Esta entrevista, en teoría, nunca debió haber ocurrido. Desde sus oficinas en la Droguería Santa Lucía, ubicadas en la colonia Roma de San Salvador, el expresidente Alfredo Cristiani accedió recibir a El Faro solo para una cosa: negar que él le ofreció asilo a la familia del capo Pablo Escobar. A finales de julio, el paramilitar Fernando Murilo Bejarano, (a) “Don Berna” publicó un libro (Así matamos al Patrón), y en él cuenta que el día del asesinato de Pablo Escobar, el capo se comunicó con uno de sus hijos y le pidió que agradeciera a Cristiani una oferta de asilo que este les había ofrecido con antelación. En aquellas fechas, Cristiani estaba de gira en Colombia, en una visita oficial que se vio empañada por el asesinato del capo de la droga. “¡Jamás ofrecí asilo!”, dijo Cristiani al iniciar esta entrevista, y en teoría ahí acabaría esta conversación, tras diez minutos en los que expuso su versión de lo ocurrido en 1993, cuando la prensa internacional, y hasta uno de los hermanos de Pablo Escobar, creyeron lo contrario.
Cristiani dijo estar molesto por la publicación de El Faro –según él desbalanceada y carente de su derecho de respuesta-, y se negó a que tomáramos fotografías. Pero el expresidente del país, y uno de los hombres más fuertes del partido Arena -que se caracteriza por ser parco con la prensa- se resistió a las fotografías pero no a las preguntas. Y sin que se lo pidiéramos de manera expresa -y sin que él dijera “ya acabamos”- esta conversación se extendió por una hora. Hablamos de la presencia del narcotráfico en El Salvador de principios de los noventa, y surgieron nombres como el del Chapo Guzmán y negaciones sobre mitos históricos, como aquel que sugería que Cristiani habría recibido una recompensa tras la captura del capo, ocurrida en la frontera con Guatemala, luego de que las autoridades salvadoreñas le dieran persecución, según la versión oficial. Hablamos también de una Policía que para algunos nació con vicios, y de una milicia que estuvo en su contra… y hasta dio chance para hablar de una ley de Amnistía en la que él fue protagonista.
En su gobierno ocurrieron tres grandes episodios de la historia del narcotráfico en El Salvador. En 1992 un capitán de la Fuerza Aérea se roba unas bombas de 500 libras, a petición del cártel de Cali, que iban con destino a la cárcel de Envigado para matar a Pablo Escobar; un año más tarde, descubren un alijo de drogas en las bodegas San Jorge, relacionadas con el cártel de Medellín; y siempre en 1993, el Chapo Guzmán es detectado en El Salvador, y capturado en la frontera con Guatemala. A usted como comandante de las Fuerzas Armadas, ¿qué le decían sus oficiales sobre la presencia del narcotráfico en El Salvador?
Si narcotráfico siempre ha pasado por aquí. Es decir, lo que había que tratar era combatir el tránsito de la droga por El Salvador. A raíz de eso se creó una unidad fuera de la Policía, porque no existía. El Salvador estaba comprometido con colaborar para evitar que fuera paso de la droga, que pasaba por cantidad de lugares. Eso nunca ha sido secreto, pues. No hay ningún país de Centroamérica que se salve, pero no es que El Salvador fuera la meca del narcotráfico. Al contrario, quizá es donde menos incidencias ha habido. Que han tratado de hacerlo vía El Salvador, bueno... ¿Y cuánta cantidad de droga no han descubierto a través de estos años en lanchas rápidas, furgones, Los Perrones, un montón de cosas? Siempre se trató de combatir eso.
Cuéntenos cómo es que un capitán de la Fuerza Aérea se roba cuatro bombas de 500 libras.
Aquí descubrirnos a unos del ejército que estaban vendiendo unas bombas. No recuerdo los nombres. Se habían desaparecido equis número de bombas… había desaparecido una. Al rastrearla encontraron quién había sido. Hasta ahí.
Robarse cuatro bombas de 500 libras no es una tarea sencilla. Estamos hablando de una estructura en la Fuerza Aérea…
No tenía ninguna estructura militar en mi época, caballero. Lo único que tenía a mi mando era la Fuerza Armada de El Salvador.
