¿Cuáles han sido los puntos principales de agenda de estos últimos meses?
Corte plena tiene bastante atraso, bastante mora y no todos los casos son de orden jurisdiccional. Por ejemplo, el caso Colindres, ¿cuántos años tiene ya y no se ha resuelto? El doctor Eduardo Benjamín Colindres, a quien la Asamblea destituyó del Tribunal Supremo Electoral y que, si mal no recuerdo, fue allá por la administración de Calderón Sol. Entonces, cualquiera que sea la decisión, yo creo que la gente tiene derecho a que se le manifieste si tiene razón o no. No veo por qué esas cosas tienen que estar tan atrasadas. Esa ha sido una de las cosas que yo siempre he querido empezar a resolver. También hay mucho atraso en denuncias que no se han conocido. Ya estamos metiendo eso en la agenda. También hay denuncias contra jueces, que si merecen sanción, hay que hacerlo. Si aquí no estamos para proteger a nadie, sino para hacer las cosas correctamente.
Como ciudadano, uno se construye imaginarios de personas o instituciones. Por ejemplo, el imaginario sobre la Corte Suprema que tienen muchas personas es de “amiguismo”, de “tráfico de influencias”, y algo de eso han dicho los informes del Departamento de Estado de Estados Unidos. ¿Cuál era su imaginario antes de ocupar el puesto de presidente de la Corte?
Aquí se ha hablado de eso a nivel del sistema judicial, pero yo, sinceramente, no creo que ninguno de los magistrados que están en esta Corte anden en ese tipo de situaciones. En los otros tribunales posiblemente sí hay ese tipo cuestiones y yo esperaría que la gente denuncie esos casos. Yo aquí no voy a proteger a ningún juez solo por su cargo. Si el juez es pícaro, que le caiga su sanción. Yo creo que la percepción de la gente tiene que ir cambiando poco a poco. Estas cosas no las puede arreglar usted de un día para otro. Lo que sí le puedo decir es que en todas las actuaciones dentro de la Corte yo trato de hacer lo correcto. Recibir a un amigo que busca mi ayuda no implica que voy a torcer una decisión judicial solo para favorecerlo.
Me imagino que le han de venir a hacer muchas peticiones…
A diario, aunque no en esos términos. A veces algunas personas son bastante sutiles para plantear esas cuestiones, pero, por supuesto, uno sabe hacia dónde van. Cuando me toca recibir a gente con intereses opuestos, yo recibo a las dos partes, porque no tengo que darle preferencia a nadie.
Hábleme de la agenda de este año. ¿Qué podemos esperar…?
Mire, a veces uno tiene planes muy ambiciosos. Para mí de los problemas graves que existen es la mora judicial. Incluso, la sala en la que estoy integrado le estamos tratando de sacar lo más posible. Casos viejísimos que había y los casos nuevos, estamos tratando de sacarlos. Pero esto no es algo que lo vamos a remediar de un día para otro. Puede que nos llevemos algo de tiempo, porque la mora es grande, no solo de la sala de lo constitucional…, Corte Plena es una cantidad enorme de cuestiones que nunca se han tocado. No sé la razón por la que nunca se tocaron, por ejemplo el caso Colindres.
¿Qué casos, no solo de importancia sino de urgencia nacional, puede esperar la gente que resuelva la Corte?
Hay casos que le podría citar, pero…
Dígame qué casos. ¿La obsoleta Ley de Probidad? También se ha hablado de las facultades que se le quitaron a la sección de Probidad para investigar el enriquecimiento ilícito…
Mire, eso es una cuestión que tiene que conocer la Corte plena. Hay por ahí un nuevo proyecto de Ley de Probidad, porque la actual no permite cierta amplitud. Por ejemplo, la cuestión de la información que ahí hay, aunque yo quisiera, no se las puedo dar. La Constitución me prohíbe dar información reservada que solo sirve para ese efecto que la misma Ley de Probidad señala. Entonces, estoy amarrado.
Entiendo que eso es algo sobre lo que se habla bastante en pláticas de magistrados, pero en la agenda real no está…
Cómo no. Es decir, no lo hemos tocado todavía, pero es parte de las cosas que esta Corte va a tener que tocar.
