La imagen de monseñor Romero es omnipresente en El Salvador. Los salvadoreños se han empeñado en recordar al arzobispo mediante bustos, murales y esculturas, y también en pequeños santuarios privados, poniéndole su nombre a sus hijos o tatuándose su rostro en la piel. Asesinado el 24 de marzo de 1980, Romero será beatificado 35 años después, el próximo sábado 23 de mayo.