paz, de la guerra, se iba llegar a la lucha ideológica.
¿Por qué se fue de La Noticia?
Me fui de La Noticia primero porque ya había terminado mi ciclo y segundo porque cuando yo vengo de estudiar de Estados Unidos, como ellos entendían cómo era la lucha, cuando yo regreso en el 94 habían llamado a otra persona para dirigir el periódico...
Nacho Castillo…
Exacto, entonces yo entendía que los periódicos, todos los medios de comunicación estaban haciendo un bloque de tipo ideológico que era totalmente diferente a un proyecto liberador en este país, entonces yo entendía que poner a un fulano en tal posición como editor, al otro en el otro periódico, era cohesionar la posición ideológica de los sectores conservadores y una persona con mi pensamiento ya no cabía en ese periodismo con imposiciones.
¿Cuáles cree que deberían ser las características de un buen periodismo en El Salvador?
Tiene que ser un periodismo que interprete la realidad, que no distorsione la verdad, que respete a la gente y a la inteligencia de los ciudadanos, que cuando se equivoca no necesite que se le reclame en derecho de respuesta, que debe reconocer los yerros... tiene que ser un periodismo que esté vinculado con valores de justicia y solidaridad de la gente.
¿Cuán cerca está el periodismo salvadoreño de eso?
Lejísimos, pero no el periodista en sí. Hay que distinguir entre los trabajadores del periodismo y los dueños de los medios de comunicación.
Hace tres meses, la misión de observación electoral de la Unión Europea presentó su informe de monitoreo de medios. Concluyeron que algunos medios habían hecho cobertura de la campaña electoral tendenciosamente en hasta el 80% de sus materiales, cometiendo graves violaciones a principios bàsicos como imparcialidad...
Eso es clarísimo, clarísimo... el problema de la ética tiene que ver con el problema de la imparcialidad, se está manejando el interés público y el interés particular… Si una información es relevante para el país o es relevante para los anunciantes del medio. Esos son los grandes problemas que hay que resolver.
Si los medios de comunicación son importantes para una democracia o para la vida de la gente, ¿por qué siguen teniendo éxito, altos ratings y buena circulación?
¿Los periódicos?
Sí.
Mirá, primero que eso es bien relativo. En un país de seis millones y solo circulan 100 mil. Pero la gente que lee el periódico lo hace por dos razones: primero, porque de alguna manera quiere informarse o saber hasta qué punto se está desinformado, y segundo, porque en este país tampoco hay diversiones.
¿No hay?
No hay diversiones. Si aquí no hay diversiones, pues. O tú ves en la noche “Sin senos no hay paraíso” o ves “Bob Esponja”. Aquí no hay diversiones, no hay nada. Aquí lo que hay es un alto índice de delincuencia, una terrible corrupción. Eso es lo que hay en este país. ¿Por qué la gente lee esto? La gente ya no ve como antes que el periódico es criterio de verdad. La gente lee y dice “este está mintiendo y este está diciendo la verdad”. El pueblo es más crítico que antes.
Y, de todas formas, los negocios de medios de comunicación siguen luciendo prósperos.
Pero es que el negocio del medio de comunicación tiene dos vertientes: la estrictamente ideológica y la comercial.
¿Pero no debería de haber una correlación entre buen periodismo y éxito comercial? ¿No deberían ir cerca?
Es que mirá, con lo que ganan, me imagino yo, con los anunciantes, los periódicos tendrían que ser gratis como en otros países. Es que ahí hay dos negocios: el ideológico-político de lo que te vierten en la conciencia de lector y el negocio estrictamente económico que es lo que ellos remesan en los bancos.
Bueno. 15 años después de dejar el periodismo usted se gana la vida como abogado y notario. En su tarjeta de presentación dice que usted atiende “procesos judiciales políticos”. ¿Qué debemos entender por “procesos judiciales políticos”?
Procesos judiciales con connotación política. Por ejemplo, hoy estoy defendiendo a Godofredo Miranda, el ex jefe de la DAN, ¿te has dado cuenta?