Bueno, llamémoslas estructuras infiltradas en el Ejército.
No tengo la menor idea. Aquí nunca se descubrió algo semejante.
¿El robo de esas bombas no habla de una estructura? Reportes de la época incluso detallan que hubo escozor en las relaciones entre Colombia y El Salvador por ese hecho.
No hubo escozor. Avisamos que habíamos encontrado a un militar metido en eso y se había descubierto. Escozor no hubo. Cuando usted habla de estructura genera algo que no existió. Aquí la investigación llegó a un oficial. Punto. Si habrá habido estructuras, lo desconozco. Hasta donde llegó la investigación capturaron al fulano este.
Hay un hecho que no podemos pasar por alto, y es que el capitán Leiva Jacobo era un lugarteniente del general Bustillo, un hombre señalado entre otras cosas por su relación en el programa Irán-Contras, en Ilopango.
No hubo ninguna relación ni vinculación hacia el general Bustillo (en el robo de las bombas).
Este episodio habla de infiltraciones en el Ejército y nos remite a un lugar común: la Fuerza Aérea Salvadoreña, o a oficiales ligados a esa entidad y relacionados con esos casos. De hecho, sabemos que para cuando Usted fue electo presidente, hubo un resquemor entre los militares aliados al mayor Roberto d’Abuisson que querían como ministro de Defensa al general Bustillo, y no al general Ponce, que era su propuesta.
Cuando yo iba a entrar como presidente electo hubo una puja de dos lados para el nombramiento del ministro de Defensa. Por un lado había gente que quería a Bustillo, y por el otro lado había gente que quería al general Ponce. Ante esa situación, y lo que vivía el país, para eliminar la puja lo que hice fue nombrar un tercero.
El general Larios.
Sí, el general Larios. Si ahí quedó descontento conmigo de parte de la Fuerza Aérea pues nunca lo demostraron. De las tres fuerzas que visitaba más a menudo era la Fuerza Aérea. Me invitaban a volar, volaba los helicópteros de ellos. Yo nunca sentí ningún resquemor de la Fuerza Aérea.
Ese resquemor provocó un amotinamiento, según nos contó el doctor Armando Calderón Sol, para esas fechas presidente de Arena.
¡Je! No solo no se amotinó... sino que yo estuve, ya como presidente electo, en el auditórium de la Fuerza Aérea para explicarles la decisión que se había tomado. En ese momento no cayó bien la decisión porque no era el general Bustillo el nombrado. Pero de eso a un amotinamiento, jamás hubo un amotinamiento... Salí vivo de ahí, pues, o sea... no llevaban nada…
¿Qué hubiera significado poner al señor Ponce? ¿Por qué necesitaba esa tercera línea?
Porque para qué iba a dividir a la Fuerza Armada en un momento de conflicto, donde necesitaba que estuviera unificada. Si pongo uno se resiente el otro bando, y si pongo el otro se resiente este bando. Entonces, miren, ninguno de los dos: vamos a nombrar a Larios.
En 1995 el gobierno de Bill Clinton desclasifica cables del Departamento de Estado y de la CIA, y en unos de estos cables se llega a decir que gente ligada al mayor Roberto D'Aubuisson, molestos por la no elección de Bustillo, llegaron a elaborar un plan para asesinarlo. ¿Usted conoció de ese plan?
No.
¿Sí era cierto ese plan?
No.
¿No llegaba a tanto el resquemor, pues?
(Serio, Cristiani mueve la cabeza de un lado a otro en señal de negación).
Volvamos al punto de partida. En la Fuerza Aérea señalada por posibles vinculaciones con el narcotráfico estaban el general Bustillo, luego el capitán Leiva Jacobo…
No diga Fuerza Aérea, pueden ser oficiales de la Fuerza Aérea u oficiales de la Marina o lo que fuera... Pero diferente cuando uno generaliza de que es toda la estructura de la Fuerza Aérea. Es diferente.
