En la mañana del 24 de julio, cuatro días antes de que la Policía lo capturara con la acusación de ser gerente financiero de la Mara Salvatrucha, Marvin Adaly Quintanilla Ramos -alias El Piwa- estaba en un culto evangélico. O al menos así se lo hizo creer a su pastor, Nelson Benjamín Valdez Granados. El pastor Valdez recibió una nota de voz de Quintanilla en la que se escucha un coro: Al que es digno, del cantante mexicano Marcos Witt. “Él siempre me mandaba para que oyera la alabanza, para decirme que estaba en la iglesia”, cuenta Valdez.
Marvin Quintanilla es una de las 77 personas que la Fiscalía ordenó capturar como parte de la Operación Jaque, la primera investigación dirigida contra las finanzas de la Mara Salvatrucha, una de las tres pandillas que azota El Salvador y que es considerada por Estados Unidos una organización criminal transnacional. La Policía decomisó dos licencias a Quintanilla. Una es de portación de armas y fue expedida por el ministerio de Defensa. La otra es una acreditación como capellán mayor y está firmada por Nelson Valdez, de 64 años, abogado, pastor y presidente ejecutivo de la Red Nacional de Pastores Torre Fuerte (RNP), legalizada el 30 de mayo de 2005.
La Fiscalía cree que el carné de pastor es una fachada que El Piwa utilizaba para entrar a las cárceles. Si es así, a decir de Valdez es una fachada muy bien elaborada. Quintanilla tuvo que estudiar un curso de teología en el que completó 1,252 horas de clase para obtener ese documento. Se graduó como “pastor ordenado y acreditado” el 28 de noviembre de 2015, en una ceremonia realizada en un local de la alcaldía de San Salvador en la colonia 5 de noviembre, según Valdez.
“Lo graduamos y le dimos su acreditación porque se la merecía. Estudió un año, desde que salió, pero la institución como institución no tiene responsabilidad de los hechos personales de nadie”, dice Valdez, quien recuerda que Quintanilla se presentó desde un principio como expandillero. Cuando Valdez dice que Quintanilla salió, se refiere a que salió del penal de Ciudad Barrios, en San Miguel, donde terminaba una pena de 15 años por robo agravado e intento de homicidio. El Piwa había regresado a esa prisión después de estar recluido en Zacatecoluca, la prisión de máxima seguridad, hasta que en marzo de 2012 el gobierno de Mauricio Funes lo incluyó entre los primeros 30 cabecillas trasladados a cárceles ordinarias para dar inicio a la Tregua. Fue en ese penal migueleño donde los activistas de la RNP conocieron al pastor Marvin, que es el nombre con que Valdez tiene guardado a Quintanilla en su teléfono. San Miguel es también el departamento natal de Quintanilla, que nació en el municipio de San Rafael Oriente.
“He visto las noticias, que dicen que es el financista (de la MS-13), que tiene aquí, que tiene allá, pero eso no nos consta a nosotros. Lo que sí me consta es que estudió acá y de veras nos sorprenden las noticias. Yo considero que tiene que haber una investigación más seria”, pide Valdez. El pastor dice que no puede defender a Quintanilla, pero que le cuesta imaginarse a su discípulo como un mafioso.
“Él siempre andaba con algún vehículo a la venta y toda esa cosa, y quería hacer un crédito en el Fondo (Social para la Vivienda) porque no tenía casa propia”, relata. La compra y venta de carros es uno de los negocios que según la Fiscalía utilizaban líderes de la Mara Salvatrucha para lavar su dinero. Este sábado 30 de junio Carlos Cativo, director de Aduanas, informó que Dennis González Miranda, uno de los investigados, importó cerca de 2 mil vehículos entre 2013 y 2016. Se ignora todavía cuántos de esos vehículos tenían relación con las actividades de la MS-13. Las autoridades han confirmado también que Quintanilla trabajó y recibió salario de la alcaldía de Ilopango, como uno de los responsables del programa de ayudas económicas PATI.
El fiscal general Douglas Meléndez dijo el pasado 28 de julio que los cabecillas de las pandillas tenían estilos de vida lujosos, carros caros y ponían a sus hijos a estudiar en colegios privados costosos. El pastor Valdez matiza esa declaración, al menos en el caso de Quintanilla: “Ahí dicen que tiene los hijos en buenos colegios y ¿sabe usted que esos niños están becados en el colegio, porque la esposa ahí trabaja?”, asegura. La esposa de Quintanilla, según Valdez, fue detenida el 29 de julio. La Policía le decomisó un fusil que dispara un cartucho .22; el arma para la que Quintanilla tenía licencia del ministerio de Defensa.
