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“Por la labor que hacemos, no creo que sea rentable para el narco infiltrar al ejército”

Dado que los militares no realizan tareas de investigación o de persecución, el general Munguía Payés cree que la Fuerza Armada es menos apetecible de infiltrar para el crimen organizado que otras instituciones. Eso sí, sabe que son un objetivo y asegura que la clave del blindaje está en la cadena de control y en la formación de valores.


Domingo, 2 de enero de 2011
Óscar Martínez y Carlos Martínez

La tan temida simbiosis se convirtió a inicios de diciembre pasado en noticia. Los Zetas, la banda del crimen organizado mexicano considerada como la más violenta por el gobierno de Estados Unidos, apareció ligada a un capitán y a un ex capitán del ejército salvadoreño. La coquetería del crimen organizado mexicano con militares salvadoreños ya tiene precedente.

Carlos Enrique Nieto, ex capitán de 30 años que se dio de baja en diciembre de 2009, y José Arturo Rodríguez, militar de alta, pero ausente cuando ocurrieron las publicaciones, fueron vinculados por supuestos informantes de la Agencia Antinarcóticos de Estados Unidos (DEA) como reclutadores de militares salvadoreños para Los Zetas, adiestradores de pandilleros en Chalatenango, asistentes a fiestas de narcos en Ciudad Juárez, México, en el caso de Nieto, y saqueadores de la bodega de armas del ejército salvadoreño.

La noticia solo coronó una semana donde los militares, aupados por todas las encuestas de popularidad, aparecen en publicaciones que hablan de criminales internacionales y fusiles robados de la propia casa castrense. Unas semanas en las que otro penal, Mariona tras su prolongado motín, fue entregado a la custodia de los soldados. Y, por si no fuera suficiente exposición, todo ocurrió en los mismos días en que se reveló que el gobierno planea comprar 10 aviones de combate a Brasil, por 100 millones de dólares financiados con préstamos.

Las responsabilidades de los militares aumentan justo cuando los temidos actores mexicanos asoman la cabeza. Un momento idóneo para sentarse con el jefe de las Fuerzas Armadas, el general David Munguía Payés, quien no evita ninguna pregunta e insiste en que no ve razones para que su institución sea apetecible para los criminales organizados, a pesar de que, como dice, haya pandilleros queriendo entrar al ejército; a pesar, como dice, de que los aviones son necesarios para combatir a los narcos que huyendo del ejército mexicano, se acercan al salvadoreño.

El nombre de Los Zetas resonó alrededor de algunos militares a los que vinculan con tráfico de drogas. Recordemos que Los Zetas son un cártel autónomo que surgió de las fuerzas armadas mexicanas. ¿No le teme al hecho de que exponer al ejército salvadoreño pueda terminar en eso?
Estoy convencido de que el crimen organizado está tratando de infiltrar varias instituciones del gobierno, y no somos ingenuos de pensar que no somos blanco y no pudieran reclutar a alguien de nosotros, pero son las excepciones. Veo muy difícil una situación como la que se dio en México, donde una unidad élite en el combate contra el crimen se da vuelta. Aquí no tenemos unidades especializadas. No tenemos una vinculación directa en los trabajos investigativos o de inteligencia contra el narcotráfico. Hacemos inteligencia táctica, la que hay que hacer sobre el terreno, no nos involucramos mucho. Verás que en centros penales nos cubrimos el rostro y el nombre y no platicamos con los reos, nuestros soldados lo tienen prohibido. También estamos expuestos. Hemos condecorado a gente nuestra que ha querido ser sobornada en centros penales o en la frontera. Estamos en un ambiente peligroso, y cualquier hipótesis se puede dar, pero hasta el momento no ha ocurrido eso.

¿Qué tiene la Fuerza Armada que la vaya a proteger de esta posible infiltración?
Disciplina, valores, buenos cuadros de mando, un empeño de supervisión de trabajo, un compromiso con el gobierno, una buena conducción, esas son nuestras armas. No tenemos un chaleco blindado que haga que no pase nada, puede suceder, pero los hechos nos dan la razón en este momento. La supervisión está funcionando.

