El Ágora /

“A mí me encanta hablar, pero no de fútbol”

Invitamos a un técnico de fútbol a tomar café y a hablar de su vida. Encontramos a un economista y un apasionado de la historia. Durante más de hora y media, Milos Miljanic, el entrenador del Alianza, contó fugaz sobre su vida como hijo del entrenador del Real Madrid, valoró al líder yugoslavo Josip Broz Tito -'¡El hijo de puta se acercó a Estados Unidos!'- y habló un poco de fútbol.


Domingo, 20 de febrero de 2011
Rodrigo Baires Quezada y Bernat Camps. Fotos: Bernat Camps

Algo sabíamos de Milos (1959) antes de esta plática. Sabíamos que había nacido en la antigua Yugoslavia, que es entrenador de fútbol y que fuma mucho. “¿Cómo vamos a tomarnos un café y hablar sin fumarnos un cigarro?”, nos preguntó, cuando supo que dentro de este local no se puede fumar. Le propusimos salir a fumar. Nos dijo que no: “Empezamos a hablar y luego hacemos una pausa. Hablemos, pues”, ordenó y nos dimos cuenta de que con él una plática puede durar horas.

“¿Y si hacemos el experimento de tratar de no hablar de fútbol con un entrenador de fútbol por más de cinco minutos?”, le propusimos. “Probemos”, contestó, y habló con un español golpeado, ese que aprendió cuando era adolescente y su padre entrenaba al Real Madrid, en España. Así se descubrió ante nosotros como un economista graduado, orgulloso de haber vivido bajo el régimen del dictador yugoslavo Josip Broz Tito –“Tito no era dictador”-, un amante de la historia y un gran conversador que se apasiona cuando habla de la suya y de aquel país donde nació, la antigua Yugoslavia, aunque ahora él es serbio.

¿Serbio o yugoslavo?
Nací en Belgrado, capital de Serbia...

Pero, ¿te considerás yugoslavo o serbio?
Hoy no hay yugoslavos. No existe eso. Lástima, pero no existe, ni en el derecho ni como país. Eso ya es una cosa de historia. Hoy existe Serbia solamente; yo he nacido en Belgrado, Serbia. Ahí pasé toda mi vida, bien, pero mis orígenes no son serbios. Mis abuelos son de Montenegro.

Eso ya es una mezcolanza.
Toda Yugoslavia la tenía.

Todos los países la tienen, creo.
Pero mucho más en la ex Yugoslavia. O sea, los serbios se casaban con las montenegrinas, los bosnios con las serbias, los croatas se casaban con la gente de Eslovenia, o sea... Yo nací en Belgrado, Serbia, una de las seis repúblicas de la antigua Yugoslavia (Bosnia-Herzegovina, Croacia, Eslovenia, Macedonia, Montenegro y Serbia). Ahí pasé mi adolescencia...

... Viviendo bajo un régimen dictatorial que era socialista… comunista… no sé cómo decirlo.
Sí... viviendo en régimen muy justo, muy bueno. Un régimen excelente, el mejor régimen de esa época en Europa.

¿Está siendo sarcástico?
No, para nada. Ustedes son jóvenes y no conocen la historia. Les voy a explicar un poco la historia de mi país, ¿les interesa o no?

Sí, por su puesto.
Yugoslavia, como país, nació bajo un rey serbio de la dinastía Karađorđević. El rey ocupó los territorios que antes estaban bajo protección de grandes imperios, como el turco y el austrohúngaro. Entre las guerras balcánicas y la Primera Guerra Mundial, el rey hizo un país que se llamaba Reino de Yugoslavia. Después de la Primera Guerra Mundial, este país se estableció más fuerte y con un gobierno democrático. Cuando empieza la Segunda Guerra Mundial, el rey firma un pacto con Adolfo Hitler…

… Como lo hizo Mussolini…
… Sí… Pero un grupo fuerte de obreros, con mucha influencia del Cominterna -el Partido Comunista Internacional-, y Rusia, hacen una huelga apoyados por los patriotas serbios. Entre ellos, algunos generales, como Dušan Simović, que se oponían al pacto con Hitler. Esto termina cuando el rey sale hacia Inglaterra; Hitler, enojado porque hay un desorden en una parte estratégica para la guerra, bombardea Belgrado el 6 de abril de 1940 y ocupa toda Yugoslavia. El general Draža Mihailović se queda intentando organizar al ejército para enfrentar a los alemanes. Al mismo tiempo, el Partido Comunista también se estaba organizando. Así nacen dos fuerzas intentando luchar contra Alemania y que al mismo tiempo luchan entre ellas, empezando una guerra civil.

