¿Por qué no volvió a ir?
No, dije que iba a volver en estos días, pero no. Aunque sí me gustó ver la obra reunida, el tríptico no lo había visto junto nunca, solo por fotografía, porque lo trajeron de Estados Unidos, nunca los había visto los tres, como una unidad.
¿Y esos cuadros de qué coleccionistas son?
Hay varios. Me dieron la posibilidad de hacer esos cuadros, también el coleccionista es parte vital de la cuestión, es parte vital de la obra, tal vez comprenden la obra o el cuadro ese de Elogio de la Cordura que es muy grande.
¿Cuál es el que más le gusta?
El que estoy pintando, aunque sea pequeño, grande, me interesa el que estoy pintando y afuera tal vez algunos como “La historieta de un país”, que le cambiaron el nombre. Errores del catálogo. Que es una ironía la cuestión de El Salvador, una historieta. Ese cuadro lo he venido haciendo… yo siempre hago versiones de las obras, y el primero debe haber sido en el 83 u 84, lo hice a pluma, un dibujo muy grande, y luego lo hice después de la guerra, como en el 92, que se presentó en la bienal, en la Exposición Mundial de Sevilla, que es un cuadro relativamente pequeño y este otro que lo hice después que me lo pidieron para un amigo francés. Pero los tres son diferentes.
Hay un cuadro de Van Gogh atormentado. ¿Se identifica un poco con Van Gogh?
No mucho, porque yo no he sido deprimido o sicótico como Van Gogh, sino al contrario, ja, ja, ja...
Pero uno al ver sus cuadros pensaría que vive como una angustia, dolido con la sociedad...
He hecho cuadros así pero en realidad no tienen ninguna... bueno, en el pasado, en México tuve momentos así en la soledad y sin pisto y sin nada, ¿verdad? Pero en realidad yo me separo mucho de lo que soy yo y si te das cuenta, hay muchos cuadros míos en los que aparezco yo de personaje, de espectador, como el gato este que está ahí como espectador... en el tríptico de pompas fúnebres aparezco... o aparezco retratándome.
Le encanta hacer referencias de pintores...
... De cuadros clásicos. Sí. He hecho muchas versiones sobre Las Meninas, sobre La Gioconda, levantándose el vestido y en el pubis tiene un retrato de... ahí sale Freud... lo que pasa es que mis referencias son bastante intelectuales y literarias. Freud escribe un texto sobre Leonardo da Vinci a través de La Gioconda y por eso se llama 'Encuentro en Viena', ese cuadro, y aparezco yo ahí atrás en el cuadro.
¿Y por qué aparece en sus cuadros?
Uno siempre es testigo, el testigo es parte de la obra y por eso me pongo como espectador. He hecho varios míos que son autorretratos, y por eso le puse a uno 'La melancolía'...
¿Cuáles han sido sus referentes?
La pregunta varias veces me la han hecho y uno siempre está pensando en cuadros. O sea, una noticia te va a dar la idea de un cuadro, una referencia en la calle… un solo título me recuerda algo… además, me referencio siempre a la religión en el sentido no de religión sino como institución.
Porque usted no es religioso.
No, no soy religioso. Pero utilicé mucho la imagen religiosa a través de un mensaje. Por eso “El descendimiento”, “Los siete pecados capitales”…
¿Pero cree en algo?
Ahorita no creo que… ja, ja, ja… mucho… pero en la cuestión de este cuadro Bocato di Cardinale hago referencia mucho a la pintura clásica, a Velázquez… es un cuadro que a mí me gustó mucho por las referencias. También las referencias que tengo son que al principio he tenido determinados momentos, pero yo… yo no hago dibujo ahorita, no hago bocetos para pintar…
¿Empieza de un solo?
… Lo tengo en la cabeza y voy construyendo el cuadro en el momento en que lo estoy pintando y lo estoy analizando y lo voy construyendo, y yo no tengo preconcebido el color que voy a utilizar, sino que es el momento el que lo va a determinar. Por eso es que mi pintura es bastante variada, tanto en temas como en la estructura del cuadro. O sea, puedo hacer algo que no sea tan figurativa como los que fueron sorprendidos haciendo el amor, o me pongo a… en mis referencias clásicas, Van Gogh, que aunque sea Van Gogh, está pintado como un cuadro más o menos clásico, o al día siguiente o semanas después puedo hacer algo que no tenga nada que ver con eso o de los colores oscuros pasar a los colores claros. A mí también me han criticado por la cuestión de… por la referencia literaria… la pintura como pintura, pero yo tengo una base literaria, incluso me gustaba mucho la literatura y quería ser escritor, pero en eso me di cuenta de que tenía más facilidad para la imagen, para la pintura.
Me he dado cuenta de que sale mucho la vida bohemia, bares, tabernas… ¿esa es su vida normalmente, la forma en que se divierte?
Sí, normalmente esa es mi vida, andar en bares… solo que de día
¿Y por qué de día?
No sé… fijate… me gusta ir a reflexionar a las cervecerías…
¿Y sale solo?
Sí, pero a veces llegan amigos.
Ok, ja, ja…
Pero la idea es que desde joven estuve metido en bares.
¿Pero no se considera alcohólico?
Un poco, ¡ja, ja, ja, ja!
¿Qué opina de esto: hay gente que dice: “Bonilla puede ser muy buen pintor, pero es un bolo shuco que ya cuando está bolo le comienza a decir cosas obscenas a las mujeres y las piropea feo…”?
Ja, ja, ja… no, fijate que eso es falso, porque mucha gente habla de mí y no me conoce. Muchos pueden decir, pero por lo general no me ha importado lo que digan… me han dicho de todo… que soy drogadicto, que no sé qué… pero en general no me conocen. Si vos le preguntás a las jóvenes que andan conmigo no te van a decir eso. Soy el que menos las cuentea. En serio. Entonces, también a veces uno ha hecho eso para subvertir el orden…
¿Y ahora cuál es su grupo de amigos?
Fijate que yo conozco ahorita muy pocos artistas. Me he llevado con muchos poetas y pintores, pero sobre todo literatos, pero como todos se han encerrado, me llevo más con gente joven y gente que no está en la cuestión del arte.