Esa es una manera de verlo, general...
No, es una realidad después de un año de estar involucrados de forma intensa combatiendo la delincuencia junto a la Policía.

Cuando se pensó en la opción del ejército para acompañar a la PNC y los custodios se hizo sobre un punto de partida: el ejército parecía estar más protegido contra la infiltración que los custodios o los policías. ¿No le parece que una de las probabilidades es que si el ejército presentaba pureza se debía a que no estaban en roce con la calle y el crimen?
Sí, tienes razón en esa apreciación, pero un año de estar trabajando en apoyo a la seguridad pública te puede dar un parámetro. La prueba la hemos pasado y creemos que lo podemos mantener. Estamos expuestos, sí, pero me remito a los hechos.

Las últimas publicaciones señalan otra realidad: dos capitanes vinculados con la sustracción de material militar, el reclutamiento de nuevos miembros y entrenamiento de criminales. Así que sin tener contacto con reclusos aún, sin hacer labores de seguridad pública, las puertas del ejército dejaron pasar ya el contacto del crimen organizado.
Creo que tu percepción es un poco atrevida cuando dices “las puertas del ejército”. Somos 18 mil elementos, y me estás hablando de al menos un caso que lo hemos comprobado aislado y que venimos investigando desde que recibí el Ministerio de la Defensa, porque cuando mandé hacer una inspección de unidades militares me di cuenta de que faltaban tres fusiles, así que antes de empezar a trabajar en esta área de seguridad pública ya teníamos una manzana podrida. Cuando tú me hablas de abrir las puertas, te digo que no. Lo que estás viendo no es del tamaño de la punta de este lapicero en comparación con el total de efectivos. O sea, es el 0.001% de lo que estamos hablando.

Cuando en 1999 el narcotraficante Osiel Cárdenas Guillén inauguró Los Zetas, solo necesitó reclutar a cerca de 14 miembros dentro de un ejército de más de 100 mil personas.
Estamos hablando de dos cosas: infiltración y reclutamiento. Por ejemplo, este capitán Martínez Guillén, que está comprobado (que tiene vínculos con Los Zetas), ha sido capturado, pero está de baja. Pueden reclutar gente de baja, e incluso gente de alta, no podemos garantizar al 100%. Ahora, yo no puedo mantenerme en planos especulativos, estoy hablando de realidades.

Cuando reclutaron a esos 14 militares, sus misiones fueron dos: entrenar a los cuerpos armados del narco e infiltrar al ejército. Lo lograron. ¿No cree que eso se repite aquí?
No, no lo veo de esa manera, y vamos a tratar de evitarlo y que no se dé.

Lo que ha aparecido en el parte médico del ejército es: aparentemente la colaboración de militares salvadoreños con Los Zetas...
Eso no está comprobado.

Por eso digo aparentemente. Añadamos sustracción de material de las bodegas de armas del ejército. Si estos indicadores no son motivo de alerta, ¿qué signos lo alarmarán?
No, si ese problema nos encendió las luces, ponernos en guardia y estar más celosos haciendo investigaciones y tomando medidas adicionales de seguridad. Pensamos que hoy que estamos trabajando en la seguridad pública pudiéramos convertirnos más en un blanco, y estamos tratando de evitar que eso se dé.

Llama la atención su actitud de tranquilidad con el argumento de que son casos aislados.
Lo que quiero que quede claro es que estamos en guardia, que sabemos que estamos expuestos, por eso hemos aumentado nuestras revisiones de personal. Hasta el momento nos ha dado resultado.

¿Qué estrategias puede seguir un cuerpo militar de un país pequeño, más pobre que México, para que no infiltren a su ejército, también más pequeño y peor pagado?
Estamos tomando medidas más estrictas en cuanto a las investigaciones de personal de la gente que va a ingresar a la Fuerza Armada, porque por ahí se nos va a querer infiltrar gente.

