Era la 1:03 de la madrugada del sábado y el centro de gobierno de San Salvador dormía hacía ya muchas horas. Entonces sonó el gong en el Salón Azul de la Asamblea Legislativa, con lo que se inició una sesión plenaria a la que el presidente del parlamento, Ciro Cruz Zepeda, hizo retroceder tres años. “Sesión ordinaria número 24, del día 31 de octubre de 2006”, recitó el secretario general pecenista.
Zepeda pidió disculpas por la hora a que iban a comenzar a sesionar, ya que originalmente la reunión de los 84 legisladores estaba prevista para el miércoles. El retraso se explicaba por el arduo negocio que estuvieron labrando para sí mismos los partidos FMLN, PCN y los 12 diputados disidentes de Arena, un arreglo que dejó a esta última como la gran perdedora de la jornada.
Arena ya estaba advertida, pues durante la semana tanto el grupo de disidentes -que esa noche nació con su propio nombre oficial- como los efemelenistas habían hecho maniobras para retocar la junta directiva de la Asamblea, pasando la factura al partido Arena.
El primer diputado en ingresar al Salón Azul había sido, el día anterior, el ex pedecista, ex arenero y ex pecenista Orlando Arévalo, ahora independiente. Había llegado aproximadamente a las 11:30 p.m. del viernes. A las 11:45 ingresaron en conjunto los diputados del Partido de Conciliación Nacional (PCN). Poco a poco fueron sumándose los del Partido Demócrata Cristiano (PDC), el grupo de los disidentes, el solitario legislador de Cambio Democrático (CD) y la veintena de Arena, con un intervalo de aproximadamente 15 minutos entre cada bancada. La del FMLN entró casi una hora después del ingreso de los primeros diputados al pleno.
Los diputados ponían las yemas de sus dedos en el aparato que registra la asistencia de los legisladores y que posteriormente les permitió votar. Se acomodaban en sus sillas, hablaban, sonreían, se saludaban y se rascaban los ojos de vez en cuando. Aparte de los periodistas, había al menos otra 50 personas: eran asistentes, secretarias, choferes y algunos diputados suplentes que estaban esperando el transcurso de la sesión.
Cuando Zepeda hizo vibrar el gong dorado para marcar el inicio de la sesión y después de registrar una asistencia de 78 diputados, pidió que se hiciera la primera votación para aprobar la agenda. Pero de inmediato el ex arenero Mario Tenorio pidió la palabra, y Zepeda, como si no supiera nada, se la concedió. “Pido que se retire todos los dictámenes incluidos en esta sesión y pasarlos para la siguiente sesión plenaria, y solicito que se introduzca la discusión de una reforma al protocolo entre los partidos”, anunció Tenorio. No hubo ningún argumento técnico detrás de su propuesta. Solo la propuso y nadie preguntó para qué ni por qué.
El anuncio de la reforma al protocolo era lo que todo mundo sabía que iba a ocurrir, pero todos actuaban como si fuera algo espontáneo. Zepeda, entonces, dio el uso de palabra a Rodolfo Párker, quien extrañamente no se había sentado a la mesa directiva, sino en una curul de las que ocupan todos los legisladores no directivos. “Pido que primero se discuta la agenda normal, que esta Asamblea primero haga el trabajo por el que nos pagan”, fue su intervención.
La siguiente voz iba a sonar por única ocasión durante esa sesión. “Tiene la palabra el diputado Donato Vaquerano”, anunció el presidente de la Asamblea, quien apenas el jueves había montado una inusual conferencia para pedir públicamente al FMLN que no lo desbancara de la presidencia legislativa. Zepeda hizo ver que ya era muy tarde y que quizás convenía pensar en dejar el trabajo de legislar para otra ocasión.
Vaquerano fue quizás el único que actuó como si supiera lo que venía y comenzó su intervención con una crítica. “No es culpa nuestra que estemos iniciando a esta hora... sino por los chanchullos que han estado haciendo”, reclamó. Dijo que respaldaba la petición de Párker de considerar los dictámenes y dejar para el final la discusión sobre el protocolo que en el inicio de esta legislatura, el 1 de mayo pasado, dio vida a la directiva.
Zepeda parecía confundido y como que no sabía hacia dónde conducir la sesión. Pidió la palabra la directiva Lorena Peña, del FMLN, y propuso que se pusiera a competir las dos propuestas que había: que se cambiara la agenda y se sesionara solo para modificar el protocolo, o que se resolviera la agenda normal.
