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El 'pastor' que estafó a más de 800 ovejas

Se decía pastor asociado del Tabernáculo Bíblico Bautista Amigos de Israel y prometía casas a gente pobre, y proyectos de beneficio social a alcaldías pobres. Estas se maravillaban con el álbum de fotos de sus viajes por Europa. Como mínimo obtuvo unos 100 mil dólares, pero la Fiscalía no sabe dónde está el dinero, y ni siquiera sabe que creó una fundación...

Lunes, 13 de septiembre de 2010
Daniel Valencia Caravantes

Las gemelas Cony Valeska y Gloria Bezaida Martínez, hijas de Blanca Alegría, juegan en su casa en el caserío Valle Nuevo, El Paisnal. Foto Mauro Arias
Las gemelas Cony Valeska y Gloria Bezaida Martínez, hijas de Blanca Alegría, juegan en su casa en el caserío Valle Nuevo, El Paisnal. Foto Mauro Arias

La estrella, la corona y la cruz

La primera vez que Blanca Alegría conversó con Medardo Alfredo Quijano Arriola lo hizo convencida de que aquel hombre que acababa de estrecharle la mano era un pastor evangélico de la iglesia Tabernáculo Bíblico Bautista Amigos de Israel. La de Édgar López Bertrand, el “hermano Toby”, como le dicen sus feligreses, y de su hijo, Edgar López o “Toby Jr”.

Blanca Alegría lo creía por tres hechos que sumados le daban esa conclusión: uno, que solo un pastor de tan “buena” iglesia puede manejar una camioneta cuatro por cuatro y vestir tan elegante –con traje azul oscuro, sin corbata-; dos, que en el vidrio trasero del todoterreno estaba pegada una calcomanía que “delataba” su afiliación, y tres, porque el mismo logotipo que mostraba el vidrio de la camioneta estaba grabado en el anillo que tenía prendido en la mano derecha: la estrella, la corona y la cruz, el símbolo que identifica a un feligrés del Tabernáculo. Aquella tarde de mediados de noviembre de 2008, el pastor que tanto había esperado por fin hacía su aparición.

Había, sin embargo, una cuarta razón para que Blanca y los más de 200 convocados en un terreno aledaño a su casa creyeran que Quijano Arriola era un enviado de Dios que los ayudaría en sus carencias. Su asistente, Guadalupe Vásquez, una viuda de 65 años que decía ser representante del Ministerio de Gobernación y de la Defensoría del Consumidor, les había hablado con anterioridad del “hermano Medardo”.

—Dígales que lo escuchen a él, que él es el líder de la fundación. Él les explicará bien todo el proyecto —le había dicho a Blanca por teléfono, días antes de esa primera reunión.

Blanca conoció a Guadalupe en el pasillo de la sala de emergencias del hospital Rosales, en San Salvador, ocho días antes de aquel jueves de mediados de noviembre de 2008. Un día, temprano en la mañana, Gladys, su hija de 19 años, se cayó en la milpa y se lastimó la espalda. Entonces Antonio Martínez, su esposo, suspendió la tapisca y corrió por ayuda al pueblo. Una hora más tarde, Blanca esperaba que su hija saliera de observación mientras platicaba con una anciana vestida con un traje verde “de un solo largo”.

La otra señora, que dijo llamarse Guadalupe, estaba ahí porque un hijo se le había “golpeado” en un accidente de tránsito.

—Y por estar aquí suspendí la reunión con el hermano para hablar del proyecto —le dijo Guadalupe a los dos familiares que la acompañaban.

Blanca, curiosa, preguntó que de cuál hermano y de cuál proyecto hablaba Guadalupe. Entonces, Vásquez le mencionó por primera vez al hermano Medardo Alfredo Quijano Arriola y a la fundación “Eben Ezer”, especialista en proyectos de vivienda para familias muy pobres. Blanca le preguntó por qué no los apoyaban en El Paisnal y, entonces, Guadalupe Vásquez se lo tomó muy en serio. Intercambiaron números de celular y quedaron en contactarse. A los ocho días, a mediados de noviembre, Guadalupe le habló a Blanca y esta, crédula, hizo lo que le habían mandado: convocó a más de 200 conocidos de El Paisnal para que llegaran a escuchar al hermano Medardo.

