El Ágora /

Con José Emilio Pacheco murieron los poetas de 'La generación de los cincuenta'

La prolífica carrera literaria de José Emilio Pacheco llegó a su final el pasado domingo 26 de enero, dejando huérfana a la literatura latinoamericana del último representante de una generación marcada por las transformaciones económicas, sociales y culturales. El aclamado escritor mexicano se hizo acreedor en 74 años de vida de todos los galardones a los que un autor en español puede aspirar.

Lunes, 27 de enero de 2014
María Luz Nóchez

José Emilio Pacheco da su discurso en la Universidad de Alcalá de Henares, España, el 23 de abril de 2010 después de recibir el Premio Miguel de Cervantes 2009 en literatura. Foto AFP Awarded Mexican writer Jose Emilio Pacheco gives a speech at the University of Alcala de Henares, near Madrid, on April 23, 2010 after being awarded the Miguel de Cervantes 2009 Prize for literature from King Juan Carlos of Spain. AFP PHOTO / Arturo Rodriguez POOL" /></div> <figcaption class=
José Emilio Pacheco da su discurso en la Universidad de Alcalá de Henares, España, el 23 de abril de 2010 después de recibir el Premio Miguel de Cervantes 2009 en literatura. Foto AFP Awarded Mexican writer Jose Emilio Pacheco gives a speech at the University of Alcala de Henares, near Madrid, on April 23, 2010 after being awarded the Miguel de Cervantes 2009 Prize for literature from King Juan Carlos of Spain. AFP PHOTO / Arturo Rodriguez POOL

La tranquilidad y la disciplina que marcaron la vida de José Emilio Pacheco lo acompañaron hasta el día de su muerte. La noche del 24 de enero, luego de escribir y enviar su último Inventario a la revista Proceso, el escritor mexicano se entregó a su último descanso. Ahora, México llora la partida de uno de sus escritores más queridos por su sencillez, discreción y una extensa y elogiada obra poética. Curiosamente, Pacheco se despidió despidiendo en su columna a su amigo y vecino en La Condesa, Juan Gelman, el “mejor poeta de mi barrio”, quien falleció el 14 de este mes.

Aunque el escritor se había retirado desde hace ya algunos años de la vida pública, sus conferencias sobre literatura o historia, y sus lecturas públicas de poesía seguían abonando a su popularidad entre los jóvenes y sus seguidores. Un honor que a él mismo le costaba aceptar. Ese renombre y cariño del que el escritor se sentía desmerecedor, le fue conferido por su prosa cargada de imágenes que hacen al lector cuestionarse los pormenores de su vida y de la vida en general.

Dentro de la comunidad literaria, la modestia de Pacheco, sin embargo, era pasada por alto por sus colegas que siempre elogiaron su estilo, disciplina y su pluma prodigiosa. En 2009, el escritor mexicano Carlos Fuentes (1928-2012) lo describió como un poeta nato: “Lo conocí cuando era un joven de diecisiete años, y viendo su obra retrospectivamente creo que desde su primer poema es un gran poeta, y que su último poema es el primero que escribió. [...] la obra de Pacheco es una obra universal, y participa de la gloria de las letras de todos los tiempos”. El Nobel de Literatura, Octavio Paz (1914-1998) agregó en el texto 'Cultura y natura' que 'la poesía de José Emilio Pacheco se inscribe no en el mundo de la naturaleza sino en el de la cultura'.

Aunque la poesía fue el género que lo consagró, José Emilio Pacheco fue además profesor universitario en distintas universidades de México, Canadá, Estados Unidos y Gran Bretaña, novelista, cuentista, traductor, director, y editor de colecciones bibliográficas y diversas publicaciones y suplementos culturales. De hecho, uno de sus trabajos más leídos y celebrados fue 'Las batallas en el desierto' (1981).

Especialista en literatura mexicana del siglo XIX y estudioso de la obra del argentino Jorge Luis Borges, el poeta fue galardonado con todos los premios a los que un escritor en español puede aspirar, 19 en total, entre ellos el Premio Iberoamericano de las Letras José Donoso (2001), el Premio Iberoamericano de Poesía Pablo Neruda (2004), Premio Internacional de Poesía Ciudad de Granada, Federico García Lorca (2005), el Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana (2009), y el Premio de Literatura Miguel de Cervantes (2009), considerado el Nobel de las letras hispanas.