Bueno. El señor Bustillo y el señor Leiva Jacobo han sido vinculados en la operación Irán-Contras, que permitió el ingreso del señor Posada Carriles al país, y que facilitó el tráfico de drogas por armas desde Ilopango. Años después Bustillo aparece ligado a un pequeño resquemor porque había quienes lo querían a él como ministro de Defensa... Y usted no. Luego, un par de años más tarde, uno de sus lugartenientes, el capitán Leiva Jacobo, se roba cuatro bombas de 500 libras con destino a Colombia. Seguro que usted estaba al tanto de que algo raro ocurría con esa gente.
En primer lugar me está diciendo de tres cosas que no están ligadas unas con otras, necesariamente, ni en el objetivo ni en el tiempo. En segundo lugar, que siempre ha habido malos militares siempre ha habido. Pero de eso a generalizarlo a que es la totalidad de la Fuerza Aérea o Fuerza Armada, es diferente. Si acaso uno hubiera sentido... o nada más pónganse a pensar la reforma de la Fuerza Armada pactada en los Acuerdos de Paz… si algo había para que se rebelaran, era todo lo que ahí conllevaba. Inclusive cosas como lo de la comisión Ad-Hoc, de que había que darle de baja a todo el alto mando y a todo... salvo el general Vargas, como a 102 oficiales. ¿Y se pudo hacer por qué? ¿Usted cree que esas cosas se pueden hacer cuando hay revolución interna en contra? Yo creo que no. Yo creo que están queriendo como darle a la institución... pueden haber hechos malos. Yo no dudo de que había robacarros en la Fuerza Aérea, pero de ahí decir que el general Bustillo robaba carros y que una estructura oficial de la Fuerza Aérea, tampoco. Estos pueden ser casos aislados, no necesariamente la Fuerza Aérea como un todo que está metido con el cártel de Medellín o lo que fuera con quién estuviera ligado. Ahí lo que se averiguó es que el destino de una de las bombas, porque no eran cuatro, era una...
Una la que se encontró aquí...
...Supuestamente iban para Colombia. Lo había comprado... y no el cártel de Medellín...
…Las había comprado el cártel de Cali...
...Sí, porque la querían tirar encima en donde estaba preso el otro (Pablo Escobar, detenido en la cárcel de Envigado, una fortaleza mandada a construir por él mismo en las montañas de su ciudad natal). Esa es la información que nos pasaron luego de la investigación que se hizo.
Veamos el otro episodio del narcotráfico en El Salvador. En 1993 se descubrió un alijo de 6 mil kilos de droga en bodegas San Jorge. Se dijo que esa droga provenía del cártel de Medellín, y que altos oficiales de la Policía estaban involucrados en ese caso, en una época en la que el mayor Peña Durán tenía mucho poder.
El mayor Peña Durán no fue miembro de la PNC, que yo recuerde.
No en ese momento. Él fue trasladado según una orden, la número 221, que usted firmó, junto a otros 25 oficiales del ejército que pasaron de la Policía Nacional a la PNC sin pasar ningún filtro. Luego él se convirtió en subdirector de operaciones.
Peña estaba en un grupo antinarcotráfico que estaba como trabajando de la mano de la DEA.
La Unidad Ejecutiva Antinarcóticos. Creada en la segunda mitad de los 80’s.
Una de las cosas que mejor hicieron, por decirlo así, es la captura del Chapo Guzmán, en aquella época, en la frontera con Guatemala.
Ya que lo menciona, rastreando información relacionada con ese caso, encontramos que el zar antidrogas mexicano de aquella época, el general Jorge Carrillo Olea, declaró para un libro publicado en México, en 2009 (Los señores del narco, Grijalbo), que las autoridades de El Salvador siempre supieron adónde se movía el Chapo Guzmán, y no se atrevieron a capturarlo, sino que solo lo corrieron hacia Guatemala.
Esa no es la versión que nosotros tuvimos aquí. Aquí trabajó la DEA con este grupo y más bien tenían un planteamiento de (esperar) como que iba a haber algo que lo hizo venir a esta zona. Y aquí fue que lo capturaron.
¿En El Salvador?
No, no. En la frontera... del lado de Guatemala.
¿La versión que usted recibió es que la policía salvadoreña lo captura y lo entrega a la policía de Guatemala?