Sí.
A mí me preguntaban ¿Por qué estás defendiendo a este señor? Porque este proceso tiene de alguna manera connotación política. Primero es un senador norteamericano el que dice a un país lo que hay que hacer en una carta que le envía al presidente. El presidente ordena una investigación. Entonces la primera posición mía es: ¿Por qué lo estoy defendiendo? Porque estoy en contra de la intervención extranjera en el país. Es un juicio político.
Entonces cuando usted como abogado “vende” su pericia en procesos judiciales con connotación política está ubicándose en un nicho de mercado...
En un nicho. Es un nicho porque yo he tenido el caso de corrupción contra Guillermo Mata, contra Jorge Mariano Pinto, de Guillermo Mata Bennett. Nosotros inauguramos el Tribunal de Ética contra el ministro Maza en un proceso político. Nosotros queríamos saber si era un apéndice del Órgano Ejecutivo o si era una cuestión que podía debutar con credibilidad...
¿Y qué averiguaron?
Con tristeza… con tristeza te puedo decir que las expectativas de nosotros… ¡ja, ja, ja, ja, ja...! fijate que resultó ser responsable y le mandaron una sancioncita al ministro. ¿Te podés imaginar? ¿Te podeé imaginar lo que pensamos nosotros como denunciantes? ¿O yo como acusador?
No, no me puedo imaginar…
Cuando en otro país con solo el señalamiento era para quitarlo, aquí le mandaron una sancioncita por escrito… yo le pedí al Tribunal que le exigiera que se diera a conocer a la opinión publica y dijeron que no, que no era procedente. Yo no sé si se la dieron o no se la dieron, no sé. Nadie sabe en este país.
La conclusión, entonces…
La conclusión es que eso te desmotiva a denunciar la corrupción de los funcionarios. Te desmotiva.
En su página web usted habla de garantía, como un ofrecimiento dentro de su menú de servicios. ¿Garantía de qué puede ofrecer si su trabajo depende de lo que resuelva sobre un tribunal al que no controla?
La garantía es de trabajo ético, de trabajo profesional y de trabajo diligente. Esa es la garantía.
Discúlpeme esto, pero con frecuencia uno escucha hablar muy peyorativamente de los abogados, les dicen abogangsters…
Todos. Todo el mundo.
Usted mismo dice que su hija Laura María, que estudia derecho, estudia “la carrera infame”.
Porque es infame. Así decía mi abuela de los abogados: “esa carrera es infame”. No, pero puede ser noble.
Usted, antes de comenzar a grabar, nos dijo que derecho es una carrera infame.
Pero esa es una broma de mi abuela. Ponelo en el contexto: una broma de mi abuela. Yo creo que esta carrera… yo te voy a decir por qué decidí estudiar derecho. Porque yo creía en la justicia y que esto podía servir para cambiar este país.
¿Justicia? Seguro que mucha gente no entendería eso cuando salta un afamado litigante en favor de alguien que a todas luces luce como culpable de algún delito.
Pero el tema es este: es por la cultura que tenemos, porque si fuéramos un país culto y un país democrático lo primero que diría un ciudadano es que se le demuestre que es culpable porque sigue siendo inocente. Y si los periódicos dicen que mataste a monseñor Romero, mirá qué terrible es que la carga de la prueba es que vos no lo mataste, cuando la carga de la prueba es que ellos te tienen que demostrar que vos mataste a monseñor.
Claro, pero lo difícil de creer es que todos los acusados de crímenes sean inocentes.
No importa.
Cuando a usted le ha tocado defender a alguna persona acusada de crímenes…
… No, es que tampoco he defendido criminales…
... en algún caso habrá pensado que su defendido era, en efecto, culpable.
No. Fijate que soy bien selectivo para eso. ¡Bien selectivo soy para los casos que agarro!
Usted defendió a Ricardo Monge y después terminó invitando a las feministas a que lo acusaran.