¿Por ejemplo?
Gente de maras se nos ha querido infiltrar. Tenemos información de que hay mareros que han querido entrar a la Escuela Militar y otros que se quieren colar a través de las filas nuestras. Entonces hemos aumentado nuestros controles e investigaciones.

¿Cómo?
Investigaciones de personal. Cuando alguien quiere ingresar a la Fuerzas Armadas, mandamos a alguien a donde reside a verificar direcciones, hablar con vecinos, y pedimos referencias a la PNC y la Dirección de Centros Penales. Y, si tenemos dudas sobre el comportamiento de alguien, hacemos investigaciones específicas. Hay indicios que nos pueden indicar que alguien anda en malos pasos, por ejemplo, que gastan mucho dinero, que andan en vehículos lujosos, que viven en lugares que no se pueden costear con su salario. Nuestro servicio de inteligencia está actuando permanentemente con acciones de contrainteligencia para evitar infiltraciones.

¿Qué papel juega en esto la DEA? Porque en los periódicos se dice fue la DEA la que reveló los nombres de los militares vinculados a Los Zetas...
No es cierto, la DEA no ha revelado las identidades.

Eso dijeron varios medios.
Sí, eso es lo que dijeron, pero no es la DEA la que ha dado la información.

Es que pareciera que se trató de una investigación conjunta entre ustedes y un organismo de seguridad de otro país.
Lo que pasa es que hay convenios internacionales donde las autoridades de seguridad pública colaboran con la DEA, y nosotros colaboramos con las autoridades de seguridad pública.

¿Ustedes tienen contacto con la DEA?
No tenemos enlace directo, pero en el Consejo Nacional de Seguridad Pública, al que pertenecemos, está la Policía, y ellos tienen contacto con la DEA.

¿La DEA, a diferencia de en México o Guatemala, no da información al ejército para que este actúe contra el crimen organizado?
No. Algunas veces intercambiamos información, como con varias agencias de inteligencia, tanto nacionales como internacionales, pero estas agencias hacen la coordinación con la PNC. Obviamente hoy que trabajamos con la PNC, compartimos información.

¿Y por qué cree que no fue la DEA la que filtró esos nombres de militares?
Porque nosotros tenemos nuestro servicios de inteligencia. Es decir, sé que no fueron ellos los que dieron esa información.

Permítanos sumariar: parece ser que dos capitanes del ejército, a cuyo mando está usted...
No, hay uno que no está bajo mi jurisdicción, está de baja.

Pero ya era parte del ejército cuando usted asumió el mando. El asunto es: parece ser que dos capitanes tienen relación con Los Zetas en distintos niveles...
Eso es algo que estás diciendo tú, no está comprobado.

No, lo acabo de ver en medios que presentan, se supone, información contrastada.
Pero eso no es inteligencia, es una información, no es parte de las investigaciones, esa información no la manejamos, la manejan los medios afuera.

Quiero decir que son indicios. ¿Esos indicios no son a su juicio muestra relevante de nada?
No. Son muestras de que somos blancos y de que el crimen organizado va a tratar de penetrarnos como ha penetrado a otras instituciones, y nos hace ponernos en guardia y ser más celosos en la selección y control de nuestra gente.

¿Usted cree que son más difíciles de penetrar que la PNC y los custodios?
Me gustaría pensar que es así.

Un soldado gana menos que un custodio de Zacatecoluca. ¿Por qué es menos corruptible?
Esa no es la diferencia. Que un soldado gane 100 dólares menos. Para lo que nos ofrecen a nosotros, si han llegado a ofrecer 10 mil dólares por meter cuatro teléfonos. Con 10 mil o 20 mil dólares le pueden romper el corazón no solo a un soldado, sino a cualquier otro funcionario. Eso no hace la diferencia. Nosotros lo compensamos con formación, supervisión, valores, pláticas periódicas. Te pondré un ejemplo, no sé si vieron la entrevista del Canal 4 donde comenzaron con unas instrucciones que estaba dando un soldadito en el penal de Mariona al personal que iba a recibir visita, y les dice: “Señores, este trabajo puede ser incómodo, pero hemos recibido órdenes del presidente de prestar seguridad en centros penales, y lo vamos a hacer bien”. Eso les dijo el soldadito. Eso le transmitimos a nuestros cuadros. Se supervisan unos con otros, el de mayor jerarquía supervisa al de menor jerarquía. Estamos en la calle, vivimos ahí, no estamos manejando a control remoto a nuestros soldados.