¿Y qué opina de los artistas jóvenes de El Salvador, que andan en eso del arte conceptual, performances…?
Es que básicamente hasta ahora los comienzo a conocer porque he ido a algunas exposiciones. Nosotros con García Ponce, Rolando Reyes y Francisco Reyes tuvimos en el Teatro Nacional una exposición de arte conceptual. Y mi onda era a través de una cuestión conceptual, de un elemento conceptual dar una opinión política. A mí también uno de los movimientos que me gustó siempre fue el Dada, que era un movimiento que subvertía los valores después de la Primera Guerra Mundial, entonces empezaron a criticarla, pero para ellos hacer un acto de ese tipo era insultar a la burguesía, pero hoy no, hoy vos ves que la burguesía lo acepta. Podés poner un pedazo de caca ahí en medio de la galería y “¡Ay, qué hermoso lo han hecho!”, van a decir. Entonces esa es la cuestión, de que te admitan el trabajo. Yo veo que hay muchos artistas jóvenes que reflejan su momento, su moda, pero con el tiempo uno cambia. Lo que sí juzgo muchas veces de estos certámenes que están ahorita es que no es lo mismo una pintura hecha de la manera tradicional –una acuarela, un dibujo- que un vídeo o una instalación, porque cada cosa tiene su propia especificidad. Deberían hacer mejor instalaciones o de vídeo y no mezclarlas y meterlas todo en el combo como hacen. Otras veces… yo le llamo al arte contemporáneo, de caer en cuestiones –y no es solo en El Salvador- que yo le llamo “el traje nuevo del emperador”, que solo los inteligentes lo pueden ver. Para mí, pintar un cuadro de la manera tradicional, con color, con óleo y lo que querás, también es una cuestión de gusto. A mí me gusta ver aparecer el cuadro y yo creo que es una cuestión de gusto y si yo quiero hacer eso lo hago y si el otro lo quiere hacer, lo hace.
¿Y de la escuela de artes de la Universidad Nacional qué piensa?
Conozco muy poco, creo que en El Salvador tiene que definirse qué es una escuela de artes, qué es el arte… hoy con las computadoras es mucho más fácil, internet, te das cuenta que mucha cosa la dan por internet, eso es lo que yo veo.
Y los jóvenes, en el sentido de su participación social, luego de un período en el que hubo muchos jóvenes que querían hacer cosas…
Yo conozco muy poco pintor joven… no sé.
No solo hablo de pintura, es en general.
Lo que veo de grupo de poetas jóvenes, escuela de jóvenes es que siguen encerrados en su misma rueda, no se abren a gente mayor… y yo aprendí con gente mayor, andaba con Camilo, la Téllez… esa una cuestión que uno aprende, tanto como los jóvenes, también como la gente mayor.
¿Usted no tiene un discípulo?
Noooo, no…
Je, je.
Además mi obra no se vende mucho, le copian a los que se venden… Ja, ja, ja Es cierto, le copian a la gente que se vende, a la que no se vende no le copian.
¿Ahora no vende tanto cómo en una época?
He tenido momentos.
¿Qué hará en el futuro? No me diga que terminará como un ancianito abandonado… pintado… ¿Tiene segura alguna pensión?
Noooo, acá no tenemos pensiones… para nada.
¿Y cómo ha visto el cambio en la Secretaría de Cultura?
He visto que todavía le falta mentalidad de cultura… falta más dialogo con los artistas, más apertura hacia los artistas.
¿Recuerda que quisieron hacer un diálogo con los artistas y se reunieron como 2000, desde artistas hasta escritores?
Yo no llegué a ninguna de esas, pero es que pensé que iba a ser una cuestión más abierta hacia los artistas, cuando digo artistas me refiero a todo… no se ha hecho. Ahorita ando jodido de bolas. Yo siempre fui consciente, alguien me hizo una pregunta, me dijo: ¿vos estás consciente de que otras personas venden y tu obra no se venda mucho? Y le dije: yo estoy consciente de lo que yo hago, lo que yo pinto no es una cuestión que le va a agradar a muchas personas, desde que estoy haciendo una de erotismo, esto de la cuestión política, a veces mezclo las dos cosas.
¿Y quién compra su obra?
La gente que le gusta, hay gente que piensa que es diferente a lo que pintan otras personas, pero estoy consciente que no es de las mayorías.
¿En ese momento cómo era tu pintura?
Yo creo que básicamente respondía a la época. En ese momento, el 60, 65, 66, estaba de moda el arte abstracto. Entonces, lógicamente, uno responde a su momento y mis temas se relacionan con eso. Pero sobre todo, siempre tuve un carácter social. Mi mamá se extrañaba que en lugar de pintar paisajitos, pintaba gente sufriendo afuera de un cementerio ¿no? Y se los ponía y pensaba que estaba loco ja, ja, ja.
¿Dónde es que creciste?
Yo crecí en un barrio en San Jacinto. Mi niñez la pasé en San Jacinto hasta el 66.
¿Qué hacían tus papás?
No, yo me crié solo con mi mamá. Mi papá... fue fuera del matrimonio, mi papá... lo miraba y todo, y me pagó todas las cuestiones. En general vivía en San Jacinto. Mi mamá es ama de casa, pero tenía un salón de belleza, ¡un salón de belleza ca'on!, crecí rodeado de mujeres, además. Era hijo único.
Entonces su niñez ¿con quién la pasabas?
Con amigos. Acordate que los barrios en aquella época eran casi pueblos. Nosotros pasábamos en el parque este Venustiano Carranza, el cerro de San Jacinto, las riveras del Acelhuate. No era tan sucio entonces. Fijate que nos íbamos a bañar en el nacimiento del Acelhuate porque habían pescados de colores, unas piscinas.
¿Y dónde estudaste?
Estudié en el Salvadoreño Alemán desde quinto grado hasta que no me admitieron en el 69.
¿Y por qué no lo admitieron?
Ja, ja, ja. Es que éramos un grupo de amigos bien raro porque nosotros nos interesábamos bastante en la cultura. Éramos de los tremendos del colegio y en ese momento también nos interesaban las cuestiones políticas y si nos escapábamos era para ir a la sala nacional, a la casa del arte, ahí conocía uno de estos pintores.
Entonces lo echaron por no llegar al colegio.
