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El fruto que asfixia

Víctor Peña

Lunes, 8 de mayo de 2017
Víctor Peña

Han pasado 46 años desde que Honduras insertó en su costa atlántica a la palma africana, un monocultivo que se ha tomado grandes extensiones de terreno y que se duplicó entre 2004 y 2016. La lucha por las tierras cultivadas con palma ha provocado una guerra entre terratenientes y campesinos en el Valle del Aguán, pero también una realidad a la que muy pocos le prestan atención: las plantaciones de palma afectan al medioambiente, consumen los mantos acuíferos e impiden el surgimiento de otros cultivos claves para la alimentación de la población. Sin embargo, alentados por la industria y el gobierno, las comunidades caen seducidas por la fiebre de las palmeras, una actividad que genera mejores ingresos para los trabajadores. 

*Este trabajo fue posible gracias a una investigación conjunta entre El Faro y eldiario.es para el especial #LaTierraEsclava.

 

 

Desde la cima de la aldea Brisas del Norte, en el municipio de El Progreso, se aprecia una parte de las casi 150 mil hectáreas de palma africana plantadas en territorio hondureño. Este es el corredor atlántico de Honduras, el límite entre los departamentos de Yoro y Atlántida, y que alberga a una de las cooperativas de extracción más grande de aceite, Hondupalma.
Desde la cima de la aldea Brisas del Norte, en el municipio de El Progreso, se aprecia una parte de las casi 150 mil hectáreas de palma africana plantadas en territorio hondureño. Este es el corredor atlántico de Honduras, el límite entre los departamentos de Yoro y Atlántida, y que alberga a una de las cooperativas de extracción más grande de aceite, Hondupalma.

 

 

 

José Ángel Flores es el último campesino asesinado en el Bajo Aguán, debido al conflicto por el control de tierras entre campesinos y terratenientes en ese valle del departamento de Colón. Flores era el presidente del Movimiento Campesino del Aguán (MUCA), y fue asesinado a balazos frente a las oficinas de su movimiento, el 18 de octubre de 2016, en el municipio de Tocoa.
José Ángel Flores es el último campesino asesinado en el Bajo Aguán, debido al conflicto por el control de tierras entre campesinos y terratenientes en ese valle del departamento de Colón. Flores era el presidente del Movimiento Campesino del Aguán (MUCA), y fue asesinado a balazos frente a las oficinas de su movimiento, el 18 de octubre de 2016, en el municipio de Tocoa.

 

 

 

Santiago Gutiérrez Escobar, de 61 años, es empleado de la finca
Santiago Gutiérrez Escobar, de 61 años, es empleado de la finca 'La Flor de Leán', en la zona de cultivos que rodea a la compañía Dinant, en el municipio de Arizona, departamento de Atlántida. Santiago gana 2,200 lempiras a la quincena (unos 95 dólares) por una jornada de 10 horas como ayudante de un camión carguero que traslada fruto de palma de las fincas hacia la planta extractora.

 

 

 

La palma africana es un cultivo tropical, y se desarrolla mejor en climas cálidos como el de la costa atlántica de Honduras. Trabajadores descargan fruto de palma en la planta de extracción de aceite
La palma africana es un cultivo tropical, y se desarrolla mejor en climas cálidos como el de la costa atlántica de Honduras. Trabajadores descargan fruto de palma en la planta de extracción de aceite 'COAPALMA', una que nació como parte del proceso de Reforma Agraria de 1975 y que funciona en la aldea Chiripa, en Tocoa, en el corazón del Bajo Aguán.

 

 

 

Área de recepción de fruto de palma en la extractora de aceite
Área de recepción de fruto de palma en la extractora de aceite 'Hondupalma', una cooperativa que también nació con la reforma agraria. Aunque esta cooperativa es rigurosa para exigir a los agricultores fruto de palma que haya sido cultivada en planicies, y pese al control sobre los agricultores, estos admiten que que reciben producto no certificado en los programas de agricultura sostenible.

 

 

 

Aunque los ambientalistas advierten que las plantaciones de palma son una amenaza para los ecosistemas y la sustentabilidad alimentaria, los empleados de una fábrica extractora lo ven como una oportunidad para salir de la pobreza. Así lo argumenta Eusebio Rodríguez, un trabajador de 48 años, en el área de recolección de fruto de Coapalma, en el Valle del Bajo Aguán. En 1971, el Estado determinó que esta zona del país se dedicaría al cultivo de palma africana. 
Aunque los ambientalistas advierten que las plantaciones de palma son una amenaza para los ecosistemas y la sustentabilidad alimentaria, los empleados de una fábrica extractora lo ven como una oportunidad para salir de la pobreza. Así lo argumenta Eusebio Rodríguez, un trabajador de 48 años, en el área de recolección de fruto de Coapalma, en el Valle del Bajo Aguán. En 1971, el Estado determinó que esta zona del país se dedicaría al cultivo de palma africana. 