No, es que te voy a contar la historia… es que te voy a contar por qué. Llegó gente a pedirme que defendiera gratuitamente a Ricardo Monge. Lo defendí gratuitamente a Ricardo Monge, gratis.
Ujum.
Y defendí a Ricardo Monge y a Javier Ayala. Después, él acababa de salir de un problema con una niña por abuso o no sé qué...
¿Y no se extralimitó cuando en declaraciones a la prensa invitó a los gremios de mujeres y feministas a acusar particularmente a Monge por violación?
Pues el periódico dijo eso. Fijate que yo no recuerdo esa expresión. Lo que dije era que el abuso en un menor era gravísimo. Yo me acuerdo de esa publicación, pero no recuerdo haberla dicho yo....
Dice que es selectivo, y defendió a Nelson García.
Defendí a Nelson García… Me lo pidió toda la gremial de este país. Yo no tenía el gusto de conocer a Nelson García.
Pero si es selectivo, ¿cómo se explica que defendiera a Nelson García por las acusaciones de delitos sexuales?
Es que a vos te pueden acusar de que mataste a monseñor Romero y yo te voy a defender. Si creo que no sos responsable…
… Y usted cree que él…
… En el proceso no se demostró su culpabilidad. Nunca se destruyó su presunción de inocencia.
Claro, pero más allá de las formalidades de un proceso…
Es que, mirá, los abogados no defendemos el problema moral de la gente. Nosotros defendemos el problema técnico jurídico de la gente.
Entonces, cuando dice que es selectivo no se refiere a lo moral, sino a la técnica jurídica.
Es que yo no voy a ser quien va a decir si vos sos moral o inmoral. Eso sería una arrogancia terrible.
No, no, pero esta es mi pregunta: ¿Cuando hace ese proceso de selección de sus casos o de sus defendidos…?
Yo parto de un principio universal y ético del ejercicio: primero tenés que ser vencido para ser culpable.
Sí, ¿pero no había algunos indicios interesantes contra Nelson García, como los vídeos?
Los vídeos fueron desvirtuados procesalmente, no tuvieron validez legal. Es que ese es el tema. No se pudo comprobar que fuera Nelson García; no se pudo comprobar… Bueno, hay cosas bien interesantes. Yo inicié un proceso de denuncia penal contra un médico de Medicina Legal porque en el proceso aparecía que una de las supuestas víctimas estaba virgen y yo lo probé que tenía una niña de un año. Para que veás qué clase de cosas terribles se dieron en ese caso. ¡Una virgen tenía un niño de un año! Y ahí aparece…
¿Nelson García es algo parecido a un ángel, entonces?
Yo no te puedo decir si es un ángel o un diablo, te puedo decir que es una persona que ha sido decano de la Matías, presidente de la Asociación de Abogados, un connotado abogado de este país y es un ser humano.
¿Entonces no tiene nada malo que compre amor?
No estoy diciendo que ha estado…
¿No tiene nada de malo?
Es que no me consta eso. Usted me está preguntando cosas que no sé.
¿Y su conciencia no sufre porque sabe separar lo meramente profesional de lo personal?
No, si uno ejerce con principios. Pero para mí…
Existían unos vídeos y el hecho de que quedaran desvirtuados procesalmente no significa que no existieron.
Pero ni tú ni yo, ni siquiera la Policía pudieron determinar efectivamente si esa imagen era real de Nelson García.
Y su corazón, ¿qué le decía?
Es que yo con el corazón me enamoro.
En la sala de la casa de una de estas chavitas había una foto en la que salía Nelson García con ella como una pareja de enamorados.
Es que ese es el tema, cuando vos decís “él y la chavita”, ¿cómo tenés certeza? Si ni los expertos de la Policía determinaron eso. Además, acordate que se violentó toda la cadena de custodia y que los vídeos no fueron embalados conforme a la ley, sino que se los llevaron a la Policía, y ahí pudieron montar cualquier cosa. Hasta a Topo Gigio en pelotas pudieron haber sacado.
