En la cima de una ladera, un grupo de niños se deslizan sobre un largo plástico negro que hace las veces de tobogán. Luego de una veloz bajada, los niños terminan zambullidos en una poza que desparrama agua lodosa y espuma. En el municipio de San José Villanueva el agua escasea, pero los niños que se divierten en esta propiedad privada lo ignoran. Ellos se deslizan gracias al jabón líquido que unos hombres tiran cada cierto tiempo y a tres potentes chorros de agua.
En el paraje hay hermosos gramales que rodean dos lagunas y un pequeño riachuelo. Las lagunas y el riachuelo son artificiales. Al pasatiempo que entretiene a los niños, el club privado El Encanto Villas y Golf le llama “Slip n’ Slide”. En el municipio se sabe desde hace siete años que al 75 % de sus habitantes le cuesta conseguir agua para beber, pero en el oasis de El Encanto la hay en abundancia.
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Hace nueve años, el gobierno del presidente Antonio Saca prometió a los habitantes de San José Villanueva y de dos municipios más que tendrían agua. En marzo de 2006, apoyado por la empresa privada, creó un plan que llevaría agua a una zona que por años había esperado una respuesta del Estado. El plan consistía en juntar millonarias inversiones públicas y privadas para que la Administración Nacional de Acueductos y Alcantarillados (ANDA) invadiera las comunidades de la cordillera del Bálsamo con tuberías, conexiones, pozos y mechas de agua. Eso prometía el “FIHIDRO”. A la prensa nacional –y a la ciudadanía vía campañas publicitarias- se le dijo que el FIHIDRO acabaría con el desabastecimiento en los municipios que colindan con la carretera hacia el puerto de La Libertad.
Entre las 17 empresas que firmaron el “proyecto de mejoramiento del sistema de abastecimiento de agua potable del sureste de Santa Tecla, sureste de Antiguo Cuscatlán, Nuevo Cuscatlán, Zaragoza y San José Villanueva” se encontraba JOR, S.A. de C.V., la sociedad que es dueña de un campo de golf que dentro de sus terrenos tiene agua en abundancia.
El Faro tuvo acceso al acta de constitución del FIHIDRO vía ley de acceso a la información. En ese documento firmado en 2006, ANDA se comprometió a otorgarle “prioridad de conexión” a las nuevas urbanizaciones que se iban a construir en La Libertad. En total, ANDA estimaba que el FIHIDRO beneficiaría a 109,914 habitantes de la zona. Nueve años después, Marco Fortín, presidente de ANDA, asegura que la prioridad fueron las comunidades que ya estaban en esa zona. “No se les ha dado prioridad de conexión (a las urbanizaciones). Al contrario, lo primero que hicimos fueron las comunidades”, asegura, antes de entrar en una contradicción: “Ellos (urbanizadores) tienen una prioridad porque ellos hicieron una inversión de 9 millones de dólares, porque el FIHIDRO fue eso: un fideicomiso en donde hubo un asocio entre ANDA y las empresas”.
Según dijo Fortín en un acto público ocurrido en 2013, el FIHIDRO ha costado, en su totalidad, 16 millones de dólares, de los cuales nueve fueron aportados por las empresas constructoras de las nuevas residenciales y el resto por el Estado.
Hace nueve años, lo que la ANDA de Saca y las privadas no le dijeron al público era que en la carrera de relevos entre dos competidores (el derecho al agua de todos los habitantes de la región y los intereses de unos privados para llevar agua a sus urbanizaciones) el Estado hizo equipo junto a los privados con el fin de favorecer el 'desarrollo' de los municipios de La Libertad.
Hace nueve años, en San José Villanueva la población no tenía servicio de agua y no había campo de golf en la zona. Nueve años después, el campo de golf El Encanto tiene hasta lagunas artificiales, mientras sus vecinos claman por agua lluvia para poder beber.
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A unos tres kilómetros de El Encanto, de una casa con paredes de bajareque y pedazos de tabla y láminas sale un anciano que ronda los 90 años. Afuera de su casa hay un rótulo colgado que dice 'se hacen atarrayas y cebaderas'. En el cantón El Palomar, 'El Papita', como se le conoce al anciano, recibe una visita. Dos hombres se bajan de un gran camión que almacena agua y entran a su terreno. El Papita los recibe con una sonrisa.