Blanca Alegría y sus hijos frente a su casa en  Valle Nuevo, El Paisnal. Foto Mauro Arias
Blanca Alegría y sus hijos frente a su casa en  Valle Nuevo, El Paisnal. Foto Mauro Arias

Blanca Alegría es una mujer robusta de 46 años cuya esencia de vida está en el apellido que carga. Tiene  11 hijos y media docena de nietos. Adornan su rostro unas cejas pobladas, una nariz algo respingada y unos ojos que todavía se le ven coquetos. Cuando joven tuvo que haber tenido un rostro guapo, capaz de enamorar a su esposo, Antonio Martínez, un bajito y tostado agricultor de 52 años de edad. Antonio también tiene unas cejas pobladas, pero su cara es cuadrada, con una barbilla tosca y con unos ojos negros, profundos y brillantes, que combinan muy bien con sus maneras cálidas y confiables. Blanca y su familia viven de cocer el maíz que cosechan su esposo, Antonio, y sus hijos, en dos manzanas que les otorgó hace muchos años un plan gubernamental, en un terreno caluroso del municipio de El Paisnal, al norte de San Salvador. Viven en una pequeña casa de paredes de bahareque y techo de lámina ubicada junto al lecho de una quebrada en las afueras del pueblo. Hoy que las lluvias están descontroladas, el gobierno le ha dicho a Antonio que puede que los desalojen por el peligro que representa el río Matizate, que inunda la quebrada y ya roza los cimientos de su hogar. Pero en época seca, frente a la casa de los Martínez se  forma un patio capaz de albergar a las más de 200 personas –en su mayoría mujeres- que aquel noviembre llegaron a escuchar al hermano del que Blanca, a petición de Guadalupe Vásquez, les había hablado. El hermano que prometía casas para todos.

Lo que Blanca, sus hijas, su esposo y sus conocidos no sabían es que el mismo anzuelo habían ocupado Quijano Arriola y Guadalupe Vásquez en otras comunidades de San Martín, San Marcos, Guazapa y Apopa entre 2007 y 2008. Lo que no sabían es que Quijano Arriola quizá ni siquiera era pastor, pese a los ardides con los que intentaba demostrarlo.

—Uno de ellos era el estilo con el que hablaba. Hablaba como un predicador de la tele —recuerda Blanca.

Cuando Quijano Arriola subió al corredor de la casa de Blanca –al montículo que se eleva sobre el lecho de la quebrada- explicó su proyecto, lo que los beneficiados tenían que hacer, pidió al cielo por la buena obra y luego contó un chiste:

—Una vez fuimos a evangelizar  a un bolo —les dijo—. Le dijimos que lo queríamos invitar a un lugar donde sólo se hablaba de las maravillas de Dios... ¿y saben lo que nos contestó?

El público, medio cuerpo abajo del suyo, movió la cabeza de un lado al otro, en señal de negación.

—¡No! —nos dijo—. ¡Imagínense si tanto hablan de Dios, qué no van a decir de mí!

Entre Blanca y su hija mayor, Meylin, terminan de contar el chiste y se ríen como si fuera la primera vez que lo escuchan. Antonio, al lado de su esposa, intenta morderse la risa pero esta lo traiciona. Para Antonio, lo que Quijano Arriola les hizo no tiene perdón.

—¡A este pastor falso se lo llevará el diablo! ¿Sabe por qué? Porque uno de los pecados más grandes es afectar a gente pobre. Dios también castiga...

