Tegucigalpa, HONDURAS. El ministro hondureño de Seguridad, Pompeyo Bonilla, dejará el cargo a partir del 1 de mayo y será sustituido por el canciller Arturo Corrales, “entre otras acciones para fortalecer la seguridad pública”, según anunció la noche del lunes Reinaldo Sánchez, secretario del presidente Porfirio Lobo.
Sánchez fue explícito en su anuncio: “Bonilla puso su cargo a disposición del mandatario hondureño a partir del 1 de mayo próximo, y su puesto será ocupado por el actual canciller de la República, Arturo Corrales”.
En rueda de prensa en la Casa de Gobierno, el secretario privado añadió que Bonilla pasará a ser el nuevo secretario privado de Lobo, pero no dio a conocer quién reemplazará a Corrales como canciller.
“Estas acciones van acompañadas al fortalecimiento de la seguridad pública del país, así como el presidente Lobo lo expresó que cada día se debe luchar para que aquellos que diariamente son extorsionados y sienten el flagelo de la delincuencia, se les pueda dar una salida”, subrayó Sánchez.
Los cambios en el Gobierno coincidieron con una discusión, en la misma noche del lunes, en el Congreso –integrado por 128 diputados de cinco partidos– sobre la posible suspensión del fiscal general, Luis Rubí, y del director de la oficina que depura la Policía Nacional, Eduardo Villanueva, por “deficiencia” en sus funciones.
Villanueva fue nombrado hace un año por Lobo para que limpiara a la Policía Nacional de “manzanas podridas”, tras descubrirse en 2011 que sedes enteras de la institución integraban bandas del crimen organizado.
El presidente del Congreso, Juan Orlando Hernández, nombró una comisión para que estudie las propuestas que hizo una comisión de diputados de suspender o separar a ambos funcionarios.
Los diputados hicieron comparecer la semana anterior a funcionarios de seguridad a petición de la organización no gubernamental Alianza por la Paz y la Justicia, que afirma que “el pueblo no aguanta más” la criminalidad, y que se deben adoptar políticas eficientes y los cambios y separaciones son por el seguimiento de esas intervenciones.
Según el Observatorio de la Violencia de la Universidad Nacional, Honduras ocupó en 2012 el primer lugar en homicidios del mundo, con 85.5 por cada 100,000 habitantes, cuando el promedio mundial es inferior a 9.
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