¿Ese qué hace?
El director de arte aparte de cortar pelo tiene que ver la música…
¿El estilo del lugar?
El estilo del lugar, las ofertas de producto, los uniformes de los empleados, la calidad de secado o de corte que hace cada uno de los estilistas que está trabajando dentro del salón, el mercadeo del producto y ¡uf¡
¿Antes del estilista hay peluquero nada más o nada?
Antes de estilista está el…
El champusero, ajá. Era una empresa muy estructurada. Los salones aquí no están estructurados como salones. Yo tomé esas cosas buenas y yo siempre quise ser como una Amanda… cuando yo estaba peque, cuando yo empecé a los 15 años, pues no era nadie y decía: “¡Puya, quiero ser como Amanda o como Eduardo Mateo, de 90°, o como Pino di Roma papá!' O como Mauricio Castillo, que murió, que era un estilista súper bueno... Lombardo, y empecé a desempeñarme dentro de Tony & Guy.
¿Y ahí cómo entraste?
Entré como junior y fui el primero que se graduó de la academia de los ciento y pico estudiantes. Definitivamente no creo que me equivoqué de carrera. Veía un corte porque lo veíamos en videos. Eran 12 cortes básicos para terminar de graduarte de la escuela. Los tenías que hacer primero en maniquí, cuando los hacías bien en maniquí pasabas a hacerlos en modelo, pero antes de hacerlo en maniquí por escrito, tenías que hacer el paso a paso.
Eso fue en…
En Tony & Guy. Me acuerdo que mi jefe, el dueño de Tony & Guy, Guillermo Borja, me decía: “¡Muchachón! Yo te veo a vos un potencial y yo te lo puedo ver aquí”. Yo decía: “¡Puya, qué cool que te digan eso!” Pasó el tiempo y pasé a trabajar a piso al Tony & Guy de Galerías porque solo estaba ese. Cuando llegué ahí ya peinaba y todo. Yo tenía 18 o 19. Ahí había personas de 29, 28, 40 y un poquito más quizás. Yo era como el patillo, por decirte. Me costó darme mi lugar, pero me di mi lugar destacando como mejor empleado y me costó un poquito porque soy un poco rebelde.
¿Qué hacías de rebelde?
Yo sabía que era muy bueno y sabía que era de los que trabajaba desde el horario que llegaba, no almorzaba y salía tarde. Entonces quería que hubiera ciertas consideraciones y como no las habías yo me las tomaba. Es como normal, pienso, cuando vos sabés que hacés mucho. Me capacitaron exactamente para abrir Princess. Tenían que buscar el art director del Princess y cuando pasamos a Princess no me lo hicieron saber, de hecho me trataron un poco mal. Cuando abrieron las puertas del salón, mirá, se paran los pelos porque era como que abren ese salón tan lindo que fue y estaba en cada silla el nombre de cada quién con tu nivel porque venía gente de Estados Unidos a evaluarte. Y a mí me mandaron como el último mes a hacer un training a Dallas, que es un back to basic, haciendo todo lo que había hecho de básico en la academia, salí con buenas notas y me dejaron como el director artístico del Princess.
Esto de la academia me causa curiosidad. ¿Cuál es un corte básico? ¿Rapado al uno?
Es súper interesante. En la escuela son 12 cortes básicos: un Bob…
¿Un qué?
El que usaba Victoria Bekham, más o menos, porque lo de ella ya es moda porque lleva textura. Un Bob; hay un corte que se llama “un solo largo”, hay un solo largo con graduación al frente, que tiene el degrafilado que mencionan; está el capas cuadradas, que es el que llamaron un “shaggy” que salen las colas de aquí y es como un casquito; capas redondas, que es como el redondo que usan las señoras…
¡Ah, el casco que ocupan las señoras! ¿El que usa la reina de Inglaterra?
¡Aprox! Y de ese corte capas redondas, si haces redondas acá y cuadradas acá, ya vas haciendo conexiones.
Disculpa que interrumpa la lista, ¿y ese corte de las señoras por qué siempre lo hacen así? ¿Por qué siempre las señoras tienen el pelo como casco?