El truco de las fotografías

Guadalupe Vásquez, a la derecha,  asistente del pastor Quijano Arriola en una fotografía que presentaba como prueba de la veracidad del apoyo internacional que tenían para el proyecto habitacional.
Guadalupe Vásquez, a la derecha,  asistente del pastor Quijano Arriola en una fotografía que presentaba como prueba de la veracidad del apoyo internacional que tenían para el proyecto habitacional.

En poder de la alcaldía municipal de Tepecoyo, departamento de La Libertad, hay 19 fotografías de Medardo Alfredo Quijano Arriola con representantes de organismos de cooperación italiana. En las imágenes, el moreno Quijano Arriola luce, siempre, con traje y corbata, sin bigote y con el pelo engominado. En las fotos luce un tanto obeso, con los cachetes inflados. En algunas lo acompañan el ex alcalde de Tepecoyo, Alfredo Estrada, y el alcalde –todavía en el puesto- de Jocoro, Arturo Perla, junto a representantes de organizaciones no gubernamentales o funcionarios de ayuntamientos de comunidades italianas. Quijano Arriola, al igual que prometía casas a familias pobres de cinco municipios del Gran San Salvador, ofrecía financiamiento de proyectos a comunas del interior del país que no se tomaban la molestia de revisar la viabilidad de la oferta de Eben Ezer Consultores, S.A. de C.V., y se iban junto a Quijano Arriola de paseo por Europa.

Las alcaldías que creyeron en los compromisos de Quijano Arriola facturaron dinero de los contribuyentes en favor de proyectos de “Formulación, gestión e identificación de cooperantes internacionales” que Eben Ezer Consultores, S.A. de C.V. se comprometía a realizar. En la práctica, estos proyectos sólo suponían un viaje, reuniones con organismos de cooperación o ayuntamientos en España, el País Vasco e Italia, y la presentación de un informe final en donde la empresa aseguraba se podría conseguir proyectos para introducción de agua potable, electrificación o infraestructura, valorados en  más de un cuarto de millón de dólares.

Eben Ezer Consultores nació el 30 de junio de 2006 con el giro de “actividades de asesoramiento empresarial, gestión, obtención y dotación de personal”. La representante legal de la empresa es la abogada Norma Marixa Martínez de Quijano, esposa del supuesto pastor. La empresa, el 6 de marzo de 2008, ocho meses antes de llegar a la puerta de la casa de Blanca Alegría y Antonio Martínez, presentó a la comunidad de Tepecoyo el proyecto “búsqueda de financiamiento externo para proyectos de desarrollo local...”

La idea, recuerda el ex alcalde Alfredo Estrada, era viajar al extranjero para conseguir fondos de cooperación para 'levantar' al municipio. Estrada ya no es el alcalde de Tepecoyo, y la nueva administración duda sobre su desconocimiento en estos proyectos “que no le trajeron ningún beneficio al municipio”, dice la actual alcaldesa, Matilde Arely Paz.

El ex alcalde vive en las afueras del pueblo, en una casa de dos plantas que ocupa como vivienda y oficina. La oficina, sin embargo, no es más que un cuarto relleno con un escritorio, tres sillas plásticas y cuadros con fotografías de caballos en las paredes. Arriba del escritorio, la cabeza de un venado sobresale en la decoración. También sobresale un rifle para jugar paint ball y otro rifle –que según el alcalde es de balines- recostado al lado de la puerta.

—Esa la traje de Estados Unidos –dice el ex alcalde del PCN, cuando cuenta la historia de la cabeza de venado disecada. Luego dice que no hablará mucho del “hermano” Quijano Arriola porque con las oídas de los juicios que le han montado no quiere meterse él en problemas.

—En estos días uno nunca sabe. Un día vino, me pidió una reunión, oró antes de presentarse a los miembros del concejo, y nos mostró un proyecto de recolección de fondos. Le creímos porque mostró algunas reuniones que había tenido en países de Europa.

—¿Eran fotografías?

—Sí.

