El gobierno de Taiwán incluyó a la Presidencia de la República de El Salvador como receptora de los cuatro cheques que libró a nombre del expresidente Francisco Flores, por un monto de 10 millones de dólares, en un banco de Nueva York, Estados Unidos, a finales del año 2003, y por los que está acusado de corrupción a la espera de que la justicia determina si irá a juicio o no.
Taiwán libró los cheques a nombre del expresidente Flores en el International Commercial Bank of China, de Nueva York. Los cheques fueron luego depositados en el Cuscatlán International Bank & Trust, en Costa Rica, en una cuenta a nombre del Centro de Estudios Políticos Dr. José Antonio Rodríguez Porth, para luego ser transferidos a una cuenta del partido Arena, en El Salvador.
El mismo Flores precisó ante una comisión legislativa que investigaba el caso, que Taiwán hizo reiterados donativos millonarios ante peticiones directas de él. Añadió que los fondos otorgados tenían como destino, entre otros, ayudar a las víctimas de los terremotos de 2001.
El Cuscatlán International Bank & Trust de Costa Rica guardó en microfilm los cuatro cheques a nombre del expresidente Flores y los originales los devolvió al banco de Nueva York. La Fiscalía de Costa Rica obtuvo copia de los cheques guardados en microfilm y, por una solicitud de asistencia internacional, los remitió a la Fiscalía de El Salvador. El Faro tuvo acceso a una copia de los cuatro cheques recuperados por autoridades costarricenses.
“Four million only”, es lo que se lee en el primero de los cuatro cheques, fechado 22 de octubre de 2003. En el apartado del cheque donde se lee “Pay to order of” (páguese a la orden de), el gobierno de Taiwán incluyó esto, en dos líneas: 'Excmo. Sr. Francisco Guillermo Flores Pérez”, en la línea superior, y en la inferior, 'Presidencia de la República de El Salvador'. ¿El cheque es para el expresidente Flores o para la presidencia de la República?
Según un exsecretario jurídico de la Presidencia de la República, la dualidad en la identificación de la persona en favor de quién fueron emitidos los cheques debió obligar a que los fondos siguieran todo el camino del control institucional, y no como el mismo expresidente admitió en una audiencia ante la comisión investigadora de la Asamblea Legislativa.
En este punto coincide una de las dos organizaciones acusadores particulares en el caso. “El cheque no sale en carácter personal porque diría solo el nombre de él (expresidente Flores), pero Taiwán se lo está entregando en su carácter de Presidente de El Salvador”, dice Berta de León, la querellante de la Fundación de Estudios para la Aplicación del Derecho (Fespad). Al incluir a la Presidencia de El Salvador en los cheques, De León considera que ese dinero debió registrarse en una de las cinco modalidades de cooperación para su fiscalización.
Según un informe de la Cancillería salvadoreña, cuando un país extranjero hace un donativo a El Salvador tiene cinco posibilidades de ejecutarlo. Una es directamente ese mismo país extranjero, bajo sus propios procedimientos. Una segunda opción es que el cooperante lo ejecute por medio de una organización no gubernamental o por medio de las agencias del sistema de Naciones Unidas (ONU).
La tercera opción es que el donativo sea ejecutado directamente por la institución a la cual el gobierno extranjero ha destinado los fondos, y la cuarta vía es por un apoyo presupuestario o por un desembolso al presupuesto general de la nación receptora, dinero que luego se transfiere a la institución beneficiaria. La quinta posibilidad de ejecutar un donativo es que ese dinero ingrese al presupuesto extraordinario de Reactivación Económica de la Secretaría Técnica de Financiamiento Externo (Setefe).
El primer cheque por cuatro millones librado a nombre del expresidente Flores no siguió ninguno de esos cinco caminos, aunque estaba emitido a nombre de una persona y una institución a la vez: 'Excmo. Sr. Francisco Guillermo Flores Pérez, Presidencia de la República de El Salvador'. El dinero fue depositado, en cambio, en una cuenta del Centro de Estudios Políticos que el mismo Flores impulsó crear, y luego desde esa cuenta fue transferido a otra cuenta bancaria del partido Arena, en El Salvador, para financiar la campaña presidencial de Antonio Saca. De León, la querellante, insiste: “El cheque se lo está entregando en su carácter de Presidente, para empezar tiene que haberlo informado a Cancillería y al Ministerio de Hacienda”.
El 22 de octubre de 2003, el mismo día que había emitido el cheque por 4 millones de dólares, la embajada de Taiwán en El Salvador libró un segundo cheque a nombre de Flores, en el International Commercial Bank of China, en Nueva York. “One million only”, se lee en el cheque que está a nombre de Flores y, una línea abajo, a nombre de la Presidencia de la República de El Salvador.