¿El Ministro de Defensa se da cuenta de que el embate del crimen organizado apenas empieza?
No, no, no. El embate viene desde hace tiempo, lo que pasa es que hay una nueva dinámica. El trabajo que están haciendo los mexicanos allá nos está empujando los cárteles hacia el sur. Primero, se están estableciendo en Guatemala, con alguna fuerza en Honduras, y nosotros que somos una ruta secundaria vamos a tener también nuestro efecto, y nos estamos preparando.

¿Usted no cree que la intensidad del intento por penetrarlos va a aumentar?
No. Pueden intentar comprar gente nuestra para servirles así como al grupo de Los Zetas, pero infiltrarnos a nosotros, por la labor que estamos desarrollando, no creo que sea rentable para ellos. Nosotros estamos trabajando en centros penales, puntos ciegos en la frontera, pero la frontera es vulnerable, y nosotros cubrimos apenas 62 puntos ciegos ahí.

Justo esas razones que ha dicho más parecen razones para infiltrarlos.
Es más rentable para ellos entrar por otro lado. Si nosotros estuviéramos involucrados directamente en las investigaciones del crimen entonces quizá seríamos un objetivo rentable. No quiero decir que no somos objetivo, pero si yo estuviera al otro lado me interesaría más la Policía y otros funcionarios.

En penales, por ejemplo, tengo dos voces de custodios y de un director de centro penal que señalan casos en Zacatecoluca de militares coludidos y una lógica acusatoria: en el penal de máxima seguridad no entrarían celulares si los militares no lo permitieran.
No, no es así. Mira, los celulares hoy los están llevando al interior de su cuerpo, y estamos haciendo registros invasivos de forma aleatoria. Si tú trabajas con probabilidades te das cuenta de que si no registramos a todo mundo en forma invasiva, meten 10, agarramos cuatro o cinco, y los demás entran. Hemos detenido aproximadamente a 165 personas llevando ilícitos al interior de centros penales, porque hoy la gente se aventura menos, saben que vamos a registrarlos, y a la mitad los hemos detenido llevando cosas adentro de su cuerpo. No podemos garantizar al 100% que no seguirán entrando esos ilícitos. ¿Los hemos disminuido? Sí. Te puedo enseñar algunas wilas (mensajes en código escritos por pandilleros) que hemos detenido nosotros donde un interno de Zacatecoluca se comunica con la esposa y le dice: “Los militares nos tienen fregados, lo siento mucho, pero ya no te voy a mandar la renta, ya no me puedo comunicar afuera, te voy a fallar”. Sabemos el resultado del trabajo que hacemos.

En los penales que ustedes custodian, los celulares siguen entrando, lo que cambió fue el precio: de mil 500 a 5 mil dólares que pagan hoy. ¿No será que con las potestades que tienen los militares han llegado al tope de lo que pueden hacer en penales?
No lo creo. Yo estoy seguro de que es muy difícil que la gente nuestra esté colaborando. No quiero decir que no pueda haber un caso, pero no lo hemos descubierto, y hemos sido bien celosos. No sé si tú, que has visitado los penales, has visto un relevo de nosotros, donde al personal (nuestro) que va a entrar lo primero que hacemos es registrarlo y cuando regresa lo volvemos a registrar.

¿Por qué el ejército es más difícil de infiltrar que los custodios o los policías?
Quisiera creer eso porque nosotros insistimos en la formación de nuestros valores, por la forma en que capacitamos a nuestra gente, el hecho de estar ahí, los oficiales hablando periódicamente con los soldados, la supervisión que un cabo hace sobre los soldados, el sargento sobre el cabo, el teniente sobre el sargento, el capitán sobre el teniente, y nosotros, que visitamos y hacemos evaluaciones periódicas.