No. Todos estos son trabajos conjuntos, y se hacen de la mano de diferentes entidades. Lo capturaron los guatemaltecos en la frontera de Guatemala.
¿Y en este operativo, dice usted, el lado salvadoreño fue liderado por el mayor Peña Durán?
Él era el que estaba en el grupo antinarcotráfico.
El general Olea también llegó a decir que por haber colaborado en la captura del Chapo se le entregó a usted una recompensa de $300 mil dólares, para que fuera repartida entre quienes participaron del operativo.
A mí jamás me han dado recompensa. Jamás. Ni la aceptaría.
Retomemos el caso de la cocaína incautada en las bodegas San Jorge. Se presume era droga del cartel de Medellín, y que su tráfico fue apadrinado por la Policía Nacional de la época. ¿Usted qué información recibió al respecto?
Nada más que descubrieron la droga.
¿Nunca se le dijo “creemos que hay oficiales de la Policía Nacional involucrados'?
No.
En 1997, el comisionado José Luis Tobar Prieto, dice sobre ese episodio que estaban involucrados oficiales de la Policía, empresarios políticos y funcionarios de gobierno con mucho poder. ¿Esa información le llegó a usted cuando era presidente?
A mí que me registren.
Gente como Gino Costa, y muchos otros observadores de Naciones Unidas dijeron que la presencia del mayor Peña Durán minaba el espíritu de los Acuerdos para la creación de la PNC. Sobre todo por viejas prácticas que ellos detectaban él había hecho en la UEA. Para Usted, él era un oficial de mucha confianza.
No necesariamente un oficial de mucha confianza, sino simplemente él fue el que recomendaron para liderar esta unidad antinarcotráfico. Decían que él tenía experiencia, lo que fuera. Que de ahí se opusiera gente de ONUSAL para que pasara gente de la Fuerza Armada a la Policía se opusieron con todo. Pero así fue el acuerdo. Lamentablemente para llegar al Acuerdo el Fmln exigió una cuota, y bueno, si ustedes van a tener una cuota que el otro lado también tenga cuota. Ese fue finalmente el arreglo. Lo ideal hubiera sido que no hubiera tenido cuotas de nadie, y que se hubiera creado completamente sano. Pero como que había que firmar algo para parar el conflicto... A veces no se logra todo lo que uno quiere, pero se logra algo.
Héctor Silva Ávalos recién ha publicado un libro sobre la Policía, y plantea que el mayor Peña Durán lideraba en una lista de 25 oficiales que entraron sin filtros a la PNC, gracias a usted. Curiosamente, a lo largo de estos 20 años, la mayoría de esos oficiales han ido sucediéndose en el poder o en los puestos más altos de poder en la PNC. Y curiosamente, también, muchos de esos oficiales comenzaron a ser señalados por nexos con el narcotráfico o de infiltración del narcotráfico en la Policía. Ahí, al parecer, hay un germen extraño que nos remonta de nuevo al tema de la UEA, de su trabajo “coordinado” con la DEA en la Fuerza Aérea, del papel de Ilopango y de oficiales del ejército ligados al narcotráfico en los ochentas...
Lo que le puedo decir es que yo recibí una Fuerza Armada equis, y entregamos una fuerza Armada diferente, una Policía Nacional Civil nueva. Y de ahí todos estos cargos, ascensos, etcétera, en todo caso habrán ocurrido después. Nosotros creamos a la PNC del 92 al 94. La creación, la transición, todos los puestos y eso vinieron después. De por qué fueron quedando en puestos clave pregúnteselo a otros. Nosotros con la PNC trabajamos relativamente poco, más que en la formación.
¿El señor Peña Durán salió de la Policía por las presiones de ONUSAL?
Ahí no sé. Pregúntele a él.
¿El señor Peña Durán sigue colaborando con el partido Arena u ocupa algún puesto clave dentro del partido?
Que yo sepa no tiene ningún puesto clave. Entiendo que tiene una compañía de investigación privada, o algo así.
¿No lo contrata el partido para dar seguridad en mitines?
Yo como partido nunca lo contraté. Yo lo contraté una vez para una caso de extorsión en una... tenemos un proyecto de exportación de plantas ornamentales. Empezaron a extorsionar a la secretaria y entonces se le contrato a él pa' que le ayudara a la secretaria.