Es como un mito con base en los años 60s, cuando se usaba ese tipo de cabello, cuando ellas eran jóvenes. Ellas eran de cabello enredado y voluminoso en los años 60s. Más que todo…
¿O sea que crecieron con su peinado y se lo dejaron?
Exactamente, ese tipo de personas de esa época es el que ocupa ese corte, porque ahora yo tengo señoras que usan cortes de moda, al estilo de Rihanna, cortito y con mechones; y tengo otras un poco más clásicas.
¿Y el pato bravo no está en esa lista?
El pato bravo vendría siendo… no, el pato bravo ya sería una colección, ya sería una nueva colección.
Vos decís que sos un profesional, ¿hay un lugar donde uno se gana ese título o este se gana con la práctica?
Nunca tenés que sentir que vos sabés, que es lo que yo hice. Porque a mí, aunque mi escuela fue Tony and Guy, Lombardo me dio el consejo de destacarme y enfocarme a hacer las cosas bien sin ver lo demás. Cuando llegué a Tony and Guy seguí con ese enfoque. Me fui a estudiar la primera vez a la academia de Tony and Guy, en Dallas, Texas, y era una escuela de peluquería de niños ricos. Y yo iba con mi Mike Mike…
... ja, ja, ja.
Mi jefe estaba contento conmigo y para darme un pull, me mandaron a estudiar allá. La academia era espectacular; los maestros… O sea, tu perfume, tu aliento, tus zapatos lustrados, tus uñas, tu pelo… si no era pelo de estilista, te decían: “Adiós, vení mañana arreglado como debe de ser”. Todos los días teníamos que estar temprano con una maleta así de herramientas. Te estoy hablando de la maleta grande de viaje de puras herramientas. Teníamos que hacer fashion shows entre nosotros, hacer las modelos, hacer las cosas y hacer las presentaciones. Así como en… ¿Has visto Project Runway?
Ajá.
Era algo súper bonito porque cuando venías aquí, a la realidad…
Ja, ja, ja… ¡Ya era todo diferente! ¡Al barranco!
... Ya tenías que modificar eso con base al estilo de las cosas. Pero como yo era el director creativo del salón, mis compañeros me molestaban siempre porque me decían que tenía a la gente más complicada del salón. Yo les decía: “¿Sabes qué? ¡A mí me gusta tener a los más complicados! Porque si un cliente me exige, me puedo exigir más”. Y sobre todo, porque tenía personas con apellidos altos y conocidos, de los rich and famous de aquí, que llegaban y me decían “a mí me cortan en Nueva York”, “a mí me corta Douglas, de Miami, en Key Biscayne”. Y yo les decía “ahora te voy a cortar yo”.
¿Y no te daba un poquito de miedo?
No, no me daba miedo. Siempre fui como aventado y me bastaba que la educación que tenía era americana, por niveles. Es como si tuviera la educación americana pero como no tengo green card para trabajar allá tengo que hacerlo aquí, por mucha menos plata de la que puedo cobrar allá. En Estados Unidos, un estilista de mi nivel, que es ser top designer, puede cobrar 150 ó 200 dólares por corte.
¿Y aquí cuánto cobrás?
20 dólares.
¿Hay pelos que dan asquito?
Gracias a Dios ya eduqué a mis clientes. A mantenerlo limpio, a usar…
O sea, que llegue bañado.
Ja, ja, ja. Hay gente que la educación la tiene en cuanto a la limpieza, pero es que en eso no podés generalizar. Hay gente aseada y gente que no. Eduqué a mi gente a que usen el producto que tengo, que son de las mejores marcas. Pero siempre aparece alguien que da miedo.
Ja, ja, ja. ¿Cómo es esa persona?
A veces no necesariamente esa persona tiene que verse mal. Podrías ver un niña bonita y tiene un piojo.
¿Aquí?
No aquí en el salón… hace un buen rato me pasó…
Estás limpiando su reputación.
Ja, ja, ja. Hace un buen rato me pasó… Fijate que en el salón teníamos…