“Cuando el salvadoreño migra, el país entero migra. En el punto del globo en el que se asienta una comunidad fuerte de salvadoreños, como en Milán, se asientan las pupusas, la laboriosidad, el Torito Pinto, la Mara Salvatrucha, el azul-y-blanco, el ‘Los primeros en sacar el cuchillo’, las cachiporristas, el ‘Mágico’ González, el 15 de Septiembre, la hospitalidad infinita, la 18, el Pollo Campero, los tamales y las iglesias evangélicas made-in-Elsalvador, por supuesto”.
“Las gangas se importaron desde Estados Unidos en los noventa, pero son parte de la sociedad salvadoreña desde hace un cuarto de siglo. El fenómeno ha evolucionado en función de condiciones sociales, económicas y políticas muy propias. La Mara Salvatrucha de El Salvador hoy muy poco tiene que ver ya con la Mara Salvatrucha de Los Ángeles, y es muy diferente a la Mara Salvatrucha de Honduras, de Guatemala o del sur de México. La aparente paradoja es importante para este relato, porque las pandillas que han hecho metástasis en Milán son las de El Salvador, las más violentas del mundo”.
Dos fragmentos de ‘Mareros en Milán’, una crónica de la Sala Negra de El Faro que pueden leer en este enlace.