Veníamos platicando sobre esa sensación que pocas personas pueden tener: de ser alguien que hace feliz a los infelices, que le quita a uno la sensación de no estar a gusto con uno mismo… ¿Cree usted que es una apreciación exagerada?
Pues no sé, yo básicamente lo que hago es mejorar o potencializar algunas cosas que tú ya tienes, o sea, yo no hago cosas nuevas, sino que pulo, mejoro o potencializo ciertas características que tú necesites. Básicamente, bajo mi opinión estética.
¿Corregir?
Corregimos hasta cierto punto, pero basándonos siempre en la infraestructura personal. En el sentido de que si tú tienes una nariz y tú quieres que la arregle, yo no hago una nariz igual a todas. Lo que vamos a hacer es potencializarla en ciertos factores y ángulos que tiene para darles mayor belleza.
¿Qué piensa de la categoría de feo?
Yo creo que el parámetro de feo no existe, dicen que la belleza está en el ojo que la critica, ¿verdad? Lo que te parece feo a ti, me puede parecer bonito a mí. Eso es muy personal.
Técnicamente, en cuestiones de estética se dice que la belleza es la simetría, la armonía y ciertos elementos que se acercan a un parámetro.
Sí, pero dentro de lo feo podés tener los mismos parámetros estéticos normales de una persona que tú consideres que es bonita, o sea, los parámetros pueden estar ahí, lo que pasa es que cuando tú estás criticando lo feo estamos personalizando alguna cultura o trayendo algo que nos parece a nosotros bonito, que nos han educado a nosotros que es bonito. Hace varios años, varios siglos, las mujeres gordas eran lo que las civilizaciones buscaban. Hoy, quizás, y a medida que esto ha ido evolucionando y con todo lo que vemos en la televisión, vemos que la delgadez es lo mejor pero... ¿será lo bonito? Volvemos a lo mismo, dependiendo de quien lo critica.
¿Pero cuál es el parámetro de los cirujanos plásticos? Porque yo puedo traer mi idea y decirle ‘yo creo que si mis senos fueran de tal tamaño, serían hermosos…
Depende de cada persona. Yo soy personal, cada trabajo es diferente. Tú no venís a mí porque yo te voy a hacer el trabajo de todos, tú venís a mí porque tú considerás que lo que yo considero belleza, hasta cierto punto, a ti te gusta. Y tú puedes ver mi trabajo y decir a mí no me gusta, o yo voy donde aquel cirujano porque el trabajo que él hace me gusta más. Esos son parámetros de belleza, no quiere decir que el mío es el mejor, solo que el mío es el que a ti te gusta.
Entonces la satisfacción del cliente se basa, por lo que entiendo, en la empatía del cliente con su criterio. Pero en esa relación que se crea con el paciente, para llegar a un acuerdo de la belleza, ¿cómo es el proceso?
Yo creo que en el proceso para decidirte a hacerte una cirugía son varias cosas, no solo es que yo te haga el mejor trabajo, sino que también que comienza una relación desde que tú entras. A ti te puede gustar mi trabajo pero no te caigo bien y no vas a ser cliente mío. O sea, quizás hay algo que posiblemente el paciente no comprenda y tú como cirujano decís, yo a este paciente no lo voy a satisfacer.
¿Usted cómo se mide? Por ejemplo, viene Pati y dice 'yo quiero tener lo pechos como los de Sabrina'.
Yo la dejo a ella que hable y la voy a escuchar al igual que ella me escucha a mí. Y posiblemente le diga, mirá no te voy a dar ese tipo de pechos que tú quieres. Y si tú quieres estos pechos que no te puedo dar, no vas a estar satisfecha con mi trabajo. Yo percibo lo que ella me dice y si yo no puedo cumplir lo que ella me está diciendo, se lo dejo saber…
En su especialidad, lo buscan pacientes sanos, por lo menos sanos físicamente. No son personas que buscan el diagnóstico tradicional de un médico que me va a mostrar exámenes, que encontró un padecimiento, que le va a dar medicinas, pues el buen resultado no es tan medible como en el resto de la medicina ¿Cómo mide usted los resultados?
Por qué tan contento estés. La aceptación o el grado de aceptación de mi cirugía es lo que me da un resultado. No es tanto lo que yo quiero, es lo que tú quieres. Porque si tú estás contenta es porque yo te di el tratamiento correcto. Si tú te vas de esta clínica contenta con el resultado, resolví tu problema. Pero uno en la vida tiene que ser realista. Y yo como cirujano tengo que ser realista de lo que yo puedo ejecutar y de lo que yo te puedo dar a ti, con lo que tú tienes y qué tanto te puedo mejorar.
