La cadena de televisión CNN difundió la noche de este martes que según sus estimaciones, los republicanos ganaron mayoría en la Cámara de Representantes, y aún faltaba ver cómo se definía el Senado, en unas elecciones que fueron un duro golpe para el Partido Demócrata y el presidente Barack Obama
Aunque todo parecía favorecer a la oposición, aún no está claro si habrá un cambio significativo en el Senado, donde el Partido Demócrata había dejado de soñar con la posibilidad de ganar un escaño para evitar los bloqueos que son posibles bajo la figura del 'filibustero'.
Los republicanos expulsaron a los demócratas en Indiana, Florida y Virginia como parte de su pugna el martes por asumir el control de la Cámara de Representantes.
El Partido Republicano derrotó a un puñado de demócratas en distritos ganados por el senador John McCain de Arizona en la campaña presidencial de 2008, en momentos en que muchos votantes se sienten desilusionados con la gestión del presidente Barack Obama y existe una ansiedad generalizada en torno a la economía del país.
Con las casillas ya cerradas en la costa este, los republicanos iban adelante de dos decenas de demócratas que actualmente ocupan escaños, y estaban en ventaja en su intento por quedarse con otra media docena de bancas que han quedado vacantes por la jubilación de representantes demócratas.
Después de conocerse las primeras cifras, los republicanos habían capturado nueve puestos que estaban en poder de demócratas, mientras que estos sólo habían arrebatado uno a los opositores.
En Florida, el representante republicano Sandy Adams derrotó a la representante novata Suzanne Kosmas, mientras que el demócrata liberal Alan Grayson, otro primerizo, perdió frente al ex presidente republicano del legislativo estatal, Daniel Webster. En Virginia, los republicanos se impusieron a un par de demócratas novatos, los representantes Tom Perriello —por quien Obama hizo campaña— y Glenn Nye.
El líder de la mayoría republicana en el Senado de Virginia, Morgan Griffith, derribó al representante Rick Boucher, quien había sido reelegido 14 veces. Y en Indiana, el representante oficialista Baron Hill perdió su intento por reelegirse, mientras que el republicano Larry Bucshon ganó la vacante dejada por el representante demócrata Brad Ellsworth, quien también perdió en su apuesta por llegar al Senado.
Los demócratas pasaban apuros para mantener su mayoría. En un inusual pero estimulante punto para ellos, John Carney batió fácilmente al republicano Glen Urquhart en la competencia para suceder al republicano Mike Castle en el único escaño correspondiente a Delaware, que Castle dejó vacante para postularse al Senado, aunque tampoco salió electo.
En Kentucky, el representante John Yarmuth ganó la reelección y Ben Chandler estaba batallando para contener a su rival republicano en el distrito de Lexington.
Pero las pocas victorias fueron eclipsadas por el alcance de las potenciales derrotas demócratas. Algunos primerizos estaban rezagados en contiendas cruciales al igual que algunos de los experimentados candidatos del partido, como el representante John Spratt de Carolina del Sur.
Con los votantes republicanos llenos de energía y alimentados por las bases del movimiento conservador Tea Party a lo largo y ancho del país, el Partido Republicano estaba bien posicionado para apoderarse de los 40 asientos que necesita para controlar la Cámara de Representantes, y tiene posibilidades de agenciarse de unos 20 adicionales o más. Los desmoralizados demócratas sólo tenían oportunidades sólidas de despojar a menos de media docena republicanos de sus escaños.
'Esto todavía no termina', dijo el representante Chris Van Hollen de Maryland, el jefe de campaña del Partido Demócrata para la cámara baja, antes de que CNN anunciara su proyección.
Los ciudadanos fueron a votar muy preocupados por la economía e insatisfechos con la manera en que el gobierno federal está trabajando.
Un análisis de The Associated Press de encuestas a boca de urna encontró que los votantes dijeron que la economía empaña cualquier otro asunto entre sus prioridades. También están expresando insatisfacción con Obama y el Congreso, y no tienen ninguna visión favorable para ninguno de los partidos políticos.
En un siniestro presagio para los demócratas, las mujeres, que generalmente les dan una amplia ventaja, estaban casi divididas en iguales proporciones en la votación por la Cámara de Representantes, pero los hombres se estaban inclinando decisivamente por los republicanos.
La presidenta de la cámara baja, Nancy Pelosi, se reunió con los demócratas en un hotel del centro, su fiesta de consuelo ante la masacre, con la duda de qué dimensión alcanzaría ésta.
'No vamos a regresar a las fallidas políticas del pasado', dijo Pelosi, exhortando a los demócratas a 'volver a las calles y continuar la lucha'.