¿Una nueva legislación?
Sí. Hay un proyecto de ley de Probidad. Ahí se discuten algunas cosas, como si lo que hoy es la sección de Probidad debe estar dentro de la Corte o no. Hay opiniones variadas al respecto.
¿Cuándo se llevará a cabo esto?
No le podría señalar una fecha de cuándo Corte plena conocerá sobre eso, pero no es una cosa que se va a dejar de último momento. Tiene que ser en el curso de este año.
La sección de Probidad no tiene libertad de pedir informes a los bancos, pero la Corte sí y no solo es vox pópuli sino que las personas que tienen acceso a información saben que en este país hay una deuda en el sentido de investigar de dónde viene el dinero de algunos funcionarios… ¿Corte plena se va a meter a eso?
No. La Corte, de acuerdo con la actual Ley de Enriquecimiento Ilícito, solo en aquellos casos donde hay algunas cosas incongruentes en las declaraciones puede meterse a esas cuestiones. Si estas no existen, no podemos hacer mucho… y de ahí la necesidad de acelerar un poco la nueva Ley de Probidad porque yo, en eso siempre fui crítico, incluso de la decisión que se tomó en aquel tiempo cuando surgió este problema de Probidad. Porque, vaya, si la Corte decía: el jefe de Probidad no tiene esa facultad sino que solo la Corte plena, el mensaje que siento que se mandó en ese momento fue un poco equivocado. En ese sentido, lo menos que podría hacer la Corte era pedir ese informe y no lo hizo. Por supuesto, estamos hablando de que eso pasó hace ya varios años. La ley está bastante obsoleta. Por ejemplo: las declaraciones de Probidad se dan a la entrada y a la salida, pero hay funcionarios, sobre todo en el orden judicial, que tienen 20 o más años de ser jueces o de ser magistrados de cámara. Si dieron, por decir algo, una declaración de Probidad en 1980, la declaración que se preste ahora no tendría ninguna relación. Yo creo que estas deben estar siendo actualizadas cada cierto tiempo. Habrá que establecer mecanismos. De esa forma se puede, tal vez, tener más idea de si esa persona actuó o no correctamente. Pero así como está esa ley, eso no existe. Hay una cantidad de cosas que hay que cambiar.
¿Todavía no tiene muy dibujado el panorama? No lo miro convencido.
No, yo sí estoy muy claro en qué es lo que hay que hacer. Tenemos que revisar, porque no conozco en detalle ese nuevo proyecto de ley, pero yo estoy absolutamente convencido de que la corrupción hay que combatirla como sea, pero hay que tener una base legal y la que existe en este momento con la Ley de Enriquecimiento Ilícito, la siento bastante lenta.
Con la ley que se tiene, ¿esta Corte no puede actuar?
Puede actuar cuando se dan los supuestos que la misma ley establece.
¿Pero no hay supuestos?
Cómo no. Lo que le decía: si usted compara la declaración de entrada con la de salida, que no pueda justificar un incremento de capital, ahí sí, se manda al tribunal correspondiente para que empiece a conocer de eso. Pero el problema, como decía, es que solo es a la entrada y a la salida y no hay un plazo razonable que sea aceptable como para estarle exigiendo que actualice sus declaraciones.
Los presidentes están para cinco años…
A mí me parece que eso es mucho tiempo. Yo creo que debería renovarse…
En estos momentos, ¿qué hace la sección de Probidad?
Hay una cantidad enorme de declaraciones que se presentan acá, que solo revisarlas lleva mucho tiempo. Ahí se imponen multas que hasta risa dan, porque alguien no presentó su declaración.
¿Y después de la multa?
Ahí murió la flor.
¿O sea que un funcionario puede no presentar su declaración?
Sí. Prefiere pagar la multa. Todo ese tipo de detalles hay que corregirlos.
¿Qué compromisos puede adquirir el presidente de la Corte de cara a este año?
Yo espero que la Corte pueda decidir sobre la Ley de Probidad, pero en eso no tenemos iniciativa de ley. Será la Asamblea la que tendrá que hacerlo. La idea es tomar la iniciativa en eso.