“Hemos pedido al perito financiero que establezca qué implicaciones legales tiene el hecho de que haya salido el cheque a nombre de la Presidencia, y cuál era el mecanismo, el procedimiento de cobro y si era válido que lo depositara en la cuenta de una institución privada”, dice De León, la querellante particular. Ese peritaje estará listo hasta el 6 de mayo de 2015.
Luis Edgar Morales Joya, uno de los defensores del expresidente Flores, resta importancia a cualquier diligencia que se realice a partir de las fotocopias de la documentación remitida por la Fiscalía de Costa Rica, porque según él no son prueba válida.
El recorrido del dinero por el que Flores está siendo procesado bajo acusaciones de corrupción se resume así: Taiwán usó el International Comercial Bank of China de Nueva York para librar los cheques a nombre de Flores y la Presidencia de El Salvador; esos cheques fueron depositados en Costa Rica; el cobro por compensación se realizó en el International Comercial Bank of Miami; mientras que los cheques originales regresaron al banco de Nueva York. Antes de que el dinero entrara a la cuenta de Costa Rica, el banco de Miami realizó una operación financiera con esos cheques con una banca offshore, en Bahamas, un paraíso fiscal.
“Aclaremos lo siguiente”, dice el defensor del expresidente Flores, Luis Edgar Morales Joya, “la querella lo único que ha hecho es copiar el requerimiento fiscal y no ha aportado nada nuevo. Desde el inicio se planteó la circunstancia de que esos cheques eran entregados por Taiwán para el gobierno de El Salvador, pero en el juicio no están los originales de los cheques, el banco ya informó que en razón del tiempo no se cuenta con esos originales. Lo único que hay en el juicio son fotocopias que no tienen ningún valor”.
La abogada de Fespad confirma que hace tres semanas la Fiscalía agregó al expediente judicial un informe procedente del International Commercial Bank de Nueva York, en el que se confirma que no han encontrado los originales de los cheques, situación que dificultaría la realización de una experticia grafotécnica para determinar si la firma que aparece en el reverso de los cheques es la del expresidente Flores.
“No sabemos si esa firma que se mira en la fotocopia sea original, sea una falsificación. Además, ni siquiera hay un documento de identificación. Muy presidente de la República puede ser, pero al momento de hacer una transacción bancaria se tiene que identificar con su documento de identidad. Ahí no hay ningún documento de identidad ni del señor Flores, ni de ninguna otra persona”, insiste Morales Joya.
Con los documentos que están agregados al expediente hay tres hechos y una firma que parece la de un fantasma. El primer hecho es que Taiwán libró cuatro cheques a nombre del expresidente Flores en un banco de Nueva York; el segundo es que los cheques fueron depositados en una cuenta del Centro de Estudios Políticos Dr. José Antonio Rodríguez Porth, en Costa Rica; el tercero es que ese dinero se transfirió para financiar la campaña del expresidente Elías Antonio Saca.
¿Por qué el expresidente Flores firmó esos cuatro cheques?, se le preguntó al defensor Morales Joya. 'No hay ninguna prueba dentro del juicio que así lo determine. De acuerdo a la información que se recibió desde Costa Rica no hay ningún documento, ninguna firma, ninguna actuación del señor Flores. Son otras las personas que participaron en esa apertura de cuenta. Al señor Flores lo ampara una presunción de inocencia, él no tiene que demostrar lo que no hizo, eso es lo que ellos (fiscales y querellantes) están obligados a demostrar', dice.
El eslabón perdido de esta cadena es el siguiente: los cheques están a nombre de Flores, los cheques están, aparentemente, firmados por Flores. Sin embargo, los cheques no tienen endoso, ni consignan el número de documento de identidad del expresidente Flores. La incógnita se perfila mejor cuando se revisa los documentos de Costa Rica y se determina que las personas que, en apariencia, llegaron con el cheque para abrir la cuenta eran Antonio Salaverría (para entonces presidente de Arena), Gerardo Balzaretti Kriete, presidente del Centro de Estudios Políticos; Guillermo Ávila Qüehl, también del CEP, y Eduardo Zablah, del partido Arena. Ninguno de ellos acepta haber recibido cheques del expresidente Flores y Flores se rehusó en una audiencia ante una comisión legislativa a precisar si él había endosado los cheques o si él los había cobrado. Entonces, ¿cómo llegó ese cheque a la cuenta en la cual esas cuatro personas tenían firma autorizada? Ni la Fiscalía, ni la comisión especial de la Asamblea Legislativa que investigó el caso se han preocupado por despejar esa incógnita.
La querella dice que los cheques de Taiwán eran para la Presidencia, la defensa asegura que no hay ningún convenio que lo relacione como una donación. Tomando en cuenta que en los cheques se relaciona el nombre del expresidente Flores y también el de la Presidencia de El Salvador, El Faro mostró uno de los cheques a Luis Mario Rodríguez, secretario de asuntos jurídicos y legislativos durante la presidencia de Antonio Saca.
