Sala Negra / Pandillas

MS-13 pide diálogo al gobierno y pone sobre la mesa su propia desarticulación

La Mara Salvatrucha pide hoy un diálogo cuya agenda pueda incluir la desarticulación de la pandilla, lo que implica un giro radical a la postura de hace cuatro años, cuando la cúpula nacional rechazó siquiera hablar de su posible desmontaje. Tres voceros de la organización criminal expusieron a El Faro una propuesta para discutir soluciones al problema de violencia en una mesa de negociación pública que incluya al gobierno y a todos los partidos políticos. El vocero de la Presidencia, Eugenio Chicas, dice que es una propuesta 'a la que hay que darle taller'.


Lunes, 9 de enero de 2017
Carlos Martínez y Roberto Valencia

El 4 de abril de 2016, la Policía Nacional Civil y la Fuerza Armada desarrollaron un operativo conjunto en los alrededores del penal de Quezaltepeque. El objetivo era borrar los grafitis con que la Mara Salvatrucha marca los territorios que controla, en la zona de la colonia El Rosal. Foto de El Faro: Víctor Peña.
El 4 de abril de 2016, la Policía Nacional Civil y la Fuerza Armada desarrollaron un operativo conjunto en los alrededores del penal de Quezaltepeque. El objetivo era borrar los grafitis con que la Mara Salvatrucha marca los territorios que controla, en la zona de la colonia El Rosal. Foto de El Faro: Víctor Peña.

Voceros de la Mara Salvatrucha-13 –la pandilla más numerosa de El Salvador– se reunieron con El Faro a finales de diciembre pasado para exponer una nueva propuesta hacia la sociedad y el gobierno: la MS-13 pide la creación de una mesa de diálogo pública, en la que estén representados todos los partidos políticos, el gobierno, instituciones de derechos humanos y los líderes de las tres pandillas principales que operan en el país: 18 Sureños, 18 Revolucionarios y la Mara Salvatrucha-13. Su propuesta, dicen, tiene por objetivo detener la crisis de violencia que vive el país y frenar la escalada bélica entre las pandillas y las fuerzas de seguridad, antes de que derive en una 'guerra'.

Como punto de partida, la pandilla ha desbloqueado dos puntos de negociación que nunca antes habían estado sobre la mesa: el primero es la posibilidad de que el gobierno cree procesos que permitan a los miembros activos salirse de la pandilla: “Uno de morro (niño) hace cosas que no tiene que hacer, pero cuando se hace adulto y uno tiene hijos, la mente madura y eso que hiciste ya no querés hacerlo. Todo ser humano tiene derecho a cambiar, no toda la vida va a andar uno haciendo cosas ilícitas”, dijo uno de los dos líderes de la MS presentes en la entrevista, realizada al interior de una vivienda de una colonia del área metropolitana de San Salvador.

El segundo punto -que constituye la principal novedad del ofrecimiento- se refiere a la posibilidad de discutir la desarticulación de la pandilla. El Faro insistió sobre este punto durante la entrevista y en conversaciones telefónicas posteriores y los voceros de la Mara Salvatrucha-13 aseguraron que este es un tema que puede ser abordado si la mesa que proponen es tratada con seriedad: '¿Están dispuestos a discutir la desarticulación de la MS?', preguntó este periódico. 'Las FARC lo han hecho...', dijo un vocero. “No podemos partir diciendo que nos vamos a desarmar, todo depende de cómo el gobierno reciba la propuesta y la seriedad que le dé”, añadió, para luego asegurar que la MS-13 ha visto como modélico el proceso que condujo al desmontaje del aparato militar de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia. “Ellos después de andar matando gente, de ser terroristas, se van a reinsertar como ciudadanos”, dijo.

A diferencia de la guerrilla colombiana, la Mara Salvatrucha-13 creció en El Salvador como una estructura delictiva sin agenda política, sin cohesionantes ideológicos y sin buscar derrocar al gobierno para hacerse del poder. Sin embargo, desde que inició el proceso de diálogo que el gobierno del expresidente Mauricio Funes estableció con las pandillas en 2012, estas estructuras han ido articulando un discurso reivindicativo que busca justificar su propia existencia a través de la marginación social y la falta de Estado en las comunidades en las que crecieron y prosperaron.

