Tras la conclusión de las guerras civiles de Nicaragua, El Salvador y Guatemala, las coaliciones revolucionarias que habían liderado la lucha contra los regímenes autoritarios comenzaron a fracturarse. Sin embargo, ninguno de los partidos escindidos del Frente Sandinista de Liberación Nacional, el Frente Farabundo Martí de Liberación Nacional y la Unidad Revolucionaria Nacional de Guatemala han triunfado como partidos políticos. En mi artículo “ Why Splinter? Parties that Split from the FSLN, FMLN, and URNG ”, investigo dos preguntas principales. Primero, ¿por qué se fracturaron las coaliciones armadas en el período de posguerra? y, segundo, ¿qué explica que los grupos que se separaron del FSLN, del FMLN y de la URNG tuvieron tan malos resultados como partidos políticos?
No hay un factor único que explique los fracasos del Partido Demócrata (PD), el Movimiento Renovador (MR) y el Frente Democrático Revolucionario (FDR) en El Salvador; el Movimiento Renovador Sandinista (MRS-Renovador) y el Movimiento por el Rescate del Sandinismo (MRS-Rescate) en Nicaragua; y la Alianza Nueva Nación (ANN) en Guatemala. Sin embargo, los partidos escindidos no lograron acumular apoyo político debido a sus limitados recursos financieros, alianzas con partidos centristas y no centristas, y la tendencia de los votantes a pasar por alto los debates internos, a pesar de que los partidos históricos sufrieron importantes cambios ideológicos y de personal durante la transición a la democracia.
El Movimiento Renovador Sandinista (MRS-Renovador) y el Movimiento por el Rescate del Sandinismo (MRS-Rescate) surgieron del FSLN. Los líderes históricos del FMLN formaron el Partido Demócrata (PD), el Movimiento Renovador (MR) y el Frente Democrático Revolucionario (FDR). Finalmente, en Guatemala, después de abandonar la URNG, exguerrilleros asumieron el control de la Alianza Nueva Nación (ANN). A pesar de que las renuncias y expulsiones perjudicaron inicialmente a los partidos históricos, el FSLN y el FMLN siguieron con suficiente fuerza para ganar la presidencia de sus respectivos países. Los partidos escindidos, por el contrario, desaparecieron o están a punto de desaparecer.
En cada país, las divisiones iniciales de la posguerra se dieron entre quienes querían llevar a sus partidos más en la dirección de la social democracia y los que preferían mantener identidades socialistas más fuertes. A pesar de que el MRS-Renovador contaba con algunos de los líderes históricos de la revolución, los votantes sandinistas no estaban dispuestos a apoyar al nuevo partido socialdemócrata. El MRS-Renovador perdió su estatus legal dos veces y ahora forma parte de una coalición anti-sandinista que abarca el espectro político liberal-conservador. Al igual que el MRS-Renovador en Nicaragua, el PD y el MR en El Salvador también querían llevar a sus partidos en direcciones más socialdemócratas. El MRS-Renovador y el PD creyeron que el fin de la Guerra Fría había traído cambios fundamentales en sus respectivas sociedades y que sus países necesitaban estabilidad política, lo que los llevó a ver más favorablemente la posibilidad de alianzas, inclusive con Violeta Chamorro y ARENA.
En la Guatemala de posguerra, sin embargo, la situación fue al revés. La URNG, dominada por la Organización del Pueblo en Armas (ORPA), buscó más democracia social y tenía la visión de trabajar con el gobierno para implementar las disposiciones de los acuerdos de paz. La corriente socialista más radical, encabezada por Pablo Monsanto de las FAR, perdió la batalla por el control del partido a la ORPA y el Ejército Guerrillero de los Pobres (EGP). Monsanto luego dimitió para establecer la ANN. Quién se quedó y quién dejó cada una de los partidos históricos estaba en gran medida determinado por qué grupo controlaba las estructuras organizativas del partido.
Los cismas del FSLN se resolvieron con la expulsión de todos los que intentaron desafiar el liderazgo de Daniel Ortega. Como resultado, el virtual monopolio de Ortega sobre el poder dentro del FSLN dejó al partido desinstitucionalizado pero, al mismo tiempo, más flexible y más capaz de adaptarse a un entorno electoral desafiante. Diez años después de la aparición del MRS-Renovador, el MRS-Rescate surgió para restablecer el FSLN histórico que había sido cooptado por el Danielismo. El MRS-Rescate ha tenido una breve historia electoral, pero, al igual que el MRS-Renovador, ha tenido poco éxito. En el caso de El Salvador, los disidentes fueron expulsados o abandonaron 'voluntariamente' el FMLN, lo que también ayudó al partido a adaptarse a un ambiente electoral desafiante. Sin embargo, una diferencia clave fue que el FMLN se consolidó alrededor de las visiones del grupo revolucionario socialista (el PCS y una fracción de las FPL) más que de una figura individual como en el caso del FSLN. En Guatemala también hubo un fuerte grupo de individuos que querían dirigir la URNG y ser su candidato presidencial, lo que llevó a su división. Además, los líderes de las FAR estaban interesados en alianzas más expansivas que el EGP, la ORPA y el Partido Guatemalteco del Trabajo (PGT).