“En derecho administrativo existe la distinción entre un órgano institución y un órgano persona”, comienza con su explicación Rodríguez. Él ejemplifica que durante su gestión como Secretario de Asuntos Jurídicos y Legislativos tuvo que responder muchos amparos de militares que estaban de baja desde la década de los ochenta producto de despidos, pero que el gobierno tuvo que responder aunque se estuviera ventilando actuaciones de administraciones pasadas. En este caso, dice, respondieron como órgano institución, aunque el funcionario que había realizado el despido ya no estaba en el cargo.
El Faro le mostró uno de los cheques librados a nombre del expresidente Flores y, al mismo tiempo, a nombre de la Presidencia de la República y le preguntó a Rodríguez sí el dinero estaba destinado para una persona o para una institución. ¿Quién predomina, el órgano persona o el órgano institución?
“Estoy dando una apreciación del documento que tengo a la vista y eso significa que es un documento que proviene de una cuenta de un país amigo de El Salvador, dirigido a un funcionario en el que se señala la institución que preside y, por lo tanto, entonces, este financiamiento que no se califica acá si es reembolsable o no reembolsable, debe continuar todos los canales que las distintas leyes de la República tienen y señalan para que se pueda controlar el dinero, principalmente de la Corte de Cuentas de la República, lo que se aprecia es justamente que hay una claro destino a un funcionario y a una institución y, por lo tanto, debería seguir los canales de control”, dice Rodríguez.
Su posición hace resaltar lo dicho por Flores en la comisión legislativa el 7 de enero de 2014: cuando los diputados le preguntaron qué institución o funcionario asumió el control de los donativos de Taiwán al gobierno salvadoreño, para garantizar que se canalizaran correctamente, el expresidente respondió que ninguno.
Rodríguez fue el secretario de la Presidencia de Saca desde 2004 hasta 2008. Luego, trató de convertirse en candidato presidencial, pero quedó fuera en un proceso que calificó como viciado y que dejó como aspirante a la presidencia a Rodrigo Ávila, quien perdió las elecciones frente a Mauricio Funes. Eso significa que Rodríguez fue miembro de un gabinete que, según el requerimiento de la Fiscalía, fue financiado por el dinero de Taiwán. ¿Usted sabía eso?
“No tuve conocimiento, yo terminé mi labor como director ejecutivo de la Asociación Nacional de la Empresa Privada (ANEP) antes de que iniciara el gobierno del expresidente Saca, en junio de 2004. Antes de eso yo serví como director ejecutivo de la ANEP, no participé en la campaña del expresidente, ni del partido porque no me lo permitía la institución. Y ya como funcionario mis labores en la secretaría jurídica eran eminentemente legales, y tampoco tuve conocimiento alguno de financiamiento por parte de país extranjero”.
El abogado del expresidente Flores, Morales Joya, asegura que, por el momento, no existe un documento que relacione las fotocopias de los cheques que encontraron las autoridades de Costa Rica con alguna donación de Taiwán. “No es el caso donde Taiwán diga cheque tal, por el monto tal, corresponde al convenio tal o la donación tal. No hay nada que lo vincule o relacione con esos cheques”.
Rodríguez dice que, incluso, si Taiwán reconociera que esos cheques eran para financiar la campaña de Arena, no existiría ninguna violación a la ley. “Si hablamos de legislación electoral no teníamos en ese momento aprobada la Ley de Partidos, y en el Código Electoral que incorporaba una regulación muy débil en materia de fiscalización del financiamiento no existía prohibición para recibir fondos de ninguna fuente específica, no había una disposición que enumerara fuentes prohibidas de financiamiento para los partidos, a diferencia de ahora”.
El proceso contra Flores tiene una fecha clave en mayo próximo, cuando el juzgado séptimo de Instrucción de San Salvador determine si la Fiscalía ha presentado suficientes pruebas como para llevar a juicio al expresidente.
Según la Fiscalía, Flores recibió cheques por 15 millones de dólares provenientes de Taiwán, que no ingresaron a las arcas del Estado. Aparte de los 10 millones que fueron desviados hacia cuentas bancarias del partido Arena, otros cinco millones tuvieron un paradero desconocido y por eso la Fiscalía acusa al expresidente de enriquecimiento ilícito. Asimismo, le imputa el delito de peculado, y un tercer señalamiento es el delito de desobediencia de particulares, por haberse negado a asistir a una tercera sesión ante la comisión investigadora de la Asamblea Legislativa.
Los acusadores particulares han reclamado que la Fiscalía no ha hecho nada para acusar a Flores también por lavado de dinero, que a su juicio es la acusación más asequible y con mejores posibilidades de prosperar.