La sola posibilidad de poner sobre la mesa la salida de sus miembros y su posible desarticulación como estructura marca una clara diferencia en la pandilla con respecto a la negociación de 2012, conocida como la Tregua. En aquel momento, la Mara Salvatrucha-13 fue muy enfática al señalar que la posibilidad de su desarticulación estaba fuera de cualquier discusión. Consultado sobre el cambio de postura, uno de los representantes explicó: “Hace cuatro años no había un rumbo muy claro de hacia dónde iba esto, la pandilla ha tenido su metamorfosis y ha venido madurando durante este tiempo. Eso fue lo que nos enseñó la Tregua”.

En el gobierno, el secretario de Comunicaciones de la Presidencia, Eugenio Chicas, dijo que él no podía responder si la administración accedería a sentarse a dialogar con pandilleros, porque hasta ahora la decisión es que esa no es una vía para resolver el problema de violencia de pandillas. 'Hasta hoy la posición ha sido ningún trato con esos grupos. Pero el presidente tiene la autoridad para considerar cualquier otra condición', dijo Chicas. 'Es un tema al que hay que darle taller'.

El director de la policía, Howard Cotto, fue más tajante, al considerar que el gobierno no tiene nada que negociar con las pandillas: 'El único ofrecimiento de negociación de ellos es el seguir cometiendo delitos si no negociamos o dejar de cometerlos si negociamos y esa brújula es equivocada ... ¿qué ofrecen? ¿dejar de matar o dejar de extorsionar? ¿Y a cambio querés algo? ¡no! Solo déjenlo de hacer', resumió.  

A diferencia de comunicados públicos anteriores -en los que las pandillas anunciaban decisiones o cuestionaban la falta de voluntad de diálogo del gobierno- esta vez no son las tres pandillas las que lanzan esta propuesta, sino solo la MS-13. Sus voceros insistieron en que su llamado pretende también convocar a sus rivales históricos: las dos facciones de la pandilla Barrio 18. 

Los nuevos voceros

El 24 de noviembre, uno de los reporteros de El Faro fue contactado por un pandillero de la Mara Salvatrucha, que proponía una reunión para, en nombre de toda la organización, exponer algunos puntos. En ocasiones anteriores, este mismo pandillero había servido ya como vocero oficial de la pandilla, junto con Marvin Quintanilla, conocido como 'Piwa', a quien las autoridades acusan de ser el cerebro financiero de la estructura. Esta persona –cuyo nombre se omite como parte de los acuerdos que permitieron el encuentro– es parte de una larga cadena de reemplazo de liderazgo, que no implica que el poder dentro de la pandilla haya cambiado de manos, sino solo de quién lo representa en la calle. 

En 2012, en el contexto de la Tregua entre pandillas negociada con el gobierno, la MS-13 creó una estructura de liderazgo fuera de los centros penales conocida como La Ranfla en Libertad o la Ranfla de la Libre, que representaba la autoridad de la verdadera cúpula pandillera, recluida en el sistema penitenciario. Los primeros miembros de esta estructura fueron integrantes de la cúpula en prisión que habían cumplido sus condenas y que tomaban el control de las acciones en la calle. Pero con el tiempo casi todos los pandilleros que formaron parte de la Ranfla de la Libre de la MS-13 han sido arrestados y enviados al Centro Penitenciario de Seguridad Zacatecoluca. Sin embargo, la pandilla ha sido capaz de reemplazar una y otra vez a los líderes en libertad.

El pandillero que se puso en contacto con El Faro es heredero de esa larga cadena de sustituciones y por lo tanto goza de la facultad de hablar a nombre de toda la estructura. Ha sido un vocero constante de la MS-13 durante más de un año y ha representado la voz de la pandilla ante los voceros del Barrio 18. 

El encuentro tuvo lugar el 21 de diciembre, casi un mes después del primer contacto. El líder pandillero advirtió que él no estaría presente pero que delegaría a dos voceros que contaban con la autorización de hablar en nombre de la Mara Salvatrucha. La reunión tuvo lugar en una comunidad en la que esta pandilla ejerce un férreo control.

Los voceros aseguraron que el contenido de su comunicado representaba a toda la estructura y que ellos habían sido delegados para representar a la Mara Salvatrucha-13 ante este periódico. La lista de ideas venían anotadas en unas páginas sueltas y escritas a mano y uno de los voceros fue desarrollando punto por punto. El interés principal de la pandilla era negar que la organización haya decidido asesinar sistemáticamente a policías o militares como respuesta al endurecimiento de condiciones de reclusión de pandilleros a partir de abril de 2016.

“La MS está respondiendo muy tarde. Al nomás empezaron los comunicados (del gobierno) a decir que la MS estaba en guerra con el gobierno, se tuvo que haber dado respuesta. Se tuvo que haber dado respuesta en la misma semana en la que empezaron los rumores de guerra”, inició el vocero.  