¿Por qué fracasaron las alternativas electorales? Es difícil argumentar que las partes disidentes fueron inhibidas por reglas electorales demasiado restrictivas, excepto quizás en Nicaragua. Si bien las reglas podrían haber sido más permisivas, cada partido compitió en elecciones legislativas determinadas a través de representación proporcional. En El Salvador, los partidos deben ganar el tres por ciento de la votación presidencial para subsistir. En Guatemala, los partidos políticos necesitan ganar un escaño de una lista de departamentos o haber superado el 4 o 5 por ciento (desde 2004) de la votación nacional para ganar un escaño de la lista nacional. La Ley 331 de Nicaragua requiere que las partes mantengan estructuras organizativas en todo el país y presenten a candidatos a 80% de los puestos en cada elección. Sin embargo, el MRS-Renovador afirma que fue cancelado por razones políticas, no porque no hubiera logrado alcanzar los estándares establecidos por las reglas electorales. Los partidos ANN, PD, MR y FDR fueron cancelados después de no superar los umbrales electorales mínimos.
En general, los partidos escindidos poseían pocos recursos financieros que limitaban gravemente su capacidad de hacer campaña. Algunos entrevistados especularon que el ERP-RN podría haber tenido una mayor oportunidad de éxito si hubiera formado su propio partido en 1993 cuando la comunidad internacional proporcionó fondos para apoyar programas de reinserción, resolver problemas sociales y económicos, y establecer nuevos partidos políticos. En Guatemala, la ANN y la URNG tuvieron algunas de las plataformas de partido y estructuras organizativas más sofisticadas, pero no tuvieron el dinero para competir. Aunque que la ANN tampoco tenía grandes sumas de dinero, su alianza con Nineth Montenegro les dio ventaja financiera sobre la URNG. Sin embargo, esa alianza se rompió inmediatamente después de las elecciones de 2003.
Lo que parece haber sido un problema más significativo fue la incapacidad de cada partido de convencer a los partidarios históricos del FSLN, el FMLN y la URNG de que eran herederos legítimos de las tradiciones revolucionarias de dichos partidos. Los militantes a menudo profesaban lealtad a su organización político-militar (es decir, TP, ERP, o FAR) y no a la organización más grande (FSLN, FMLN, URNG). No está claro, sin embargo, si los votantes prestaban mucha atención o comprendían las batallas internas de los partidos.
La decisión del FMLN y del FSLN de no retirar su “marca” permitió a ambos partidos retener a sus partidarios históricos, aunque sus plataformas hubieran cambiado significativamente y sus líderes históricos hubieran abandonado los partidos. Las identidades y los lazos de solidaridad que las dos coaliciones forjaron durante los decenios de 1970 y 1980, y los sistemas de bipartidistas que se han desarrollado en los períodos de posguerra, (sandinista/antisandinista y FMLN / ARENA) permitieron al FSLN y al FMLN tomar decisiones que alienaron a exlíderes, pero no necesariamente perjudicaron su desempeño electoral. Por esta misma razón, fracasaron los partidos escindidos.
Los nuevos partidos políticos, especialmente el MRS-Renovador y el PD, fueron heridos probablemente por las alianzas que hicieron con partidos más reformistas, a veces incluso reaccionarios. La polarización que existía entre la izquierda y la derecha en El Salvador y Nicaragua dificultó la creación de alternativas socialdemócratas. En Guatemala, la ANN criticó a la URNG por su proximidad al Frente Republicano Guatemalteco (FRG), al intentar implementar aspectos de los acuerdos de paz, en lugar de actuar como un verdadero partido de oposición. Es posible que esta cercanía percibida al FRG tuviera algún impacto negativo en la URNG y un impacto positivo en la ANN en 2003. Sin embargo, la alianza de la ANN con ex oficiales militares guatemaltecos también fue cuestionada por quienes pudieron haber sido simpatizantes con otra alternativa la izquierda.
Hoy en día, el ala ortodoxa del FMLN controla la presidencia y mantiene la segunda proporción mayor de asientos en la Asamblea, mientras que el PD, el MR y el FDR desaparecieron. El FSLN controla la presidencia y la Asamblea, mientras que el MRS-Renovador y MRS-Rescate continúan oponiéndose a Ortega y a sus aliados. Algunos de los que se habían separado del FSLN y del FMLN eventualmente encontraron su camino de regreso al partido, ya que había pocas esperanzas de que otros vehículos políticos de la izquierda o el centro les proporcionaran oportunidades similares. En Guatemala, ni la URNG ni la ANN son actores políticos relevantes y su desempeño igualmente pobre como parte del Frente Amplio en las elecciones de septiembre de 2015 no ayudó a mejorar su situación.
A pesar de que la confianza en los partidos políticos existentes ha sido baja y las encuestas indican que los electores anhelan nuevas alternativas políticas, la MRS-Renovador y MRS-Rescate en Nicaragua, los partidos PD, MR y FDR en El Salvador y ANN en Guatemala, no han logrado establecerse como alternativas políticas viables al FSLN, al FMLN y a la URNG. Como resultado, los ex militantes en El Salvador y Nicaragua tienen pocas alternativas, o trabajan desde el FMLN y el FSLN o se olvidan de la política partidaria. En Guatemala, aquellos con más afinidad a la ANN y la URNG en gran medida han abandonado totalmente la política electoral y, en su lugar, trabajan a través de la sociedad civil para producir los cambios que Guatemala necesita.
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*Michael E. Allison es associate profesor en el Departamento de Ciencias Políticas de la Universidad de Scranton en Pennsylvania. Además escribe el blog Central American Politics. Lo puede seguir en Twitter: @centampolmike. Esta entrega se basa en su artículo 'Why splinter? Parties that split from the FSLN, FMLN, and URNG.” Journal of Latin American Studies, 48, 4 (November 2016): 707-737.