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Sector privado rechaza la posibilidad de desdolarizar

La Asociación Nacional de la Empresa Privada cree que hablar de la posibilidad de emisión de moneda y, con ello, obligar a una desdolarización de la economía, solo genera una desconfianza que puede incidir negativamente en el clima de inversión en el país.


Domingo, 14 de noviembre de 2010
Edith Portillo

Las consideraciones que algunos miembros del gabinete económico han hecho sobre la posibilidad de que la situación económica del país lleve, en el mediano plazo, a una “desdolarización obligada” no ha caído en gracia al sector privado del país.

“No podemos dejar de expresar nuestra preocupación. En el momento que el país necesita más confianza, estamos inyectándole factores adicionales para crear más desconfianza”, dice el presidente de la Asociación Nacional de la Empresa Privada (ANEP), Carlos Araujo Eserski, sobre las valoraciones de estos funcionarios.

El Faro reveló esta semana que parte del gabinete económico ve acercarse una situación económica y fiscal tal que si no se toman medidas drásticas de inmediato, el Estado podría quedarse corto de dinero para cumplir con el pago de sus deudas y otras obligaciones, viéndose obligado, en medio de un escenario de crisis del dólar, a sacar su propia máquina de hacer billetes.

Se trataría de una situación en la que El Salvador volvería a emitir colones –o cualquier otro nombre que adopte una moneda nacional, como ya plantea un ministro al sugerir el “atlacatl”– y que podría darse, de manera casi obligada, cerca del año 2015.

Pero el solo hecho de considerar como posible este escenario es, según la ANEP, un mal mensaje para los inversionistas que podrían inyectar dinamismo a la economía salvadoreña. “¿Qué inversionista va a venir si lo poco que genera confianza acá en el país es el dólar? ¿Cómo va a venir si el día de mañana se lo van a cambiar? Esas son las incertidumbres, la impredictibilidad de políticas integrales, al ver que viene el secretario del FMLN, a la vez acompañado del presidente del Banco Central, a hablar de desdolarización, vemos que el rumbo que en nuestro país estamos tomando es equivocado”, dice Araujo Eserski.

El problema, opina, no se centra en la dolarización, sino en la situación fiscal del país combinada con una baja productividad. Si no se genera productividad, dice, lo único que se creará es mayor inflación por la emisión de más moneda, convirtiéndose “al final en un impuesto oculto para la gente porque el valor de su moneda se va a perder”.

Igual valoración hace el gerente de la sección macroeconómica de la Fundación Salvadoreña para el Desarrollo Económico y Social (Fusades), Álvaro Trigueros, quien asegura que “los problemas de El Salvador no tienen que ver con la dolarización. La pregunta que yo haría sería en qué forma modificar la política cambiaria va a contribuir a la productividad”.

“De lo que tenemos que preocuparnos es de en qué manera contribuyen a la competitividad todas las políticas que hacemos, porque eso es lo que al final va a generar empleo y crecimiento. La pregunta que yo hago a las personas que están hablando eso es que me digan cómo (desdolarizar) va a contribuir a la competitividad”, cuestiona el economista.

Lo que sí comparte Fusades con esta parte del gabinete económico es el diagnóstico de la situación actual del país, sobre todo al valorar las bajas perspectivas de capacidad de pago si se continúa con un pobre desempeño tanto en materia tributaria como en la tasa de crecimiento económico.

El Ministerio de Hacienda ha dicho que sus expectativas de crecimiento para 2011 son de un 2.5%, pero según Fusades difícilmente se lograría incluso un 1%.

El acuerdo stand by que el gobierno salvadoreño tiene con el Fondo Monetario Internacional, explica Trigueros, plantea unas metas de carga tributaria anuales para hacer sostenible el pago de la deuda. Pero estas metas, dice, de 0.67% del PIB por año, representan el triple del crecimiento de la carga tributaria promedio anual que El Salvador ha tenido en los últimos años, que ha sido del 0.22%.

“Solo hay 11 países que en los últimos años han podido hacer esto (aumentar en esos niveles su carga tributaria anual), son países que tienen tasas de crecimiento de un 7%. Y nosotros tendremos un 1% de crecimiento este año, tal vez un 2.5% el otro año y más adelante no estamos seguros”, expone, para ilustrar que las proyecciones no son alentadoras.

Sin embargo, sostiene Fusades, una reversión de la dolarización no sería lo correcto. Para mejorar las finanzas del Estado, plantea Roberto Rivera Campos, el director del Departamento de Estudios Económicos y Sociales de la institución, debe hacerse un ajuste que abarque tanto a los ingresos como los egresos del Estado. “Pensar que se puede ajustar solo por la vía tributaria en tres años no es realista. El gasto tiene que frenarse de alguna manera, porque también se ha tenido un gran gasto. La posibilidad del ajuste es real si se hace por ambos lados”, dice.

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