Parece el primer paso de la depuración judicial. La Corte Suprema de Justicia ordenó la destitución de dos juezas: Dora Margarita Gómez Rodríguez, Jueza primero de Vigilancia Penitenciaria y de Ejecución de la Pena de San Salvador, y Gloria Marina Cabrera, jueza de Paz de Corinto, Morazán.
Dora Margarita Gómez fue destituida por “ineptitud e ineficiencia”según la nota de Corte Plena a la que tuvo acceso este periódico. Esta jueza tenía más de 20 denuncias y similar número de expedientes de investigación abiertos. Uno de los casos más polémicos fue ordenar la libertad de Sabino López Preza, condenado por dirigir una famosa banda de secuestradores conocida como 'La Banda de Sabino'.
La jueza Gómez también fue investigada por conceder libertad condicional a José Agapito Ruano Torres, vinculado a la banda de Los Guaza, que operaba en la zona de Guazapa, y que fue condenado a 15 años de prisión por el secuestro de un empresario de buses en agosto de 2000.
Sin embargo, el caso por el que fue destituida es una denuncia de la Dirección de Centros Penales, que acusó de retardar la salida de un salvadoreño que pasó prisionero 83 días más de la pena impuesta.
La otra jueza, Gloria Marina Cabrera, de Corinto, Morazán, fue denunciada por quedarse con dinero del Estado. Los magistrados lograron comprobar “irregularidades en el desempeño de su cargo” y la encontraron también responsable de “no realizar las diligencias judiciales que como funcionaria estaba obligada a cumplir.
La Corte Suprema de Justicia debe investigar 700 denuncias contra jueces, de las cuales más del 10% tienen que ver con corrupción. Los magistrados han comenzado con las 75 que consideran responden a casos más graves.
La investigación pesa sobre jueces de todo el país y de diferente nivel: jueces de Paz, de instrucción, de sentencia, de menores y hasta magistrados de Cámara. El nivel de denuncias es tan alto que la proporción de casos supera al número de jueces. Si se repartiera las 700 denuncias entre los 556 jueces que hay en todo El Salvador, le tocaría una a cada uno y todavía sobrarían tantas como para repartir una adicional por cada cuarteto de jueces.