¿En qué momento de puede prevenir una decepción?
En la entrevista inicial. Al conocer a la persona y que te conozcan a ti, tú comienzas a explorar un montón de cosas que trae el paciente emocional o físicamente, es un análisis completo. Ves cómo se expresa o cómo se maneja en la entrevista, para saber realmente cuál es el problema que él o ella trae. Si es un problema estético que lo puedes arreglar, es decir, que él o ella está claro de lo que puede ser, que tiene las expectativas reales, las expectativas correctas, que sabe qué puede pasar, entonces es un paciente ideal. Pero si es una persona que cree que yo voy a arreglarle la vida, te das cuenta de que el problema no es estético.
¿Cuál la diferencia entre la cirugía plástica y la cirugía estética?
Cuando todo el mundo piensa en la cirugía plástica y cree que es la cirugía estética. La cirugía plástica son entrenamientos que abarcan todas las ramas y nosotros trabajamos en todas las áreas en las que todos los cirujanos trabajan. Trabajamos en los miembros inferiores, trasplantamos piernas, trasplantamos manos, trabajamos en los sistemas reproductores, en el abdomen, en la cara y en el cuerpo, todo lo que es cirugía reconstructiva. Ese es el entrenamiento que todos los cirujanos tenemos. De ahí nos subespecializamos en algo.
Hay una frase de Hipócrates que dice “la guerra es la mejor escuela de un cirujano”…
Yo no estoy de acuerdo con eso, yo creo que la medicina de combate y de guerra es una medicina de emergencia donde no tenés ningún tipo de cuidado. La medicina de combate lo que hace es mantenerte vivo. Si tienes una pierna rota, te la corto, te corto el sangrado y salís vivo. Es una escuela porque podés hacer muchísimas cirugías pero la cosa no es esa, podés hacer pocas cirugías con mucha calidad, con mucha enseñanza. Muchos de los cirujanos que se entrenan durante la guerra no tienen supervisión.
Una curiosidad con su apellido: ¿Es familiar de presidente Rafael Zaldívar (médico y político del siglo XIX, dos veces presidente de El Salvador, entre 1876 y 1885)?
Sí, Rafael tuvo cuatro hermanos y de ahí salieron varias familias. Rafael, el presidente, tuvo una rama. Yo vengo de otro de los hermanos, porque unos se fueron a San Miguel, otros se quedaron en Santa Tecla. Estamos hablando de que era tío mío como en vigésimo grado.
¿Y hay alguien más en su familia que se dedique a la medicina?
De mi familia no, solo yo. Aunque hay otros Zaldívares que sí han sido médicos pero no es rama directa, sino que somos parientes lejanos.
¿Hijos tiene?
Si, tengo tres hijos.
¿Y ninguno va por esta área?
Pues no sé, porque todavía están muy chiquitos como para que decidan qué es lo que van a ser, si cirujanos o algo más.
¿Quién fue su primer paciente en El Salvador?
En El Salvador… no sé… como ya son varios años... Con la clínica empezamos como hace 12 años pero antes practiqué en Estados Unidos como cinco años y después me vine a El Salvador. Entonces llevo aquí como 17 años o algo así.
¿Fue pionero en la cirugía estética?
No, aquí en el país ya había bastantes cirujanos plásticos que estaban aquí antes que yo viniera.
¿Pero todavía no se daba el “boom” de la cirugía?
No, mirá, yo no creo que sea un boom, lo que pasa es que a través del tiempo va teniendo más aceptación, y de eso se ha encargado la televisión. Ya han oído de esos programas, y con todos lo que hay, la gente ha perdido el miedo y la pena. La gente se está haciendo más las cosas.
¿También puede ser que la gente crea que lo necesita más.
Pues yo no sé si es que lo necesitan más, lo que sí siento es que hay mayor competencia afuera, porque acordate que ahorita la vida está difícil, tienes que estudiar bastante, tienes que competir con un montón de personas en trabajos, hay un montón de cosas, no solo a nivel de trabajo sino que a nivel social, tú querés sobresalir como persona.
¿Entonces sí piensa usted que lo que hace le mejora la calidad de vida a las personas?
A la mayoría sí.