Y en el caso del subcomisionado Wilfredo Avelenda, con montón de acusaciones de acoso sexual, ¿las mujeres que lo acusaron mintieron?
Mirá, yo conozco casos… Hubo una que el papá estaba detenido por narcotráfico en Managua y le pidió que le ayudara como jefe con la Policía de Nicaragua y él le dijo que no, y cuando saliera, le dijo: “Lo voy a perjudicar”. Eso está en el proceso. Para que veás que lo que sale en el periódico...
Cuando uno mira la lista de sus clientes encuentra nombres como Matta Bennett, Nelson García, María de Del Cid -la ex alcaldesa-, la hija de Roberto d'Aubuisson, Wilfredo Avelenda, Godofredo Miranda... ¿por qué estos personaes lo buscan a usted?
Es una bendición, porque creen en la capacidad mía, en mi valentía y en el éxito mío.
¿Por qué una bendición?
Porque hay 15 mil abogados y gente tan connotada en la realidad del país me llegan a buscar, es una bendición.
¿Por qué cree que lo buscan?
(Suena el celular y aprovecha la llamada para hacer un comentario. Explica que se trata del futbolista “El Paleta” Erazo.) ¿Ves? Clientes son. Es de lo que estamos hablando... estamos sentando jurisprudencia en este país. Nunca un futbolista profesional ha demandado a un equipo en los tribunales comunes, nunca. Primer caso. Vamos a ganarle al Águila.
¿Van a ganar?
Clarísimo.
¿Hay mafia en el fútbol salvadoreño?
Yo no sé... ¡no me hagan esas preguntas! Yo no sé... ¿Y hay mafia en el periodismo?
Acaba de decir que le ganarán al Águila. Entonces, si conoce el futuro, digo yo, ¿cómo no va a conocer el presente?
El futuro muchas veces es una fe de errata del presente.
¿Y por qué cree que su abuela decía que la carrera de leyes es...?
No le puedo preguntar porque ya falleció, pero los abuelos son sabios
¿Y usted comparte esa visión?
No, para nada, sería una prepotencia y arrogancia terrible. Soy un hombre que me rasuro todos los días, que me baño, que como frijoles con crema, soy un salvadoreño común.
Podemos armar un silogismo sencillo: el abogado Luis Mario Pérez está convencido de que su abuela tenía razón al decir que la profesión de abogado es infame.
No, no, claro que no. Ese es un sofisma.
Si usted dice que su abuela era sabia y ella decía que el derecho es una profesión infame...
Todos los viejitos son sabios a su manera. No, no, esa es tu interpretación. Mi abuela era muy querida, ¡dejala descansar!
Ja, ja, ja... Y cuando a usted le toca enfrentarse a la Fiscalía, que sabe que va a presentar todas las pruebas contra su cliente, ¿le tiemblan las piernas?
No me tiembla nada, ni las piernas ni el pelo ni nada. Lo hago con convicción, con gran respeto, incluso para la contraparte. Te voy a contar un caso...
¿No le da temor de que lo sorprendan...? (por tercera vez interrumpe la plática para atender una llamada telefónica en su móvil. Luego se completa la pregunta inconclusa) ¿Le da temor llegar a un juicio y enfrentarse a pruebas contundentes de la Fiscalía contra su cliente?
Nunca. Te lo digo con humildad: jamás.
¿Por qué? ¿Acaso nunca vio televisión? En las series de tele los fiscales son yucas. ¿O la Fiscalía es incapaz acá?
Yo no he dicho eso, es que no´mbre... es que el abogado que no cree en lo que está haciendo y tiene temor y no está convencido de que lo que está haciendo es lo mejor técnicamente y tenga temor de enfrentar a la Fiscalía o a la contraparte, que se dedique a vender fruta en La Tiendona.
¿Cuán calificado es el trabajo de la Fiscalía en este país?
No... ja, ja, ja... No, yo no sé cómo funciona internamente la Fiscalía. Yo creo que tiene... bueno yo conozco gente bien competente en la Fiscalía...
¿Pero?
