Río de Janeiro, BRASIL. “Tuve principios y pagué el precio”, dice hoy Afonsinho mediocampista brasileño y exjugador del Botafogo, de 66 años, en una entrevista con la agencia AFP en su casa de Copacabana, en Río de Janeiro. En poco más de un mes, la Seleçao saldrá a buscar su sexta estrella en el Mundial 2014 que se celebra en casa, en un país donde el exorbitante gasto público en el torneo ha generado fuertes críticas, y donde las relaciones entre fútbol, hinchas y políticos no siempre han sido fáciles.
Brasil ganó su primer título mundial en 1958 y lo volvió a conseguir en 1962, justo dos años antes del golpe militar.
Afonso Celso Garcia Reis, 'Afonsinho', recuerda que el fútbol y la política eran difíciles de conciliar en aquellos días, sobre todo para un jugador con ideas de izquierda como él. Su larga barba rubia, además, lo marcó como un rebelde peligroso a los ojos del régimen.
Pese a que ganó títulos nacionales, la Confederación Brasileña de Fútbol, integrada en esos momentos por jerarcas afines al régimen, se encargó de que Afonsinho nunca vistiera la “verdeamarela”.
“Me marcaron como un posible líder de un movimiento subversivo”, recuerda el excrack, con su barba ahora blanca.
En la congeladora
En plenos años de plomo, Afonsinho entró en la cultura popular por ser el tema de una balada famosa del cantante Gilberto Gil, 'Meio de campo', y de una película de Oswaldo Caldeira, Passe Livre. El documental muestra cómo, décadas antes del caso Jean-Marc Bosman –que revolucionó el mercado de fichajes en Europa– Afonsinho se convirtió en 1971 en el primer jugador que negoció su propio traslado de club en el marco de la dictadura.
Debido a sus opiniones, Botafogo lo puso en la congeladora, pero Afonsinho ganó en la justicia el derecho a cambiar de equipo.
Caldeira explicó a la AFP que su película sobre la “explotación capitalista de fútbol” trata de mostrar a un jugador “que no solo luchó por sus propios intereses, sino que quería cambiar la sociedad y luchar contra la injusticia”.
Afonsinho explicó: “El fútbol significa mucho para mí. Pero yo estaba comprometido socialmente durante ese difícil período. Por suerte, yo tenía otra carrera a la que dedicarme”, dijo el jugador, que además es médico psiquiatra. Como futbolista, nunca logró alcanzar el estatus de otro médico, el fallecido Sócrates, apodado “El Doctor”, estrella de Brasil en 1982.
El escritor Joao Maximo, autor de un libro sobre la historia del estadio Maracaná, explicó en un debate en Río que “la influencia del régimen militar se extendió mucho en el fútbol”. “Alentar a un equipo era casi alentar al régimen. Pero había tanta pasión por el juego que la gente dejaba todo eso de lado”, dice Maximo.
Por ejemplo, el ex entrenador del Botafogo Joao Saldanha, que puso a Brasil en el Mundial de México 1970, fue separado del cargo en favor de Mario Zagallo, quien finalmente llevó a Brasil a la gloria en aquel torneo.
Saldanha se había negado a ceder a las demandas del entonces presidente Emilio Garrastazu Medici sobre la conformación del equipo. Además, dada su simpatía con el comunismo, su destino estaba sellado. Hoy Afonsinho dice que “el fútbol ayudó a los militares porque dio a la gente algo a lo cual aferrarse”.
El opio del pueblo
Documentos divulgados en 2013 mostraron las fichas que la dictadura armó con investigaciones a Pelé, buscando alguna posible simpatía con la izquierda. Compañeros del 'Rey', como Tostao, recuerdan que en esos días el fútbol tenía un preocupante trasfondo político.
Aunque se siente orgulloso de haber sido campeón con uno de los grandes equipos de la historia, a Tostao también le incomoda escuchar que el equipo de 1970, denominado “el opio del pueblo”, fue utilizado por la dictadura para controlar la moral social.
“Pero todos los gobiernos de todo el mundo, las dictaduras y las democracias –como Brasil es hoy en día– hacen lo mismo y más aún cuando la Copa se realiza en su propio país”, consideró el exdelantero de 67 años, también médico, en su columna del diario Folha de Sao Paulo.
Tostao dijo que las estrellas de la época tenían una “buena razón” para no hablar de política. Reveló que una vez lo intentó y concedió una entrevista a una revista opositora. “Días después, un desconocido me dijo que cuidara mis palabras. Yo no sabía si se trataba de un consejo o una amenaza...”.
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