Por eso y también éramos terrible.
¿Pero cuál era tu inspiración para el arte, había un profesor en particular?
Fijate que no, el profesor que teníamos era un profesor de matemática, Francisco Pacheco, que si nosotros ya estábamos interesados en la cultura, él terminó en interesarnos, de definirnos el camino. Siempre íbamos a la universidad Nacional los sábados. Las tertulias del café porque también íbamos a los cafés los sábados, de 14, 15 años.
¿Las tertulias dónde las hacían?
Las tertulias las hacíamos en cafés del centro. Pero no eran tertulias preparadas, sino que era... íbamos a los cafés, al café Corona, el Nápoles, el Central. Eran donde más nos reuníamos. Éramos diferentes, bueno que yo también estaba metido en esta cuestión que me gustaba el arte plástica, que era el menor. Por eso me decían el Boni.
Si eras el menor, ¿quiénes eran los mayores?
Los más viejitos eran Camilo Minero o gente así por el estilo. Camilo Minero ya murió como de 85 años. Yo era el menor. El que seguía, era unos tres años mayor que yo.
¿Y entró a este grupo social a través de...?
No era ningún grupo. Era informal. Entré a través de otro profesor, un profesor de Letras de la Universiad Nacional. Pero ya antes, cuando tenía 15 años, pertenecí a un grupo de la Universidad Nacional, que éramos de bachillerato. Ahí estaba Eduardo Sancho, Pedro Portillo, Roberto Huezo. Estaban ellos, que era el grupo de la Masacuata. Entonces yo participaba en ese grupo, no tan activamente como ellos porque ellos eran mayores. Yo estaba en secundaria y ellos estaban en la universidad.
¿Cómo fue evolucionando para decir “esto es lo que quiero hacer”?
Ya en el bachillerato, yo ya estaba seguro de lo que quería ser, o sea ser artista, pero no quería estudiar. No quería la cuestión académica, entonces yo soy totalmente autodidacta. O sea, iba donde el Miguel Orellana a dibujar desnudos, pero solo me corregía un poco. No se metía mucho conmigo. Él nos daba clases en el alemán de pintura, pero realmente era de dibujo libre. Carlos Cañas me miraba también algunas veces la obra.
¿Pero por qué no quería estudiar arte?
No quería estudiar fijate, nunca se me ocurrió estudiar arte.
¿Pero porque no le gustaba estar fijado...?
No, no me gustan mucho las cuestiones académicas. Entonces estudié arquitectura como un año y medio y de ahí decidí, ya había participado en exposiciones en la calle, en el jardín del arte, ahí en el parque Cuscatlán arriba, los domingos en las mañanas teníamos exposiciones.
Antes había una cosa como más acadamicista que tal vez era un pecado que el que no pasara por una academia no era artista. Pero ahora como que ese mito ya no existe.
No, a mí nunca se me ocurrió eso. Pero todos mis compañeros básicamente habían estudiado con Valero Lecha. Una generación con Valero Lecha, los otros en la escuela de Artes y Oficios. Pero a mí no se me ocurrió. Aprendía por mí mismo, leyendo porque siempre me gustó la literatura y también leyendo textos de técnicas pictóricas y viendo obras.
¿Cuál fue su primera gran exposición?
Fijate que la primera exposición que tuve fue en el 74, una exposición individual. Tenía como veinte y pico de años. En el 74, en el 75 tuve otra individual hasta que me fui para México con el agregado cultural mexicano. Con la esposa me invitó a ir a México a final de año, entonces me fui. Yo estaba trabajando en el Centa de dibujante, que nunca hice nada, pero...
Ja, ja, ja, ja, ja.
En la editorial del ministerio de Agricultura y Ganadería. Me fui para allá y me quedé como seis meses. Tuve una exposición en México en la Alianza Francesa. Regresé aquí, vendí unas obras. Con ese dinero y un dinero que me dio mi papá me fui otra vez para México. Supuestamente iba para Francia, pero me quedé je, je, je me quedé barado ahí en México. Y ahí estuve. Creo que la experiencia de México para mí fue muy buena. Tuve algunas exposiciones. Participé en exposiciones colectivas. También viví en una sierra en México. Viví como un año en una sierra al norte de Puebla. Una parte era indígena Nahuas y la otra Otomí. Me gustó el pueblo.
¿Fue de turista y después se quedó?
Si, fui de turista y me gustó y de repente alquilé una casa y después me prestaban una casa gratis. No pagaba casa, era más barato que el DF y además, es la montaña, muy lindo.
¿Cómo se relacionaba con la gente si no hablaba…?
No, es que yo vivía en le pueblo, Pahuatlán, es el pueblo que digamos es ladino y lo otro, las dos montañas alrededor eran Otomí y Nahuas. En ese lapso, tenía unos 22 años, también participé en una exposición en una galería, donde yo paso y andaba con mis tragos, y paso y veo que hay una buena galería que es la que manejaba la obra Tamayo y que de repente voy viendo, porque yo era mucho más dibujante que pintor, empecé a dibujar mucho. Entonces de repente paso y veo dos cuadros míos a la par de una Tamayo y una Leonora Carrington y así ja, ja, ja, estaba bien contento. Después participé en unas exposiciones también con la Leonora Carrington, Cuevas, Toledo y tenía unos 23, 24 años.
¿En México con quién se relacionaba?
Me relacionaba más que todo con periodistas y poetas, del submundo le llamo yo.
Ja, ja, ja, ¿y por qué del submundo?
Es que andaban todos en los bares y vivían en hotelitos pequeños, sobreviviendo con las notas que hacían en los periódicos. Y pintores también. Nos reuníamos en los bares del centro de México, cerca de la Alameda Central. Era un submundo así, tremendo, era divertido, ja, ja, ja, ja.
¿Alguna anécdota?
Una vez me sacaron de la embajada de Francia.
¿Por qué?
Hice un relajo en la embajada de Francia. Hay varias así de ese tipo. En la sierra me peleé como tres veces, ca'ron.
¿Con quién? ¿Con los locales?
Sí, con los locales, con gente de la sierra.
¿Por cuestiones de tragos o de mujeres?
No, chupando nada más. Hay varias, hay varias. Y tuve varias exposiciones en México.
