San Salvador, EL SALVADOR. “Los números (de refugiados y asilados) han venido creciendo desde 2008 para acá y cada año son mayores, se trata de un incremento muy significativo”, declaró a la agencia AFP el representante regional del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) para México, Centroamérica y Cuba, Fernando Protti.
El último dato registrado, de 2012, indica que en el Triángulo Norte (integrado por Guatemala, El Salvador y Honduras) hubo 3,735 solicitantes de asilo y 17,129 personas salieron en calidad de refugiados.
El tema es analizado en el taller regional 'Introducción a desplazamiento forzado y necesidades de protección' que se inició este martes y que se prolongará hasta el jueves patrocinado por el Sistema de la Integración Centroamericana (SICA), la cancillería salvadoreña y el ACNUR, entre otros entes.
La principal causa del “desplazamiento forzado”, según Protti, es “la amenaza de las pandillas o maras y el narcotráfico o crimen organizado transnacional”.
Según ACNUR, unos 1,620 salvadoreños solicitaron asilo a otras naciones durante 2012, al igual que lo hicieron 1,320 guatemaltecos y 795 hondureños. La búsqueda de “protección internacional” es más a Estados Unidos, Canadá y México, aunque también hay un “crecimiento” de las solicitudes dirigidas a Nicaragua, Costa Rica y Panamá.
La cifra se incrementa en cuanto a los refugiados: 8,153 salvadoreños, 6,300 guatemaltecos y 2,607 hondureños en 2012.
“Existen evidencias de que estos números (cifras de refugiados y asilados) solo representan una porción de la población que ha sido desplazada y que requiere protección internacional”, destaca el ACNUR en un comunicado.
En su mayoría, la población huye de las comunidades para evitar que se cumplan amenazas de muerte; para impedir que los hijos sean reclutados por las pandillas o para librarse de las extorsiones de los pandilleros. En Honduras y Guatemala, donde el narco tiene mayor presencia territorial, cientos de ciudadanos han huido amenazados, tras negarse a vender sus tierras a los narcotraficantes.
Los países centroamericanos registraron fuertes desplazamientos de población entre 1980 y 1992 como consecuencia de las guerras civiles en Guatemala, El Salvador y Nicaragua, en momentos en que ciertos sectores de la población eran perseguidos por motivaciones políticas.
ACNUR cerró en la década de los noventa los campamentos de refugiados que tenía en México, Honduras y Panamá, en virtud de que la población regresó a sus lugares de origen tras los acuerdos de paz en el Triángulo Norte. En la actualidad los refugiados asistidos por ACNUR viven en las comunidades de los países que los acogen.
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