¿Por qué no buscó a la Policía?
Porque la señora no quería je, je. La señora dijo que no quería hablar nada. Hemos tenido casos de un secuestro de un agrónomo que trabajó con nosotros, que la señora sí autorizó a hablar con la PNC, y de hecho la PNC lo rescató. Pero a veces hay gente que no tiene confianza y dicen: no vaya a mencionarle a la PNC porque me van a matar...
Una de las conclusiones del libro de Silva es que justamente hay un error al ver los casos de manera aislada, dejando de lado que existió un caldo de cultivo: oficiales señalados por malas prácticas que llegaron a la Policía sin pasar los filtros adecuados.
Ese es un caso de la Policía no de la Fuerza Aérea.
Al menos el nexo está en que el mayor Peña Durán…
No venían de la Fuerza Aérea. Peña nunca fue a del Fuerza Aérea. Todos eran de la Policía Nacional. Y de ahí se sacó la cuota de la Fuerza Armada en la PNC. ¿Que todos son buenos? Yo no voy a meter las manos al fuego por nadie. Si ahí los descubren haciendo algo malo, pues que les caiga todo el peso de la ley. Nosotros no teníamos ninguna información de que alguno de ellos era... Y no los conocía todos. Conocía a algunos. Pero es diferente hablar de estructura comprometida con el narcotráfico, y decir que la Fuerza Aérea, como tal, toda, estaba actuando en el narcotráfico. Lo dudo muchísimo. Hay muchísimos oficiales muy buenos de la Fuerza Aérea que jamás estuvieron ligados a eso.
Dos décadas después de que un oficial se roba cuatro granadas, en el ejército hoy se roban granadas, metralletas m-60... ¿Esos a su juicio son casos aislados o prácticas heredadas, gérmenes que se enquistaron?
Yo lo miro de otra manera. El dinero compra voluntades, y cuando hablaron de estas bombas lo que a mi juicio ocurría es que a este tipo le dieron una enorme cantidad de plata para que hiciera lo que él trató de hacer. Más que si fuera una organización de crimen organizado. Yo creo esta gente del narcotráfico que tiene enormes cantidades de dinero son oportunistas y van y tratan de comprar una voluntad. Y de repente hay gente con debilidad de valores, de dinero, aceptan y ahí va. No necesariamente representa una estructura. Ahora, él puede montar un circulito para ver cómo logra, en este caso robarse las bombas, una bomba... En efecto, no creo que él solo agarre una de esas babosadas y se la lleve. Tiene que involucrar a más gente pero no necesariamente es algo que esté congénito o que preexista. Sino que simplemente llegan, lo contactan, lo identifican, 'vaya, mirá, te voy a dar un millón de dólares, conseguime esto'. Y hay gente que lo hace. Yo más bien creo que por ahí anda esa cosa a que ande un 'crimen organizado' en la Fuerza Aérea, en la Fuerza Armada.
(En la sala de reuniones de Droguería Santa Lucía hay una mesa amplia, con un teléfono/conmutador en la cabecera. La asistente de Cristiani le llama por tercera vez, y él le contesta que la entrevista está por culminar. Le pedimos a Cristiani que nos permita una última pregunta, relacionada con su papel detrás de la aprobación de la Ley de Amnistía General de 1993).
Hay un episodio relacionado con la ley de reconciliación de 1992 en el que se dice que el general Ponce, que no quería esa ley, dio un golpe a la mesa, en una reunión celebrada en la excasa Presidencial, en la colonia San Jacinto. Se dice que, en respuesta, Armando Calderón Sol le contestó al general Ponce “¡entonces sigan con su guerra!”. Esa ley, pactada una semana después de la firma de los Acuerdos de Paz, permitía la incorporación del FMLN a la vida política. Se dice que Usted se llevó al general Ponce a una reunión privada para calmar las aguas, y así fue como se superó ese impasse.