Entonces ¿cuánto tiempo estuviste en México?
Como cinco años.
¿De ahí regresaste a El Salvador?
No, ahí es historia. Entonces me empiezo a involucrar con el bloque popular revolucionario
¿Allá en México?
Sí, y empiezo a colaborar con el bloque y yo era como intermediario entre organizaciones estudiantiles y sindicales… Y propaganda pues…
¿Qué te atrajo de meterte en la organización de una revolución? Porque de hecho en tus cuadros, en casi todos tus cuadros siempre haces referencia a la burguesía, a los militares, a los sacerdotes…
No, pero fíjate que yo desde que estaba aquí en El Salvador en el grupo este con el que nos reuníamos, previo a la explosión de la guerra y movimientos subregionales. Cuando ya había tenido exposiciones en la Universidad Nacional y presenté una serie que se llamaba la angustia y todos mis temas, incluso cuando tenía 16 años, cuando me gano los premios esos estudiantiles, mis temas básicamente siguen siendo los mismos. Uno, que es la angustia del hombre, luego, yo le llamo siempre así, el hombre lobo del hombre. Entonces siempre he estado metido en eso y ya luego me metí en temas sociales y te digo que entre a los 15 años con Francisco Fichak, ya sabía más o menos qué era el marxismo. El otro tema que presenté en este cuadro es el otro social y que por eso gané el primer lugar con este cuadro que es el de Eclipse Natal y el otro Siempre la Fantasía, el sueño y el erotismo. Entonces prácticamente con esos tres cuadros es con lo que yo terminé casi toda mi obra, pero en esos sin pintura, por sugerencia de Carlos Cañas creo, empiezo a dibujar con plumilla y a hacer dibujos grandes a pluma, pero mis temas siguen siendo los mismos, siguen siendo crónicas irónicas sobre la realidad.
Cuando tenías 15 o 16 años, ¿Cómo veías tú la realidad del país, porque era bien diferente?
La realidad de aquí del país siempre ha sido traumática, pues.
Pero necesitabas…
O sea, mis vacaciones, por ejemplo, yo las iba a pasar, tenía un amigo que tenía una hacienda aquí en los Altos del Puerto de la Libertad, que no se podía llegar en carro sino que en caballo. Entonces yo algunas veces pasé vacaciones ahí, yo solo con los campesinos. Entonces ahí calculaba cómo estaba el campesinado, la pobreza y todas esas cuestiones sociales. Además, acordate que yo me venía en una época, que fue el 68, que a nivel mundial marcó toda una generación, con la cuestión en México, el mayo del 68 en Francia, los muertos de las universidades de Estados Unidos, o sea fue un fenómeno a nivel mundial.
Mira la rebelión de los jóvenes…
Sí, claro, la guerra de Vietnam y parte de eso lo agarro yo, acordate que aquí el movimiento hippie, que yo no participo en el movimiento hippie, mis cheros, que eran mayor que yo, venían del movimiento hippie.
¿Y vos fumabas marihuana?
No fíjate, la probaba y todo pero la marihuana nunca me gustó, yo siempre he sido más… como no fumaba cigarro, siempre he sido más del alcohol y las cervezas que de las drogas ja, ja, ja. Cosas así nunca me interesaron.
Ja, ja, ja.
Mis amigos fumaban y todo y yo siempre estaba con una mi media botella de tic tac… ja, ja, ja.
¿A los 16 años?
Sí, a los 16 con todo ja, ja, ja.
¿Bueno entonces te metiste en bloques en México?
Sí, porque aquí el grupo que nos reuníamos todavía no estábamos en lo que era la jefatura aquí en el centro no estaban organizados.
¿Ahí todavía no querían darle vuelta al régimen?
No, como no. Ya querían, pero, como te dijera era más una…
¿Era más una idea?
Sí, acordate que era un grupo de intelectuales. Estábamos más en la crítica. Tanto como el movimiento hippie, que andaban enchilados y nosotros no. Cuando estoy en México claro, me desvinculo de la cuestión salvadoreña hasta que veo que algo está pasando en El Salvador, por las noticias.
¿Y cómo se veía desde fuera?
Por eso yo pensé que íbamos a ganar la guerra. Me meto a lo que fue la escuela revolucionaria con una obra, por cierto en una rifa, después doné varios cuadros y de ahí seguí no. Yo en ese momento estaba ilegal en México pero tenía amigos en el Ministerio de Relaciones Exteriores. Entonces bien me hubiera podido quedar en México porque me daban…
¿Todo el tiempo estuviste ilegal?
No, una parte no. Pero me hubieran querido dar… hasta la nacionalidad me querían dar de ciudadano mexicano que es lo que yo quería, pero ya en ese momento yo ya me quería venir a El salvador. Rompo con el Bloque Popular Revolucionario, me vengo de la Sierra a vivir en el DF y ya en ese momento me iba a pasar a otro pueblo pero en eso decidí mejor venirme y entonces me fui a entregar a gobernación je, je, de la borrachera que andaba…
Ja, ja, ja.
Bueno, hicimos una manifestación muy grande allá en México enfrente de la embajada de El Salvador en México, cantando las consignas de aquí de El Salvador y nos tomamos todo El Reforma…
¿Y los sacó la policía?
No, no, no. Porque íbamos acompañados con organizaciones mexicanas, también otra manifestación bien grande se dio cuando mataron a Monseñor Romero, hicimos una manifestación, que yo salgo en primera plana en el Excélsior, llevábamos una manta con otro amigo y decido venir. Además, yo manejaba fotografías en la que se miraba gente armada en las zonas nuestras, hasta que me decido venirme, pero decido venirme cuando estoy borracho. Me fui a presentar a Gobernación. En realidad tenía miedo de pasar la frontera ilegal. Entonces mi idea era pasar con todos los mojados que mandan a El Salvador. Pasé unas semanas detenido y luego me vengo deportado, sin nada.
Y la goma en bartolinas…
¡Ah no! La goma fue terrible. Me mandan a llamar, me dan leche y todo y pues mira en ese momento no me puedo quejar, lo trataban bien a uno. Pero con otro amigo salvadoreño, nos llamaron para que cargáramos arena a un camión y yo que putas iba a andar haciendo eso. Entonces el chamaco me dijo: mejor sentate ja, ja, ja.
