'Hemos caminado con el pueblo de manera pacífica, sin buscar ningún provecho personal, sino el bien común', declaró el sacerdote Antonio Confesor frente a una valla de policías antimotines y a pocos metros de la casa de gobierno, en San Salvador.
Confesor, ataviado con una sotana blanca, una estola morada y sombrero negro, encabezó una delegación que entregó a un funcionario una carta para el presidente Mauricio Funes en la que manifiestan su oposición a lo que denominaron 'proyectos de muerte'.
Los pobladores de localidades en el norte del departamento de San Miguel han realizado numerosas protestas desde hace unos tres años, alegando que el proyecto de construcción de la presa El Chaparral, sobre el río Torola, significará solo destrucción de las pocas posesiones materiales de los habitantes y su desalojo.
'¿Por qué me puede sancionar mi obispo?', se preguntó Confesor ante los campesinos, tras salir de la reunión y explicarles sobre la entrega del documento. 'Si somos una iglesia cristiana, tenemos que acompañar a Cristo, que sufre en los pobres', se respondió.
El sacerdote José Rutilio Sánchez explicó que más de 60 mil campesinos serían afectados 'por inundaciones, pérdidas de sus cultivos o destrucción de las tierras', si se construye las represas hidroeléctricas El Chaparral y El Cimarrón, en la región este y centro del país respectivamente. 'Será una destrucción total y lo que queremos es hacer consciencia al presidente para que no se realizan las obras', señaló Sánchez.
La presa El Cimarrón, ubicada sobre el río Lempa, no se ejecutará al menos durante este gobierno, según ha declarado el presidente Mauricio Funes.
La denominada 'peregrinación por la vida' inició el lunes en la población de San Antonio del Mosco, uno de los municipios más pobres de El Salvador, ubicado en una de las zonas que será afectada por la inundación del embalse.
Desde cuando asumió el primer gobierno de izquierdas de El Salvador, en junio de 2009, los pobladores han llegado a las puertas de la casa de gobierno en al menos tres oportunidades. La ocasión anterior anunciaron una campaña de recaudación de millones de dólares para, según ellos, entregárselos a Funes. Ese dijeron, explicaban con ironía, iba a servir para que el gobernante pudiera saldar su deuda con Nicolás Salume, que es el padre del presidente de la empresa estatal que construye la presa El Chaparral y que fue uno de los financistas de la campaña electoral de Funes.