Los hombres son empleados de la alcaldía de San José Villanueva y su trabajo es llevar agua a las comunidades del municipio a través de un camión pintado con dos logotipos: el de la alcaldía y el de El Encanto, Villas y Golf. Uno de los hombres agarra un balde lleno con agua propiedad del anciano, sale a la calle principal de la comunidad y lo vacía en el suelo. El Papita pone cara de consternación cuando ve a Denys Rodríguez, el conductor de la pipa, botarle su tesoro. “Agua llovida estaban tomando, mire”, dice Denys, mientras termina de vaciar el depósito.
El Papita vive en la entrada del cantón. Más cerca que el campo de golf, a menos de un kilómetro, está 'La Hacienda', una residencial privada con casas valoradas entre los 100 mil y 300 mil dólares. Dueño de La Hacienda es Grupo Roble, el ala urbanística de la familia Poma, una de las familias más acaudaladas e influyentes de El Salvador. Junto a JOR S.A. de C.V., la dueña del club de golf, Roble es otro beneficiario del FIHIDRO. La Hacienda, según la web de la compañía, es una residencial privada sobre “una reserva forestal” de 50 manzanas. La residencial, que se llevó de regalo una calle del Estado, tiene mejor suerte que sus comunidades vecinas: la escasez de agua es mucho menor. Una residente de La Hacienda dijo a El Faro que han pasado hasta cinco días sin agua, pero que la cisterna aminora el problema. Sin embargo, a una de las comunides vecinas, El Palomar, ni siquiera les ofrecieron conexiones de agua.
Esos vecinos inmediatos, entre ellos El Papita, son gente sedienta. Una mujer agradece a los hombres de la pipa, y mientras llena sus barriles hace cálculos: “Creo que esta agua me va a durar quizás dos semanas, porque también tengo agua llovida”, dice. El Papita y sus vecinos utilizan el agua de la pipa para beber y para realizar actividades del hogar. Con el agua lluvia, cuando llueve, limpian (lavan platos y ropa y en ocasiones también se bañan). Cuando no hay lluvia, la comunidad recorre 1.5 kilómetros, entre veredas, hasta el río más cercano.
Que la pipa con propaganda del alcalde de turno y un campo de golf llegue a esta comunidad significa que, por una semana, se ahorrarán unos cuantos dólares. Cuando la pipa no llega, las familias de El Palomar tienen que pagar 5 dólares para conseguir que alguien les acarree, desde el río más cercano, un par de barriles de agua para beber.
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El FIHIDRO siempre tuvo claros sus objetivos. O al menos eso sugiere otro plan de la administración Saca. Un año antes del FIHIDRO, el Viceministerio de Vivienda y Planificación Urbana (VVPU) ya deseaba explotar la zona sur este de La Libertad. En 2005, el VVPU presentó el “Plan de Desarrollo Territorial de la región de La Libertad”, en el cual consignó que “el desabastecimiento de agua es un problema prioritario y requiere una intervención singular”.
Al VVPU no le compete la administración del agua, por eso aquel diagnóstico en realidad fue diseñado con otros propósitos. Encargado a la empresa León Sol, Arquitectos Consultores, el documento concluyó que en la zona sureste de Santa Tecla era importante combatir el “déficit del parque habitacional y de servicios básicos de las comunidades urbanas y rurales”.
El VVPU daba luz verde al boom urbanístico sobre la carretera que conduce al puerto de La Libertad: centros comerciales, residenciales privadas de clase media alta… Un año después apareció el FIHIDRO prometiendo agua para todos, pero uno de sus beneficiarios prioritarios también fue León Sol Constructores, la empresa que diagnosticó para el VVUP que esa zona debía mejorar el parque habitacional. León Sol construyó “Los Sueños”, con casas valoradas entre los 300 mil y los 600 mil dólares.
Para enfrentar el problema de la escasez de agua en la zona (la escasez para los nuevos proyectos urbanísticos), el gobierno dispuso que el administrador (fiduciario) de la inversión privada-pública fuera el Banco Multisectorial de Inversiones (BMI), ahora Bandesal, y el beneficiario principal (fideicomisario) fuera ANDA.
