El Salvador vive un déjà vu de lo que el país vivió en marzo de 2012. El número de asesinatos que se cometen cada día ha caído de forma abrupta, sin que haya una explicación o una interpretación oficial convincente del insólito descenso. Datos oficiales en poder de El Faro confirman que se ha pasado de un promedio de 14 a 4.6 salvadoreños asesinados cada día, tal como ocurrió durante la reducción generada por la tregua entre pandillas auspiciada por el gobierno de Mauricio Funes.
Raúl Mijango, principal mediador de la tregua, asegura que la reducción de asesinatos se debe a una “decisión” tomada por las las “ranflas” o cúpulas de la MS-13 y de las facciones Revolucionarios y Sureños del Barrio 18, en la que ordenaron a sus bases detener los hechos de violencia, tal como ocurrió en 2012. Según Mijango, esta decisión está vigente desde el sábado 17 de enero de este año y su continuidad dependerá de la reacción del gobierno.
“Hay una decisión de las pandillas de hacer un gesto unilateral. A mí me encantaría que esto fuera permanente, pero será difícil si no se dan las condiciones de facilitación. Es un gesto de las pandillas que busca demostrar que el único camino que arroja resultados inmediatos y económicos es el diálogo”, sostuvo el mediador.
Mijango no quiso precisar si el “gesto” tiene fecha de caducidad, pero reiteró que difícilmente podrá mantenerse si no tiene eco en las autoridades.
El Faro intentó comunicarse con el ministro de Justicia y Seguridad Pública, Benito Lara, pero no fue posible obtener su versión. Sin embargo, el presidente de la República, Salvador Sánchez Cerén, aseguró el pasado 5 de enero que su gobierno, a diferencia del anterior, no dialogará con las pandillas, pues eso está al margen de la ley. Una semana después de la afirmación del presidente, el ministro Lara aseguró públicamente que había iniciado el proceso de regresar a Zacatecoluca a los principales líderes de las pandillas, pero este periódico comprobó que las cúpulas de la MS-13 y las dos facciones del Barrio 18 siguen fuera del penal de máxima seguridad.
Hasta la fecha, el expresidente de la República, Mauricio Funes y los mediadores de la tregua iniciada en 2012 insisten en que aquello no se trató de un pacto con el gobierno, sino de un acuerdo unilateral entre pandillas y que la participación oficial consistió únicamente en dar “facilidades”, siendo la principal transferir a los líderes pandilleros desde el penal de Zacatecoluca a cárceles de menor rigor. Por el momento, los homicidios se han desplomado y la principal “facilidad” otorgada por el gobierno de Funes se mantiene.
Las cifras mágicas
Hasta el día 17, día en el que se tomó lo que Mijango llama “la decisión”, enero estaba siendo un mes trágico como pocos en la última década. En los primeros 17 días de 2015 no hubo un solo día en el que la cifra de asesinatos fuera inferior a 10; la PNC reporta un total de 239 salvadoreños asesinados en ese período, para un promedio de 14.1 diarios. Hay que remontarse casi tres años, hasta febrero de 2012, para hallar un promedio superior. Y febrero de 2012 fue el mes inmediatamente anterior a la tregua.
Desde el domingo 18 hasta el jueves 22 de enero, el promedio diario de homicidios cayó a 4.6, incluyendo el propio jueves 22, en el que no se registró ningún asesinato. Eso último es un evento que en El Salvador no se registraba desde hace más de un año.
Subdirector Cotto da la primicia
Este viernes 23 de enero, pero a primera hora del día, Howard Cotto, subdirector de la Policía Nacional Civil (PNC), eligió Twitter para informar de un hecho tan feliz como anómalo, si se tiene en cuenta el comportamiento de los homicidios desde hace más de un año. “Ayer, 22 de enero 2015, es el primer día del año en que no se reporta NINGÚN HOMICIDIO en El Salvador”, escribió Cotto a las 7:50 a.m.
Ayer, 22 de enero 2015, es el primer día del año en que no se reporta NINGÚN HOMICIDIO en El Salvador.
— Howard Augusto Cotto (@Cotto100) enero 23, 2015
Después de “la decisión”, casi medio centenar de vidas se ha salvado ya, estadísticamente.
Mijango asegura que la reducción podría haber sido incluso mayor, si no se hubieran registrado dos masacres que él atribuye a “grupos de exterminio”, una ocurrida el propio 17 de enero, en la que cuatro pandilleros fueron asesinados en La Unión, y otra ocurrida el martes 20, en la que cinco pandilleros fueron ejecutados en Sonsonate.