Se refería a los hechos ocurridos durante la primera quincena de noviembre, en el que fueron asesinados 10 policías y 3 militares. El gobierno responsabilizó a la Mara Salvatrucha-13 de haber emprendido una guerra abierta contra policías y soldados. Por ello, recrudeció las condiciones carcelarias contra los miembros de esta pandilla y lanzó una ofensiva contra los territorios controlados por ella.

Los voceros de la MS-13 aseguraron que no existe una orden de la cúpula de la estructura para lanzar a sus bases contra los policías, aunque justificaron los asesinatos de policías diciendo que se trata de la reacción natural de líderes locales de la pandilla, palabreros de clica, ante el acoso de las fuerzas de seguridad.

“Un policía que llega y te mata a uno, dos o tres miembros, o incluso a gente que no es miembro de la pandilla, ¿qué hacen las pandillas? Te reaccionan. Esa semana está comprobado: reaccionaron a tanto ataque… cuando alguien se dispara, tenemos que decirle: ‘Hey, tranquilos, bichos, no es así la onda, este desvergue no es así´. Pero imaginate cuando los policías vienen, por ejemplo en Quezaltepeque, y les matan a tres cipotes: ¿vos creés que no quedan más resentidos y con más ganas de matar a policías?”, justificó uno de ellos. Este es un punto en el que la pandilla ha insistido desde que se rompió la Tregua en 2014. 

Aseguraron que para atajar la situación, su pandilla ha decidido hacer un ofrecimiento de diálogo: “Nosotros estamos proponiendo un diálogo. No lo queremos llamar tregua o negociación… porque la gente cuando le mencionás la palabra tregua o la palabra negociación interpreta que es a cambio de dinero, y no es así. Estamos ofreciendo un diálogo para este país”.

Fragmento del manuscrito que sirvió como guía a los voceros de la MS-13 en la entrevista con El Faro realizada el 21 de diciembre de 2016, en la que expusieron la propuesta de diálogo de la pandilla con el gobierno. Foto Roberto Valencia.
Fragmento del manuscrito que sirvió como guía a los voceros de la MS-13 en la entrevista con El Faro realizada el 21 de diciembre de 2016, en la que expusieron la propuesta de diálogo de la pandilla con el gobierno. Foto Roberto Valencia.

Los representantes de la Mara Salvatrucha-13 dijeron que su estructura ha pensado en una comisión en la que estén incluidos no solo el gobierno, sino también todos los partidos políticos. “Porque si solo un partido quiere hacer algo bueno por el país, los demás no lo dejan avanzar”. Piden que se incluyan también a “autoridades de derechos humanos y centros penales, familiares de reos y líderes comunales”.

Aseguraron que buscan que esta “comisión” desactive “al monstruo” que han creado en las comunidades. “Queremos abrir todos los canales posibles para que la población no sea víctima de las pandillas, te lo voy a plantear de esta manera: Si venís de San Martín y querés ir al hospital de San Bartolo… ¿cuánta gente no se está muriendo de un montón de cosas porque no tienen ese acceso? Hemos creado ese monstruo en las comunidades y en un sinfín de partes, y las personas no pueden ir a tal o cual parte', dijo uno de los pandilleros.

El primer punto de su lista de temas a abordar en esa mesa consiste en “la reinserción obligatoria de los penales, los miembros de pandillas y las comunidades”.

El Faro preguntó: “Por reinserción entendemos mecanismos para que los miembros activos que quieran dejar de ser pandilleros puedan hacerlo. ¿Lo que piden es que se abran caminos oficiales para que sus miembros puedan dejar de ser pandilleros?”. Esta fue la respuesta: “Exacto, así es”, y abundaron en consideraciones sobre la posibilidad de enmendar errores: 'Todo ser humano tiene derecho a cambiar. No toda la vida uno va a estar haciendo cosas ilícitas. Están la familia, los hijos, y es bueno querer lo mejor para ellos. ¿Quién da trabajo hoy a alguien que esté manchado (tatuado)? Nadie.', dijeron.

Posteriormente, en una conversación telefónica con uno de los mismos voceros, este periódico volvió a insistir sobre este punto :

—¿Te das cuenta de que lo que proponen es en la práctica un camino para el gradual desmontaje de la pandilla?
—Así es. Lo que queremos es desmontar el desvergue que hay en la calle.

