El Ágora /

'Yo creía tener una amistad con el profe De los Cobos'

Es portero, pero su debut en la primera división de nuestro país la hizo como delantero. En ese partido le metió un gol de cabeza al mundialista Guevara Mora y lo celebró a lo grande. Sobre todo porque fue el día de su cumpleaños. Quien lo animó en esto de la pelota fue su abuelo, Joao, un marino portugués que ancló en Puerto El Triunfo para siempre. Cuando por fin pudo debutar, perdió sus primeros dos partidos. Cosa que asegura ya no quiere recordar. A fuerza de ser honestos hay que reconocer que Juan José Gomes (con 's', no con 'z', por el origen portugués del apellido) es uno de los principales referentes del balompié salvadoreño actual. Aun y cuando las últimas referencias que tengamos de su trabajo, casi todos los que sufrimos a la Selecta, nos provoque un dolor agudo en el pecho. Ese gol de Estados Unidos cuando El Salvador parecía que por fin iba a ganar en una eliminatoria mundialista... o cuando junto a varios otros jugadores se 'enfermaron' en Honduras en la UNCAF... de esto último no quiere hablar, 'para no alborotar el panal'. Aunque no es el deportista más joven, aún sueña con hacer cosas grandes y dicen que la mejor etapa de un portero está entre los 29 y 30 años. Justo donde se encuentra él.


Lunes, 1 de noviembre de 2010
Daniel Valencia,Óscar Luna y Mauro Arias / Fotos: Mauro Arias

 


Pero está claro que no es lo mismo ser que estar.
Mucha gente me llegó a decir que por qué había decidido jugar como portero si no le hacía mal como jugador de campo.

Ja, ja, ja.
En la selección mayor yo iba en una gira que se hizo por Europa, específicamente por Grecia, en el año 99. Dos partidos con la selección de Grecia. Mariño quería llevar a dos de la selección preolímpica. Fuimos Fredy Vílchez y mi persona. Y yo dije, cuando me convocó: ¿por qué va a llevar tres porteros? A Fito Menéndez, Sergio Muñoz y yo. ¿Por qué tres porteros? Y cuando llegamos a la concentración me doy cuenta de que no iba como portero, sino como defensa central. Semanas atrás me había visto jugar contra Panamá y no lo había hecho mal. Iba como suplente porque los titulares eran Guillermo García y Mario Elías Guevara. Y en el primer partido se lesiona Mario Elías. Me tocó entrar a mí. Jugué el resto de ese partido, el segundo, y un tercer partido que se hizo en Nueva York, cuando regresamos.

¿Y fuiste volante?
Después, el Águila me ocupó como volante por izquierda. Ramón Paredes me ocupó como central marcador. El tema era el siguiente: toda esta etapa era mientras estaba en Águila, y difícilmente podía jugar en primera división si estaba Raúl García, un referente, un tipo que a mí me ayudó muchísimo en mi formación. Lo admiré antes de conocerlo, después de conocerlo, más cuando lo tuve como compañero y después lo tuve de entrenador, lo admiré como profesional y como persona y hasta el día de hoy tenemos una muy buena relación. Eso era lo complicado para que Juan José pudiera jugar en primera división como portero... hasta que él decidió retirarse.

Mirá, yo alguna vez fui portero, pero fracasé, y a mí me deslumbró Goicochea, de Argentina, sobre todo por atajapenales. Bueno, muy bueno. Curioso que en ese Mundial se lesionaron los dos porteros de Argentina y quedó él.

¿Cuál es el tiro más difícil de quitarse?
La verdad es que muchos disparos son complicados. ¿Sabés cuál pelota es la más difícil? La que vos creés que ya la tenés controlada. Esa es la más difícil porque por inercia, por lo que sea, como que se relaja y ahí viene el problema. Un tiro libre: generalmente patea al lado del arquero, ya uno conoce al rival, uno ya está esperando eso. Pero y si a este que sabemos que le pega fuerte le da gana de hacer un toque, no suave, pero colocado a uno se le complica más. Cuando uno se mecaniza ahí vienen los problemas porque en el entrenamiento pasa igual. De repente vamos a trabajar el lado derecho. Uno ya sabe que la pelota va al lado derecho. Por ahí el entrenador le pega mal, uno ya se tira y ahí viene la complicación. Entonces el tiro que uno menos espera es el más complicado. Obviamente que cuando hay disparos que van a dar a la esquina, ¿qué vas a hacer? Aplaudirle no más al que pateó porque, ¿qué otra te queda?

¿Cuándo fue entonces que dejaste de andar turisteando por todo el campo y ya te quedaste solo como portero?
En el 99. En ese torneo llegó Hugo Coria al Águila. Cuando me lo presentaron cruzamos dos o tres palabras y lo primero que me dijo después de saludarnos fue: “Olvídese que conmigo va a jugar como delantero o jugador de campo, usted es portero”. Así: olvídese. Dicho y hecho. Ni en broma me dejó él jugar en otra posición. Dedicado a eso. Y recuerdo que mi debut fue programado. Raúl en ese torneo tenía planificado retirarse. Recuerdo que fue un partido contra Santa Clara, que estaba en los últimos lugares. Y empezó el partido y nos expulsaron, si mal no recuerdo, dos jugadores: el primero fue Meza Mayén. Y perdimos el partido. Veníamos invictos, en los primeros lugares, yo me quería morir.

¿No goleada humillante?

No, no me acuerdo si fue 2 a 0, 2 a 1, por ahí anduvo, 3 a 1, algo así.

¿Te acordás de los goles?
No, ni quiero. Y bueno, yo triste, triste. El profe se acercó y me dijo: “Tranquilo, no pasa nada, que esto no es culpa tuya, vamos, siga, siga”.

Al portero siempre le cae.

Es que ese es el problema cuando no hay cultura.

Es la posición.
Cuando no hay cultura y se mezcla el fanatismo, entonces sí: el portero siempre tiene la culpa.

¿Nunca te ha pasado que quienes la riegan son los últimos dos defensas y ni modo, te tocó con los dos delanteros e igual, aún así, te echan la culpa a vos?
No, no.

O sea, nadie dice nada, pero se respira el odio en el ambiente.
No, no, no. Entre compañeros no, entre compañeros uno se apoya.

Es que no se dice, pero se siente. Es así como que...
Pero y si se siente pues que lo sientan ellos. Si uno no es profesional, algo que he tratado de hacer, es que el medio no me impida ser profesional.

¿Vaya, vos considerás que este medio no es profesional?
No, no es profesional.

¿No es profesional?
No. El fútbol no es profesional. Estamos llegando, quizás, o en la línea de semiprofesionalismo. Están las exigencias para el nivel profesional, pero no la infraestructura ni las prestaciones como profesionales.

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