Río de Janeiro, BRASIL. En Brasil, hogar de la mayor población católica del mundo, la candidatura de Marina Silva ha sido fortalecida por su pertenencia a las Asambleas de Dios, una iglesia evangélica con 12.5 millones de miembros.
Las últimas encuestas muestran a la exsenadora y exministra de Medio Ambiente nueve puntos por debajo de la presidenta Dilma Rousseff en la primera vuelta del 5 de octubre, pero empatada para el probable balotaje del 26 del mismo mes.
Los católicos, mayoría entre los votantes brasileños, suman 123 millones –en torno a 65% de la población de 200 millones de habitantes– pero su número ha caído de forma sostenida desde la década de los setenta. Al contrario, los evangélicos, que en 1970 eran apenas 5% de la población, hoy son un 22% y se espera que después de 2050 sean mayoría.
El desafío para Rousseff y Silva ha sido navegar cuidadosamente entre la fuerte herencia católica de Brasil y el músculo financiero, político y mediático de los evangélicos.
Algunos expertos estiman que el pasado de Silva como católica –incluso fue novicia– le ayuda a la hora de sumar votantes de esta fe. La ecologista recién se tornó evangélica hace aproximadamente una década.
“Un buen número de católicos que podrían sentirse disuadidos por su pentecostalismo mirarán con buenos ojos las credenciales católicas de Marina”, dijo a la AFP Andrew Chesnut, jefe de Estudios Católicos de la Universidad Commonwealth de Virginia, en Estados Unidos, y experto en evangélicos brasileños.
Al mismo tiempo, Silva probablemente cosechará el apoyo de la mayoría de los evangélicos, independientemente de su programa político. Pero “la mayoría de los evangélicos brasileños no presta mucha atención a las preferencias políticas de sus líderes” religiosos, dijo Chesnut a la AFP.
Evitar temas polémicos
Las encuestas señalan que Rousseff tiene el apoyo de un 40% de los electores católicos ante 31% de Silva, quien a su vez lidera entre los evangélicos por 43% a 32%.
Silva, que abandonó el Partido de los Trabajadores (PT, izquierda) de Rousseff y es candidata del Partido Socialista (PSB), podría beneficiarse más del voto evangélico en un eventual balotaje contra Rousseff, más que en la primera vuelta.
Esto porque una parte del electorado evangélico votaría en la primera vuelta por el pastor Everaldo Pereira, que tiene pocas chances de avanzar a la siguiente ronda.
En todo caso, tanto Silva como Rousseff parecen ser conscientes de la importancia de la fe en el voto, y evitan abordar temas polémicos como el matrimonio homosexual o el aborto, cuya legalización los evangélicos rechazan con fuerza. Aunque, al mismo tiempo, muchos jóvenes reclaman cambios al 'statu quo'.
Ferviente evangélica, Silva ha tratado de mostrarse equilibrada sobre el tema religioso, aunque retiró el apoyo al matrimonio homosexual en su programa de gobierno después de duras críticas de pastores evangélicos, asegurando que fue un error en la edición del texto.
Al igual que muchos votantes, Silva tiene puntos de vista profundamente conservadores sobre el aborto y el matrimonio gay, aunque insiste que sus convicciones religiosas quedarán en el ámbito privado y que es perfectamente capaz de gobernar un Estado laico.
La Conferencia Nacional de Obispos de Brasil (católica) insiste en que es estrictamente neutral en la carrera y anima a los católicos a votar según su conciencia.
Algunos observadores señalan que también Rousseff –una exguerrillera de izquierda que antes de llegar al poder se declaró agnóstica, pero en campaña a la presidencia en 2010 dijo ser cristiana– goza de un fuerte apoyo de la Iglesia Universal Pentecostal del Reino de Dios, propietaria de la segunda estación de TV más grande de Brasil, Récord.
El sociólogo y economista Marcelo Paixao, de la Universidad Federal de Rio, cree que la filiación religiosa está sobrevalorada como factor al momento en que los brasileños deciden su voto.
“Creo que los candidatos van a conseguir apoyo en ambos lados. Los electores no votan según líneas divisorias religiosas”, dijo Paixao a la AFP.
Algunos votantes insisten en que no les gusta mezclar política y religión, y dicen que es posible tener preferencia por un candidato de manera más amplia y general.
“La iglesia católica no nos dice por quién votar”, explica Solange Rodríguez, responsable del grupo de Misioneras de la Caridad en la catedral de Río. “Algunos de nosotros podemos votar por Marina si sus ideas concuerdan con las creencias cristianas”, explicó.
© Agence France-Presse