Ha dicho que son menos penetrables porque incentivan sus valores y tienen una estructura jerárquica. El director de la PNC puede decir lo mismo.
No me gustaría que lo manejaras en el sentido de decir que la Policía o los custodios son corrompidos y nosotros no. Lo que quiero decir es que estamos haciendo todo el esfuerzo y pensamos que está dando resultado y por eso me gustaría pensar que somos menos vulnerables que otras instituciones por el trabajo que estamos haciendo. Quiero que me captes bien el espíritu de lo que te estoy diciendo, porque no quiero entrar en contradicciones y ser un compañero desleal con la Policía y los custodios.

Falta algo en esa cadena de vigilancia por jerarquías. ¿Quién vigila a los altos mandos?
¿A nosotros?

Sí.
Ahorita no nos vigila nadie. Es como que preguntés quién vigila al presidente o al ministro de Justicia.

Lo preguntaba para saber cómo dimensionan la entrada del crimen organizado mexicano. Ellos históricamente han comprado altos mandos de las policías y el ejército.
Imagino que, como todas las autoridades estamos en contacto, algunas cosas pueden salir. La gente está pendiente y hasta ahora no hemos tenido señalamientos, más bien hemos tenido reconocimiento de nuestro trabajo. Estoy convencido de que cuando hablo, la gente me cree.

El hecho de que sean más creíbles, tal vez los hace una institución más apetecible para el crimen organizado. No querrán comprar a la institución menos creíble.
Así como tú lo planteas podría ser, pero lo que quiero dejar claro es que el rol que estamos cumpliendo, aunque es importante, no... vaya, nosotros no andamos siguiendo a Los Perrones. Es cierto, estamos en puntos ciegos de la frontera y en penales, pero ni siquiera tenemos el control interno. No nos volvemos un objetivo tan rentable por el rol. No somos ingenuos, también somos blanco, y estamos tomando medidas para ser menos vulnerables.

Se dice que el crimen organizado en la región capta 29 mil millones de dólares anuales y los presupuestos sumados de los países del istmo hacen 23 mil millones. Parece que usted, lejos de preocuparse por la dimensión del enemigo, lo minimiza.
No digo que no quieran infiltrarnos, digo que por nuestro rol somos menos rentables.

Y si al ejército se le sigue pidiendo, como ha ocurrido, tomar más funciones, ¿qué pediría a cambio? ¿Sueldos mejores para su gente? ¿Inspectorías reforzadas?
Es que para mí eso no tiene sentido. Tú lo has dicho. No les importa para obtener su objetivo cuánto dinero van a soltar.

Reformulo: el presidente le pidió patrullar con la Policía, luego le encomendó algunos penales, luego más. ¿No llegará el momento en que deban responder “ok, pero blíndenos”? ¿No llegará el momento de decir “hasta aquí”?
Periódicamente estamos haciendo evaluaciones y dándole recomendaciones al presidente. No puedo ahondar en detalles ni darle órdenes al presidente, pero cada tres meses enviamos informes y recomendaciones.

¿Dentro de los posibles escenarios futuros, a cuál le teme más? ¿Qué le pidan seguir a Los Perrones, tomar control interno de las cárceles... cuál?
Te voy a contestar de esta manera: el tema de centros penales es un tema del que nos hablaron desde que nos reunimos los primeros días con el gabinete de seguridad, y nosotros nos estábamos haciendo un poco los desentendidos con ese tema. El tema de seguridad pública no es atractivo para nosotros, y el tema de centros penales lo consideramos delicado, y lo estuvimos evadiendo durante bastante tiempo. Al final, entendimos que era necesario dar ese aporte, aún con los riesgos. Te hago una evaluación: ¿dónde somos más vulnerables? Primero, en centros penales; segundo, en los puntos ciegos; y mucho menos vulnerables en el terreno (patrullajes conjuntos con la PNC), pero aún así creo que no somos un objetivo tan apetecible para el crimen como otras instituciones. Te pregunto: si tienes dinero para resolver un problema que tiene que ver con la criminalidad, ¿dónde lo invertirías más, en los jueces que te van a juzgar o en un soldado que presta seguridad en un penal? Somos menos apetecibles.

