El FMLN ha estado revisando sus cimientos y su horizonte. Durante más de tres meses, la dirigencia del partido sometió al debate de sus militantes más confiables, de los que considera más leales, tres documentos de circulación restringida y uso exclusivo de esa parte de la militancia, en los que perfila sus principios, modelo de organización y líneas estratégicas. Los pasados 6, 7 y 8 de noviembre celebró su Primer Congreso nacional; y el domingo 22 eligió, mediante urnas repartidas por todo el país, su dirigencia. La votación favoreció a la actual jefatura del partido y reasentó en la Secretaría General a Medardo González, que ya lleva once años en el cargo. Era de esperar: se trató de una elección interna con candidatura única.
Pero si la votación era un trámite, uno de los textos para el debate interno, titulado “Lineamientos para el trabajo del partido”, revela en 126 hipótesis el rumbo que el Frente Farabundo Martí se marca para los próximos años. En 35 páginas, esta pieza recoge los que la dirección efemelenista cree que son los principales desafíos del partido que desde 2009 ocupa el gobierno y cumplirá en junio de 2016 siete años en la Presidencia de la República. Uno de los centrales es, explícitamente, conservar el poder. En discusión privada, la dirección planteó la necesidad de lograr una cadena de triunfos en las próximas elecciones presidenciales 'para desmontar el neoliberalismo y derrotar a la oligarquía”, en palabras del mismo texto.
Los “principales desafíos inmediatos del FMLN”, dice prosáicamente el subtítulo del documento, tras el cual se desarrollan sus objetivos generales: “Urge establecer una correlación política de fuerzas que permita: el completo y definitivo desmontaje del neoliberalismo, incluida la desprivatización de los bienes y servicios estratégicos; el desalojo de personeros y testaferros de la oligarquía enquistados en poderes e instituciones del Estado; la derrota de la multifacética y sistemática estrategia de boicot y sabotaje a la gestión de gobierno del FMLN; y el despeje de los escollos en el camino a la revolución democrática.”
La tesis sobre la estrategia del boicot y sabotaje la desarrollan de la siguiente manera: la dirección del partido alertó a sus bases de un supuesto plan para fomentar la desideologización del FMLN, y que pretende por esa vía “debilitar y desarticular su estructura organizativa para privarlo de la capacidad de funcionar con efectividad”, “promover la división entre su dirección y sus bases, y dentro del partido en general” y “sembrar y atizar la indisciplina, para impedirle actuar con la fortaleza y solidez derivadas de la unidad y la cohesión ideológica y política”.
El partido, que durante 2015 denunció un presunto plan de la derecha y cualquier medio de comunicación crítico para dar un 'golpe blando' al Ejecutivo, y que desde 2011 está en abierto conflicto con la Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema de Justicia (CSJ), acusa en su documento interno a la Sala de abusar de sus facultades y la señala como uno de los adversarios a derrotar. Es la tesis 62, que dice literalmente: “Crear la correlación social y política de fuerzas necesarias para detener, revertir e impedir el uso, abuso y manipulación de las facultades de la Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema de Justicia como instrumento de la oligarquía y su partido Arena, a través del cual busca revertir avances democráticos alcanzados a raíz de los acuerdos de paz.”
En concordancia, una de las conclusiones del Congreso del FMLN que se cerró el pasado domingo 8 es que la Sala de lo Constitucional procura “iniciativas jurídicas destinadas a coartar la libertad de las y los militantes de los partidos políticos de desempeñarse (al mismo tiempo) como miembros de la Corte Suprema de Justicia, Tribunal Suprema Electoral, Corte de Cuentas y Consejo Nacional de la Judicatura.”
En resoluciones de julio y septiembre de este año, la Sala resolvió que la Constitución inhabilita a militantes de partidos políticos para integrar la dirección de organismos de control estatal, con el argumento de que si un funcionario tiene intereses partidarios claros estos le impedirían la independencia necesaria para escrutar a instituciones estatales que están integradas esencialmente por personas que representan a partidos políticos. Ya en 2013 la misma Sala destituyó al recién nombrado presidente de la Corte Suprema, Salomón Padilla, por sus vínculos con el FMLN.
El documento del FMLN alude también al problema de seguridad. Lo reconoce explícitamente como una pared que se interpone en el camino al desarrollo. Es la hipótesis número 49 la que dimensiona el impacto de la delincuencia. 'Las pandillas, el crimen organizado y el narcotráfico provocan una grave afectación a la seguridad ciudadana y la calidad de vida de la población, destruyen el tejido social y la unidad familiar, e infligen considerable daño a la economía, todo lo cual constituye un serio obstáculo para el desarrollo económico, político, social y cultural de la nación, y por tanto, para el avance de la transición democrática revolucionaria impulsada por el FMLN”. La conclusión es que “el principal desafío que tiene nuestro partido es brindarle todo nuestro apoyo político al combate contra estos flagelos.”