En bioética se reflexiona que la medicina y la farmacéutica han generado una obsesión por la salud, por mantenerse joven, por mantenerse bello y por mantenerse vivo. Que la vejez y la muerte son inevitables, que nadie puede negarlas ni evitarlas, y sin embargo hay una industria millonaria detrás sacando lucro de esta obsesión.
Pues fíjate que no sé si lo veo desde ese punto. Yo creo que toda persona lo que quiere es vivir, reproducirse y tener tiempo, después que has dejado de trabajar, para poder gozar lo que has hecho. Entonces lo que estamos tratando de hacer es sobrevivir el mayor tiempo posible. No solo es trabajar y morirte, que es lo que te pasaba antes. Eso en los 1900, cuando la expectativa de vida quizá era de 45 años. Hoy estamos en los años 2000, y la expectativa de vida son 75 años. Hoy el hecho no es llegar a los 75 años, sino la calidad de vida que vas a tener a los 75 años. No quieres llegar a los 75 años en silla de ruedas, quieres llegar siendo ágil. Esa es la calidad de vida que andamos buscando. Y si a eso le agregás buena apariencia, ¿por qué no?
La posibilidad de mantener la buena apariencia a pesar del paso del tiempo es un privilegio de pocos. No todo el mundo puede pagarse ni un tratamiento de cremas, por ejemplo, ya no digamos una cirugía. Por eso hay quien lo ve como una necesidad creada, frívola y comercial.
Es que todo el sistema de mercadeo es frívolo. Si te das cuenta, podés comprar una camisa bonita o podés comprar una camiseta de marca. ¿Por qué tenés que comprarte una lavadora de ropa, si vos podés lavar a mano? La cirugía plástica se ha vuelto popular en estos días, pero eso no quiere decir que las personas que llegan a 75 años, y que llegan sin hacerse cirugía plástica, llegan más felices que las personas que se la hicieron. Hasta ahora no he visto un estudio. Lo que está pasando ahorita es que la competencia está a todo nivel, te estás graduando, estás haciendo máster, doctorados, tu invertís en hablar diferentes idiomas, invertís en tu apariencia, con todo eso te estás vendiendo tú como persona y como profesional ante un montón de gente. Es un valor agregado, creo yo. Y así es igual en todo. No sé, yo lo veo como algo que es lo que te va a dar más felicidad.
¿Para quién es la cirugía plástica?
Para el que se sienta bien para hacérsela. Si tú te vas a sentir bien…
… Y para quien pueda pagársela.
Sí, pero no veás tanto el billete, es tu salud personal, si eso te va a dar mucha alegría, te la vas a hacer. Es igual que si tú te vas a comprar un carro del año, cuando te podés comprar un carro sencillo. Los dos te van a llevar al mismo lugar y después de un rato los vas a ver igual porque es cuestión de costumbre, ya lo vas a ver como que ahí está y ya. ¿Entonces por qué hiciste este cambio en vez de hacer este otro? Porque en el momento te dio más felicidad este y tenías el dinero, lógicamente. Pero si no tienes el dinero y no te compras un Ferrari sino un Volkswagen o una moto, vas a ser igual de feliz porque no tienes la capacidad para pagar. Si uno no tiene la capacidad para pagar es igual de feliz que la persona que quizá tenga, o quizá seas más feliz porque podés añorar y decir algún día me lo voy a comprar. Porque el que se compró el Ferrari ya no tiene opción, ya no hay nada más.
¿Y qué le diría usted, por ejemplo, a las feministas que combaten la idea de la cirugía porque es producto de una exigencia machista porque el hombre se obsesiona con tener una mujer que tenga los senos así?
Ah, ahí sí no sé, porque a mí las mujeres no me llegan porque me las mandan los hombres. Los maridos dicen 'no te operés, ¿para qué te vas a operar?', pero ellas vienen porque se quieren operar. Es muy rara vez que me vengan mujeres porque el marido quiere.
¿Y qué mujeres vienen?
Pues todas. Pero lo que estamos debatiendo es que esto es un negocio machista en el que el hombre empuja. Y mi práctica no es así. En mi práctica, la mujer viene porque se quiere sentir bien, tuvieron hijos, se les estiró la panza y se quieren ver igual que antes. Entonces vengo y les quito un poco de piel y ellas se sienten bien.
Entonces sí hace felices a las mujeres. Esta es la casa de la felicidad.
Pues no sé si las hago felices, pero por lo menos se sienten mejor.