Ja, ja, ja.
… el albañil lo llenó y ahí pasamos las dos semanas hasta que nos mandaban para acá. Nos dejaban en Guatemala y terminé viniendo en… llegué hasta Guatemala de aventón y de ahí me fui a la terminal y entre los salvadoreños me pagaron el bus desde Guatemala para El Salvador. Cuando me vengo a dar cuenta y ahí es cuando empieza la crisis de los cafés, cuando matan a Jaime Suárez Quemai, el periodista y fotógrafo y que lo sacan del café Nápoles, ahí es cuando ya la gente no quiere llegar al café y Jaime Suarez Quemai es un gran amigo mío y yo vengo tres o cuatro días después que ya lo habían enterrado. Entonces ya me doy cuenta de la realidad nacional. Si mi dibujo en México no tenía nada que ver los moralistas mexicanos porque no me atrevía, fui a ver a algunos y no me atreví. Mi dibujo era más enfocado hacia la simbología.
Y cuando llegaste a El Salvador ¿Viste una diferencia de cómo era la realidad ya estando acá a la de estando afuera?
Ah, claro. Uno se encuentra una realidad diferente, ya estando en la… aquí está adentro, en las balaceras en la… Cuando yo vengo mis amigos ya se habían ido, se habían ido para el frente y estaban muertos pero quedaban algunos. Entonces volvimos a reunirnos en Actoeatro. En Actoteatro me encuentro con dos amigos que habían estado una cuestión de solidaridad con El Salvador en la casa de Nicaragua y cuando me encuentro con ellos otra vez, vuelvo a meterme otra vez en la cuestión política y en la cuestión revolucionaria. Cuando nos reuníamos era divertido porque aquí una mesa del FPL, y aquí otra del LRP je, je, je, en el café y también las borracheras en la noche ja, ja, ja.
Ja, ja, ja, siempre…
Si una vez en uno de los toques de queda, salimos del bar Oh Carmelia, quedaba pegado a Acto Teatro y cuando yo vuelvo a ver enfrente había un expendio, comprando la última botella estaba y estaba con Corella que sería mi esposa después, y estaba Ricardo Lindo, el seco, Carlos Santos ¿Lo conocés?
Sí. Sí sé quien es…
Carlos Santos… estaba Carlos, María Rosa, cuando vine a volver a ver un sargento con una pistola aquí y rodeado de soldados, insultándonos porque ya faltaba poco para el toque de queda, y empiezo a discutir con el sargento y María Rosa. Y nos dejaron ir pues. Al fin y al cabo nosotros somos bolos ¿verdad?
Ja, ja, ja, ¿esa era su defensa?
Si era la defensa y nos dejaron ir. El seco Carrillo, un amigo, se ponía bien a verga frente a los soldados, en medio de la calle…
¿Esa misma noche?
No, por eso cuando estábamos rodeados y viene el Carlos Santos y le dice -Bueno seco sí quieren estos cerdos- ja, ja, ja. Bueno, pero con la suerte que nos dejaron ir y siempre cosas así no. Otra vez estuve metido en una casa de un amigo donde estábamos viviendo y un amigo logra salir y me habla por teléfono y me dice -Mirá no te vayas a asustar pero hay un operativo por toda la colonia- y yo voy a ver y no dejan salir a nadie. Eran operativos bien fuertes, con una tanqueta.
¿Y qué colonia era?
La Flor Blanca. Entonces tuve la suerte de que la única casa donde no vinieron a catear era donde yo estaba.
¿Y hubieran encontrado algo?
Si, teníamos papeles, estábamos haciendo unas cuestiones.
¿Y qué labor hacían ustedes?
Nunca tuve un entrenamiento militar sino que lo que estábamos haciendo era un manual de Guerrilla, dibujos…
¡Ah qué chivo! Y este manual qué es lo que… ¿Cuál era su función?
Era sobre la guerrilla urbana, ejercicios, posiciones de tiro…Yo hacía los dibujitos, hasta que estos amigos me dicen –Mirá vámonos al Frente, vaya pues le dije y ese día me fui para las fincas.
¿Y cuanto tiempo pasó ahí?
Pasé como año y medio, algo así.
¿A dónde?
En cerro de San Pedro. Pasé como año y medio porque me golpeé una rodilla. Entonces siempre me afectaba y todavía me afecta cuando…
¿Y estuvo en algún combate fuerte?
Generalmente yo no tenía que estar en la, de voluntario si estuve, bueno pero es que cuando estas metido en esa babosada algo te cae, algo te cae. Y sí estuve… una de las casualidades… Es que, generalmente, yo trabajaba con población y una de las experiencias más terribles fue haber sacado gente del cerro de San Pedro… toda una población pues, impresionante ¡y cipotes!
¿Por qué los sacaron?
Porque estaba atacando el ejército, tenías que sacarlo. Y fue impresionante, de veras. Después estuvimos en otro, con otro amigo hicimos un mortero y fuimos a morteriar a un lugar que se llama La Soledad. Luego me quedo aquí en San Salvador y siempre quedo colaborando con el Frente, pero a nivel de colaboración.
En ese momento…
Me caso y empiezo a tratar de reflejar la realidad. No a reflejarla, pero sí a metáforas de la realidad y empiezo a pintar más, allí es donde empiezo a pintar más la violencia y siempre he tenido una idea de que el Guernica de Picasso, si Picasso lo hubiera pintado en Madrid, por ejemplo, en España hubiera sido diferente porque hubiera estado más cerca del conflicto y hubiera sido, tal vez, más figurativo, más realista. Es el caso de Goya en las cuestiones del cinco de mayo. Aquí en El Salvador por la obra nunca tuve problemas. Publicamos una carpeta que se llama Espectros, con Reynaldo Echeverría, un intelectual salvadoreño, que a los tres meses de haber sacado la carpeta a él lo matan los escuadrones de la muerte en el 84. Pero sigo trabajando en El Salvador.
¿Y a ti nunca te pasó que te estuvieran buscando o que tuvieras que huir?
En el 86 nos fuimos a Guatemala con mi mujer, y con mi hija que ya tenía 3 años. Tuvimos que llegar de madrugada, agarrar el primer bus y pasar el mes en Guatemala, pero al mes ya estábamos de regreso.