A inicios de mayo de 2008, la comuna de Tepecoyo, convencida con la propuesta de Eben Ezer y del hermano Quijano Arriola, desembolsó 17 mil 568 dólares para patrocinar un viaje a Italia que prometía fondos para el municipio.

—Alcalde, al leer la oferta técnica de esa empresa y los resultados planteados en el informe final de ese viaje, sospecho dos cosas: que o ustedes fueron engañados o que patrocinaron un viaje que sabían que era de turismo con gastos pagos de los contribuyentes.

—La verdad es que yo no me sentí estafado porque después vino el hermanamiento con la embajada de Italia —dice Estrada, en alusión a un acto público organizado por Quijano Arriola y la comuna en el centro del municipio. El acto fue celebrado el 29 de noviembre de 2008, y según el periódico MÁS!, el alcalde firmó un hermanamiento junto a Massimo Scalasi, de la embajada de Italia para “proyectos de beneficio social”. En la foto aparecen Scalasi al centro, Estrada a la derecha y Quijano Arriola a la izquierda.

La fotocopia de esa publicación ahora la cargan los afectados de El Paisnal luego de que Quijano Arriola la presentara ahí y en Guazapa como pruebas de que tenía contactos, y de que el proyecto de viviendas iba en serio. Pero al igual que pasó con las viviendas, Tepecoyo no recibió ningún beneficio de la “consultoría” brindada por Eben Ezer. Así como tampoco recibieron nada las otras cuatro alcaldías que Eben Ezer asegura –en la oferta técnica presentada a Tepecoyo en enero de 2008- haber ayudado. Quijano Arriola viajaba a costilla de las alcaldías, y estafaba en cantones de otros municipios con las fotos de esos viajes.

Según la empresa, ayudó a Guatajiagua, San Isidro (ambas de Morazán), Santiago Texacuangos (San Salvador) y San Antonio del Mosco (San Miguel) en la negociación de proyectos por montos millonarios. Nunca le aclaró a Tepecoyo, sin embargo, si los proyectos se habían conseguido o no.

—Estos babosos se bajaron a las autoridades anteriores —dice el síndico de la comuna de Guatajiagua, Firmo Arnoldo Valladares.

La Guatajiagua gobernada por Arena pagó a Eben Ezer, en febrero de 2008, $11, 700 para la supuesta negociación de proyectos. Cantidades similares pagaron los municipios de Gualococti, Santiago Texacuangos y San Isidro a inicios de ese año. Antes de que Quijano Arriola se llevara de paseo a los alcaldes de Tepecoyo y Jocoro, ya había realizado un primer viaje con los ediles de las comunas antes mencionadas. Así lo consigna el Diario Vasco en su edición el 8 de marzo de 2008. Según la nota, el alcalde y el concejal de Ezker Batua recibieron a la comitiva liderada por Quijano Arriola para hablar de proyectos sociales.

—Ese tipo de trabajos fue cuestionado por  la Corte de Cuentas —dice el jefe de la Unidad de Adquisiciones y Contrataciones de la alcaldía de Jocoro, Reynaldo Romero-. Los alcaldes con la necesidad dinero salían y se interesaban en el paquete que ellos ofrecían. Recuerdo que él alguna vez le mencionó al alcalde que siempre viajaba con varios ediles. Era un paquete.

Según Romero, la Corte preguntó por qué no había ningún resultado de esa inversión –aproximada a 15 mil dólares en el caso de Jocoro- pero que dejó de hacerlo sin ninguna razón. Lo mismo pasó en Tepecoyo y en el resto de municipalidades.

La diferencia en Tepecoyo fue, que por alguna razón que el ex alcalde no sabe explicar, Quijano Arriola consiguió la firma del “hermanamiento”. Y según Alfredo Estrada, eso incide para que él no se sienta estafado. Pero la nueva alcaldesa y el nuevo secretario de la comuna, opinan lo contrario.