¿Atiende hombres?
Sí, atendemos hombres y es igual. Un hombre que tenga 60 años y está compitiendo con muchachos de 25 años para un trabajo, no querrá que se le vea cansado. Porque hay trabajos que tienen mucho que ver con la apariencia.
¿No son las mismas motivaciones de hombres y mujeres?
Posiblemente si tú estás divorciado, tenés 60 años y querés conseguirte una pareja, tú te querés ver mejor para tu posible pareja. Eso no es vanidad, o sea, tú decís, bueno, quiero una pareja, no me quiero morir solo. La posibilidad de que consiga algo mejorando mi apariencia quizás es mayor si yo me hago algo, me mejoro un poquito y me presento para mi pareja.
No sé si aplica, pero, ¿usted ya ha atendido esos procedimientos donde hay hombres que se ponen bubbies?
¿Cambio de sexo?
… O incluso el cambio de sexo. Siempre dentro de su especialidad...
No, mirá, yo respeto eso a quien se lo haga, pero yo realmente no lo hago. Yo creo que es una cirugía complicada. Es un abordaje multidisciplinario médico. Necesitás un endocrinólogo, un sicólogo, un médico internista y un plástico. El paciente lo tenés que llevar lentamente. No es solo me quiero cambiar y ya estuvo. No, el paciente ha pasado por evaluación sicológica que dirá si él realmente siente que no es hombre, o ella que no es mujer.
¿Nunca ha estado en un proceso de estos?
Sí, en Estados Unidos hacía muchos de esos. El director del programa hacía muchos cambios sexuales, pero a mí eso nunca me interesó. O sea, es una parte de la cirugía plástica, pero he optado por no hacerlo.
¿Y aquí nunca lo han abordado?
Sí, me han abordado, pero les digo simplemente que yo no hago ese tipo de cirugías.
¿Y en el país tiene colegas que sí hacen este tipo de cosas?
Fíjate que no estoy muy seguro de si se hace aquí. Amigos colegas que hacen eso, no creo. O quizás lo harán, pero no me dicen a mí. Tú no divulgás lo que estás haciendo. Es parte del secreto profesional.
En los 12 años que tiene usted de tener la clínica, ¿cómo ha variado el tipo de mercado en edades? Por ejemplo, ¿vienen más jóvenes, vienen mayores?
Creo que sí ha habido un cambio en el sentido de que hay más buscando más cirugía. Siempre ha habido de todas las edades, pero cada edad anda buscando algo diferente. Las niñas que están entre los 16 y 25 lo que más quieren es busto y narices. Si te vas más avanzado, lo que andan buscando quizás es una reconstrucción mamaria porque ya tuvieron hijos, una abdomoplastia porque les quedó flácido el abdomen, o una liposucción. Pero ya te vas a las edades aún más avanzadas, andan buscando estiramientos faciales, que les arreglés los ojos, que les hagás un poquito más de liposucción. Entonces todos se han ido aumentando, en todas las edades.
¿Cuál es la más común?
A nivel mundial, la cirugía más común, y no estoy muy seguro, pero creo que es el aumento de busto, la liposucción y podría ser cirugía de nariz, párpados.
Aquí ya no hablamos de pacientes, aquí hablamos de clientes. Es al gusto del cliente. Y si alguien viene y le dice que quiere un procedimiento que no existe, ¿usted puede crear nuevos procedimientos?
Yo creo que en ciertas cosas tenés que improvisar. Yo como cirujano puedo improvisar ciertas cirugías, ciertos detallitos. En ninguna carrera del mundo te van a enseñar todo, tú tenés que tener un poco de creatividad. Las cirugías te la pudieron haber enseñado de esta manera, pero a través del tiempo tengo que tener un sello personal. Así las hago yo, posiblemente solo yo la haga así.
¿Cuál es su estilo?
Tengo mi estilo personal, como siento que todos los cirujanos tienen su estilo personal. Que sí improvisamos muchas veces cuando nos metemos a una cirugía y vemos que la cirugía no era lo planeado, improvisamos algo para reparar el problema. Lo más importante es no hacer daño, es la primera regla de cirugía plástica
… Si no, viene la demanda.
No, no es tanto por la demanda, creo que la demanda ya es otra cosa. El no hacer daño como una cosa personal, yo no estoy aquí como médico para dañar a una persona. Entonces no me hubiera hecho médico, no me hubiera hecho cirujano plástico. Las demandas son cosas legales que pasan. Pero las demandas son sobre todo por negligencia.