El gran reto para el FIHIDRO era llevar agua a una zona sedienta. Carlos Flores, especialista en aguas de la Unidad Ecológica de El Salvador (UNES), dice que en la Cordillera del Bálsamo la estructura geológica hace que toda el agua que cae no forme un acuífero profundo. “Lo que hay son acuíferos someros de uno o dos metros”, explica. La Cordillera del Bálsamo es una zona montañosa cercana a la costa salvadoreña. Posee abundante vegetación y fauna, pero carece de formaciones de agua. En 2007, Ingenieros Sin Fronteras, una oenegé catalana, hizo un plan de saneamiento para las cuencas de la Cordillera. En él se mencionaba que “puede darse el caso que pozos perforados en esta unidad proporcionen caudales espectaculares, mientras que otros pozos en la misma formación y a poca distancia pueden ser estériles”.
¿De dónde sale el agua para las nuevas urbanizaciones clase media alta de la cordillera? Los principales beneficiarios del proyecto recibieron 14,000 acometidas que bombean agua desde el proyecto zona Norte de la ANDA, según el presidente, Marco Fortín. Mientras ambientalistas denuncian que el club de golf de El Encanto utiliza agua de la ANDA para regar su campo, el presidente de JOR, la empresa dueña del proyecto, asegura que eso es imposible porque el agua clorada dañaría su césped, que lo riega con agua de un río subterráneo, que encontró un tesoro en este desierto de la Libertad.
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Un hombre moreno y fornido se baja de un camión grande y pesado del que sobresale una potente manguera. Denys Rodríguez llega a un terreno baldío a cargar su pipa. En el terreno hay un pick up que llena varios depósitos con agua que proviene de una tubería ubicada en el interior de El Encanto, el campo de golf. Este terreno es una especie de oasis para la pipa de la alcaldía y también para vendedores de agua y para otras pipas de municipalidades aledañas que llegan a abastecerse.
Por el terreno incluso atraviesa un río y aún sobreviven algunos vestigios de antiguos cafetales en la anteriormente conocida como finca Miramar, pero es evidente la deforestación que ha sufrido en los últimos años. A los lejos, se divisan tractores que trabajan en la construcción del Country Club de El Encanto.
A la salida del terreno está ubicada la residencial Miramar, otra residencial del Grupo Roble en la zona. Desde la calle puede observarse que adentro de la residencial hay un tanque de agua que abastece a este otro proyecto impulsado por el FIHIDRO.
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En 16 de octubre de 2013, el alcalde estrella del FMLN en el municipio de Nuevo Cuscatlán desempolvó en el primer gobierno de izquierdas una denuncia contra el FIHIDRO. Desde su cuenta oficial en la red social Twitter, Nayib Bukele (hoy alcalde de San Salvador) acusó públicamente a Marco Fortín, presidente de ANDA: “DENUNCIA PÚBLICA: Marco Fortín, Presidente de @anda_sv, ha malversado parte de los $9 millones de dólares del proyecto FIHIDRO”.
El reclamo de Bukele se fundamentaba en que el FIHIDRO, al menos en papeles, también abastecería de agua a su municipio, Nuevo Cuscatlán. La denuncia de Bukele no trascendió y Marco Fortín siguió en su cargo en el gobierno del presidente Mauricio Funes. Fortín fue uno de los pocos miembros del gabinete de Funes que fueron incorporados al gabinete del nuevo presidente, Salvador Sánchez Cerén.
Aquella no fue la primera denuncia contra el FIHIDRO –aprobado por el último gobierno de derechas- en la era del primer gobierno de izquierdas. Tres años antes, en 2010, el entonces presidente de ANDA, Francisco Gómez, aseguró que la institución había gastado no menos de 8 millones de dólares para darle agua a las nuevas urbanizaciones de clase media alta de la calle al puerto de La Libertad. Gómez se aventuró a decir que “el FIHIDRO no es tal cosa como para llevar agua a las comunidades. El FIHIDRO lo detuve yo porque es un saqueo a la ANDA”, dijo. Cuestionado por los empresarios que impulsaron el FIHIDRO, y enemistado con el presidente Funes –tras denunciar que lo estaban obligando a firmar una orden de compra de publicidad a una empresa creada por un amigo del expresidente- Francisco Gómez fue destituido 'por pérdida de confianza'.
El FIHIDRO no se detuvo. ANDA reporta que hasta junio de 2015 5 mil 54 acometidas se han instalado en las comunidades de Zaragoza y San José Villanueva. Siguen pendientes un total de 17 mil 523 en todo el sector, que abarca al menos dos municipios más. La mayoría de las urbanizaciones impulsadas por los privados que firmaron el FIHIDRO tienen abastecimiento de agua, pero de los chorros de las comunidades lo que sale es aire.