Contactado con posterioridad, el pandillero que concertó el encuentro repitió que este punto no constituye una promesa de entrada, pero que “todos los puntos pueden ser dialogados”. 

Del “no” al “tal vez”

En octubre de 2012, en pleno apogeo de la Tregua gestionada por la administración Funes, El Faro entrevistó a la ranfla de la MS-13 –la cúpula nacional de líderes pandilleros– en el Centro Penal Ciudad Barrios.

Por aquellos días, los hombres más poderosos de esta pandilla habían sido trasladados del penal de máxima seguridad a penales regulares, como parte del acuerdo con el gobierno. Encabezados por Borromeo Henríquez (a) Diablito de Hollywood, el más icónico líder de esta estructura, una veintena de líderes conversaron durante más de cuatro horas con tres periodistas de este periódico. Aunque hubo momentos incómodos, el único punto que tensó el ambiente hasta una abierta hostilidad fue la conversación sobre la desarticulación de la pandilla, que provocó un gran revuelo entre los pandilleros y un rotundo “no”.

Uno de los líderes presentes en aquella reunión, conocido como el Chino de Western, montó en cólera cuando se les preguntó si, producto de la negociación que se abrió con la Tregua, estarían dispuestos a abrir las puertas a que sus miembros dejen la pandilla: “Ustedes quieren meterse mucho en la onda de la pandilla. ¿Y sabes qué? Con todo respeto, ustedes tienen un hasta aquí. O sea, vos tenés tu trabajo, yo quiero mi pandilla. Nos hacés muchas preguntas comprometedoras. Bien comprometedoras. ¡Vos tenías tres años cuando yo comencé a caminar en las pandillas! ¿Y creés que me va a gustar que tú vengás a decirme a mí si nos vamos a deshacer? ¿Que si nosotros vamos a deshacer las pandillas? ¿Sabes qué? Yo creo que ese derecho no lo tienes…”

En aquel momento, otro pandillero irrumpió en la conversación para cuestionar al reportero: “Con las dudas no hay pedo. Lo único es eso, que este siempre insiste. ¿Cómo vamos a… todo pandillero que quiera se puede salir? Eso creo que no, simón, eso es cosa de nosotros”.

Cuatro años después de aquella entrevista, tres voceros mucho más jóvenes que el promedio de edad de los hombres de la ranfla –que ronda los 40 años- hablan del tema con naturalidad y lo proponen incluso como parte de la agenda de negociación con el gobierno. Se trata, dicen, de un asunto de maduración en la pandilla.

Los voceros de la MS-13 dijeron estar conscientes de que este ofrecimiento podría ser tomado como un síntoma de debilidad de la pandilla y, previsiblemente, negaron que la estrategia del gobierno los haya afectado. “Decime en qué colonia que ustedes conozcan las pandillas han dado un paso atrás. La estructura sigue. La MS  sigue sonando a nivel nacional”, dijeron.

El director de la policía, asegura que la estrategia de gobierno ha conseguido 'debilitar un poco' el control territorial de las pandillas, aunque admite que 'no en los términos que la gente espera, ni tampoco en los que nosotros esperamos, eso es muy duro y complicado y sigue siendo un reto enorme', dijo. 

Los pandilleros recordaron al gobierno que su partido, el FMLN, llegó a acuerdos con las principales pandillas salvadoreñas para obtener su respaldo electoral y les demandan retomar las conversaciones. “Si se abre una mesa de diálogo, y se brinda una mano para dar una vuelta a esta cosa, hay que aprovechar, porque se está derramando sangre de todos lados: gente inocente. Si muere un policía, las madres y sus hijos sufren. Si muere un pandillero, las madres y los hijos sufren”, argumentaron.

Eugenio Chicas: “Hay que darle taller”

El Faro consultó al gobierno por medio del vocero presidencial, Eugenio Chicas, sobre las posibilidades de que su política de confrontación directa contra las pandillas, anunciada por el presidente Salvador Sánchez Cerén en enero de 2015, dé un viraje radical para considerar el ofrecimiento de la MS-13.

La oferta de la pandilla fue expuesta a Chicas por El Faro el viernes 6 de enero.

“Me estás haciendo un planteamiento que tiene mucho fondo y que es bien serio y no se puede adoptar una respuesta ligera e improvisada. No soy el canal para una propuesta de esta naturaleza, esto lo debe ventilar el secretario de Gobernación, Hato Hasbún, quien es el que lleva todos los diálogos y entendimientos para la gobernabilidad”, comentó el secretario de Comunicaciones, luego de advertir que ni el presidente, ni Hasbún conocían la propuesta.