¿Ya se ha enfrentado usted a una demanda?
No, hasta ahorita no. Pero las demandas son por negligencia médica.
Pero sí se ha topado con casos de que cuando termina la cirugía el paciente le dice “No, no es lo que quería”.
Pues sí, pero eso es normal, y si a ti no te gusta, te lo puedo arreglar después. O sea, todo en la vida puede tener un retoque. Te puedo retocar algo que quizás a ti no te parece bien pero a mí sí me parece bien. Por ejemplo, si te hago la nariz te la hago más parada de lo que a ti te gustaba, entonces vengo y te hago un retoque. Eso es normal. No es que voy a saber exactamente lo que está en tu mente. Entonces, en ese sentido, sí. Las demandas son por negligencia. Negligencia es evadir algo que tenías que haber hecho, sabiendo que lo tenías que hacer.
¿Existe la adicción a la cirugía plástica?
¿O sea tipo “frequent flight”, viajero frecuente?
Ja, ja, ja. Sí.
¡Hay de todo!
Digamos, gente que deja de hacer ejercicios porque dentro de un año se hará una operación.
Sí, hay, eso se llama dysmorphic syndrome, síndrome dismórfico. El paciente nunca está contento, busca más, busca más, busca más, y busca más y tenés que reconocer si alguna persona tiene este síndrome o no.
¿Usted ha tenido casos?
No he tenido, pero se reportan bastantes y al tener un caso de estos mejor no operarlo.
A uno de periodista le pasa que uno anda viendo noticias en todos lados, porque es algo que nos gusta. En su caso, usted que se dedica a corregir personas físicamente ¿Deja usted de ver a las personas como materia de trabajo? Díganos si va al Súper y anda viendo los 'errores' en la gente…
No sé, yo creo que como artistas, los que nos llamamos artistas, siempre tenemos un ojo crítico, pero no tanto como para criticar, sino que para ver qué facciones son las que a mí me encantan, qué son los detalles que a mí me gustan, qué son los detalles que a mí no me gustan, para quizás yo aplicarlos en mis cirugías, y decir “Este es el detalle que a mí me encantaría obtener”. Para dar un ejemplo: narices. Vos empezás a analizar narices, qué es lo que te gusta de una nariz bonita. No es que vas a llegar a la casa y decir “uy, qué fea la nariz, te voy a hacer esto”. No, de repente, quizás el switch se apaga pero de repente puedo ver una nariz que me impresionó y ver cuáles son los detalles que me encantan de esa nariz, y cómo lo puedo replicar quirúrgicamente.
Suena a que es algo muy técnico. ¿Hay un momento en el que ya no hay un disfrute espontáneo de la belleza? ¿Se convierte en un disfrute científico, más técnico?
Yo no sé. La belleza es un componente de varias cosas, porque la belleza hasta puede aburrir en cierto momento. Es un complemento de la sensualidad de la persona, de la belleza de la persona, la sexualidad de la persona, cómo se maneja esa persona, cómo habla esa persona. Todo eso empieza a crear un ambiente físico aunque no es algo concreto, sino que crea a la persona. Vos podés llegar a una nariz fea pero al ver el conjunto completo no te parece malo. No quiere decir que la belleza es todo, ¿me explico? Puede que una persona no tenga una nariz perfecta pero es bien sensual, se mueve bien, se viste lindo, huele bien, habla súper bien, es simpática, y la empezás a ver súper bonita. No es solo decir “ah, qué linda”, y ya estuvo, y la mujer quizás es quieta, no habla, no es sexy, ¿de qué le sirvió lo linda? Preferís una mujer sexy que una mujer linda, ¿o no? Entonces, es la combinación lo que hace que esa cirugía sea un éxito.
He visto programas en los que hay gente que dice que se quiere parecer a Britney y llevan la foto, y dicen que tienen un parecido y le preguntan a los cirujanos que qué necesitan para parecerse y quedar igual.
Mira, muchas veces esos programas son peligrosos porque les estás dando falsas expectativas a los pacientes. O sea, yo veo un montón de pacientes que entran y salen y hay un montón de retoques que quizá no entienden. En esos programas los cambios que agarran son drásticos.
Hay que ser feo para hacerse bonito, ja, ja, ja…
Ja, ja, ja. El cambio es tan drástico. Ahí te das cuenta de que no solo entra la cirugía plástica, sino que está el dietista, el dentista, la que los viste, el que maquilla y es toda una gran cosa.