Medardo Alfredo Quijano Arriola, señalado con una flecha, aparece en un acto oficial en Tepecoyo, junto al embajador de Italia Massimo Scalasi.
Medardo Alfredo Quijano Arriola, señalado con una flecha, aparece en un acto oficial en Tepecoyo, junto al embajador de Italia Massimo Scalasi.

—Cuando llegamos a la comuna, pedimos a la embajada información sobre este proyecto, y de la embajada nos comunicaron que ese hermanamiento es una especie de acercamiento, nada más, y que no significa nada en concreto —dice el secretario, Raúl Pleitez. De la embajada, las nuevas autoridades de Tepecoyo consiguieron además contactos con los organismos que Quijano Arriola dijo reunirse en Italia, pero nunca hubo ninguna respuesta acerca de los proyectos.

—Sólo el ayuntamiento de Ladispoli nos contestó y nos dijo que lo único que no había proyectos asignados para el municipio —comenta Pleitez.

Con las fotos de los viajes que Quijano Arriola recolectó en 2008, llegó a proponer el proyecto de vivienda a El Paisnal. Enfrente del muro de baharaque de la casa de Blanca Alegría, colocó una pantalla blanca en donde proyectó las imágenes, que convencieron a los más de 200 afectados para que aceptaran entregar entre 125 y 250 a cambio de una promesa en donde Quijano Arriola les aseguraba que tendrían, por fin, una vivienda digna. A las otras comunidades, estafadas antes que El Paisnal, llegó con otras fotos de otros viajes que realizó en años anteriores. Presumiblemente en 2007, dado que los primeros demandantes, de cantones pobres de San Marcos, aseguran que a ellos comenzó a estafarlos a finales de 2007, con fotografías de reuniones con gente extranjera, en países europeos, según consta en las declaraciones de los procesos judiciales montados en contra de Quijano Arriola.

El diabético perseguido

Desde cuando los primeros estafados en San Marcos denunciaron a Quijano Arriola, este se convirtió en un personaje perseguido por hombres y mujeres que llevaban pancartas y consignas a los juzgados de paz para recuperar el dinero mal invertido. En todos los casos, Quijano Arriola –a través de Guadalupe Vásquez- pedía entre 125 y 250 como inversión por familia para adquirir la casa. Los estafados, crédulos, entregaban el dinero y a cambio recibía un recibo con el logo de Eben Ezer y la firma –un sello- de Quijano Arriola. Cuando los primeros estafados lo denunciaron, el resto se comenzó a enterar y empezó a hacer lo mismo. Entonces, aquellos que denunciaron en San Marcos, fueron apoyados en el juzgado por los de San Martín, Guazapa y El Paisnal.

Para el primer juicio, incluso Blanca Alegría y su hija Meylin –estafada con 125- viajaron hasta San Marcos para saber del paradero del dinero. Blanca dice recordar que la Fiscalía, en ese primer caso, dijo que rastrearía las cuentas de la fundación, de los socios y de los familiares de Quijano Arriola y Guadalupe Vásquez, pero en ninguno de los tres casos en donde ya recibió condena hay constancias de ello. De hecho, los jueces ni siquiera dan constancia de la legalidad de la empresa por un error técnico de la Fiscalía, que buscó a la “Fundación Eben Ezer” y no a la “Sociedad Eben Ezer”. Como fundación, Eben Ezer no existe, pero como sociedad sí.

La Palabra 'Eben ezer' viene del hebreo y son dos palabras que traducidas al castellano vienen a significar “piedra de apoyo”. El 19 de mayo de 2009, a 11 días de que Antonio Saca dejara Casa Presidencial, el ex presidente aprobó –junto al entonces ministro de Gobernación, Guillermo Bolaños- la creación de la fundación “Piedra de Apoyo” y de sus estatutos. La junta directiva de la fundación está compuesta por cinco miembros, y el presidente de la misma es, según se publicó en el diario oficial, Medardo Alfredo Quijano Arriola. Según consta en los procesos judiciales llevados a cabo contra Quijano Arriola, en más de alguna ocasión este presentó el proyecto como Eben Ezer o “piedra de apoyo”. Lo curioso es que la Fiscalía en ninguno de los casos vínculo a la asociación con la fundación, como tampoco a los socios en ambas. Ni siquiera a la esposa de Quijano Arriola, quien aparece como representante legal de la sociedad.