Ahorita tú tienes como una retrospectiva más grande en La Sala Nacional. Tú no eres muy amigo de la burocracia de la cultura ¿por qué no te habían echo antes una exposición grande?
A mí me hacen una retrospectiva de diez años en el 89. Me gano el primer lugar de un premio iberoamericano en México. Después de eso estaba Francisco Hasbún, pero ya no estaba en cultura, pero me hace la exposición en el antiguo museo David J. Guzmán y en una retrospectiva de diez años. Después en México, la embajada de Francia, invitado por la embajada de Francia, tengo otra retrospectiva en México y así he estado exponiendo.
¿Siempre has vivido de tu arte?
Básicamente sí. En tiempo este de Duarte en La Praviana, cuando iba a nacer mi hija, me conseguí un trabajo más o menos estable, solo que tomar esa decisión de valerme riata el trabajo y dedicarme a la pintura… y la primera exposición que hago de pintura que se llama “El Salvador, década de los 80” en la galería Tlaoli de Isaías Mata, es en el 84.
¿Se logra vivir del arte?
He vivido del arte porque yo soy bastante desprendido de mis cuadros. Ya una vez hecha la pintura me vale, no soy de aquellos que… en mi casa no tengo pinturas porque soy bastante desprendido. Por cierto en las galerías que nos han dado oportunidades de terminar obras, es la galería Laberinto de Yanine Hasbún, que es donde realmente trabajé yo con Nolasco, porque hacíamos una obra que era contestataria, con elementos realmente revolucionarios. Siempre nos dio la apertura de la muestra, de exponer ahí donde ella, y en ese momento, como aquí había mucha gente extranjera por el conflicto bélico, se vendía. ¿Cómo es la cuestión verdad? Se vendía más que cuando se acabó la guerra, entonces mucha obra de esa época de los ochenta está fuera del país. Ya en los 90’s, también he tenido momentos más o menos vendiendo en Nueva York, después vino otra crisis y así. Uno ha vivido a través de las crisis. Hay personas que me han comprado estos cuadros que están en esta muestra… los más grandes, pues porque tampoco fueron vendidos muy caros, pero sí me dan la oportunidad de hacerlos sin trabas de ninguna clase. “Vos pintá” –me decía- este Fernando Valladares, para comprar la obra y revenderla luego, nunca me puso trabas de “hace esto”, también después decidí no exponer.
¿Por qué?
Todos los pintores exponen una vez al año, más o menos, pero eso te condiciona tiempos y pienso lo que voy a hacer y puedo pasar uno o tres meses sin hacer nada. Ese ha sido uno de mis problemas, porque no soy uno de esos artistas que todos los días. Sí estoy pintando sí, pero producir no mucho, o también me tomo mi tiempo cuando estoy pintando.
Al terminar la guerra y comenzar… no te llevó a alguna crisis existencial.
No, fijate.
Estabas contento con la paz.
Claro, porque pensamos que iba a ser diferente, ¿me entendés?, había mucha expectativa, el problema es que no se ha dado, no se dio lo que uno pensaba que iba a ser la paz. A nivel cultural: vemos incluso como este gobierno no despega bien la cuestión cultural, que pensamos que iba a ser diferente, la crisis viene después: los amigos que regresan del extranjero criticando al FMLN y nosotros que nos habíamos quedado aquí, había un enfrentamiento entre los que se fueron y los que se quedaron.
Veían las cosas de diferente manera.
Claro.
Hubo algún cuadro que te costara pintar, que fuera como una experiencia algo dolorosa de que…
Un cuadro pequeño. Acababan de matar a una niña en Colomoncagua, en Honduras… a una niña que se llamaba Noemí. Ese cuadro sí lo hice así. Los demás lo hacía de otra manera. Luego hice otra versión, pero no me gustó, me gustó más la primera. También por un tiempo tuve una galería de arte.
¿Cómo se llamaba?
Imagineros y era casi el final de la guerra y el comienzo de la paz. Hicimos varias muestras, pero sin éxito económico.
Hablando más de todos tus delirios que hay en esa Sala Nacional, entrás en una gran desbordante de delirios e imaginación. Contanos qué sentiste cuando viste todos tus cuadros reunidos.
Desde el día que llegué a la inauguración no he vuelto a llegar, aunque sí me impresionó el cuadro ese de dos metros por cinco sesenta, que está el tríptico de Alicia en el país de las maravillas, que es El Salvador, por eso lo hice. Lo hice pensando en El Salvador de la argolla dorada, ahí le cambiaron el nombre, El Nudo se llama. Entonces lo hice pensando en eso, o que El Diablo se los lleve, en la época de Duarte, que es un retrato de Duarte, o El Salvador en la época de los 80’s, que es recogiendo el cadáver de la mujer, que además es una imagen religiosa, un descendimiento de Cristo.
¿Por qué no volviste a ir?
No,… dije que iba a volver en estos días, pero no. Aunque sí me gustó ver la obra reunida, el tríptico no lo había visto junto nunca, solo por fotografía, porque lo trajeron de Estados Unidos, nunca los había visto los tres, como una unidad.
¿Y esos cuadros de qué coleccionistas son?
Hay varios. Me dieron la posibilidad de hacer esos cuadros, también el coleccionista es parte vital de la cuestión, es parte vital de la obra, tal vez comprenden la obra o el cuadro ese de Elogio de la Cordura que es muy grande.
¿Cuál es el que más te gusta?
El que estoy pintando, aunque sea pequeño, grande, me interesa el que estoy pintando y afuera tal vez algunos como “La historieta de un país”, que le cambiaron el nombre. Errores del catálogo. Que es una ironía la cuestión de El Salvador, una historieta. Ese cuadro lo he venido haciendo… yo siempre hago versiones de las obras, y el primero debe haber sido en el 83 u 84, lo hice a pluma, un dibujo muy grande, y luego lo hice después de la guerra, como en el 92, que se presentó en la bienal, en la exposición mundial de Sevilla, que es un cuadro relativamente pequeño y este otro que lo hice después que me lo pidieron para un amigo francés. Pero los tres son diferentes.