El Salvador atraviesa en 2015 una agudización de la violencia y ha alcanzado niveles de homicidios que no se veían desde los años 90. El nuestro terminará el año casi con seguridad como el país más violento del mundo, con una tasa de homicidios de alrededor de 100 por cada 100 mil habitantes. Es decir, un homicidio anual por cada mil habitantes. El gobierno de Salvador Sánchez Cerén, que desde inicios de año ha impulsado una estrategia de choque frontal con las pandillas que ha contribuido al incremento de la violencia y alentado casos de ejecuciones extrajudiciales, ha criticado públicamente a los medios de comunicación por destacar la escalada de violencia y algunos funcionarios, como el ministro de Seguridad, Benito Lara, han asegurado que aunque hay un problema importante de violencia, el nivel con que a veces se refleja en la prensa 'es solo una percepción'.
Disentir en silencio
Durante los más de tres meses en que se realizaron las sesiones internas de consulta y el Congreso del día 8, los efemelenistas participantes tenían vetado divulgar detalles del ejercicio. Carlos tiene 20 años de militar en el partido de la exguerrilla y participó en tres sesiones de discusión. Habló con El Faro solo tras el compromiso de que no se revelará su nombre real. “Es que nos pusieron condiciones bien claras y no quiero que me despidan”, dijo. Carlos es empleado de gobierno. Lo que él cuenta concuerda con lo explicado con otras fuentes del partido de izquierda que también hablaron solo bajo la condición de que no se revelara su identidad.
Para participar en el Congreso, dijo, los coordinadores de cada asamblea de 30 militantes explicaban las reglas básicas: se permitía disentir en la intimidad de las asambleas, pero no tenían permiso para divulgar los temas debatidos en la asamblea, y cuando no hubiera acuerdo sobre un punto este se sometería a votación y se resolvería según decidiera la mayoría. Tampoco podían hacer copias ni llevarse los documentos utilizados en las asambleas internas.
Carlos opina que algunos puntos importantes de la vida del partido y del gobierno se trataron con demasiada superficialidad. “Creo que no se habló a profundidad de la calidad de las alianzas, por ejemplo, de la parte del pastel que gobierna Gana', dijo, en referencia a los funcionarios vinculados al partido de derecha -una escisión de Arena que desde 2010 tiene un pacto permanente de gobernabilidad legislativa con el Frente- que están a la cabeza de algunas instituciones del Ejecutivo, como el Ministerio de Economía. 'Tampoco sabemos muy bien quiénes son los aliados”, añadió. Cuando se le preguntó si había expresado esa inquietud durante el congreso, sostuvo que sí, aunque no encontró, dice una respuesta satisfactoria. 'De catarsis sí me sirvió”, dice.
Las asambleas del grupo de Carlos se llevaron a cabo en una casa del FMLN en Los Planes de Renderos. Cada militante tenía derecho a intervenir las veces que quisiera, pero el coordinador tenía derecho a establecer un límite de tiempo para la participación de cada integrante en la discusión de cada una de las hipótesis el documento. “Yo creo que nos pusieron a discutir, pero no cambiamos nada fundamental de los documentos que elaboró la Comisión Política”, concluye Carlos. “Yo no sé, ni creo que nadie sepa, he preguntado, cómo se procesaron todas las propuestas de cada asamblea, no sé quién las filtró. Entonces, al final, te estoy hablando paja si te digo si cambiamos algo”.
El Faro también habló con dos congresistas de las asambleas de San Salvador: un empleado de la Asamblea Legislativa y la secretaria de un miembro de la Comisión Política del partido. La condición para hablar fue la misma: no revelar la identidad ni dar detalles de su condición en el partido.
El empleado de la Asamblea Legislativa fue menos crítico que Carlos. 'Creo que fue un ejercicio positivo. Muchos criticamos la distancia de la dirigencia con la militancia, los problemas de comunicación, y creo que se nos escuchó', concluye este efemelenista que conoció los documentos de debate del partido. 'Yo creo que eso fue un reconocimiento. Convocaron a gente que está trabajando y que quiere construir', concluye.
Según datos de la Comisión Política del FMLN, en las asambleas previas al Congreso de los días 6, 7 y 8 de noviembre, participaron casi 20 mil militantes. Las asambleas previas iniciaron la última semana de julio y concluyeron a finales de octubre.
En su discurso principal durante aquel Congreso, Medardo González explicó a sus militantes lo que consideró un triunfo de los primeros seis años como partido de gobierno: “Con mucho orgullo podemos decir que hemos detenido las medidas neoliberales que benefician a pocas familias en este país y causan daño al pueblo. Estos seis años han servido para eso.”
En el plenario final del Congreso, la dirección del partido también avaló la eliminación de la multiplicidad o dualidad de cargos “en los casos en que sea contraproducente o innecesaria”, aspecto que quedará a evaluación de la dirigencia.
