El propio mandatario Barack Obama disfrutó entre bastidores de su entusiasta parlamento y no dudó en subir al escenario para agradecer personalmente a Clinton su apoyo. Está programado que Obama sea investido este jueves como candidato presidencial por el partido Demócrata.
Ambos hombres se fundieron en un emotivo abrazo, una de las imágenes más significativas que dejará esta convención.
Durante cerca de una hora, el expresidente, de 66 años, puso toda la leña en el fuego para convencer a los estadounidenses de que Obama podrá recuperar el rumbo de la economía del país si es reelegido y fustigó a los republicanos por haber dejado al mandatario un enorme daño cuando asumió su primer mandato en 2009.
Clinton, que mantiene un gran nivel de popularidad en Estados Unidos, desplegó todas sus dotes de orador, arrancando sonrisas entre el público con su peculiar humor, improvisando a menudo, pero sin desviarse de su principal tarea: pedir a los ciudadanos que otorguen a Obama otros cuatro años de confianza en los comicios del 6 de noviembre.
'Quiero que Barack Obama sea el próximo presidente de Estados Unidos', lanzó, insistiendo en que el actual mandatario ha establecido durante su gobierno las 'bases de una economía más moderna' y que ha logrado crear 'millones de empleos'.
'Ni yo, ni ninguno de mis predecesores hubieran podido reparar todo ese daño en solo cuatro años', afirmó. Pero 'lo logramos, siempre lo lograremos', manifestó Clinton ante los miles de demócratas, entusiasmados por volver a ver al expresidente en una convención 20 años después.
Clinton y Obama tuvieron una tensa relación cuando el mandatario ganó en 2008 las elecciones primarias demócratas a la esposa del primero.
Pero el miércoles, las diferencias del pasado dieron paso a la unidad. Clinton evocó en su discurso todos los temas importantes para el Partido Demócrata: educación, sanidad, igualdad de derechos, la situación de las mujeres y de las minorías, excombatientes y múltiples cifras, como los 24 millones de puestos de trabajo creados por los republicanos frente a los 42 millones nacidos bajo los demócratas.
Tampoco olvidó decir que el futuro de las clases media y pobre será negro con el republicano Mitt Romney en la Casa Blanca.
Al final de su vibrante discurso, todo un impulso para la carrera de Obama, sólo se echó en falta una persona en la convención: su esposa Hillary, la secretaria de Estado, que el miércoles se encontraba de visita oficial en Timor Oriental.
Obama: de la esperanza a lo posible
Barack Obama llegó al poder gracias a la promesa de la esperanza pero, cuando sea investido este jueves por los demócratas como candidato a la reelección, debe asumir que el electorado que lo eligió en 2008 está ahora decepcionado por no haber encarnado el cambio esperado.
'El progreso es difícil. El cambio puede ser lento', ha reconocido Obama en sus discursos, a pocas semanas de enfrentar en las urnas el 6 de noviembre al republicano Mitt Romney, que acusa al presidente de haber incumplido su promesa de poner en orden a Estados Unidos y su economía.
Pero 'si ustedes siguen anhelando esta visión de Estados Unidos que tenemos en el corazón, el cambio vendrá', apunta Obama, en momentos en que los sondeos muestran una cerrada carrera presidencial, testimonio de un electorado decepcionado tras sufrir la peor crisis económica en décadas.
Barack Hussein Obama, hijo de un keniano y una estadounidense, se catapultó a la escena política en la convención demócrata de 2004 en Boston, con un vibrante y apasionado discurso en el que expuso su visión de una política de consensos.
Nacido en Hawai, fue por siete años representante del empobrecido sur de Chicago en el Senado de Illinois (norte). En 2005 fue elegido para el Senado estadounidense, y gracias a su carisma y su elocuencia, se volvió un consentido de los medios de comunicación.
Cuatro años más tarde, coronó su ascenso meteórico al instalarse a los 47 años en la casa Blanca con su esposa Michelle y sus dos hijas, luego de haber derrotado en las primarias demócratas a la favorita Hillary Clinton y en las presidenciales al veterano republicano John McCain.
Pero el ejercicio del poder resulta a veces frustrante para este abogado y profesor de derecho constitucional graduado en Harvard, sobre todo tras la conquista de la Cámara de Representantes a fines de 2010 por parte de los republicanos, defensores de recortar el gasto sin aumentar impuestos.
Un Congreso dividido (los demócratas dominan el Senado) ha provocado incesantes batallas que inclusive llegaron a poner al país al borde de una cesación de pagos en 2011, que le costó al país una inédita degradación de la nota de su deuda soberana.
Al pedir de nuevo los votos de sus compatriotas, Obama puede mostrar un balance respetable, que incluye una reforma del sistema sanitario que busca brindar protección a 30 millones de estadounidenses suplementarios, promulgada en 2010 y validada dos años más tarde por la Corte Suprema.
Tras su llegada al poder, Obama lanzó un plan masivo para revivir la economía, pero los republicanos afirman que el desempleo, situado en 8.3%, sigue siendo más alto que al inicio de su mandato, mientras la deuda federal sigue escalando.
Asimismo, Obama obligó al sector automotor a reestructurarse e impulsó una reforma para controlar las actividades de Wall Street.
Si bien se convirtió en el primer presidente estadounidense en apoyar el matrimonio entre personas del mismo sexo, no logró una reforma migratoria, en este país donde viven más de 11 millones de indocumentados, ni una transición hacia las energías 'verdes'.
En política exterior, Obama, quien en 2002 cobró notoriedad con un discurso contra la guerra en Irak, cumplió en 2011 su promesa de retirar a los soldados estadounidenses de ese país.
En cambio, en Afganistán, triplicó en menos de un año el contingente militar, en un intento por relanzar la lucha contra Al Qaeda, un esfuerzo que también persiguió en Pakistán, donde obtuvo su triunfo más importante: la eliminación de Osama Bin Laden en mayo de 2011. Obama ya ha iniciado un plan de retiro gradual de Afganistán, que terminaría en 2014.
Si la llegada de un negro al más alto cargo de la primera potencia mundial, a 150 años del fin de la esclavitud y a cinco décadas de las luchas por los derechos civiles, ha sido calificada como un hecho histórico, Obama se las ingenia para parecer un tipo común.
Al presidente se le puede ver frecuentemente jugando al golf, bebiendo una cerveza o paseando a su perro, y tiene como punto de honor el interrumpir su jornada de trabajo para cenar junto a su familia.