Entonces los programas juegan dos papeles, uno en el que hacen clientela y otro en el que juegan con la gente.
Exacto, le dan malas expectativas a la gente
¿Y quién juega con Ciro Cruz Zepeda, entonces? Ja, ja, ja…
Ja, ja, ja… No sé, yo lo único que he visto es que se pinta el pelo.
Parece que hay diputados que se hace muchos tratamientos y estiramientos...
Son cosa seria los diputados…
¿No vienen aquí a que les estiren la cara?
Ja, ja, ja… No sé... se estiran en otra parte… ja, ja, ja
O no se quiere acordar… ja, ja, ja…
Les voy a ir a dar mi tarjeta ya que me decís, quién quita en la Asamblea hacemos pacientes ja, ja, ja…
Es que dicen que quieren caras nuevas en la Asamblea…
Los voy a dejar a todos bonitos, especialmente hoy que ya vienen las elecciones. Ahora que hay que votar por caras, quizá vengan más políticos.
Ja, ja, ja…
'¡Consígase su cirujano plástico hoy que ya vienen las elecciones!' Fíjate que ahí es posible que ganen más votos.
Y más botox… ja, ja, ja…
Ja, ja, ja…
Ja, ja, ja, ja.
Aquí puede venir quien quiera.
¿Nos podríamos encontrar a Luciana Sandoval o a Vanda Pignato entrando?
No, eso no sé. Si no tienen cita, no, ja, ja, ja. Quien quiera venir, bienvenido a la clínica, aquí no discriminamos a nadie.
Pero existe un blanco más amplio, por ejemplo, gente de televisión, políticos...
Viene de todo, extranjeros, políticos, aunque políticos casi no veo. Pero viene gente que económicamente puede, pero lo que te quiero decir es que viene todo tipo de gente. Más que farándula viene la gente salvadoreña. Clase media, clase media alta, clase alta. Yo creo que la clase media ha agarrado un gran auge ahorita, más que la clase alta, la clase media alta. La clase media es la que está buscando, y si se tienen que endeudar se endeudan pero ellos se hacen la cirugía. Es por lo que te estaba diciendo de la competencia, el hecho de tratar de verse mejor, tratar de lucir mejor, competir en un trabajo y dejarse ver, estar ahí. O sea la gente que quiere subir, que viene con un gran empuje y va para arriba.
Para una mujer que quiere ponerse implantes de senos o que quiera arreglarse la nariz o un hombre que quiera ponerse algo, ¿de cuánto es el presupuesto?
Yo les digo a ellas que vengan que aquí las evalúo y les doy un presupuesto
Le pregunto porque no sé si es diferente en cada persona. Es decir, no sé si me cobraría lo mismo a mí por hacerme la nariz que lo que le cobraría a Elmer o a Frederick.
Lo que te puedo decir es que yo tengo precios fijos, yo no soy el típico salvadoreñazo…
… No se puedre regater pues, ja, ja, ja…
Ja, ja, ja… Yo me entrené en un sistema gringo totalmente, por 25 años. Yo tengo otra mentalidad y no ando con eso. Siento que hay un precio y en ese precio me baso y quizás de vez en cuando dependiendo del caso podemos hacer ciertas excepciones. Hay cosas de financiamiento que tenemos y un montón de situaciones que tomo en consideración. Pero realmente el precio mío no ha cambiado, los mantengo.
¿Cuál ha sido la cirugía más cara que ha hecho?
No sé, tú, eso se me olvida a mí, ja, ja, ja… Pero si yo cobraba más en Estados Unidos de lo que cobro aquí.
Ja, ja, ja… Pero por ejemplo en el caso de una liposucción se cobra independientemente de que sea una persona que tiene mucho más que succionarle que alguien que tiene menos... ¿o cómo se maneja eso?
Es que la liposucción no se trata de qué tanto te voy a sacar, sino por las diferentes áreas que tengo que trabajar. Trabajo por áreas como piernas, entrepiernas, flancos, espalda, abdomen, brazos. Y veo cuántas áreas tengo que trabajar y si es muy poco el volumen tomo una decisión porque a veces es más difícil quitarle un poquito de grasa que quitar un gran volumen. Si tenés un gran volumen, con una cánula grande solo succionás. Y cuando tenés muy poquito ya no estás haciendo liposucción sino que estás lipoesculpiendo, estás trabajando como con un cincel para no dejar desordenado, es más difícil.