A unas pocas cuadras, el líder republicano John Boehner de Ohio, encaminado a reemplazar en el cargo a Pelosi si su partido alcanza las victorias esperadas, esperaba a los líderes de su partido, cauteloso de evitar un ambiente festivo en un momento en que los votantes parecen hastiados con las dos agrupaciones políticas.
Los republicanos ganaron un escaño del Senado en Indiana y Rand Paul, favorito del movimiento conservador Tea Party, obtuvo una fácil victoria en Kentucky el martes en las elecciones de medio período presidencial.
Paul superó al demócrata Jack Conway en la contienda para reemplazar al senador republicano Jim Bunning, un pitcher del Salón de la Fama que se retira del Congreso.
Por su parte, el ex senador republicano Dan Coats de Indiana obtuvo un escaño que estaba en manos demócratas y volverá a la cámara alta después de más de una década de ausencia. Coats superó al representante demócrata Brad Ellsworth en la lucha por reemplazar al senador demócrata Evan Bayh, que se jubila. Coats fue senador de 1988 a 1999.
Los primeros resultados ofrecieron una perspectiva mixta para el Tea Party. Paul, el hijo del ex candidato presidencial Ron Paul, ganó el escaño del Senado a pesar de que los demócratas lo consideraban muy lejos de la actividad política de actualidad. Otro candidato respaldado por el movimiento, el hispano Marco Rubio, triunfó en Florida.
También en Ohio, el candidato republicano al Senado salió victorioso y retuvo su puesto.
El senador republicano Jim DeMint de Carolina del Sur ha ganado un segundo período, mientras que el senador demócrata Patrick Leahy de Vermont obtuvo su séptimo.
Las victorias son parte de grandes triunfos republicanos esperados en el Senado. Sin embargo, aún no está claro si ellos lograrían ganar los 10 escaños que necesitan para tomar el control de esa cámara. Las perspectivas eran mucho mayores en la Cámara de Representantes de 435 miembros, donde necesitaban ganar 40 para sumar mayoría.
Los primeros resultados mostraban a republicanos encabezando la competencia en 10 de los escaños en poder de los demócratas. Si los republicanos llegan a dominar la cámara baja, John Boehner reemplazaría a Nancy Pelosi en la presidencia del organismo.
Una victoria republicana en cualquiera de las cámaras daría paso a una nueva era de gobierno dividido, complicando la capacidad del presidente Barack Obama para promulgar sus propuestas durante los próximos dos años y posiblemente forzándolo a rebatir ataques a la legislación de salud y otras iniciativas que él ya puso en vigencia.
Aunque las relaciones internacionales tuvieron poco peso en la campaña, la agenda global de Obama también podría verse afectada en asuntos como el control de armas o el cambio climático.
Además de la elección legislativa, los republicanos esperaban también triunfos en 37 carreras de gobernadores y en las legislaturas estatales, ambas especialmente importantes porque los estados harán una labor decenal de rediseñar los distritos electorales.
Las elecciones eran la gran prueba para el movimiento Tea Party, una aglomeración de grupos molestos porque consideran que hay un excesivo crecimiento del gobierno.
El Tea Party podría haber sido un obstáculo para que los republicanos tomaran el puesto de Delaware en el Senado que por años correspondió al ahora vicepresidente Joe Biden.
Christine O'Donnell, una favorita del Tea Party cuyos comentarios estrafalarios le valieron la atención nacional, fue derrotada por el demócrata Chris Coons. O'Donnell sorprendió en el ambiente político al ganar la nominación partidaria al veterano congresista que era ampliamente favorito para derrotar a Coons.
La disputa que tenía más interés del Tea Party se desarrollaba en Nevada, donde la republicana Sharron Angle tenía una reñida competencia con el líder demócrata del Senado, Harry Reid.
Millones de estadounidenses salieron a votar desde temprano, algunos ávidos de un cambio, otros decididos a frenar el resurgimiento de los republicanos.
Aunque el presidente no estaba en la disputa, la presidencia de Obama fue central en muchas campañas. Su popularidad ha decaído y los republicanos han capitalizado la frustración por la débil recuperación económica, el alto desempleo y el aumento del déficit fiscal.
Cuatro de cada 10 votantes dijeron que estaban económicamente peor que hace dos años, según encuestas a boca de urna y otras recientes pre-electorales. Quienes votaron expresaron insatisfacción con Obama así como con los dos partidos políticos.
Con los resultados preliminares, todo hace pensar que Obama tendrá una segunda mitad de su mandato más complicada para pasar leyes en el Congreso bicameral, en el que hasta ahora su partido tenía mayoría en las dos cámaras.