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Los municipios de San José Villanueva y Zaragoza están separados por la carretera al Puerto de La Libertad. A Zaragoza no llega la pipa de Denys, pero ahí hay otra persona que busca llevarle agua a las comunidades. El profesor Antonio Sigarán, director de un colegio privado de 222 alumnos, ha sido en los últimos seis años un activista por el agua en la zona. Sigarán cabildea con ANDA para que las comunidades reciban alguna respuesta gubernamental.
Este profesor quiso ser alcalde de este municipio en las elecciones de 2015, y pese a que en su campaña prometía luchar con más ahínco por la conquista del agua, no convenció a su municipio. Sigarán, al menos, logró entrar al concejo municipal representado al PSD y desde ahí -y desde la Asociación Pro Defensa del agua de Zaragoza, de la cual es el secretario general-, intenta que algo cambie.
En el patio de su colegio, junto a los baños, hay cinco barriles. En el techo del colegio hay una cisterna con capacidad también para cinco barriles, pero al abrir el chorro de uno de los lavamanos, el agua ya cae muy débil. Como en todo el municipio, lo normal es que el agua no caiga o caiga por muy poco tiempo.
Hasta junio de este año, según ANDA, 30 comunidades han sido beneficiadas con la instalación de acometidas domiciliares en el municipio. Sigarán sabe que eso es muy poco y que en Zaragoza las comunidades tienen derecho a un servicio regular que nunca han tenido.
Entre las respuestas que da ANDA para explicar el desabastecimiento hay una que Sigarán ya se sabe de memoria. ANDA se excusa diciéndoles que la planta de tratamiento de Las Pavas “no está funcionando al máximo”. Las Pavas, ubicada en San Pablo Tacachico, es la planta potabilizadora que abastece al área metropolitana de San Salvador y parte del sistema Zona Norte. En junio de este año, ANDA anunció que se necesitarían 64 millones de dólares para reparar las fallas que la planta tiene. Además, Fortín alega que las deficiencias del FIHIDRO se deben también a las fallas que ha presentado en los últimos meses el proyecto Zona Norte. “Tuvimos un problema en la Estación Central que nos dejó fuera de servicio por bastante tiempo. Cuando Zona Norte tiene fallas no solo sufre el FIHIDRO, sufre Santa Tecla, la Escalón...es todo un sistema”, dice el presidente de ANDA.
Las fallas del FIHIDRO en las comunidades de Zaragoza no son de hoy, son fundacionales. El Zaite 2 es una de las 30 comunidades en donde cada familia tiene una conexión de agua potable en sus casas. Élmer Rodríguez es el presidente de esa comunidad. Él cuenta que junto a su familia pasan hasta 20 días sin agua.
“A veces tenemos suerte y nos cae una vez por semana”, dice Élmer, que tiene que levantarse de madrugada para poder llenar sus barriles, porque esa es la hora en la que el agua cae en sus casas, cuando cae. Élmer Rodríguez recuerda que cuando les instalaron las acometidas de FIHIDRO, les prometieron que el abastecimiento sería regular. “Nos dijeron que todos los días o al menos tres veces por semana nos iba a caer el agua, pero aquí la gente hasta grita de alegría cuando les cae”, dice. Para el dirigente comunitario la escasez no tiene misterios. “El rico aquí es más ‘apetecido’ porque tiene plata. Si yo me fijo aquí en Zaragoza, en las colonias de Palo Alto y Brisas de Las Mercedes, ahí nunca falta el agua. Siempre está cayendo el agua porque ahí hay plata”, reclama Rodríguez, en alusión a otros dos proyectos urbanísticos clase media alta de la zona.
Con Palo Alto y Las Mercedes comenzó el proceso de urbanización en Zaragoza. Con el tiempo se sumó Tuscania, cuya primera piedra fue puesta por el vicepresidente de la República, Óscar Ortiz, acompañado de Marco Fortín. Estas residenciales, al igual que La Hacienda, Miramar y El Encanto, en San José Villanueva, surgieron con el FIHIDRO. Palo Alto fue un proyecto financiado por el desaparecido Banco Cuscatlán (hoy Citi), el banco del que fue directivo Rafael Castellanos, presidente de El Encanto. Palo Alto fue denunciado por construir casas cerca de una zona de riesgo, por violar la ley de vivienda y crear “áreas verdes” para los condóminos en el fondo de una quebrada. Estas residenciales privadas conviven junto a comunidades con más de 30 años de existencia que antes del FIHIDRO reclamaban agua, y nueve años después del FIHIDRO siguen resintiendo la falta de agua.