¿A la semana cuántas personas está operando?
Pues no sé, hay semanas que son muchas y semanas que no.
¿Pero un promedio?
No sé, yo trato de operar una vez al día, generalmente en las mañanas. Y si se llena la mañana de cada día, perfecto, y si no, pues sin modo.
¿Entre mujeres y hombres?
Un 80% y un 20%, respectivamente. Creo que andan entre los 25 años y los 40.
En el sentido social, la cirugía plástica tiene aplicaciones como en los casos del labio leporino. ¿No cree que hace falta gente dedicándose a eso?
Recordá que esos casos no los ves mucho a nivel privado sino que más a nivel institucional. Son casos que los atienden en los hospitales institucionales, yo he visto muy poco a nivel privado. Aunque hoy el volumen es tal, que aunque haya cirujanos que trabajan a nivel institucional, no tienen los materiales necesarios para poder ejecutar ese volumen de pacientes que hay. Y eso pasa en todas las áreas, hay unos programas de cirugía plástica a nivel mundial que vienen de otros países y que hacen cirugías de cierto tipo, como los de corazón abierto u otras cosas, pero muchas de las cosas que ellos trabajan más que conocimiento, requieren material como hilos, tubos y un montón de cosas que necesitas para hacer ese tipo de cirugía y que en los hospitales nacionales no hay.
¿Usted trabajó en el sistema público?
Sí, al principio, trabajé como cinco años.
¿En dónde?
Trabajé en el Rosales y después me quedé trabajando en el Hospital Zacamil.
¿Cree que se ha hecho escuela en cirugía plástica en el país?
Sí, aquí hay una escuela de cirugía plástica, los cirujanos que sacan aquí vienen del Hospital Rosales, creo que hay otra formación en el Seguro Social y en el Militar. Pero la sociedad te exige que si te has graduado en el país hagás al menos dos años más de estudio en el exterior. Te podés ir a otro país y regresar.
¿Y usted nunca ha dado clases, no tiene residentes aquí en la clínica?
No, cuando trabajaba en el Zacamil sí tenía, pero quizás en un futuro podría pensar en eso.
En cuanto a experiencias, ¿cuál es la más difícil que ha tenido?
Yo creo que todas son experiencias difíciles. Las que más se recuerdan son las buenas, cuando reparas algo a una persona que esperó años por esto y esta acaba sumamente agradecida contigo. Son las cosas que se te plasman más, porque problemas en el quirófano siempre ha habido. Yo he visto cosas horribles porque en Estados Unidos hice cirugías de traumas, de emergencias y he pasado por todo, así que vengo de donde asustan. He hecho hasta cirugía de combate en esos hospitales americanos donde hay 30 o 40 heridos en la noche. Pero en este nivel, los casos que más se me impregnan son los casos emocionales, gente que viene destruida o con casos congénitos que han nacido con alguna deformación congénita. Tú te metes, lo mejoras y el paciente queda súper agradecido, cosa que quizás impacta más. Porque si tú sos organizado y sistemático vas a poder controlar cualquier problema en el quirófano.
¿Es posible que después de un procedimiento uno termine no pareciéndose a uno mismo? Uno ve mucha novela mexicana donde la mala se súper opera y queda como si fuera otra persona. ¿Eso es real?
Pues no sé si eso es real. Yo he hecho ciertas cosas en personas que quieren cambiar de fisonomía y sí he cambiado muchas cosas, pero eso es un cambio no solo plástico, sino que de look total, con corte de pelo, que se quitan la barba, trabajamos mucho a nivel de pómulos, metemos implantes en la mandíbula, en la frente y empezamos a cambiar la fisonomía de la cara. No solo tratando de trabajar en el tejido de la piel sino también en el óseo, porque para cambiar la caída de la piel debes cambiar la infraestructura interna.
¿Usted se ha hecho alguna cirugía plástica?
Hasta ahorita no, pero el día que la necesite me la hago. Sin miedo.
¿Y ha operado a alguien de su familia?
Hasta ahorita no. Vos sabés que en casa de herrero, cuchillo de palo, je, je, je… Siempre decimos que algún día, porque cuando se tienen las cosas no se valoran. Yo les puedo decir, mirá, hacete algo, y no es que los empuje, pero son ellos los que deciden y, si ya están contentos así como están, pues no.