Hay un cuadro de Van Gogh atormentado, ¿te identificás un poco con Van Gogh?
No mucho, porque yo no he sido deprimido o sicótico como Van Gogh, sino al contrario, ja, ja, ja...
Pero uno al ver tus cuadros pensaría que vivís como una angustia, dolido con la sociedad...
He hecho cuadros así pero en realidad no tienen ninguna... bueno, en el pasado, en México tuve momentos así en la soledad y sin pisto y sin nada, ¿verdad? Pero en realidad yo me separo mucho de lo que soy yo y si te das cuenta, hay muchos cuadros míos en los que aparezco yo de personaje, de espectador, como el gato este que está ahí como espectador... en el tríptico de pompas fúnebres aparezco... o aparezco retratándome.
Te encanta hacer referencias de pintores...
... De cuadros clásicos. Sí. He hecho muchas versiones sobre Las Meninas, sobre La Gioconda, levantándose el vestido y en el pubis tiene un retrato de... ahí sale Freud... lo que pasa es que mis referencias son bastante intelectuales y literarias. Freud escribe un texto sobre Leonardo da Vinci a través de La Gioconda y por eso se llama 'Encuentro en Viena', ese cuadro, y aparezco yo ahí atrás en el cuadro.
¿Y por qué aparecés en tus cuadros?
Uno siempre es testigo, el testigo es parte de la obra y por eso me pongo como espectador. He hecho varios míos que son autorretratos, y por eso le puse a uno 'La melancolía'...
¿Cuáles han sido tus referentes?
La pregunta varias veces me la han hecho y uno siempre está pensando en cuadros. O sea, una noticia te va a dar la idea de un cuadro, una referencia en la calle… un solo título me recuerda algo… además, me referencio siempre a la religión en el sentido no de religión sino como institución.
Porque tú no eres religioso.
No, no soy religioso. Pero utilicé mucho la imagen religiosa a través de un mensaje. Por eso “El descendimiento”, “Los siete pecados capitales”…
¿Pero creés en algo?
Ahorita no creo que… ja, ja, ja… mucho… pero en la cuestión de este cuadro Bocato di Cardenale hago referencia mucho a la pintura clásica, a Velázquez… es un cuadro que a mí me gustó mucho por las referencias. También las referencias que tengo son que al principio he tenido determinados momentos, pero yo… yo no hago dibujo ahorita, no hago bocetos para pintar…
¿Empezás de un solo?
… Lo tengo en la cabeza y voy construyendo el cuadro en el momento en que lo estoy pintando y lo estoy analizando y lo voy construyendo, y yo no tengo preconcebido el color que voy a utilizar, sino que es el momento el que lo va a determinar. Por eso es que mi pintura es bastante variada, tanto en temas como en la estructura del cuadro. O sea, puedo hacer algo que no sea tan figurativa como los que fueron sorprendidos haciendo el amor, o me pongo a… en mis referencias clásicas, Van Gogh, que aunque sea Van Gogh, está pintado como un cuadro más o menos clásico, o al día siguiente o semanas después puedo hacer algo que no tenga nada que ver con eso o de los colores oscuros pasar a los colores claros. A mí también me han criticado por la cuestión de… por la referencia literaria… la pintura como pintura, pero yo tengo una base literaria, incluso me gustaba mucho la literatura y quería ser escritor, pero en eso me di cuenta de que tenía más facilidad para la imagen, para la pintura.
Me he dado cuenta de que sale mucho la vida bohemia, bares, tabernas… ¿esa es tu vida normalmente, la forma en que te diviertes?
Sí, normalmente esa es mi vida, andar en bares… solo que de día
¿Y por qué de día?
No sé… fijate… me gusta ir a reflexionar a las cervecerías…
¿Y sale solo?
Sí, pero a veces llegan amigos.
Ok, ja, ja…
Pero la idea es que desde joven estuve metido en bares.
¿Pero no te considerás alcohólico?
Un poco, ¡ja, ja, ja, ja!
¿Qué opinás de esto: hay gente que dice: “Bonilla puede ser muy buen pintor, pero es un bolo shuco que ya cuando está bolo le comienza a decir cosas obscenas a las mujeres y las piropea feo…”?
Ja, ja, ja… no, fijate que eso es falso, porque mucha gente habla de mí y no me conoce. Muchos pueden decir, pero por lo general no me ha importado lo que digan… me han dicho de todo… que soy drogadicto, que no sé qué… pero en general no me conocen. Si vos le preguntás a las jóvenes que andan conmigo no te van a decir eso. Soy el que menos las cuentea. En serio. Entonces, también a veces uno ha hecho eso para subvertir el orden…
¿Y ahora cuál es su grupo de amigos?
Fijate que yo conozco ahorita muy pocos artistas. Me he llevado con muchos poetas y pintores, pero sobre todo literatos, pero como todos se han encerrado, me llevo más con gente joven y gente que no está en la cuestión del arte.
¿Y qué opinás de los artistas jóvenes de El Salvador, que andan en eso del arte conceptual, performances…?
Es que básicamente hasta ahora los comienzo a conocer porque he ido a algunas exposiciones. Nosotros con García Ponce, Rolando Reyes y Francisco Reyes tuvimos en el Teatro Nacional una exposición de arte conceptual. Y mi onda era a través de una cuestión conceptual, de un elemento conceptual dar una opinión política. A mí también uno de los movimientos que me gustó siempre fue el Dada, que era un movimiento que subvertía los valores después de la Primera Guerra Mundial, entonces empezaron a criticarla, pero para ellos hacer un acto de ese tipo era insultar a la burguesía, pero hoy no, hoy vos ves que la burguesía lo acepta. Podés poner un pedazo de caca ahí en medio de la galería y “¡Ay, qué hermoso lo han hecho!”, van a decir. Entonces esa es la cuestión, de que te admitan el trabajo. Yo veo que hay muchos artistas jóvenes que reflejan su momento, su moda, pero con el tiempo uno cambia. Lo que sí juzgo muchas veces de estos certámenes que están ahorita es que no es lo mismo una pintura hecha de la manera tradicional –una acuarela, un dibujo- que un vídeo o una instalación, porque cada cosa tiene su propia especificidad. Deberían hacer mejor instalaciones o de vídeo y no mezclarlas y meterlas todo en el combo como hacen. Otras veces… yo le llamo al arte contemporáneo, de caer en cuestiones –y no es solo en El Salvador- que yo le llamo “el traje nuevo del emperador”, que solo los inteligentes lo pueden ver. Para mí, pintar un cuadro de la manera tradicional, con color, con óleo y lo que querás, también es una cuestión de gusto. A mí me gusta ver aparecer el cuadro y yo creo que es una cuestión de gusto y si yo quiero hacer eso lo hago y si el otro lo quiere hacer, lo hace.