De arriba hacia abajo
El Congreso del Frente, todo su proceso, se organizó mediante un mecanismo de cascada, es decir, de arriba para abajo. El medio centenar de dirigentes nacionales eligieron mil personas de confianza y esas mil personas seleccionaron a su vez a los militantes que integrarían las asambleas. En estas no se discutió la permanencia o sustitución de los dirigentes que integran la Comisión Política o el Consejo Nacional del partido. De hecho, el Frente decidió realizar elecciones internas de dirigentes el domingo 22 de noviembre, pero también de antemano decidió que el sustituto del secretario general, Medardo González, sería el mismo Medardo González.
Marta habló con la condición de presentarla con un nombre ficticio. Es secretaria de un dirigente de la Comisión Política del FMLN. Marta defiende el trabajo de la dirigencia del partido y su continuidad: 'No hay corrientes de pensamiento. Óscar (Ortiz) ya está en el gobierno, nadie está pensando en el puesto de Milton (Medardo González)', cuenta esta militante. Estos deberían ser, en todo caso, los últimos cinco años de Medardo González en el cargo, su tercerá gestión consecutiva -el número máximo permitido por los estatutos del partido- que termina en 2020. 'De ahí vamos a ver si sigue una mujer, Norma Guevara o Lorena Peña, eso son los próximos relevos', propone Marta. En 2020, cuando González deje el cargo a sus 68 años, Guevara tendrá 66 años. Peña, 65.
El seguimiento a las medidas adoptadas en el Congreso será ejecutado por el secretario general del FMLN y el resto de dirigentes que han guiado al partido durante los últimos 11 años. Este grupo ha tenido bajo su responsabilidad nombrar a los últimos dos candidatos presidenciales y mantendrá el control del partido durante al menos cinco años más.
De forma unánime, el Congreso del FMLN también validó como meta algo que hace algún tiempo explicó a El Faro el dirigente José Luis Merino, uno de los tres principales conductores del partido. Merino es uno de los ideólogos efemelenistas, coordinador de los asuntos de Seguridad del partido y el principal asesor de las empresas del grupo Alba. '¿En la izquierda de ustedes, la pluralidad es un valor? ¿Hay cabida para socialcristianos, socialdemócratas?', le preguntó El Faro en una entrevista en octubre de 2007. “El modelo de partido que se nos dijo que teníamos que construir era un partido pluralista y eso nos descohesionó y comenzaron a penetrar en este partido otras corrientes de pensamiento. Las toleramos y las vimos, pero de repente vimos que estas corrientes de pensamiento estaban perdiendo y pervirtiendo a la gente, a compañeros nuestros, a camaradas nuestros”, respondió Merino aquella vez.
El partido había atravesado desde 1997 hasta 2003 y 2004 un período de enfrentamientos internos sobre el tono en que debía hacer oposición. Finalmente, el sector radical del partido logró expulsar a los reformistas en un intento de uniformar el pensamiento y eliminar la disidencia. El pluralismo, se entiende, es una enfermedad del pasado en el FMLN.
En el documento aprobado por el Congreso del FMLN en noviembre de este 2015, el partido establece que “un elemento esencial del fortalecimiento ideológico y político del FMLN es erradicar de sus filas cualquier vestigio de la ideas reformistas, derrotistas y claudicantes”. Ideas, dice el documento, que plantean “la renuncia explícita a las identidades, objetivos, valores y principios históricos de la izquierda”.
El FMLN, dice la hipótesis 68 de los lineamientos del partido recién aprobados, sufrió en carne propia la experiencia de tener entre sus filas “sectores vacilantes en agentes promotores de la doctrina y la reestructuración neoliberal”. Es una clara alusión a personas como el actual vicepresidente de la República Óscar Ortiz, que se salvó de la purga interna de los años 2003 y 2004. En aquella entrevista con El Faro, Merino también se refirió a Ortiz y al ahora canciller Hugo Martínez. 'Tienen que ordenar su pensamiento', les advirtió, en referencia a que los dos habían intentado tomar el control del partido en 2003 con un movimiento reformista que pretendía mover al FMLN hacia la centroizquierda.
Que el entonces candidato Salvador Sánchez Cerén llamara en 2013 a Ortiz a acompañarlo como candidato a la vicepresidencia en las últimas elecciones presidenciales constituyó una especie de rehabilitación de este grupo de dirigentes del partido, que sobrevivieron a la purgada ala reformista.
Como Ortiz y Hugo Martínez, también el ministro de Obras Públicas Gerson Martínez y el secretario privado de la Presidencia, Manuel Melgar, defendieron en un pasado ideas reformistas en el interior del FMLN. Todos ellos son ahora altos funcionarios de gobierno y participaron en la plenaria del Congreso del Partido, celebrado en el Centro de Ferias y Convenciones. Un ausente relevante en el evento fue, en cambio, el alcalde de San Salvador, Nayib Bukele.