El presidente de la Asamblea, entonces, llamó a votación la moción de Tenorio, que obtuvo 58 votos en favor y 20 “no” de los areneros. Esa fue la penúltima actuación de los diputados de Arena en esa sesión. Luego Zepeda volvió a caer en un palabrerío que no parecía llevar a ninguna parte hasta cuando alguien se le acercó y el director de la orquesta legislativa hizo un anuncio. “Acuerdo de junta directiva 825 (...) acuerda reconocer...”, leyó Zepeda, y entonces recitó los 12 nombres más vilipendiados por el partido Arena en las últimas semanas. Fue el mismo Zepeda quien anunció el bautizo de la nueva agrupación, que surge de su separación del partido Arena y que pareció esforzarse en encontrar el nombre más irónico posible: Gran Alianza por la Unidad Nacional, Gana.
La primera respuesta que obtuvo ese movimiento que dice buscar la unidad nacional, fue el desprendimiento de los 20 legisladores de Arena, que se levantaron de sus curules y se retiraron.
El siguiente paso fue anunciar la discusión de las reformas al protocolo. Eso pasó por las presentaciones de las figuras que se incorporarían -con nuevo sueldo- a su nueva labor administrativa, pero obvió mencionar a quienes salían perdiendo sus cargos directivos.
Arena, hasta el jueves, mantenía una leve esperanza de recuperar a algunos de los 12 legisladores a quienes ya había ensuciado públicamente tildándolos de proclives al soborno, con el agravante de denunciar que el dinero que supuestamente recibían a cambio de sublevarse olía a mal habido.
En la directiva con que inició esta legislatura, el FMLN tenía tres representantes, Arena tres, el PCN tres y el PDC dos. Ninguna representación proporcional de por medio, pues mientras el FMLN tiene 35 escaños y Arena 32, el PCN apenas tiene 10 curules y el PDC cinco. Que la madrugada del sábado Rodolfo Párker no se sentara en su lugar habitual pareció indicar que el secretario general democristiano había leído de antemano el guión de la actuación que estaban montando los legisladores.
Anunciada la propuesta de reforma al protocolo, vino la explicación. Que los 30 meses que restan de esta legislatura se dividirán en dos fases, una del 31 de octubre de este año al 31 de enero de 2011, y otra del 1 de febrero de 2011 al 30 de abril de 2012. Que quedaban sin efecto los nombramientos de Párker como vicepresidente, y del ex arenero Guillermo Gallegos, como secretario. Que quien se convirtiera en presidente para la primera etapa iba a convertirse en primer vicepresidente para el segundo período, y viceversa.
Luego vino la aritmética: la junta directiva creció de 11 a 13 miembros. El FMLN pasó de tener tres puestos a cuatro, el PCN mantuvo sus tres sillas, Arena mantuvo a sus dos representantes y perdió a Gallegos, quien ahora representa a Gana. Y a Gana se le asignaron otros dos puestos. Y, finalmente, que el PDC se quedó solo con un cargo, el de Sandra Salgado, hermana del alcalde migueleño Wil Salgado.
Por eso Párker estaba sentado desde el inicio ahí donde se sientan los no directivos. Pero la revelación de los nombres se hizo como si nadie supiera nada y por eso, después de anunciar cómo se repartirían las sillas, vino la tarea de presentar a las personas que las ocuparían. El pecenista Francisco Merino pidió la palabra y Zepeda se la concedió. “... es una de las figuras prominentes llamadas a desempeñar un papel... bla bla bla”, mencionó Merino, mientras, en su asiento, Gallegos sonreía, exultante. Finalmente, Merino propuso el nombre de Gallegos para la primera vicepresidencia.
Y así, otros diputados, fueron haciendo otras propuestas, hasta que llegó el momento decisivo: votación nominal y pública por cada nuevo directivo. A la 1:40 a.m., con 63 votos a favor y la abstención de Douglas Avilés, de CD, el nuevo protocolo quedó sellado. Un nuevo protocolo que le concedió a Zepeda mantenerse en el cargo 15 meses más, y al efemelenista Sigfrido Reyes ser el futuro presidente de la Asamblea, también por 15 meses.
La junta estará conformada por 13 diputados, más de la mitad de los cuales, siete, serán secretarios. El Frente tendrá la primera y quinta vicepresidencias y la primera y sexta secretarías), el PCN la presidencia, la tercera vicepresidencia y la tercera secretaría. A Arena le dejaron la cuarta vicepresidencia y la cuarta secretaría. El PDC quedó con la quinta secretaría, y Gana asumió la segunda vicepresidencia (Gallegos), y la segunda y la séptima secretarías.
Atrás había quedado la anterior directiva, y atrás había quedado la deserción de los 20 diputados fieles a su partido. Estos se dirigieron a uno de los salones para montar una breve rueda de prensa. Se agruparon hombro contra hombro, sin decir una palabra y sin volver hacia afuera, donde se votaba la propuesta de Tenorio para modificar el protocolo.