Cuando el FIHIDRO no existía, en las comunidades de Zaragoza había cantareras, conexiones de agua potable comunitarias. Un solo chorro dispuesto en una calle de la comunidad era el punto de reunión para varias familias sedientas.
La comunidad Corinto 2 era una comunidad que vivía gracias a las cantareras. El agricultor Manuel Melgar vive en Corinto 2 y tiene una conexión de agua potable del FIHIDRO en su casa. Él recuerda cómo en época de cantareras era común que ocurrieran conflictos entre los vecinos. “La cantarera era un solo pleito. Solo en la noche caía. A veces dejaba mi cántaro llenándose y cuando llegaba ya me lo habían tirado al suelo...o si no, me le pegaban con el corvo”, recuerda Manuel.
Cuando Manuel recuerda aquellas grescas lo hace con nostalgia. Por lo menos, en aquellos tiempos caía más agua que ahora con las conexiones del FIHIDRO. Las peleas terminaron, pero ahora el agua les cae cada 20 días.
En Zaragoza, el desabastecimiento también significa un problema económico para los habitantes de las comunidades clase media baja, o baja, o pobres. Berta Ortiz, habitante de la comunidad Agua Escondida, es dueña de un pequeño molino que para operar necesita dos barriles llenos con agua al día.
En el patio de su casa Berta tiene dos pilas. Una está tapada con un trozo de plástico. La pila está vacía. Berta abre el chorro y lo que sale es aire. “Hace 15 días que no nos cae el agua”, dice Berta. Como el servicio de agua potable de ANDA es irregular, los habitantes bombean agua del río San Antonio. En la otra pila de Berta hay agua bombeada del río. Tiene una apariencia turbia, color café. Es agua contaminada. “A veces hasta verde viene”, cuenta Berta. Con esa agua Berta lava la ropa de su familia.
Berta sobrevive gracias a su molino y su molino necesita agua. Dos barriles diarios. Cada barril le cuesta dos dólares. Mensualmente, Berta gasta un promedio de 56 dólares en agua para su molino. Berta también tiene que pagarle una factura de 4.83 dólares a ANDA aunque solo le caiga agua una o, con suerte, dos veces al mes. También tiene que pagar 4 dólares al mes por bombear agua del río. Agua sucia. En total, Berta paga alrededor de 60 dólares (tomando en cuenta que también paga por agua para beber).
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En mayo de 2007, un año después de la firma del FIHIDRO, la construcción del club de golf El Encanto fue autorizada por el Ministerio del Ambiente y Recursos Naturales (MARN). Siete años después, el segundo gobierno de izquierdas también apoyó El Encanto. En agosto de 2014, el proyecto fue declarado como un proyecto de interés turístico por el Ministerio de Turismo del gobierno de Salvador Sánchez Cerén. Eso implica que El Encanto goza de incentivos fiscales en aras de fomentar el turismo. Cuando fue inaugurado, en marzo de 2014, el vicepresidente Óscar Ortiz y el ministro de Turismo, Napoleón Duarte, fueron invitados especiales. Ellos atestiguaron las lagunas artificiales, el riachuelo y el verde engramillado del campo de golf.
Antes de la inauguración, representantes de la organización ACUA protestaron en el Ministerio de Turismo y en Ministerio del Ambiente por los daños que un campo de golf causa en el ambiente debido a la cantidad de agua que consume. Nadie les hizo caso. Julio Quiñónez, ingeniero hidrólogo, explica que los campos de golf tienen poca capacidad de retener agua y que, debido a la grama utilizada, el agua llovida se evapora rápidamente, por lo que no favorece la infiltración.
¿Qué podía hacer el MARN de los gobiernos del FMLN si el proyecto fue autorizado en otra administración? La ministra Lina Pohl explica que nada, que nada puede hacerse. Aunque ella, a diferencia del vicepresidente y del ministro de Turismo, al menos se queja. Ella asegura que según el diagnóstico realizado en el Plan Hídrico Nacional, en el país hay agua suficiente para distribuirla mejor, pero el problema ha sido priorizarla para los que más la necesitan. “No es que no haya agua en el lugar, lo que pasa es que las prioridades están equivocadas”, dice Lina Pohl.