'Con Pacheco se va uno de los últimos representantes de una brillante generación de cuentistas y novelistas llamada 'Generación de los años cincuenta', en la que están Carlos Monsiváis, Eduardo Lizalde, Sergio Pitol, Juan Vicente Melo, Vicente Leñero, Sergio Galindo o Salvador Elizondo', publicó hoy el periódico español El Mundo para dimensionar la magnitud de la pérdida para la literatura latinoamericana.

José Emilio Pacheco estudió Filosofía en la Universidad Autónoma de México, pero a manera de anecdotario él siempre comentaba, según reportó el periódico digital Tabasco Hoy, que obtuvo su verdadera preparación fuera de las aulas gracias a los paseos por la Ciudad de México. Fueron probablemente esos recorridos al lado de amigos entrañables, como Carlos Monsiváis, que lo convirtieron en el “poeta de lo cotidiano, de lo cercano, de la belleza del discurrir de la vida diaria, de las cosas con las que lidiamos continuamente en los quehaceres, de esas cosas e ideas presentes en nuestros pensamientos de manera latente o agazapada, insoslayables”, según lo describe el periódico español El País al sumarizar su legado.

Pacheco era un hombre de medios, aunque solía confesar a los periodistas que no era un fanático de las entrevistas a las que a menudo le tocaba enfrentarse con ocasión de los galardones que recibía, un libro nuevo, o simplemente por ser un referente para las letras iberoamericanas. 'La paradoja es que a mí me gusta mucho leer las entrevistas, pero hay veces que me preguntan: ¿y usted qué intentó reflejar con este poema...? Ah, pues yo, no sé qué responder... Prefiero que hablemos tranquilamente y luego tú escribes lo que creas más conveniente”.

Aunque a nivel mundial los titulares de los periódicos hablan de la pérdida de un grande para la literatura latinoamericana, el escritor salvadoreño Róger Lindo prefiere obviar esta palabra y prefiere mirarlo como una ganancia: “su obra se queda con nosotros y ojalá que la noticia de su fallecimiento ayude a que más gente lo conozca en el país”. El buen sabor de boca que Pacheco deja en Lindo, quien para él fuera una de las plumas más privilegiadas, es su narrativa sutil y personal.

Por estas virtudes, Pacheco estuvo durante varios en la lista de deseos tanto del Festival Internacional de Poesía, organizado por la Fundación Poetas de El Salvador, como del Turno del Ofendido, un encuentro internacional de poesía organizado por la Fundación Metáfora. Era el rumor de cada año, pero nunca se concretó la visita. Pese a estas virtudes, no ha sido opción conocer su obra en las librerías locales, pues no se encuentra en sus catálogos, con excepción de la Librería de la UCA que tiene dos títulos disponibles.

Pero los tiempos del internet le pemitirán, sin duda, conocer su obra a quien se interese. Por ejemplo, el diario Milenio, de México, como homenaje póstumo publicó tres libros completos para descargar o leer online.  

Sobre las experiencias que nutrieron su prolífica carrera literaria, Pacheco explicó en 2009 a la revista literaria Letras Libres “no sé hablar de mí mismo, aunque es nuestra ocupación predilecta. Observa el éxito de los confesionarios, los bares y los consultorios sicoanalíticos. Me limito a escribir. Para mí tener una excesiva conciencia de lo que se escribe es paralizante. Siempre recuerdo la historia del ciempiés que se desplaza libre por la pared hasta que el entomólogo le pregunta cuál patita mueve primero. El ciempiés nunca lo había pensado. Al hacerse consciente queda inmóvil, cae al suelo y muere”.

logo-undefined
CAMINEMOS JUNTOS, OTROS 25 AÑOS
Si te parece valioso el trabajo de El Faro, apóyanos para seguir. Únete a nuestra comunidad de lectores y lectoras que con su membresía mensual, trimestral o anual garantizan nuestra sostenibilidad y hacen posible que nuestro equipo de periodistas continúen haciendo periodismo transparente, confiable y ético.
Apóyanos desde $3.75/mes. Cancela cuando quieras.

Edificio Centro Colón, 5to Piso, Oficina 5-7, San José, Costa Rica.
El Faro es apoyado por:
logo_footer
logo_footer
logo_footer
logo_footer
logo_footer
FUNDACIÓN PERIÓDICA (San José, Costa Rica). Todos los Derechos Reservados. Copyright© 1998 - 2023. Fundado el 25 de abril de 1998.