¿Y de la escuela de artes de la Universidad Nacional qué pensás?
Conozco muy poco, creo que en El Salvador tiene que definirse qué es una escuela de Arte, qué es el arte… hoy con las computadoras es mucho más fácil, internet, te das cuenta que mucha cosa la dan por internet, eso es lo que yo veo.
Y los jóvenes, en el sentido de su participación social, luego de un período en el que hubo muchos jóvenes que querían hacer cosas…
Yo conozco muy poco pintor joven… no sé
No solo habló de pintura, es en general.
Lo que veo de grupo de poetas jóvenes, escuela de jóvenes es que siguen encerrados en su misma rueda, no se abren a gente mayor… y yo aprendí con gente mayor, andaba con Camilo, la Tellez… esa una cuestión que uno aprende, tanto como los jóvenes, también como la gente mayor.
¿Tú no tienes un discípulo?
Noooo, no…
Je, je
Además mi obra no se vende mucho, le copian a los que se venden… Ja, ja, ja Es cierto, le copian a la gente que se vende, a la que no se vende no le copian.
¿Ahora no vende tanto cómo en una época?
He tenido momentos.
Una pregunta ¿Tú qué harás en el futuro? No me diga que terminará como un ancianito abandonado… pintado… ¿Tenés segura alguna pensión?
Noooo, acá no tenemos pensiones… para nada.
Tú no has luchado en una asociación de artistas pláticos…
Fue fundador de Agapes, en los noventa, fue presidente de Agapes, fue al cabo..
¿Lograron algo?
Acabo de ingresar otra vez a la Agapes… siempre se ha hablado de las pensiones, cuestiones así, pero nunca se llega. Hasta ahorita, tal vez con este gobierno se logra. Por lo menos hay una casa que nos han dado.
¿Y cómo visto el cambio en la Secretaría de Cultura?
He visto que todavía le falta mentalidad de cultura… falta más dialogo con los artistas, más apertura hacia los artistas.
Te acordas que quisieron hacer un dialogo con los artistas y se reunieron como 2000, desde artistas hasta escritores…
Yo no llegue a ninguna de esas, pero es que pensé que iba a ser una cuestión más abierta hacia los artistas, cuando digo artistas me refiero a todo… no se ha hecho. Ahorita ando jodido de bolas. Yo siempre fui consciente, alguien me hizo una pregunta, me dijo: ¿vos estás consciente de que otras personas venden y tu obra no se venda mucho? Y le dije: yo estoy consciente de lo que yo hago, lo que yo pinto no es una cuestión que le va a agradar a muchas personas, desde que estoy haciendo una de erotismo, esto de la cuestión política, a veces mezclo las dos cosas.
¿Y quién compra tu obra?
La gente que le gusta, hay gente que piensa que es diferente a lo que pintan otras personas, pero estoy consciente que no es de las mayorías.
¿Son personas de la alta sociedad?
¡Claro, claro! Esa es la dicotomía, el tipo de obra que hago, lo que tengo. No he sido panfletario en la obra que hago, he sido diferente en la obra que hago, más imaginativo… el artista debe empezar a presentar su realidad a través de las imágenes tremendas, Brugel, por ejemplo… otro grabador francés… todos los artistas a su manera han sido críticos del sistema. Siempre he pensando en una charla sobre el poder, sobre la coyuntura, la relación del poder y las artes. Por ejemplo, en una sociedad soviética a finales del 800, los artistas reaccionan con arte, con arte constructivista, abstracto ¿por qué? La pintura burguesa era retrato, paisajes, de alabanza a los políticos, pero en ese momento la pintura se vuelve revolucionaria. Incluso la pintura impresionista, cuando en ese momento estaban los valores después de la caída de Bonaparte y qué llega la burguesía, en lo que todo es visto a través del dinero, el hecho de los poetas simbolistas era otra cosa, el amor, lo ideal… los bares, lo vital… toda la cuestión… Rimboud… En ese momento es revolucionario. En otras sociedades es diferente, un arte se puede volver en contra de las cosas. Lo mismo en la Alemania nazi. El hecho de que los alemanes con ese nacionalismo helénico, como también soviético, son iguales, las mismas imágenes, empiezan a hacer otro tipo de arte, eso.
Una última pregunta ¿Cómo vez al gobierno del cambio? No solo en el área de cultura y de las artes, quisiera tu evaluación?
Hay que darle oportunidad todavía, yo soy todavía de los que piensa que dejaron un gobierno sin dinero, 20 años de gobierno de Arena no se hizo mucho, creo que no se ha visto todavía, tienen que aprender todavía… yo creo que hasta llegaría, veamos al final del gobierno se puede ver si hicieron algo o no hicieron nada.
¿Creés que en otro país serías una celebridad?
No sé…
Has estado en otros países…
Nueva York, en otras exposiciones, Francia, Inglaterra, bueno… una amiga pintora guatemalteca me decía, Inglaterra era, puchaaa, acá nos toman como artistas, aquí sí somos artistas, aquí nos sentimos artistas…
¿Cómo los trataban?
Muy bien, por eso, mientras acá en El Salvador,,, jeje de periodismo cultural, acá es muy poco, aquí cada vez que hay muy poco, por ejemplo con los medios de internet va mejorcito… pero aquí cada vez que has pedido cosas para el periódico, me refiero de loas años 70 hasta acá, siempre lo has pedido como un favor, incluso a través del tiempo se ha venido disminuyendo al punto de no existir en los medios escritos, de aquí en El Salvador, mientras que antes si existían los suplementos culturales los domingos, incluso en los noticieros de televisión había una cuestión social, donde hablaban de funciones. A través del tiempo eso ha ido desapareciendo.