Banjul, GAMBIA. “Luego de un examen retrospectivo de nuestras relaciones diplomáticas con Taiwán en los últimos 18 años, el gobierno gambiano concluyó que debe reconsiderarlas y cesar relaciones diplomáticas con Taiwán desde hoy 14 de noviembre de 2013”, declaró la Presidencia del pequeño país ubicado en la costa occidental del continente africado en un comunicado transmitido a la agencia AFP. Precisó que “esta decisión fue tomada por nuestro interés nacional estratégico”.
“Estamos orgullosos de haber tenido un socio muy sólido y fiable como la República de China (Taiwán, NDLR) en los últimos 18 años, lo que dio resultados visibles para cada taiwanés” que lo deseara, agregó. “Pese al cese de los lazos diplomáticos con Taiwán, seguiremos siendo siempre amigos con el pueblo taiwanés”, concluyó, sin dar más detalles.
Ambos países habían establecido relaciones diplomáticas en julio de 1995.
Si bien no hay confirmación oficial al respecto, analistas creen que esta ruptura es motivada por el establecimiento de próximas relaciones con China, que tiene una influencia cada vez mayor en Africa y trata de convencer a los aliados de Taiwán de cortar sus lazos con la isla, que consideran como parte de su territorio. Un paso similar al que tomó Costa Rica a mediados de 2007.
Taiwán se separó en 1949 de la China continental, gobernado por el Partido comunista chino, luego de una guerra civil entre comunistas y nacionalistas. Pero China no reconoce su soberanía.
Inicialmente, una mayoría de Estados africanos reconocía a Taiwán, que los apoyaba con ayudas, pero el número de esos países se ha venido reducido.
Con la decisión anunciada el jueves por Gambia, solo Swazilandia, Sao Tomé y Príncipe y Burkina Faso siguen sosteniendo relaciones Taiwán.
En el resto del mundo, apenas 21 de los más de 190 estados reconocidos por la ONU tienen relaciones con Taipei y no con Pekín. Centroamérica y el Caribe es la región más fiel a Taiwán. Excepto Costa Rica, todos los países centroamericanos aún no han establecido relaciones con la República Popular China, llamada a convertirse en los próximos años en la primera potencia económica mundial.
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