El ejército mexicano se hizo más apetecible desde que el presidente Calderón les pidió combatir al crimen organizado. ¿No le teme a ese escenario?
No, no le temo, porque no lo veo probable.

¿Está preparado para ese escenario?
No, nosotros nos preparamos para los escenarios más probables. Ese no está en mi horizonte.

General, cambiando de tema, ¿para qué quiere aviones Embraer el ejército salvadoreño? ¿Y cómo el que los tenga beneficia a los salvadoreños?
Te lo voy a responder de esta manera: cuando tú vives en una colonia y llegan a decirte “mire, hay que pagar 25 dólares mensuales para prestar seguridad a la colonia”, dices: “no los voy a pagar, lo voy a invertir en la comida y comprar más huevos o poner cable”. Cuando se te meten los ladrones y te robaron, dices: “hay que pagar los 25 y convencer a los demás”.

¿Y a qué tipo de ladrones estamos temiendo?
Hay problemas de seguridad nacional que no puedo compartir, pero hay asuntos que se miran claramente. Tenemos un mar territorial de 200 millas marinas, hay barcos sumergibles, barcos que vienen a nutrirse de toda nuestra fauna en el mar y no tenemos la capacidad de interceptarlos, hay sumergibles con la droga, y nuestros aviones no pueden llegar.

Pero le autorizamos a los estadounidenses un centro de monitoreo que suponía también presencia de aviones de su fuerza.
Pero ellos nada más ubican, y el trato es que nosotros tenemos que interceptar porque es nuestro territorio.

¿O sea que ellos les dicen que ahí va un barco, pero no les prestan el avión para detenerlo?
No, tenemos nosotros que ir. Y los aviones que tenemos tienen más de 50 años de estar operando y este año hemos tenido dos accidentes. Y el embate del narcotráfico es cada vez más fuerte. Estos aviones tienen además un sistema de mando y control que nos va a servir para integrar a instituciones de protección civil y atender desastres naturales.

Suena más útil un helicóptero. ¿Cómo se atiende un desastre natural con un avión de esos?
Es que estos aviones son multirrol, no son supersónicos como los que tiene Honduras, y pueden aterrizar en un campo bien pequeño, gastan menos combustible que los que tenemos: una hora de vuelo en los que tenemos cuesta 3 mil dólares y en estos 500 dólares. Ya llegó el momento de sustituir la flota, tenemos que proteger nuestro espacio aéreo y marítimo y no tenemos medios. Estamos convencidos de que el futuro de nuestro país está en el mar, porque ahí están los recursos que vamos a necesitar para alimentar a nuestra gente. Tenemos que defendernos del crimen internacional, sobre todo del narcotráfico. Nos estamos preparando.

Bajo su lógica de que pagarle más a un soldado no es medida ante lo que el crimen organizado va a poner en juego, ¿no le parece que 10 aviones de estos tampoco lo son?
Si tú me pones escenarios extremos, yo también. Hemos estado de acuerdo en que los cárteles se mueven hacia el sur y tenemos que combatirlos. ¿Querés que el país se convierta en un estado fallido controlado por el narcotráfico y no tengamos la fuerza para combatirlo?

¿Mi pregunta era si cree que estos aviones son realmente trascendentales en ese combate?
Sí, creo que sí. Lamentablemente, como este es un tema relacionado con seguridad nacional, hay cosas que no podemos compartir. Sé que no es fácil convencer a la gente de invertir 100 millones de dólares en un préstamo para aviones y no invertirlos para otra área. Siempre va a haber argumentos en contra de la adquisición de armamento, mucha gente hasta dice que para qué tenemos Fuerza Armada, pero hay un momento en que si tenés una Fuerza Armada y las amenazas que tenés, tenés que dotar al instrumento para que sea eficiente. Son riesgos regionales. Andá a preguntar a los guatemaltecos o a República Dominicana por qué están comprando aviones.

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