“Desgraciadamente, en estos últimos días, hemos visto que han prevalecido los intereses personales de unos pocos, sobre los intereses nacionales”, dijo el jefe de fracción, Vaquerano. En su comunicado de prensa, señalaban que condenaban al FMLN y “a los mercaderes de la política, por la inmoralidad de su actuación”. Además, también se refirieron a la posibilidad de presentar, eventualmente, un recurso ante la Corte Suprema de Justicia, para revisar jurídicamente la constitucionalidad de la modificación de la junta directiva.
Eran las 2:05 de la madrugada cuando se retiraron del Salón Azul. “Ya es tarde, hay que dormir. Tenemos que prepararnos para ir a enflorar”, dijo uno de los diputados. “Ya no tenemos nada que hacer aquí, claro que nos vamos”, agregó Roberto d´Aubuisson.
Arena perdió, definitivamente, la posibilidad de asegurarse de que las decisiones que requieren mayoría calificada no se tomen sin su visto bueno. Con 20 diputados, y con los 12 disidentes abrazados a los efemelenistas, tendrán que trabajar para conseguir los ocho votos que les faltan para evitar que la nueva alianza de izquierda-derecha maneje en automático discusiones como las de la ratificación de préstamos internacionales, que necesitan 56 votos.
Tras la aprobación del nuevo protocolo, también quedó para la historia la breve vicepresidencia de Párker. El viernes, cuando aún había un intenso cabildeo de todos con todos, el alcalde migueleño Wil Salgado había aparecido en el palacio legislativo. Cuando los periodistas le preguntaron el motivo de su visita, aseguró que no llegaba a resolver nada. “A ver, a ver vengo. A mi hermana”, dijo.
Cuando los periodistas le insistieron en que sospechaban que había llegado porque tenía algo que decir en las negociaciones, lo negó. “No, si yo pasando por aquí iba”, bromeó. Después le preguntaron qué pensaba de la posibilidad de que Párker perdiera la vicepresidencia, y Salgado se lo tomó con calma: “Aquí se aplica la ley de la gravedad: todo lo que sube, tiene que bajar”.
Y Párker, en efecto, estaba a punto de bajar. Antes de la votación de uno de los nombres de la nueva junta directiva, el dirigente pedecista pidió la palabra para despedirse como vicepresidente. Párker se paró frente al podio. Agradeció a sus compañeros por dejarle compartir la responsabilidad de integrar una junta directiva. Sin embargo, su discurso iba cambiando de tono cada vez más, hasta llegar al punto de hacer un llamado a “despertar”, porque “la patria peligra”. Añadió que ese escenario “muestra al Partido Comunista de El Salvador como es: oportunista, bajo, vengativo, intolerante y en búsqueda del poder absoluto”.
Mientras Zepeda y el efemelenista Sifrido Reyes murmuraban entre ellos y hacían ademanes con las manos, Parker continuaba su discurso, en el que dijo que fue el Partido Comunista el que impulsó la decisión de quitar uno de los puestos otorgados a su partido, al inicio de esta legislatura. Además, señaló, haciendo énfasis mientras observaba a sus espaldas a sus ex compañeros directivos: “La autoridad no está en el cargo, sino en la persona misma”.
Al término del discurso, toda la parte derecha del pleno aplaudió. Los diputados del FMLN se abstuvieron de hacerlo. El presidente de la junta pidió que no se comentara el discurso pronunciado por el diputado pecenista, debido a las “altas horas de la madrugada”. Sin embargo, Lorena Peña dijo lamentar el discurso de despedida del diputado e hizo el llamado a ser más tolerantes y respetar las diferentes corrientes de pensamientos e ideologías.
Después siguió la aprobación de los restantes directivos, y a cada nombre le sucedían las felicitaciones y aplausos de sus compañeros, excepto los de Párker.
Los nuevos directivos son los siguientes: por el FMLN, Sigfrido Reyes, Francisco Roberto Lorenzana, Lorena Peña y Lourdes Palacios; por Gana, Guillermo Gallegos, Miguel Ahues y César García; por el PCN Ciro Cruz Zepeda, Elizardo González Lovo y Francisco Merino; por el PDC Sandra Salgado y por el partido Arena Roberto d´Aubuisson y Alberto Romero, aunque no fueron juramentados debido a que se retiraron.
Los ajustes también se hicieron en la quincena de comisiones de trabajo.
La sesión finalizó a las 3:30 de la madrugada del sábado, cuando Zepeda volvió a hacer sonar el gong.