Claudia María Herrera Díaz ya había notado, dos semanas antes de que la capturaran, que las autoridades andaban tras su pista. Cuenta que le avisaron en correos electrónicos a su abogado, René Medrano, que ella pronto estaría presa y que su esposo también estaría involucrado. Cree que su teléfono estaba intervenido por silencios y ecos que escuchó en las llamadas, en ese mismo periodo. Tuvo un careo, dice a El Faro, con dos personas que la estaban siguiendo en un supermercado. Estaba en el pasillo de frutas y verduras cuando se dio cuenta que la observaban. Continuó hasta el lado de productos congelados y entonces enfrentó a sus perseguidores. Según ella, les preguntó por qué la seguían y le contestaron que 'andaban con una misión”. Herrera no terminó de hacer sus compras ese día. “Me puse nerviosa y ahí dejé todo”, dice Herrera, esposada, sentada en una silla plástica afuera del Juzgado Noveno de Paz de San Salvador. Claudia María Herrera se siente perseguida. Ella cuenta que carros con placas nacionales se parqueaban frente a su casa. 'Lo denuncié pero nunca tuve una respuesta del (sistema de emergencias) 911', dice.
La capturaron el pasado viernes 18 de septiembre, cerca del Bulevar El Hipódromo, en San Salvador. Herrera enfrentó el 23 de septiembre su tercera audiencia inicial como imputada en en el último año y medio. Este jueves, 24 de septiembre, el juez Romeo Aurora Giammattei ordena que siga detenida, mientras las fiscales Marta René Guevara Melara y Rosario Cruz la investigan por lavado de dinero y activos. El esposo de Herrera es un abogado llamado Mario Calderón. En el último año y medio, lapso que coincide con el rompimiento de Calderón con uno de sus socios, él también ha enfrentado igual número de procesos y actualmente está en prisión preventiva, acusado de intento de extorsión. Los Calderón están en el centro de un huracán judicial que la Fiscalía General de la República (FGR) dirigida por Luis Martínez promueve contra la pareja. Siete procesos en su contra, tres de los cuales son impulsados por el exsocio de Calderón: Enrique Rais, el empresario en cuyos aviones viaja el Fiscal General.
En la sala de la audiencia inicial están los policías, los empleados del juzgado, las dos fiscales, los dos defensores, la imputada, una empleada de comunicaciones de la Corte Suprema de Justicia , un periodista de El Faro y Cristian Tobar, delegado de la Procuraduría para la Defensa de los Derechos Humanos (PDDH). Cuando el juez menciona la presencia de la PDDH, ambas fiscales miran por encima de su hombro. El 20 de julio de este año, la PDDH pidió a la Fiscalía que garantide el respeto a los derechos humanos de Calderón y su esposa, y además, que investigue 'los actos de persecución y hostigamiento a la seguridad personal' de los Calderón y su familia. El procurador David Morales también pidió informes al Fiscal General sobre 'las constantes detenciones promovidas por parte de la Fiscalía General de la República en contra de los Calderón por supuestos señalamientos infundados'.
La FGR sostiene que los Calderón movilizaron aproximadamente $10 millones en el sistema financiero. En el centro del caso que ha construido la Fiscalía están dos informes de inteligencia financiera que se realizaron de oficio, es decir, sin denuncia previa, por iniciativa fiscal. El primero, con fecha del 25 de junio de este año, concluye que “no existe compenetración en el perfil transaccional” de Herrera y Calderón con algunos de sus últimos movimientos financieros. De acuerdo con la fiscal Guevara, ese informe habla de operaciones no cubiertas con las declaraciones en el Ministerio de Hacienda. De hecho, señala un faltante de $497,097.85 en el periodo 2005-2013, una cifra que se extrae del contraste entre las cantidades en cuentas de ahorro de Mario Calderón con las declaraciones a Hacienda de esos mismos años. 'Esa primera falta es calificada como un delito precedente: evasión de impuestos como delito generador de lavado de dinero', dice la fiscal Guevara al juez Giammattei.
Ese informe fue ampliado el 14 de septiembre, y el documento establece -según la Fiscalía- que Herrera amplió su patrimonio en un 1,183%, y que registró movimientos bancarios de $3.5 millones. Además, la Fiscalía le encontró a Herrera 76 préstamos del Banco Hipotecario, y expuso en la audiencia siete ejemplos de pagos anticipados, de entre 4 a 19 años antes de que se venciera el plazo del préstamo. Según la fiscal Guevara, eso 'constituye una metodología para el blanqueo de capitales'. La Fiscalía también sugiere que algunas de las empresas de Herrera, como Clavasa S.A. de C.V., no reportaron ingresos en sus balances financieros, pero sí reportaron compras. El juez Giammattei opina al respecto, dice que es 'ilógico que una sociedad compre sin tener ingresos'. La falta de justificación de esas transacciones forma un comportamiento atípico, de acuerdo con las fiscales.