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Rafael Castellanos es un empresario y banquero que dirigió el FIHIDRO y ahora celebra un campo de golf. Él cuenta que comenzó a comprar terrenos en la zona desde 1997, aunque la idea inicial no era construir un campo de golf, sino varios complejos de vivienda popular.
Castellanos siempre ha estado muy cerca de la banca, los bosques y el agua. Fue presidente de la Federación Salvadoreña de Natación entre 1985 y 1994. Uno de sus grandes logros como federativo fue impulsar el proyecto de construcción del Polideportivo de Ciudad Merliot, para los Juegos Deportivos Centroamericanos de 1994. El Polideportivo incluyó piscinas, gimnasio y canchas de tenis a un costado del bosque El Espino, el otrora pulmón de San Salvador. Quienes le conocen dicen que también fue clave en el proyecto de urbanización de Santa Elena, en Antiguo Cuscatlán, la residencial clase media alta con el mejor índice de desarrollo humano del país. De hecho, ahora señala que Santa Elena tiene la extensión de su nuevo proyecto estrella, El Encanto, desarrollado por JOR, una empresa que se dedica al rubro turístico, hostelería y restaurantes.
Cuando nació el FIHIDRO, Castellanos se convirtió en presidente del consejo de administración, en representación de JOR. Él reconoce que la idea de construir en la zona de la Cordillera del Bálsamo surgió a partir de un plan impulsado desde el Viceministerio de Vivienda y Planificación Urbana. 'San Salvador ya topó por todos lados, ya no hay espacio para construir, por eso se empezó a urbanizar el departamento de La Libertad', dice.
Desde su oficina ubicada en Santa Elena, Castellanos se enorgullece al decir que “El FIHIDRO es producto de unos empresarios visionarios” que antes de empezar a construir se preocuparon por el suministro de agua en la zona. Esa preocupación, sin embargo, desapareció cuando lograron sus conexiones en sus propios proyectos urbanísticos. Por eso es que cuando la relación entre los urbanizadores y ANDA se formalizó, los empresarios se desentendieron de la implementación del FIHIDRO en las comunidades. “A nosotros ANDA nunca nos dio cuenta sobre las comunidades a las que les iban a dar agua y nosotros como empresarios cegatos estábamos nada más viendo nuestros propios intereses y no lo demás”, dice Castellanos al explicar la carencia de agua en las comunidades. Al percatarse de la dureza de su comentario intenta corregirse: '... bueno, no, no lo puedo decir tan cruel, porque cuando uno le pide cuentas a ANDA de lo que va a hacer con el agua, ellos le dicen: ‘y a usted qué le importa, yo sé cómo lo decido‘. No hay manera de exigirles que cumplan con las comunidades'.
Castellanos asegura que en el caso de su proyecto el problema de desabastecimiento de agua no existe porque no requiere del uso de acometidas de ANDA. Según él, El Encanto no ha usado la mayoría de conexiones que le corresponden debido a que no ha construido casas de habitación, que es donde, asegura, necesitarán las conexiones de ANDA. En mayo de 2008, El Encanto presentó una adenda al estudio de impacto ambiental ante el MARN. En la página 14 de ese documento JOR, S.A de C.V explica que 'el agua obtenida de los pozos (internos) será exclusivamente utilizada para el sistema de riego del campo de golf... el agua destinada para consumo humano será abastecida por el FIHIDRO, para lo cual el proyecto cuenta con la cantidad de 2,262 pajas de agua potable que serán servidas por el sistema a través de ANDA'.
—¿Cómo riega su campo de golf?
—Los campos de golf no se riegan con agua potable. Se riegan con agua de pozo, que en este caso ni es de pozo, sino de dos ríos subterráneos que confluyen bajo el terreno. Cuando yo compré ese terreno, el dueño me dijo que ahí había agua.
El Encanto, según Castellanos, no ha utilizado todas las acometidas que ANDA le ha asignado, pero tiene agua de sobra para llenar las pipas de la alcaldía de San José Villanueva, aquella pipa que le lleva agua a comunidades sedientas cada semana. “Nosotros hemos gastado 200 mil dólares en llevarles (a las comunidades) pipadas de agua”, comenta Castellanos.