Y hay gente que tal vez no sea tan competente, puede ser que tienen mucha carga o poca capacitación o el direccionamiento, puede ser que los salarios...
La efectividad de la Fiscalía en homicidios se cuantifica en un dígito...
Y tenemos una Policía que sólo cuenta dos dígitos. Eso te dice cómo está la situación del país.
El Departamento de Estado de Estados Unidos invariablemente en sus informes sobre El Salvador dice que el Órgano Judicial tiene graves problemas de corrupción. ¿A usted le parece que... le huele verosímil eso que dice el Departamento de Estado?
Mirá, yo he tenido la suerte, al menos en mi ejercicio profesional, en estos casos, como vos decís... ehh... yo nunca... a mí nadie nunca me ha pedido ninguna dádiva o nada para resolver nada.
Su experiencia es esa. ¿Pero ha oído algo? (Por cuarta vez interrumpe la conversación para responder una llamada en su teléfono móvil. Termina de hablar y se excusa para retomar la charla).
Sí, yo de casos no conozco ninguno en concreto, pero creo que no siempre se ha resuelto conforme a derecho.
¿Y dónde cree que están las debilidades: en las personas o son estructurales?
Las dos cosas. El problema es cuando metés vos a una cosa que es técnica con política, esa cosa se arruina y la forma en la que se acaban de elegir y se eligen los magistrados, por políticos que muchos de ellos no son ni abogados y pueden resolver el problema de la cosa más importante para el órgano de justicia, a mí me parece que es un mecanismo perverso, totalmente perverso.
Los magistrados actuales, los recientemente elegidos, ¿le parecen políticos?
Son políticos... el hecho de que los elijan políticos y estar ahí los hace políticos. ¡Sí! No digo que son políticos partidistas, sino políticos y además, ¿y no el nombramiento es políticos, pues?
Pero la pregunta es si...
Me parece que hay gente que ha llegado ahí, independientemente de que el método sea perverso, que es gente correcta y decente.
Le dan esperanzas.
No me dan esperanzas, porque un par de golondrinas no hacen verano, pero yo creo a veces en el milagro de que alguna golondrina pueda hacer milagros. Pero a mí, por ejemplo, sin desmerecer a nadie, Florentín Meléndez me parece excelente.
Una golondrina.
Sidney Blanco me parece excelente.
Dos golondrinas.
Roxana Núñez me parece excelente y correcta.
¿Belarmino Jaime, el presidente?
No lo conozco, te puedo dar fe de los que conozco. Pero vos tenés que partir también como abogado de la presunción de buena fe, no de mala fe. Y mientras la buena fe se presume, la mala fe hay que probarla.
¿Cómo reaccionó saber que en la lista de propuestos para magistrados del Consejo de la Judicatura iban tres consejales del Consejo de la Judicatura?
Es que fijate que me vas a hacer entrar en infidencias... sin embargo, como vocero nacional de la Asociación de Abogados di mi punto de vista y que estaba en desacuerdo... no me parecía que fueran juez y parte, pero después entendí que cuando tú estás en tu casa y se te está quemando la casa, vos querés salir del incendio y vos si tenés más cerca la ventana, te tirás por la ventana y no vas a esperar a buscar la puerta.
No entiendo la figura. ¿Qué incendio había?
Porque había gente que había estado ahí y que realmente no había dado aportes significativos al desarrollo del estado de derecho ni al desarrollo democrático. Esta gente, estimo yo... si apagaras eso (señala la grabadora) te puedo contar la historia, pero si la vas a grabar, no te la puedo contar. Estimo yo que hicieron esto con el fin de poder destruir a gente que ya había sido probada por la realidad que no estaban conformes con los signos de los tiempos actuales. Así te lo digo. Como jesuita te he contestado.
¿Simplemente para bloquear nombres?
Creo yo.
¿No querían incluir al ex presidente de la Corte, García Calderón?
Yo no sé, porque no tomé esa decisión.
¿No sabe o no quiere contar?
No. Yo no... ¿ah?
¿No sabe o no quiere contar?
