El lunes 5 de marzo de 2007, tres hombres detuvieron a otro que caminaba por la 8a. Avenida Sur y 8a. Calle Oriente, en el centro de San Salvador. Los bandidos, armados, despojaron a su víctima de todas sus pertenencias cerca del punto de microbuses de la ruta 140. La víctima era un policía de la División Antinarcóticos que vestía de particular y que en el incidente perdió para siempre el arma de fuego que tenía asignada.
Después le darían otra arma, pero aquel 5 de marzo este agente reportó el robo y esa fue su verdad: “Que los sujetos lo despojaron de sus pertenencias y entre estas iba el arma”. Después de una investigación interna y de una ojeada de la Fiscalía, el caso fue archivado y la versión del agente fue dada como verdad. Pero tres años y dos meses después, el caso volvió a abrirse y los investigadores repasaron la historia del asalto que contó el agente –ahora investigador de la Policía Nacional Civil-. El caso del robo se reabrió porque aquella arma que perdió fue utilizada para asesinar a un cobrador y un motorista la noche del 21 de junio de 2010. Era una Smith & Wesson propiedad de la PNC, que terminó en manos de pandilleros del barrio 18. Los mismos que secuestraron un microbús con una treintena de personas, dispararon hacia adentro, le prendieron fuego y volvieron a disparar mientras todo se quemaba.
'Eran armas que en algún tiempo habían estado en poder de la PNC. Esto originó una investigación de qué había pasado con los tenedores de estas armas”, dice el fiscal especial contra Crimen Organizado, Rodolfo Delgado.
El Faro reveló esta semana que dos de las tres armas utilizadas en el asalto al microbús pertenecían a la PNC. Los disparos que la noche del 20 de junio agujereaban la buseta también salían de una CZ calibre 9x19mm, una pistola que también provenía de la PNC. El 24 de septiembre de 2009 esta arma se extravió de las manos de un agente supernumerario y casi un año después escupía balas desde las manos de un pandillero. Un diputado había informado a El Faro que las dos armas estaban asignadas a agentes supernumerarios de la Policía que sirven como guardaespaldas a legisladores. Tanto Delgado como el subjefe de investigaciones de la PNC, Howard Cotto, coinciden en que este último punto no es cierto.
En 2009, el segundo agente que perdió el arma estaba destacado como custodio en una embajada y la noche del 24 de septiembre se llevó la CZ, que estaba asignada a otro supernumerario que también custodiaba las instalaciones de esa embajada. El agente iba para su casa cuando se encontró con un amigo, un taxista. Juntos fueron a beber y entre las copas y el regreso a casa el arma ya no estaba junto a él. Al día siguiente la reportó como extraviada.
Esta arma que un agente perdió estando ebrio terminó disparando 10 veces en contra de los pasajeros del microbús. De 18 tiros que se pudo documentar en la escena del crimen, más de la mitad fueron percutidos por la CZ extraviada por el agente ebrio. Ahora, el supernumerario continúa ejerciendo su labor de custodia a instalaciones diplomáticas, mientras que el que alegó ser víctima de un asalto pidió permiso sin goce de sueldo y lo ha venido prorrogando consecutivamente.
El fiscal Delgado dice que aún están haciendo pequisas para determinar si hay vínculo entre los agentes que perdieron las armas de la PNC y los delincuentes. “Todavía nos encontramos haciendo diligencias en torno a estas armas, principalmente confirmar o descartar que se trate que exista una relación con las personas involucradas con el caso del incendio de la unidad de transporte”, dice. El subdirector de investigaciones de la PNC, en cambio, descarta que haya alguna conexión entre la desaparición de las armas y su posterior uso el 21 de junio de 2010, y pide serenidad para algo que, dice, sucede en todo el mundo: las intituciones policiales pierden armas. Esto es lo que dice Howard Cotto:
¿Por qué la PNC no informó del hallazgo de estas armas en el caso de Mejicanos?
Estos es parte de la investigación… No es lo más feliz pensar que lo que no se dice a los medios no se investiga. No es así. Si todo se dijera, muchas investigaciones no prosperarían. No es que esto no se haya considerado de alguna forma. Eso como primer punto. Y como segundo: no se debe de creer que estas dos son las únicas dos armas que un policía ha extraviado. Se han extraviado muchas más.
¿Cuántas?