¡El desorden total!
Sí, así fue. Ahora bien, viene un hombre, Josip Broz Tito, del lado de los comunistas… Nadie sabe bien qué pasó, todavía los historiadores de nuestro país, después de 60 años, no se ponen de acuerdo. Cuando terminó la Segunda Guerra, se firma en Malta un acuerdo entre Rusia, Estados Unidos e Inglaterra y se reparten todo el mundo…

… Pero…
¡Ya sé qué me vas a preguntar! Espera un segundo y lo tendrás claro. En 1945, Yugoslavia se queda bajo la influencia de los rusos, como Hungría, Bulgaria…

… Y le da el poder a Josip Broz Tito, que estaba con los comunistas.
… ¡Bien! Pero escucha, no interrumpas, ja, ja, ja.

Ja, ja, ja… ¡Clases de historia con Milos Miljanic!
Esperate, es una historia bien interesante. Es como una película donde todo el mundo piensa: “¡Puta, otro país comunista!”

¿No era así? ¿Tito ya era el que mandaba?
Tito era más que un general, era mariscal. Se tenían las mismas seis repúblicas pero más territorio. Eso era para 1945. Tres años después, Tito hace un pleito con Joseph Stalin y le dice que no éramos un país comunista, que no lo íbamos a ser nunca y que no queríamos hacer lo que los rusos querían. Para entonces, casi 40% de la población que apoyaba a Tito se pone en su contra.

¿Por qué?
Porque querían el comunismo y a Rusia. Entonces, él hace una isla cárcel. Mucha gente escapa hacia Rusia. Dicen que faltaron 24 horas para que Rusia invadiera Yugoslavia… ¡Pero Tito, el hijo de puta, se acerca a Estados Unidos y aprovecha para meterse al movimiento de países independientes…!

… Al movimiento de países no alineados.
¡Eso! Fuera de la OTAN y de los rusos. Todo eso se los he contado para que sepan por qué digo que vivíamos una vida bien bonita. Teníamos todo.

¿A pesar de los daños de la Segunda Guerra Mundial y la guerra civil?
Sí, el territorio de Yugoslavia era más grande que Italia y casi como España. Había sido destruida en la Segunda Guerra Mundial. Pero 15 años después, 20 años después, ya teníamos todo... teníamos fábricas, aeropuertos… cada capital de esta república tenía su aeropuerto, su autopista. Todo, todo… ferrocarril, o sea, ¡increíble! Casi como tú lo viste… ¿hace cuántos años?

… En Belgrado estuve hace cuatro años…
Casi así. Todo se hizo bajo el régimen de Tito. No fue otra gente, ¿me entiendes? Si alguien me dice que era “comunista comunista”, le digo que no, que no era nada de comunismo. Era un tipo de socialismo moderno que ahora empieza a encontrar su camino en Europa y que Tito quería hacer en ese tiempo. Teníamos colegios, universidades y hospitales, seguro social, pensiones excelentes. Todo organizado y todo gratis. Lo que pasa es que hay diferencias. No existía en Yugoslavia la posibilidad de que crecieran empresas privadas con enorme capital, por ejemplo. Había trabajitos así chiquitos… esa es la única diferencia. Y hay que decir que no teníamos democracia, eso no. Sí había elecciones, pero con un solo partido.

Tuve la oportunidad de estar en tres de las seis repúblicas que tenía Yugoslavia hace cuatro años, y la constante era que no había gente que estuviera en contra de Tito y, especialmente, después de una guerra en la que toda esta gente se había enfrentado. ¿Por qué la gente amaba a un dictador?
Primero, no era un dictador. Hay que distinguir el dictador entre comillas y el dictador puro. O sea, ¿qué es ser un dictador para vos? Si decimos que Tito era dictador porque no era un demócrata y no permitía la existencia de partidos políticos diferentes, entonces sí, él era un dictador. Pero Tito no tenía físicamente nada, no tenía riquezas. Él vivía como un rey, pero no tenía nada personal, y no ha dejado nada a sus hijos. En su entierro estaba todo mundo, hasta el presidente de Estados Unidos, los reyes de Inglaterra, de Dinamarca, de Egipto, de Etiopía... el mismo Leónid Brézhnev. Para que sepan mejor. Los historiadores ahora están dudando mucho el origen de Tito. Primero, se dice, por ejemplo, que él nunca habló serbio de una manera correcta. Siempre se decía que él nació en una parte entre Eslovenia y Croacia donde se habla un poquito distinto. Su historia es que nació en un pueblo chiquito llamado Kumrovec, era parte de una familia pobre, estaba como soldado en la zona de Austro-Hungría para la Primera Guerra Mundial. Pero este señor, con esta historia, hablaba cinco idiomas, sabía tocar el piano, su deporte preferido era… espadas, ¿cómo se llama?