No... ja, ja, ja, no sé... Mirá, vos me estás confesando como que fueras el padre Alberto Cutié...
Preguntaba esto de la corrupción porque... vamos a ver, Adolfo Tórrez, el ex director departamental de Arena en San Salvador, en una conversación telefónica con el ex diputado Silva Pereira...
¿Y te consta eso?
Tenemos una grabación que Tórrez aceptó como genuina...
Ah...
Vaya, pero Tórrez esbozaba ahí una red de contactos para sacar a personas de la cárcel o desvanecerles cargos. ¿A usted le parece creíble una versión como esa?
Si es que... pudiera ser, yo no te puedo dar certezas, pero me parece... yo oí la grabación y me parecía que era la de... y la leí incluso. Me parecía dentro de un marco de corrupción total.
¿Pero le parecía que estaba hablando paja o que podía haber algo de cierto? ¿Qué sensación le dio?
Es un poco feo hablar de una persona que murió y quizá ese tema no te lo voy a tocar por respeto a la memoria de él y de sus familiares. Yo creo que si eso ha sido planteado es porque existe ese nicho de la corrupción en la realidad salvadoreña. Eso es innegable. Y yo he sido, incluso, de los abogados que hemos denunciado claramente la corrupción en este país. Quizá de los pocos que hemos denunciado la corrupción.
¿Y qué pensó cuando al cabo de cuatro días de la muerte de Tórrez la Fiscalía dijo: “Señores, resolvimos el caso: fue suicidio?
Me pareció una investigación bien acelerada. Me pareció una investigación muy acelerada...
¿Cuando dice “muy” se refiere a que fue excesivamente acelarada?
Sí, porque, va... todavía es investigación... No estoy diciendo que estuvo mal o que estuvo bien. Me pareció que quizá era un tema que pudo dar para más. Yo no te puedo decir las razones de por qué la cerraron o no, pero yo he visto investigaciones que duran bastante más.
Antes de hacerse famoso como abogado, usted tuvo cierta incursión en la política partidaria. ¿Fue representante legal de un partido?
No, fui asesor de Rubén Zamora, cuando no había opción de izquierda en el país más que... No había FMLN.
No, yo recuerdo que después de la firma de los Acuerdos de Paz una vez llegó al Tribunal Supremo Electoral a hacer un trámite y se topó con unos adversarios políticos y le sacaron carrera...
Sí, sí, era el abogado de Rubén Zamora... el CDU se llamaba su partido entonces...
Querían golpearlo y se refugió creo que en la oficina de un magistrado.
Si, era del CDU. Era un problema político. Estaba Juan José Martel de magistrado.
¿Y cómo fue su experiencia en...?
¿En qué?
Trabajando con Rubén Zamora.
Es una persona inteligente, formada, con la que tuvimos discrepancias, por supuesto, de enfoques, de ver las cosas, pero respetuosas...
¿Cuánto le seduce la política partidaria o la posibilidad de hacer un día política partidaria?
Muy poco, muy poco. Porque la política tiene que estar abierta a cuadros progresistas, a cuadros a los que se les respete su independencia y que no tengan que estar sumisos a líneas partidiarias o de argollas. Por eso no estoy afiliado a un partido político.
¿Pero va a votar cuando hay elecciones?
A votar también va la niña Chepita, la que te vende fresco cerca de tu casa, pero esa es una cuestión formal de la democracia.
¿Votó por Funes o por Rodrigo Ávila?
Voté por el FMLN. No voté por ninguno de los dos: voté por el FMLN.
¿Y qué tal va el primer gobierno del FMLN?
Para mi gusto, sin ser político, yo creo que hay gente del gobierno que perfectamente podría trabajar sin mayor escrúpulo en un gobierno de derecha. Para mí debería de ser un gobierno de izquierda izquierda.
Por ejemplo, ¿quién podría estar perfectamente en un gobierno de Arena?
No quiero, no quiero...
¿Va a decir un nombre?