No tengo yo el registro, porque no me corresponde llevarlo, pero muchas se han extraviado. ¿Que si estas armas han participado en hechos delictivos o no? Eso es otra cosa. Y no es la primera vez que un arma extraviada por un policía participa en un hecho delictivo. Quizá a ustedes obviamente les llaman más la atención porque están involucradas en este hecho.
Ahora, que se extravíen y que parezca una normalidad, ¿afecta o no afecta?
Por eso es que la institución ha restringido el uso de las armas a los policías. Y ha establecido un reglamento para otorgarle un permiso a un policía para poder sacar el arma.
¿Desde cuándo se aplica esto?
Uff… no sé… desde hace un montón de años, desde la época en que estuvo Sandoval.
La Fiscalía nos ha dicho que una de las armas la extravió un supernumerario asignado a una embajada. Y que esa arma ni siquiera estaba asignada a este supernumerario que la perdió después de una borrachera.
Sí. La perdió al interior de un taxi. O se la quitaron al interior de un taxi. Eso es difícil saberlo porque ni él mismo lo sabe explicar.
Igual, no había control de esa arma.
Esa parte no la conozco en particular. De ese supernumerario no tengo el dato si tenía permiso para sacarla o no. Pero para efectos de la investigación… a ver… la determinación de que un supernumerario o un policía saque su arma es una decisión totalmente administrativa. Es producto de un reglamento que establece un proceso. ¿Cuál sería el resultado de que una persona se lleve su arma sin el permiso? No es un procedimiento legal. A él no se le procesó penalmente por haberse llevado el arma, porque de acuerdo a la ley él tiene facultad para portarla. Pero sí está sujeto a un procedimiento administrativo bajo la Ley Disciplinaria de la PNC. Es más, en el reglamento se establece como falta el llevarse el arma sin autorización.
¿Y sí, digamos, un policía saca el arma con dolo para que se le extraviara?
¡Ah, no! Si en el proceso legal del hecho –el de la masacre- se logra determinar que una persona de forma deliberada dio o facilitó las cosas para que se usara el arma, ya es otra cosa. Eso ya es un ilícito. Pero si un policía sin permiso se lleva el arma y se la roban, ¿qué puedo hacer yo? Procesarlo disciplinariamente. Incluso puede derivar en destitución.
En el caso del supernumerario esto habla de mecanismos laxos en el control de las armas. Por ejemplo, el supernumerario que perdió el arma no era quien tenía autorización para portarla.
Y entonces ambos podrían ser sujetos, no he averiguado si al final fueron procesados o sancionados o algo por el hecho de que uno le facilita el arma al otro, y el hecho de que este la extravía.
Veamos el otro caso. Un agente es asaltado y pierde el arma.
Se la quitan. Le ponen un arma y se la quitan. El agente reporta el arma como extraviada. Entonces, en torno al hecho, él puede ser acreedor de una sanción disciplinaria. Todos al final de cuentas son procesados disciplinariamente. Y de acuerdo con las circunstancias se define el tipo de sanción. Porque sucede muchas veces que policías han extraviado sus armas y estos procesos pasan a un tribunal disciplinario. Pero yo no voy a sancionar de igual a forma a un policía que iba corriendo tras un presunto delincuente -y en el trayeto extravía el arma- como lo haría a un policía que va ebrio en un vehículo y deja perdida su arma.
¿En el caso de 2007 el agente estaba en funciones?
No. Él iba para su casa, a abordar al bus o algo así.
Usted dice: esto sucede muchas veces. ¿Cuánto es muchas veces? ¿Esto preocupa o no preocupa a la institución?
No tengo el dato de cuántas armas se puedan hurtar o robar o extraviar al año. Eso le puede suceder a un investigador o a un agente de seguridad pública.
¿Pero estos es señal de inexperiencia, desidia o arrojo porque todos los policía salen corriendo y ahí se les caen las armas?
No…
¿O hay visos de tráfico de armas del Estado para el mercado ilegal?
No he conocido un caso de un elemento policial que reporte un arma extraviada para proporcionársela a un delincuente. ¿Por qué no ha sucedido? Porque si un mal policía tuviera esa intención, sabría que es más un riesgo que un beneficio, porque será sujeto a una investigación. Y más con el nivel de control que tenemos con las balísticas de las armas. Como repito: no tengo control estadístico de cuántas armas se extravían, pero hasta hoy no conozco un caso con indicios de que un arma se “extravíe” para dársela a un delincuente.
¿Con los supernumerarios hay menor control que con los policías?