Valdez exhibe en su pequeño despacho de la colonia Flor Blanca tres acreditaciones: su título de licenciado en ciencias jurídicas de la Universidad Tecnológica, su título de teología del Tabernáculo Bíblico Bautista “Amigos de Israel” -una de las iglesias evangélicas con más sucursales en todo el país- y una foto con el obispo de la iglesia luterana Medardo Gómez, presidente de la Iniciativa Social por la Vida y por la Paz (IPAZ). Valdez pertenece a IPAZ y funge como uno de los vicepresidentes. Eso ayuda a entender su interés por que se cumpla el debido proceso en el caso de Quintanilla. Valdez, como Medardo Gómez, promueve la apertura al diálogo con pandilleros, esa idea que despierta tanta animadversión en la sociedad salvadoreña.
En noviembre de 2015, cuando la Tregua ya se había estrellado, El Salvador tenía un promedio de 25 homicidios diarios y el gobierno condenaba públicamente cualquier propuesta de diálogo con las pandillas, IPAZ se irguió como la nueva promotora de ese diálogo. “A los pandilleros les hemos pedido que no nos vayan a dejar en ridículo, que si han dicho que dejarán de matar por respeto a Dios y a las Iglesias, que lo cumplan”, dijo Medardo Gómez, por aquellas fechas en una entrevista a El Faro. Desde entonces, la sede de la Iglesia luterana en San Salvador ha funcionado como un espacio de encuentro para que los voceros de las tres pandillas (Mara Salvatrucha y las facciones Sureños y Revolucionarios del Barrio 18) dieran declaraciones a periodistas y se reunieran con distintos actores que creen en el camino del diálogo para resolver el problema de la violencia. Actores como miembros de iglesias evangélicas, o diplomáticos como el embajador de Alemania, Heinrich Haupt, y una delegación de la Cruz Roja Salvadoreña.
“Esto no me va a quitar el ánimo para acompañar a IPAZ', dice Valdez. 'Mire, en esto de las pandillas me ha tocado defender hijos de policías que son pandilleros. Nadie está exento y cualquiera puede tener hijos en las pandillas y no darse cuenta. Yo me siento orgulloso de lo que hemos hecho en esta fecha. Creo que a la gente hay que darle una oportunidad y no me arrepiento de haber dado la oportunidad a Marvin Quintanilla de que estudiara con nosotros”.
Ese orgullo es inusual. El mismo día en que las autoridades presentaron a los capturados en la Operación Jaque, otra iglesia que también se llama Torre Fuerte -es un nombre común en organizaciones e iglesias evengélicas de todo el continente- emitió un comunicado para desmarcarse de Marvin Quintanilla, sin querer siquiera pronunciar su nombre. “En la iglesia Torre Fuerte, de las Asambleas de Dios, nunca trabajó ninguna persona de quien se dice en las noticias (...) que es ministro o pastor de otra congregación que lleva la misma denominación”, se lee en el comunicado. '¿A quién le interesa tener pandilleros en la iglesia?', se pregunta retórico Valdez, y asegura que los pandilleros no dan dinero y que otros pastores temen que “la gente se les va a correr” si aceptan pandilleros en su iglesia.
Por su perte, Valdez recurre a la fe para justificar su decisión de creer que los pandilleros se pueden reinsertar en la sociedad. “Jesucristo no vino por gente buena, empezando por que los apóstoles no eran ninguna buena ficha. Entonces, ¿cómo voy a tener el poder yo (de seleccionar) si él agarró cualquiera? Él iba por los perdidos y nosotros ¿que es lo que tenemos que hacer? Trabajar con esta gente”, afirma.
“Yo metería las manos en el fuego por la fe de Marvin. He tenido contacto con su familia, es un hombre leal a su esposa, serio, formal. He visto mucha cristiandad en su comportamiento”, añade Valdez. Aunque, ahora que uno de sus exalumnos está acusado de ser el responsable de las finanzas de la MS-13, Valdez admite que va a establecer un control diferente entre los admitidos a sus estudios de teología.