Ginebra, SUIZA. “Exhorto a las partes a declarar un alto el fuego inmediato, antes de que sigan matando o hiriendo a decenas de miles de personas”, aseveró Navi Pillay, representante de la Comisión de Derechos Humanos de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), en relación a la sangrienta guerra civil en Siria, de cuyo inicio se cumplen ya 29 meses. El conflicto, apoyado de forma más o menso activa por las principales potencias mundiales y varios países árabes, tiene un inicio oficial en enero de 2011, en el contexto de la llamada Primavera árabe. Desde entonces la ONU contabiliza 93,000 muertos en un país que antes de la guerra rondaba los 21 millones de habitantes. El promedio mensual supera los 3,200 fallecidos. “Las matanzas incesantes continúan a niveles exorbitantemente elevados, con más de 5,000 muertos documentados cada mes desde julio y 27,000 decesos adicionales desde el 1 de diciembre”, precisó, recalcando que el número real de víctimas mortales podría ser mucho más alto. El mayor número de muertos probados se registró en las regiones de la periferia rural de Damasco (17,800) y de Homs (16,400), seguidas de las de Alepo (11,900), Idlib (10,300), Deraa (8,600), Hama (8,100), Damasco (6,400) y Deir ez-Zor (5,700). La inmensa mayoría de los casos probados por la ONU son hombres, pero los expertos no consiguieron establecer una distinción entre combatientes y civiles. La edad de las víctimas tampoco figura en las tres cuartas partes de los casos señalados. La ONU logró documentar sin embargo la muerte de 6,561 menores, entre ellos por lo menos 1,729 niños de menos de diez años. La lista de la ONU solo incluye a las víctimas identificadas que aparecen con su nombre, fecha y lugar de la muerte. © Agence France-Presse