Esgrima.
La gente decía que fumaba los mejores puros del mundo, que tenía varias mujeres, que tenía una vida de alto nivel. Así que algunos historiadores dicen que él lideraba una Yugoslavia que parecía un país experimental, que estaba entre dos sistemas totalmente distintos, que nunca fue ni yugoslavo ni serbio Y, otra cosa, todo el mundo dice comunismo, comunismo, comunismo, o masonería, o los judíos, o los cristianos… Cuando los entierran, en su tumba, ¿qué aparece? Una cruz, o una estrella de judíos, o una estrella de los comunistas. ¡Ni su nombre completo! En la tumba de Tito aparece solamente “Tito”. No aparece ni el año de nacimiento, ni su nombre completo. Solamente “Tito”. Así que hay muchas cosas que la historia todavía no ha explicado. Creo que ahora pueden entenderme por qué digo que hemos vivido una vida extremadamente buena.

¿Viviste toda tu adolescencia en la Yugoslavia de posguerra?
Nací 15 años después de la posguerra. Entonces ya teníamos todo. Éramos un país rico. Pero viví también en España. Cuando tenía como 14 años, en el 74, salí con mis padres a España, donde viví por tres años, ahí aprendí a hablar español.

Con menos de media hora de plática, salta el fútbol sobre la mesa. Era difícil que no estuviera presente: su padre, Miljan Miljanic, fue entrenador de la Estrella Roja de Belgrado, seleccionador nacional de Yugoslavia, pasó tres años al frente del español Real Madrid, entre 1974 y 1976, y una etapa poco conocida con el Valencia, entre 1982 y 1983. Entonces, Milos era un adolescente que estudiaba en un escuela inglesa –un ‘college’, dice-, aprendió el español golpeado que habla y del que se le pierden las palabras, y vio en el banquillo merengue a gente como Amencio Amaro Varela, “El Cerebro” Velásquez, Francisco Gentó y Martínez Sánchez. Incluso, al mítico Santiago Bernabéu.

Tu  padre fue entrenador del Estrella Roja de Belgrado, y fue seleccionador de la selección de Yugoslavia.
Mi padre era bastante famoso en esa época. Tuvo la suerte de trabajar por muchos años, del 58 hasta el 74, en el equipo más grande de mi país. No siempre como entrenador principal. Manejó unos ocho años al equipo mayor, con el que ganó el título y estuvo muy bien hasta que, en 1963, ganó una copa que se puede comparar hoy con la Champions League…

… La Copa de Ferias Internacionales.
¿Se recuerdan? Y en el 72, en una semifinal, perdieron la Copa de Campeones. Y desde 1972 hasta el 74, era al mismo tiempo entrenador del Estrella Roja y seleccionador nacional de Yugoslavia, que se clasificó para el Mundial de Alemania de ese año. Después…

… ¡Se fue a ese mal equipo de España!
¿Cómo?

¡Al Real Madrid!
Ja, ja, ja. Sí, después de Alemania 74, tuvo mucha suerte de encontrarse en el equipo más famoso del mundo sin ninguna competencia cercana. Entonces, ahí pasó por tres años bonitos y fue cuando viví en España.

¿El fútbol español no era tan mediático como ahora?
Mmm... primero me has dicho que no quieres hablar de fútbol.

Ja, ja. ¡Pero ya pasaron más de cinco minutos!
Yo más quería hablar con ustedes de otros temas. Vamos a ver ahora, con el amigo (señala a Bernat, fotógrafo catalán),  si se recuerda bien de la época histórica de España del 74. Yo llegué en julio de ese año y estuve hasta la mitad del 75.

Je, je. Yo no había nacido aún.
Bueno, pero, ¿no aprendiste la historia? Ahí estaba otro que le decían el generalísimo.

“El Paquito”.
Francisco Franco.

Cabal.
Bien, pero murió en el 75.

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