El Faro Académico publicará ocasionalmente documentos que ayuden a dar un contexto amplio a los debates del día. En el ambiente preelectoral que vivimos resulta interesante poner en perspectiva de largo plazo la evolución de nuestro sistema político. En esta ocasión publicamos un informe confidencial del Encargado de Negocios de Estados Unidos describiendo las violentas elecciones municipales de 1918. Solamente los hombres podían votar y el voto no era secreto. Las elecciones se llevaron a cabo un par de meses antes de las elecciones presidenciales en que se suponía que iban a competir el Dr. Alfonso Quiñónez Molina (cuñado del presidente Carlos Meléndez), con el Dr. Tomás Palomo. Es difícil decir que hubiera profundas diferencias ideológicas entre los candidatos, ambos representaban facciones diferentes de la élite. Sin embargo, la contienda electoral fue sumamente violenta. Una semana después de que el diplomático estadounidense enviara el despacho que se presenta a continuación llegó al Puerto de la Unión el U.S.S. Marblehead, un barco de guerra. Estados Unidos quería asegurarse de que se mantuviera la calma durante las elecciones presidenciales. A la hora de las horas el candidato oficial fue Jorge Meléndez, hermano de Carlos, en lugar del Dr. Quiñónez.
San Salvador, 10 de diciembre de 1918 *
Honorable Señor Secretario de Estado, Washington
Señor Secretario:
Tengo el honor de informar al Departamento que las elecciones municipales se celebraron en toda la República con grandes disturbios y algún derramamiento de sangre.
En la capital se hicieron preparativos el día anterior para asegurar unas elecciones pacíficas. Se instalaron barricadas en las calles que conducen al Parque Dueñas, donde se encuentra el edificio municipal, y donde se iban a llevar a cabo las elecciones. Se colocaron policías especiales armados con rifles y revólveres en diversos puntos, y se cateó cuidadosamente a todas las personas que entraban a la plaza en busca de armas ocultas.
Los disturbios comenzaron al caer la noche el día previo a la jornada electoral, cuando las bandas de quiñonistas y palomistas desfilaron por las calles durante toda la noche gritando 'vivas' para sus respectivos candidatos. Hubo algunas peleas de borrachos pero nada de carácter grave. Antes del amanecer esas bandas se encaminaron hacia el parque donde la luz del día los encontró divididos en dos bandos separados por una cerca.
Las elecciones debían comenzar el domingo a las ocho de la mañana. Antes de esa hora las autoridades municipales, que eran partidarias de Palomo, entraron en el edificio municipal y se hicieron cargo de la maquinaria electoral. Cerraron las puertas y negaron la entrada a los diez jueces quiñonistas que iban a ayudar con el recuento de votos. Los quiñonistas esperaron hasta las 8:30 a que se abrieran las puertas y Jorge Meléndez, a la cabeza de su partido, exigió que se les permita entrar. Ante la negativa de los palomistas hizo un llamado a su gente para que forzaran las puertas. La fuerza policial local se divide en sus lealtades, los policías municipales están a favor de Palomo y la Policía Nacional y la Guardia Nacional a favor de Quiñónez.
Cuando los quiñonistas entraron al edificio fueron recibidos por una lluvia de disparos e inmediatamente cayeron de frente. Fuera del edificio el jefe de la policía municipal disparó un tiro que sus hombres interpretaron como señal para disparar. Ellos dispararon, lo que no se esperaban era que la otra policía iba a responder con más disparos. El fuego continuó y hubo alrededor de 200 disparos en total. Al mismo tiempo los quiñonistas corrieron hacia adelante y tomaron el control del recinto de votación, mientras tanto los palomistas corrieron hacia su sitio de encuentro en el Casino Salvadoreño.
También se llamó la intervención de la caballería la que sacó de la plaza a miles de palomistas que se dispersaron en todas direcciones.
En lo que se refiere a las elecciones, los quiñonistas habían logrado el control de las urnas electorales lo que les dio la victoria.
Después de entrar al Casino Salvadoreño los palomistas en fuga continuaron disparando con revólveres a través de las ventanas. Poco después llegó el Ministro de Guerra y ordenó, en nombre del Ministro de la Guerra, que se desocupara el lugar, luego lo cerraron.
A pesar de los muchos disparos sólo murieron tres personas y hubo aproximadamente cuarenta heridos. Algunos de los heridos estaban gravemente heridos y luego murieron.
Este procedimiento es un buen ejemplo de lo que ocurrió en la mayoría de los centros de votación en todo el país, pues con el excepción de muy pocos lugares, realmente no se emitieron votos. Se informó sobre veinticuatro muertes en Izalco, veinte en Santo Domingo, y doce en Sonsonate.
Los quiñonistas se mantienen en control de la mayoría de los centros de votación declarando así la victoria.
Es notable que los periódicos del día siguiente no publicaron ningún informe fidedigno de lo que realmente sucedió en los diferentes pueblos, pero en toda la República circularon noticias persistentes de que hubo cien muertos y doscientos heridos. Más tarde se ha constatado que las cifras son mayores que las que se dan en este informe.
La causa de estos disturbios, que no se sabe que se hayan producido en los últimos cuarenta años, se achacan al presidente [Carlos] Meléndez, ya que, a diferencia de sus predecesores, no hizo saber su preferencia por ninguno de los candidatos.
Después de las elecciones del domingo hay rumores persistentes de que puede entrar a la contienda un candidato de compromiso. Se ha mencionado a Rafael Guirola; al Dr. Francisco Martínez Suárez, Ministro de Relaciones Exteriores; y a Enrique Córdova, Ministro de Guerra.
Su atento y seguro servidor,
Frank D. Arnold
Encargado de Negocios