En el sitio web de El Encanto, el punto número dos en su eje de responsabilidad social empresarial plantea que una de sus preocupaciones principales es el acceso al agua en las comunidades aledañas. Por ejemplo, la comunidad más próxima a El Encanto también se baña con el rebalse del campo de golf. “La San Paulino no estaba dentro de los planes de ANDA (de llevarles agua con el FIHIDRO) y nos ven a nosotros con el gran proyecto a la par, ven la cosa trabajando, entonces desarrollan malas vibras… ¿Qué hacemos nosotros? Les mandamos agua, les reparamos en el invierno las casas...”, dice Castellanos.
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Denys ha cargado su pipa en los terrenos de El Encanto y se dirige hacia la comunidad El Palomar. El abastecimiento de agua en San José Villanueva siempre ha sido precario. En el 2010, ANDA dijo que en el municipio había una deficiencia de abastecimiento del 75% en el municipio. Hasta 2007, según el último censo de población, 13,576 personas habitaban el municipio. Si se toman en cuenta las proyecciones del censo entre 2010 y 2015, más de 10 mil personas han sufrido escasez de agua potable. Al día, un campo de golf de 18 hoyos consume una cantidad de agua equivalente al consumo per cápita de una población de 9 mil personas, según estimaciones de la organización ambientalista internacional Greenpeace. El Encanto, en San José Villanueva, es un campo de golf de 18 hoyos. En el mismo documento presentado por JOR, S.A de C.V al MARN en el 2008 -donde se incluyó un estudio hidrogeológico- se informó que El Encanto requiere 20 litros de agua por segundo solo para cubrir la demanda de riego del campo de golf. Al día esto equivale a 1 millón 728 mil litros de agua.
Denys, el hombre de la pipa que regala agua del rebalse de El Encanto, se acerca a la casa de Petrona Raymundo. Ella tiene 93 años y está postrada en una cama. Su casa tiene piso de tierra y en los alrededores merodean una decena de patos y una gata. En la entrada, justo después de una pequeña rendija metálica que hace las veces de portón, hay dos barriles plásticos de color azul. Denys, el de la pipa, para en esta casa una vez por semana para llenar esos barriles.
Petrona Raymundo, desde que tiene uso de memoria, nunca ha tenido una conexión de agua potable en su casa. Un siglo sin agua potable en su casa. “Aquí nunca nos han venido a ofrecer que nos van a poner agua y la pipa viene cuando quiere”, dice Petrona.
Su hijo, José Raymundo, es un poco más afortunado que ella y que muchos habitantes de San José Villanueva. Su casa está ubicada junto al río El Jobo, y eso le facilita salir y acarrearla. José no depende de Denys, el de la pipa, pero sí de un río para tener llena “una gran pila que hay en la casa”.
Petrona, al igual que su hijo José, recuerda que cuando fue joven se levantaba de madrugada, agarraba su cántaro e iba a acarrear agua al río más cercano, que en su zona era el río Aquisquillo. Pero ha cambiado mucho desde que Petrona fue joven. El río Aquisquillo sigue recorriendo los municipios de San José Villanueva, Zaragoza y La Libertad, pero su agua está muy sucia. “Ahora eso es una cochinada. Han hecho casas allá arriba y ahora el agua baja puro lodo”, dice Petrona.
A su edad, el mayor reclamo que tiene Petrona Raymundo es que a nadie -a ningún alcalde- le ha importado el bienestar de la gente. De ser así, piensa, a lo mejor tendrían agua.
Los alcaldes de los municipios incluidos en el plan FIHIDRO han peleado con ANDA para que les mejore el servicio de agua pero poco han logrado. En diciembre de 2014, Pedro Durán, el alcalde de San José Villanueva, escribió en su cuenta de Facebook que se encontraba en las instalaciones de ANDA, que necesitaba reunirse con el gerente de la región central, Frederick Benítez, pero que nadie lo recibía.
Pedro Durán asegura que en su municipio, los que sí tienen agua (el 25 % de la población) tienen un “servicio deficiente. No es un servicio de 24 horas. Es un servicio racionalizado de dos o tres horas. En ANDA, cuando les pedimos una mejora, nos dicen que tienen que perforar unos pozos y que a partir de esas perforaciones mejoraría el servicio”.
Para el resto, durante la semana, la pipa que maneja Denys transita por los cinco cantones más afectados por la escasez. Denys se aleja de la casa de Petrona Raymundo y mientras recorre El Palomar suena el pito del camión, avisa que la pipa ha llegado, que ya pueden sacar sus depósitos de agua a la calle. A las orillas del camino terroso, un puñado de familias esperan ansiosas, con sus barriles y huacales, obtener aunque sea un poco del oasis prohibido.