Es posible, pero no me acuerdo que le peguen a la mesa, etcétera. En primer lugar, la ley de Amnistía vigente sí fue algo consensuado con todos los partidos políticos. Probablemente, en un momento dado si la ley solo favorecía al Fmln es obvio que no iba a estar de acuerdo la Fuerza Armada con una ley de esas. Creo que todo conflicto armado termina con una ley de punto final, como le pueden llamar en otros lados. Es muy raro que eso no ocurra. Violaciones vienen de todos lados, y de nada sirve que continúe un conflicto -ya no bélico- pero sí de juzgamientos y juicios y que se acaban yendo presos todos. Otra de las cosas que ayuda a ver lo necesario en el criterio de que existiera esa ley, es que si Usted lee las recomendaciones de la Comisión de la Verdad, el Fmln hubiera pasado diez años sin participar en política. Pero cuando todo el proceso que se desarrolló tenía como objetivo el que este grupo político armado dejara las armas y compitiera en la vida política, sin armas, como un partido legal, echaba al traste todo. Lo mismo hubiera ocurrido si se les ocurre a los de la Fuerza Armada meterle una demanda a Sánchez Cerén por todo lo que hizo o viceversa. Y hubieran estado en dimes y diretes y aquí jamás hubiera habido la reconciliación que mal que bien existió en el país. Aunque es cuestionada por algunos, es apoyada por otros. En mi caso, yo apoyé eso porque creía que era conveniente para el futuro del país. Aquí era de perdonar y ya. Y para eso se hizo la Comisión de la Verdad, para evitar juicios, de esto y lo otro. Para que gente de prestigio sacara a la luz pública y la gente conociera la verdad de las cosas, pero no era para judicializar casos. Y no lo hicimos unilateralmente, de lo contrario no hubiera pasado por la Asamblea.
Con los votos solo de la derecha.
¡De todos! pregúntele a Óscar Santamaría. Él tiene un papel firmado por todos.
Usted se refiere a la ley de reconciliación de 1992.
...Que era para que dieran una ley de amnistía que se perfeccionaría después. Y la otra se aprobó también.
En 1993, días después del Informe de la Comisión de la Verdad. ¿Si el objetivo de la Comisión no iba a ser judicializar casos, por qué era necesaria la ley de 1993?
Porque hay grupos que se dedican solo a atacar los casos desfavorables al bando contrario de los grupos de izquierda. El caso de García y Vides Casanova...
El caso de Montano...
Bueno, en ese caso un poco menos. Pero son grupos que nada tienen que ver aquí que se dedican a andar queriendo fregar, ¿para qué? Pa' sacar pisto, je, je. Por ahí va la cosa.
El general Vargas dice que la ley de Amnistía de 1993 fue respuesta al informe de la Comisión de la Verdad
Se puede haber visto como respuesta, pero que iba a haber una ley de amnistía, a mi criterio tenía que haber una ley de amnistía, para que aquí pudiéramos tener algún piso de tranquilidad en el futuro.
Hay algo que no nos cuadra. Rubén Zamora ratifica la firma del compromiso de la interpartidaria para seguir discutiendo “amplias medidas de reconciliación”. Sin embargo, él señala que en ningún lugar esa discusión era para correr, a la luz del informe de la Verdad, a perdonarlo todo.
Bueno, yo entiendo que se había estado discutiendo eso desde la firma de los Acuerdos de Paz. No es que se salió a la carrera.
¿El alto mando le pidió a usted que hiciera algo, a la luz de que la primera ley afectaba únicamente al Fmln?
No lo tenían que decir. Uno notaba que eso venía... 'Ellos sí, nosotros no'.
¿Llegó a decírselo así el general Ponce?