Sin embargo, Chicas dijo estar en capacidad de dibujar el panorama de posibilidades que esta idea tiene de prosperar. “La posición del gobierno sobre diálogo, entendimiento, conversación con pandillas es irreductible: ningún diálogo ni entendimiento ni conversación con estos grupos, ningún trato. Hasta hoy. Y digo hasta hoy, porque es lo que me consta. Si el presidente dice otra cosa, será él, y él tiene la autoridad para considerar cualquier otra condición”, matizó.

Según Chicas, las posibilidades de abrir un espacio de diálogo con las pandillas no son comparables con el proceso de entendimiento que el gobierno colombiano tuvo con la guerrilla de las FARC: “La posibilidad de encontrarle una salida política a un conflicto no se mide por lo cruento que puede ser el conflicto, sino por la expectativa de quienes están confrontando, que es lo que genera determinadas expectativas políticas. No es la violencia la que abre la puerta para el tratamiento político de un conflicto”.

Chicas cree que la posibilidad de que una exploración de entendimiento con la Mara Salvatrucha-13 depende de varios factores: uno, de la aceptación social del experimento; dos, de la convergencia de voluntades políticas del resto de partidos; y tres, de los recursos con los que se cuente para financiar un proceso de esa naturaleza y de las consideraciones jurídicas que hay que hacer.   

“Es un tema al que hay que darle taller. La sociedad salvadoreña tiene un claro rechazo no solo a cualquier perspectiva de diálogo o de conversación, sino a cualquier ventaja o beneficio a este tipo de grupos. Para un gobierno el medir a la sociedad es importante. Ese es un ingrediente, pero no es el único. Otro elemento es la posibilidad de entendimiento político entre las fuerzas que marcan la gobernabilidad, en este caso la gobernabilidad de este país está dada por el peso de la oposición y de otros actores sociales, que se reflejan en el Consejo Nacional de Seguridad. Ese es otro factor a tomar en cuenta y un tercer elemento es si la propia estrategia tiene las perspectivas de ofrecer mejores resultados en los tiempos políticos que nos quedan. Tomando en cuenta que los años que quedan son electorales”, expuso.

Chicas se refería a que el gobierno de Sánchez Cerén termina el 1 de junio de 2019, y tanto ese año como en 2018 hay elecciones. En 2018 los salvadoreños elegirán nueva Asamblea Legislativa y concejos municipales, y en 2019 votarán por la Presidencia de la República.

Agregó además que el país no pasa por un buen momento en términos de finanzas públicas y que este proceso podría superar las posibilidades de las arcas nacionales: “Hay otro elemento muy importante: hay una palabra mágica que hay que reflexionar políticamente y es que estos señores señalan que la presunta desmovilización de sus estructuras es un tema abierto pero en el contexto de un mecanismo de conversación. En este sentido yo me hago una reflexión: sabemos las propias dificultades que tienen las reivindicaciones y las demandas de los desmovilizados del conflicto armado. Ellos enarbolan una bandera de 12,000 dólares para cada uno, lo que con el número que ellos representan es un reto que el país hoy no lo puede resolver, no hay capacidad. Creo que cualquier gobierno responsable se debe de plantear las capacidades del país para asumir temas de esa naturaleza ¿de cuántas personas estamos hablando? Es muy muy complejo”, argumentó.

En un posible diálogo de gobierno con pandillas, quedaría descartada la consideración de dispensas penales a pandilleros debido a que la Sala de lo Constitucional, en una resolución de agosto de 2015, estableció que las pandillas son grupos terroristas y que el Estado no puede llegar a acuerdos con ellas para aliviarles castigos por los crímenes que cometan.

En los meses previos a las elecciones presidenciales que llevaron a este gobierno a la presidencia, distintos voceros del FMLN entraron en contactos secretos con las pandillas, a fin de buscar el respaldo electoral de estas estructuras. A cambio, el FMLN ofreció que -de llegar al gobierno- retomarían el diálogo que se abrió durante la presidencia de Funes. También ofrecieron 10 millones de dólares en microcréditos para que pandilleros montaran microempresas. Las pandillas han dicho en comunicados conjuntos sentirse traicionadas por el FMLN, que, luego de haberse hecho con el gobierno, rompió los canales de comunicación. 

Chicas evitó comentar estos encuentros argumentando que su rol de vocero presidencial solo incluye los eventos ocurridos durante el ejercicio efectivo de este gobierno y se  limitó a comentar: 'no siempre el gobierno coincide con las decisiones del partido'. 

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