Uno de los abogados de la pareja, René Medrano, toma la palabra. El argumenta que el crecimiento inusual en el patrimonio de Herrera -entre 2005 a 2013- se debe a una aceptación de herencia ocurrido en 2009 y que la Fiscalía nunca mencionó. 'Me cuesta entender cómo la FGR no logra entender el motivo, razón o la circunstancia de ese incremento. En 2009, fallece Rodrigo Herrera, caficultor. Ella (Claudia Herrera) se convierte en heredera testamentaria universal y presenta el documento de la aceptación de herencia. Los salvadoreños no soñamos con heredar lo que ella heredó. Se trata de 10 inmuebles en la zona de San Salvador y Ahuachapán, que constituyen 500 manzanas de tierra, que son fincas de café. De ser la hija de un millonario pasa a convertirse en millonaria', alega Medrano.
En la audiencia, el abogado presenta constancias anuales de ventas de café de Herrera y asegura que ese era el origen de los bienes. También adjunta documentos para probar salarios por casi $2 millones de Calderón, percibidos en el periodo de la investigación. El juez Giammattei previene que los alegantos son insuficientes, que se ha intentado justificar ciertos montos, pero no la totalidad de los fondos de los que duda la Fiscalía.
No le basta al juez Giammattei las otras explicaciones del abogado Medrano sobre la cancelación anticipada de préstamos a largo plazo de su cliente. Según Medrano 'se trata de créditos del Banco Hipotecario para producir café: préstamos de avío', o de habilitación, que se usan para costear los materiales y la mano de obra necesaria para producir café. 'Cuando alguien no puede pagar, el banco no ejecuta las hipotecas, sino que las refinancía. Esa es la forma en qué trabajan los caficultores del país', argumenta Medrano. El litigante insiste que los pagos anticipados eran producto de refinanciamientos y dice que a Herrera no le quedaba ni el 20% de ganancia de la cosecha, aunque esa afirmación no ayudó a explicar la cantidad de bienes encontrados a la acusada.
Seis días antes de esta audiencia, en el allanamiento a la casa de Herrera, policías y fiscales decomisaron un vehículo Mercedes Benz, una camioneta en la que se encontraron rastros de heroína, ocho armas de fuego -aunque la defensa dice que fueron seis- con sus respectivos registros, entre 12 y 14 pinturas, aunque la defensa ironizó que no se trataba de obras de Salvador Dalí ni de Leonardo Da Vinci.
El otro defensor de Herrera, Óscar Genovés, dice al juez que, en los casos de lavado de dinero, es un requisito indispensable que se pruebe el origen ilícito de los fondos. Esta es la parte que más le cuesta a la Fiscalía en este caso. 'No estamos acusando de una actividad en concreto, sino que se deducen los indicios a través de la falta de justificación y de las mismas declaraciones de los acusados al Ministerio de Hacienda, en la que existe un desfase entre las cantidades que reportan y las que movilizan en el sistema financiero', contesta la fiscal Guevara. En otras palabras, la Fiscalía asume que el dinero tiene un origen ilegal por la incapacidad de Herrera y de Calderón de comprobar sus actividades lícitas.
En otro juzgado, en el occidente del país, Clauda María Herrera Díaz está procesada por el uso de una licencia de conducir aparentemente falsificada. Además, está a la espera de un juicio en el Juzgado Sexto de Sentencia de San Salvador por amenazas con agravación especial: su guardaespaldas y un guardaespaldas de Enrique Rais se enfrascaron en una discusión, en la que blandieron sus armas de fuego, en el Bulevar del Hipódromo de San Salvador.
El esposo de Claudia María, Mario Calderón, el exsocio de Enrique Rais, ya fue condenado a trabajos de utilidad pública por el delito de supresión y ocultación de documentos verdaderos, en el Juzgado Quinto de Sentencia de San Salvador. Los documentos eran dos hojas de protocolo que reclamaba una abogada del grupo Rais. Esa condena está actualmente en proceso de casación, es decir, que el abogado Medrano ha presentado un recurso para intentar anular el resultado del juicio. Calderón también está acusado de falsedad documental agravada en el Juzgado Quinto de Instrucción de San Salvador. Según su defensor, un perito en ese caso no pudo determinar que la firma del documento en cuestión sea del acusado.
En la audiencia por lavado de dinero contra la pareja, Medrano confunde casos y acusa a la Fiscalía -aunque después se retracta- de 'estarse escondiendo en ese caso' de falsedad documental. Según Medrano la audiencia preliminar no se ha realizado porque los fiscales no se presentan. El delito por el que Mario Calderón está detenido en el centro penal de Metapán es extorsión tentada. La víctima de ese caso es Enrique Rais, presidente de la empresa Manejo Integral de Desechos Sólidos (MIDES), donde Calderón trabajó cinco años.
Rais es parte afectada en tres de los siete procesos en que los Calderón están acusados. En su denuncia a la PDDH, Calderón denunció que 'las acciones de persecución comenzaron cuando cesó su relación de trabajo con el grupo Rais'.
En la audiencia por lavado de dinero contra la pareja, Claudia María Herrera Díaz lanza un mensaje cifrado: “No entiendo porque tanto quieren hacer daño. Son cosas heredadas, no ilícitas. Si Fiscalía -o la parte que nos acusa, no sé quién- tanto quiere, que se queden con mis cosas. Quiero a mis hijos”.