Habría que ver. El control de seguridad pública uniformada es diferente, por ejemplo, al de investigadores. Y los PPI también tienen criterios diferentes porque hay agentes que protegen a personas y otros a instalaciones.
¿Lo normal es que si soy agente, y quiero llevarme el arma, debo pedir permiso?
Sí. Y hay alguien designado como responsable de ese control.
¿Cuándo puedo pedir permiso para sacar el arma?
Cuando no tenga antecedentes disciplinarios, cuando no haya sido procesado disciplinariamente, cuando tenga o explique la razón…
¿Que viva en una zona de alto riesgo es una razón?
A veces sí. Pero si tiene antecedentes disciplinarios, el agente no la puede sacar. Ahora, hay personas en el PPI que no son policías, y esas personas no pueden argumentar los requisitos del reglamento para portar el arma fuera del servicio ni esperar que se les autorice.
Que sería el caso del supernumerario que la extravió estando borracho.
Exactamente. Ahora, el problema es que a veces –no necesariamente- tiene las condiciones necesarias para dejar el arma en la sede que custodia. Entonces, cuando decimos 'no puede sacar el arma', ¿de dónde? De la unidad, cuando está en licencia. ¿Y de la unidad al sitio donde está el servicio, si la Policía no le brinda le transporte para los relevos, eso está dentro del servicio? Sí.
Entonces, con el caso del supernumerario, el día que extravió el arma pudo ocurrir cualquiera de estos dos escenarios: o había un supernumerario custodiando la embajada X, desarmado; o esa embajada, ese día en particular, no tuvo quien la cuidara… Porque si dos compartían esa arma, y uno la pierde en otras circunstancias fuera del servicio…
No sé qué habrá pasado. Eso lo definirá la investigación.
¿No sabemos si a estos dos agentes los sancionaron disciplinariamente?
No. Eso lo sabremos luego de la investigación.
Okay. Lo que sí sabemos es que al menos estos dos agentes siguen trabajando actualmente.
El agente no. Pidió permiso sin goce de sueldo. Estaba destacado en la DAN. Y venía con un permiso desde hacía un año, año y medio, que se le venció por julio, agosto del año pasado, y volvió a pedir prórroga.
¿A ustedes les parece pura casuística estos dos casos o sospechan que hay una relación con la masacre?
Es difícil adelantarlo… pero por las características de los extravíos de las armas –y viendo al tipo de personas que se les extraviaron- se me hace difícil que haya complicidad con que las armas hayan participado en estos hechos concretos.
¿Tienen definido si estas armas han participado en otros hechos delictivos?
No. Pero bien pudieran tener participación. ¿Quién exime un arma que circula ilegalmente? Ya hemos tenido armas que han participado hasta en 12 hechos.
¿Armas de la Policía?
No, no… armas en general. ¿Y qué relevancia tiene que un arma haya sido de la institución o no?
¿¡!?
No, no, no… no me refiero a eso… es decir…
¿Ya estando en el mercado negro?
Exacto. En la ilegalidad poco importa si fue de la Policía o no. Ahora, mi reflexión va en torno a lo siguiente: si tenemos casos de policías a los que les han hurtado o han extraviado el arma, ¿qué no pasará con los ciudadanos que tienen menos criterio de seguridad que un policía para portar armas? Les aseguro que por cada arma que extravía o le roban a un policía, habrá, 30, 40 reportadas por los ciudadanos. Imagínense si eso le sucede a un policía, qué no le sucederá a un ciudadano.
El punto es que a la Policía no le debería de suceder.
Mire… no sé, basados en qué…
... No sé, digo...
En teoría no debería suceder. Pero he estado en decenas de policías del mundo y nunca he visto a una policía del mundo que diga: a nosotros no se nos pierde un arma.
¿Ni que se las roben?
Nunca he conocido una agencia policial que diga: nunca me han robado un arma. ¿A dónde? ¿De quién quieren que hablemos? ¿Del FBI? ¿Scotland Yard? Pregunten.
Usted sabrá más.
Y se los digo por conocimiento. Si ahorita tuviera la oportunidad de decir (si los tuviera reunidos): que levante la mano la institución policial del mundo a la que no le han robado o hurtado un arma de uso policial… se los digo claro: nadie la levantaría.
¿Nadie?
Vaya, quedémonos en Latinoamérica: si tuviera a todas las instituciones policiales de Latinoaméricana y les dijera lo mismo, tampoco nadie levantaría la mano. Es imposible.