Ciudad de México, MÉXICO. El subcomandante Marcos, enigmático líder de la guerrilla zapatista en México, se convirtió desde el alzamiento armado en una figura carismática mundial a favor de los derechos de los índigenas y en contra del capitalismo. Marcos ha sido durante dos décadas el rostro del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), movimiento que salió a la luz en enero de 1994 en el empobrecido estado de Chiapas, con el fin de defender los derechos de la población indígena.
El encapuchado guerrillero, cuyo verdadero nombre es Rafael Sebastián Guillén, nació en 1957 en la ciudad portuaria de Tampico, en el estado de Tamaulipas, fronterizo con Estados Unidos.
Guillén fue el cuarto de ocho hermanos. Una de sus hermanas, Mercedes Guillén, ha ocupado importantes cargos en el oficialista PRI (Partido Revolucionario Institucional) y en la actualidad es viceministra de Gobernación. De piel blanca, cabello largo castaño y nariz aguileña, Rafael Sebastián fue un estudiante sobresaliente y un voraz lector.
Se graduó en Filosofía y Letras en la pública Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y fue un profesor universitario que reivindicaba la justicia social, hasta que un día se esfumó del mapa.
El 1 de enero de 1994, el mismo día que entraba en vigor el Tratado de Libre Comercio de México con Estados Unidos y Canadá, ocurrió un inesperado alzamiento armado de una desconocida guerrilla llamada EZLN en la montañosa región de Chiapas. Al frente del grupo armado indígena estaba un criollo al que se conocía como subcomandante Marcos, que protegía su identidad con un pasamontañas y una gorra, y no se separaba de su pipa.
Los combates duraron 12 días en Chiapas, fronterizo con Guatemala, y se cobraron decenas de muertos, la gran mayoría zapatistas.
Tras un alto al fuego se abrió un proceso de diálogo sobre las reivindicaciones de la guerrilla que, inspirada en el líder revolucionario Emiliano Zapata, reclamaba el derecho a la tierra, vivienda, educación, salud y empleo en comunidades de Chiapas, una de las regiones más pobres y con mayor número de población indígena de México.
En los diálogos emergió la figura del subcomandante Marcos y su discurso indigenista y anticapitalista, que no tardó en sobrepasar las fronteras de Chiapas y convertirse en una referencia para parte de la izquierda mundial y los movimientos estudiantiles y antiglobalización de aquel entonces.
Después del argentino Ernesto Che Guevara, otro guerrillero latinoamericano lograba atraer la atención mundial y sumar el apoyo de numerosos intelectuales, como el premio Nobel de Literatura portugués José Saramago, el escritor uruguayo Eduardo Galeano y el español Manuel Vázquez Montalbán.
Atraídos por el carisma de Marcos, Chiapas se convirtió en el destino de numerosos jóvenes latinoamericanos y europeos que defendían las demandas y valores zapatistas. El propio Marcos aseguró años más tarde que no imaginaba el impacto mediático que generaría con sus actos.
En febrero de 1995, el nuevo gobierno de Ernesto Zedillo (PRI) dio a conocer que Rafael Sebastián Guillén era la verdadera identidad del subcomandante Marcos. Aunque el EZLN y el gobierno firmaron en 1996 los acuerdos de San Andrés, los zapatistas han denunciado su incumplimiento por parte del gobierno y siguen reclamando una reforma constitucional que garantice su autonomía, que han asumido de facto en muchas comunidades rurales de Chiapas.
La guerrilla no ha depuesto las armas, pero tampoco ha llevado a cabo más acciones ofensivas, operando como un movimiento social pacífico en el sur de México, un país con unos 11 millones de indígenas.
En 2006, Marcos negó su apoyo al candidato presidencial Andrés Manuel López Obrador (del izquierdista PRD), que se perfilaba como el favorito para las elecciones, y se lanzó a una gira por el país llamada 'La otra campaña', que propugnaba la creación de un verdadero movimiento de izquierda desde las bases, alejado de la política tradicional.
Ese año encabezó un mitin en la céntrica plaza del Zócalo, la principal de Ciudad de México, abarrotada de seguidores.
Desde entonces Marcos prácticamente abandonó sus apariciones públicas y espació cada vez más los comunicados que firma “desde las montañas del Sureste Mexicano”, dando inicio a una serie de rumores de que estaba gravemente enfermo.
En 2012, el excomisionado del gobierno mexicano para el diálogo con el EZLN, Luis Álvarez, aseguró que Marcos padecía cáncer de pulmón. El guerrillero siempre negó y se burló de todas las historias que surgían sobre él y ahora asegura que su retirada de la primera línea del EZLN se debe a un relevo generacional.
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