Teherán, agosto 12. La televisión estatal iraní difundió la noche del miércoles una confesión atribuida a una mujer sentenciada a morir lapidada por adulterio, un caso que hizo que Brasil le ofreciera asilo y que provocó protestas internacionales.
La organización Human Rights Watch dice que Sakineh Mohammadi Ashtiani, de 43 años, fue condenada por primera vez en mayo de 2006 por una 'relación ilícita' con dos hombres después de la muerte de su marido y fue condenada por un tribunal a 99 latigazos. Meses después, fue declarada culpable de adulterio y condenada a lapidación, a pesar de que la mujer se retractó de una confesión que ella dice que fue hecha bajo coacción.
El mes pasado, Irán retiró temporalmente la pena de lapidación, después de la indignación mundial que causó la brutalidad de la pena. Ashtiani también ha sido acusada de asesinato y aún podría ser ejecutada en la horca por haber cometido adulterio y otros delitos.
Los funcionarios iraníes dijeron públicamente a principios de este mes que Ashtiani había sido acusada de asesinato, aunque no estaba claro cuándo ocurrió.
La supuesta confesión fue transmitida el miércoles por la noche, un hecho que algunos interpretan como un intento por parte de Teherán de evitar las presiones internacionales y, posiblemente, para llamar la atención a la acusación de asesinato, un delito que se castiga con la muerte en Estados Unidos y otros países.
Una mujer identificada como Ashtiani dijo en la emisión que fue una cómplice involuntaria en el asesinato de su marido. Su cara apareció borrosa y sus palabras se escuchaban en segundo plano, superadas por la voz de una mujer que traducía al persa la declaración en una lengua azerí turca, que se habla en partes de Irán.
La indignación por la pena de muerte es la fuente de fricción más reciente entre Irán y la comunidad internacional. Estados Unidos, Gran Bretaña y grupos de derechos humanos han exhortado a Teherán a que suspenda la ejecución.
La secretaria de Estado estadounidense Hillary Rodham Clinton pidió a Irán esta semana que libere a todos los presos políticos y expresó su alarma acerca de varios detenidos específicos, entre ellos Ashtiani.
Brasil, que en los últimos meses se convirtió en un importante socio de negocios de Irán, generó la crítica de naciones que vieron en el gesto una ayuda a una nación que no se compromete en combatir el terrorismo y que tiene posturas tan radicales como negar el derecho de Israel a existir como nación. El gobierno brasileño ofreció asilo a la mujer, en un aparente intento de concederle una salida medianamente elegante a su socio, pero Teherán rechazó el ofrecimiento.