(Toma un libro de pasta naranja que anda consigo y se arma con sus lentes para leer) Te voy a decir dos. Fijate que aquí traigo el diario de monseñor Romero y encontré unas cosas bien interesantes: que hay dos ministros de este gabinete, de este gobierno del cambio, en hechos históricos tan importantes para el país, como fue aquella multitudinaria manifestación del 20 de enero del 80, cuando se funden todas las organizaciones populares en la Catedral. Entonces, fijate que... (repara en que Mauro está a punto de fotografiarlo con anteojos y protesta) ¡No´mbre, sin lentes no, vos! Bueno, monseñor Romero dice: “Muchos se refugiaron en Catedral, otros en la iglesia del Rosario... recibí comunicación de la Casa Presidencial del ingeniero Héctor Dada, miembro de la Junta Revolucionaria de Gobierno. Me informaba que el tiroteo no era de los cuerpos de seguridad, porque todos estaban acuartelados y que se había notado a algunos disfrazados de agentes militares que habían participado en esa manifestación y que la queja que se le había hecho desde la iglesia del Rosario, por parte de Marianela García, del Comité de Derechos Humanos de El Salvador, era falsa”, dice Héctor Dada. “... La cual había dicho que alrededor de la iglesia había policías y pedía que se retiraran, porque no había tales policías según el informe del gobierno, que los tiros que se habían encontrado no pertenecían a las armas de los cuerpos de seguridad, etcétera...” Eso lo dijo nuestro ministro actual de Economía, del gobierno de izquierda, del cambio... Y mirá lo que dijo el actual ministro del Ambiente, del gobierno del cambio...
¿Herman Rosa?
Sí. “Todavía más noche llegó el ingeniero Rosa, hermano del padre Gregorio Rosa, a conversarme de sus experiencias y de su testimonio de la manifestación de ayer, ya que él estuvo en la terraza de Catedral y pudo observar bien las actuaciones del Palacio Nacional, sobre todo del grupo de guardias nacionales, que evidentemente dispararon sobre la muchedumbre”. Entonces, quiere decir que dos ministros tienen, sobre hechos históricos tan importantes para la izquierda, posiciones totalmente contradictorias y antagónicas.
Mire, y como para recapitular, ¿qué le ha resultado más gratificante...
Hablar con ustedes ha sido lo mejor del día.
¿Hacer periodismo o hacer su trabajo como litigante?
Hacer poesía me interesa más a mí.
Pero hablando de sus profesiones o de sus oficios...
Es que las dos son sabrosas, las dos son buenas, las dos son interesantes, quizás complementarias.
Esto quizás tenga que ver con la visión que tiene la gente sobre los abogados: una vez iba con unos amigos en un carro y nos paró la Policía. Entonces una abogada que iba con nosotros le dijo: “Mire, yo soy abogada”, y el policía rápido: “No, sigan, pasen”.
Le dio miedo.
¿Dan miedo los abogados aquí?
¡No´mbre!
Fue su conclusión inmediata.
Quizás, pero a mí me han parado un montón de veces y me ponen esquela.
¿Cuál es su infracción más común? ¿Conductor temerario?
Fijate que no tomo. Realmente, en mi vida, nunca me he tomado más de una cerveza.
¿Conduciendo?
No, en la vida. Me gusta estar en mis cinco sentidos. Quizás por eso voy a morir sin saber qué es estar bolo. Hay otros que lo han hecho por mí, con frecuencia, pero yo no quiero morir así.
¿Ya le ha tocado defender a algún conductor temerario?
No, pero fijate que ahí hay un tema interesante, porque, constitucionalmente, cuando a vos te ponen el aparato ese...
Te están pidiendo que te incriminés...
¡Claro, correctísimo! ¡Vos sos más abogado que yo, no fregués, hombre! El Procesal Penal lo dice, no tenés derecho a aportar prueba en contra.
Eso lo sabe usted, que es abogado. ¿Y qué puede hacer la gente, el ciudadano común, cuando la policía, en un retén le pida hacer la prueba de alcoholemia?
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