Por eso, los demandantes, no se explican cómo es que la Fiscalía ahora dice que no encontró el rastro del dinero, que en algunos casos fue depositado en una cuenta del banco Procredit a nombre de Medardo Alfredo Quijano Arriola. La Fiscalía, al parecer, no se ha enterado de que el hermano Quijano Arriola creó la sociedad y también, después, una fundación.

—¿De verdad tiene una fundación a su nombre? No sabía. Lo que sí puedo decirle es que del dinero no se sabe nada y que a este señor los demandados lo tienen bien cortito. En todas las audiencias aparece el montón de gente —dice el fiscal de uno de los casos, Roberto Flores.

Según Flores, para evitar el contacto con los demandantes, en la segunda mitad de 2009, Qiujano Arriola se declaró enfermo.

—¡Es astuto! Él padece de diabetes. Entonces, en San Vicente, donde estaba preso, tomaba mucha gaseosa y comía muchos dulces. Entonces tocaba trasladarlo al hospital donde miraban su condición.

—¿Cuál hospital?

—El hospital Bautista.

—Y si no encontraron el dinero estafado en las cuentas, ¿cómo se pagaba esa atención médica?

—Mmm... ahí sí que no sé qué decirle. La cosa es que pasó como seis meses en ese hospital.

El sacrificio de los Martínez

Blanca Alegría de Martínez no es muy buena con las fechas. No las memoriza. Ni siquiera un evento extraordinario puede hacer que un número y un día se graben en su memoria. Por eso, ni siquiera puede recordar el día que la Policía llegó a capturarla, acusándola de ser cómplice de Medardo Alfredo Quijano Arriola. Solo recuerda que fue por septiembre de 2009.

La Policía llegó a traerla a la casa, y como los agentes del pueblo la conocían, le hicieron el favor que ella les había pedido: que no la esposaran frente a sus hijos, que se quedaron solos mientras veían a su mamá montarse en el asiento trasero de un pick up doble cabina. Blanca, cuando los agentes le dijeron por qué la apresaban, no entendía qué pasaba, y pensó que alguien en el pueblo se sentía inconforme con ella, porque ella había llevado, incrédula, a Guadalupe Vásquez y luego al hermano Quijano Arriola. La sorpresa que se llevó, sin embargo, es que a ella la acusaban afectados del municipio de Guazapa, y no de El Paisnal.

El fiscal del caso de El Paisnal, Roberto Alas, no entendió el alegato de la defensa y prosiguió su caso, que todavía está en ciernes y en el que todavía Blanca está acusada por gente desconocida. Hace tres semanas, el 26 de agosto, afuera del centro judicial Isidro Menéndez, Blanca junto a un grupo de unos 100 afectados de El Paisnal y de Guazapa, exigían a Alas explicaciones de por qué Quijano Arriola no se había presentado a la audiencia. Luego le pedían explicaciones de por qué no se podía regresar el dinero que todos habían aportado, a lo que Alas respondía con evasivas, diciendo que él nunca les prometió recuperar ese dinero. Cuando Alas se retiró, Blanca contó su historia, y todos la rodearon. En eso alguien gritó: “¡Aquí está la señora que te acusa! ¡Óigala para que vea las mentiras de este fiscal!”