Yo nunca sentí del general Ponce ningún irrespeto, golpes a la mesa... siempre las discusiones con él fueron buenas. Sí fue quizá uno de los colaboradores que permitió la transformación de la Fuerza Armada. Y que trabajó para lograr los cambios que se dieron al interior de la Fuerza Armada. Que en algunos momentos él expresaba de alguna manera, “mire, yo no estoy de acuerdo con eso...” no era una cosa de llegar a golpear, exigir o a tratarme con enojos. Él insistió mucho en que el capítulo de la constitución sobre la Fuerza Armada dijera que era una institución de carácter permanente. El Fmln estuvo renuente a aceptar la palabra permanente, porque desde el inicio ellos insistían en que desapareciera la palabra 'permanente'. Y yo le decía: 'pero mire, General, aunque aquí diga permanente, es tan permanente hasta que alguien quiera reformar la constitución y se vuele ese artículo. Lo mismo da que diga permanente o no lo diga'. Pero no, él insistió e insistió. Entonces le dijimos al Fmln, igual que traté de razonar con el general Ponce, “denle algo porque están haciendo tanto para reformar la Fuerza Armada, por lo menos cedan en esto'. Y les di el mismo argumento: 'si ustedes ganan dos veces la mayoría calificada pueden eliminar ese artículo'. Y accedieron ellos ja, ja, ja a dejar de pelear el hecho de quitar el carácter permanente de la Fuerza Armada.
Hay quienes plantean que la ley de Amnistía de 1993 incluso tenía antipatías en algunos sectores de Arena, que no concebían eso de perdonarle todo a ciertos militares. Por eso, dicen, la propuesta la ingresó el Partido de Conciliación Nacional y no Arena.
La Fuerza Armada se sentía más a gusto con el que había sido su partido político. Arena, si bien venía de D'Aubuisson, no era un partido que venía de la Fuerza Armada. Nunca sentí un resquemor en Arena… nunca me fueron a preguntar, y si fueron les dije que esto era necesario para la tranquilidad del país.
El general Vargas cuenta que él y el general Ponce hicieron de lobistas en la Asamblea para que ingresara esa propuesta de ley. Dice que como no encontraron mucho eco en Arena, insistieron con más fuerza en el PCN. ¿Usted pidió al general Vargas y al general Ponce que hicieran lobby para la ley de amnistía de 1993?
Sí, que fueran a tratar de ver... a que presentaran la propuesta, pue'.
¿Había gente en la Fuerza Armada que quería seguir haciendo la guerra? ¿Hubo gente que incluso llegó a odiarlo a usted y su gobierno porque consideraron que usted era la cabeza de un gobierno que cedió demasiado poder de la Fuerza Armada en las negociaciones de paz?
Mire, yo no discuto de que durante toda la negociación había oficiales... yo me reunía con todos los que estaban al mando a discutir el por qué de esto y lo otro... la única respuesta que le puedo dar es: se transformó la Fuerza Armada, se hicieron todos los cambios en la Fuerza Armada, aquí sigo vivo y coleando… je, je, je. No me ha pasado nada y se logró hacer. Y se hizo con el apoyo de muchos oficiales de la Fuerza Armada. Uno de ellos fue Ponce... Vargas, etcétera. Muchos de ellos hicieron posibles todos estos cambios que mucha gente los veía como que 'hasta aquí llegamos'.
Dos delegaciones conocieron los borradores del Informe de la Comisión de la Verdad, y dicen que el verdadero informe era un rimero de papeles. ¿El informe final es una edición editada a petición de las partes?
Imagino que el rimero de papeles eran todos los papeles y documentos que ellos habían analizado. Yo no creo que al expresidente Betancourt le puedan dar una orden de, 'mirá solo saca esto'. Al único que oí de alguna manera quejarse de ese informe fue a Villalobos, que dijo que solo al ERP habían metido ahí, y el FPL había negociado para que no lo metieran. Esa es opinión de Villalobos. Yo no creo que las personas que estaban en esa comisión fueran personas que se dejaran mangonear. Esa es mi opinión. Y que es obvio que tenían que editar algo en forma de informe de todo el montón de documentos que tenían. No iban a sacar documentos que no hilaban para nada. Yo jamás tuvo conversaciones con ninguno de los tres sino hasta que entregaron el informe.
¿Y el informe de la Comisión Ad-Hoc? ¿Usted presionó para que no se conociera?
El informe de la Comisión Ad-Hoc era una lista nada más.
¿No era un documento donde se señalaran hechos, actuaciones?
No. No daban razones... bueno, ponían un encabezado ahí de las razones por las cuales incluían a ese listado de oficiales dentro del informe. Pero básicamente era una lista.
¿Y Usted lo tiene?
Yo lo dejé por ahí en Casa Presidencial. No me llevé documentos a la casa.