Entre la multitud apareció María Marlene Coca de Menjívar, la testigo que según la Fiscalía acusa a Blanca Alegría por estafa. El papel de Blanca, en el último caso contra Quijano Arriola, según la Fiscalía, era el de “proveer” el lugar de las reuniones. Es decir, el patio de su casa, a la orilla del río. Lo curioso es que las hijas de Blanca dieron 250 entre las dos para el proyecto, los sobrinos de su esposo, entre todos, habrán apostado más de 400 dólares, y casi todas sus amigas y vecinas 125 cada una. De sus grandes amigas, la más afectada fue Ana Ruth Palacios, que entre ella y siete familiares más pagaron mil 750 dólares para unas casas que nunca aparecieron.

—Estoy convencidísima y segura de que Blanquita no tuvo nada que ver en eso- dice Ana Ruth.

Lo mismo opina María Marlene Coca de Menjívar.

—¡Yo a ella ni la conozco! ¿Cómo la voy a acusar de algo si ni siquiera la conozco?

En la espera del último juicio contra Medardo Quijano Arriola, Blanca Alegría ya pagó ocho días presa en Cárcel de Mujeres y mil 350 para un abogado que logró sacarla de la cárcel y que la está ayudando en el juicio. Su hija, Meylin, vendió un caballo para invertir 125 en el falso proyecto; su otra hija, Febe, se endeudó para pagarle a Quijano Arriola; y su esposo, Antonio, vendió una res que tenía para pagar el abogado de su esposa. Hoy Antonio anda abatido porque no sabe de dónde sacará los 500 dólares que le pide el abogado para la última etapa del juicio. 

Hace una semana, el 3 de septiembre, Medardo Alfredo Quijano Arriola fue condenado a 6 años ocho meses por uno de los casos de San Martín. Antes de esa condena, ya tenía otra de 10 años por estafas en San Marcos, Nejapa, Apopa y Aguilares; y una más de cinco años por otro caso en San Martin. Guadalupe Vásquez, su asistente, también ha recibido una condena de tres años y medio, según su abogado, Mario Escobar; pero ha salido libre en el resto de casos.

Hoy Medardo Alfredo Quijano Arriola está delgado y los pantalones de vestir debe sujetárselos con las manos esposadas para que no se le caigan. Está muy flaco y lleva un bigote y unas ojeras que ya no lo hacen ver como aquel pastor que ofrecía casas a gente pobre. Del caso dice que no comentará nada, mientras los oficiales lo jalonean rumbo al parqueo. En sus declaraciones ante el juez, en todos los casos, ha respondido lo mismo: que ha trabajado con fondos de cooperación internacional, que ha gestionado proyectos para municipalidades, que ha viajado a Europa y ha entablado amistad con alcaldes y a raíz de eso, en 2008, se le ocurrió tener una fundación sin fines de lucro, para la construcción de viviendas mínimas permanentes para familias en situación de pobreza y exclusión social en el departamento de San Salvador.

—Es así como en ese año tramité para lo que es conocido como Fundación para el Desarrollo Local Piedra de Apoyo, que en arameo es “Ebenezer”. La gente sabía que se estaba haciendo la fase de diagnóstico...- dijo en su favor, según consta en el acta de sentencia del tribunal segundo de Sentencia de San Salvador.

Ni los fiscales ni los jueces que lo han condenado se atreven a dar una suma global del dinero que logró obtener de sus víctimas, porque algunos solo pudieron pagar 30 dólares, otros 100 y otros hasta mil 750. Al menos, en la condena del 14 de junio de 2010, a los 45 estafados que rindieron testimonio, los jueces decretaron que Quijano Arriola y Guadalupe Vásquez debían pagarles 100 dólares a cada uno de los afectados. En cada uno de los juicios, de los afectados, apenas una tercera parte llegó a declarar, pero las estimaciones de la Fiscalía son que estos superan los 800. Si solo se tomara en cuenta el monto más recurrente por estafado (125 dólares), resulta que Quijano Arriola realizó un negocio de 100 mil dólares, más lo que obtenía de las alcaldías por los viajes a Europa.

—Si le sacó eso que usted dice a alcaldes, ¿cómo no iba a andar engañándolo a uno, pobre e ignorante? -dice Blanca Alegría, entre risas.

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