 

 

 

Los esterilizadores trabajan a una temperatura de 138°C para garantizar la limpieza del fruto que pasará al proceso de extracción. Los obreros a fuerza de pies y manos se enfrentan a estas temperaturas, en turnos de 12 horas, por un salario de 4 mil lempiras semanales (unos 175 dólares).
Los esterilizadores trabajan a una temperatura de 138°C para garantizar la limpieza del fruto que pasará al proceso de extracción. Los obreros a fuerza de pies y manos se enfrentan a estas temperaturas, en turnos de 12 horas, por un salario de 4 mil lempiras semanales (unos 175 dólares).

 

 

 

José Fabio Lobo aviva el fuego con
José Fabio Lobo aviva el fuego con 'raquis', el bagazo de la palma africana que se utiliza para incendiar las calderas que ayudan a disminuir el costo de la energía eléctrica para el funcionamiento de la planta extractora. Trabajar en esta área significa soportar las temperarturas que alcanzan los 45° C.

 

 

 

El mercado de palma africana está basado en la oferta y la demanda internacional. Esta es una industria que produce día y noche, todos los días del año, y requiere de las comunidades para mantenerse. Estas, a su vez, cambian el resto de cultivos por una opción que es más rentable para subsistir.
El mercado de palma africana está basado en la oferta y la demanda internacional. Esta es una industria que produce día y noche, todos los días del año, y requiere de las comunidades para mantenerse. Estas, a su vez, cambian el resto de cultivos por una opción que es más rentable para subsistir.

 

 

 

El bagazo de palma africana (raquis) es utilizado en las industrias como biocombustible para el ahorro de energía de la extractoras de aceite. La quema del raquis contamina el aire, aunque los defensores de la industria aseguran que de las chimeneas sale
El bagazo de palma africana (raquis) es utilizado en las industrias como biocombustible para el ahorro de energía de la extractoras de aceite. La quema del raquis contamina el aire, aunque los defensores de la industria aseguran que de las chimeneas sale 'humo purificado'. 

 

 

 

La palma africana está tatuada en la sociedad hondureña. El corredor Atlántico es muestra de ello. Esta gasolinera en el municpio de Tocoa, en el departamento de Colón, lleva como logo el cultivo al que los empresarios y el gobierno le están apostando.
La palma africana está tatuada en la sociedad hondureña. El corredor Atlántico es muestra de ello. Esta gasolinera en el municpio de Tocoa, en el departamento de Colón, lleva como logo el cultivo al que los empresarios y el gobierno le están apostando.

 

 

 

En la planta de envasado de Hondupalma, los trabajadores llenan botellas de aceite con el logo de la República de Honduras. Son los productos para regalías que utiliza el gobierno, que se ha convertido en uno de los principales impulsores de la producción derivada de la industria de la palma africana desde 1971, cuando se determinó la siembra de palma africana como una política de estado en todo el Valle del Aguán.
En la planta de envasado de Hondupalma, los trabajadores llenan botellas de aceite con el logo de la República de Honduras. Son los productos para regalías que utiliza el gobierno, que se ha convertido en uno de los principales impulsores de la producción derivada de la industria de la palma africana desde 1971, cuando se determinó la siembra de palma africana como una política de estado en todo el Valle del Aguán.

 

 

 

Celso Ortega es el fiscal del agua del municipio de San Francisco, en el departamento de Atlántida. Ortega, de 54 años, fue por muchos años empleado de la industria de palma africana. Ahora, desde su experiencia, trabaja en los proyectos que eviten la expansión de la palma y que garanticen el agua para su comunidad.
Celso Ortega es el fiscal del agua del municipio de San Francisco, en el departamento de Atlántida. Ortega, de 54 años, fue por muchos años empleado de la industria de palma africana. Ahora, desde su experiencia, trabaja en los proyectos que eviten la expansión de la palma y que garanticen el agua para su comunidad.

 

 

 

Un pequeño desierto de media manzana es aprovechado por agricultores en la comunidad Corocito, del municipio de Bonito Oriental, en el Valle del Bajo Aguán. Benjamín Acosta y Pompilio Hernández siembran maíz para el consumo de su familia, en un terreno que parece oponerse al el monstruo de la palma africana.
Un pequeño desierto de media manzana es aprovechado por agricultores en la comunidad Corocito, del municipio de Bonito Oriental, en el Valle del Bajo Aguán. Benjamín Acosta y Pompilio Hernández siembran maíz para el consumo de su familia, en un terreno que parece oponerse al el monstruo de la palma africana.

 

 

 

 

A sus 61 años, Rómulo Burgos, un exmarinero que regresó a la costa hondureña para vivir de la tierra y sus cultivos. Rómulo posee 30 manzanas de terrenos, de las cuales 23 están ocupadas por palma en plena pradera, las otras siete las está experimentando con el cultivo de cacao, no por conciencia ambiental, sino porque considera que le garantizará mejor rentabiblidad a futuro.
A sus 61 años, Rómulo Burgos, un exmarinero que regresó a la costa hondureña para vivir de la tierra y sus cultivos. Rómulo posee 30 manzanas de terrenos, de las cuales 23 están ocupadas por palma en plena pradera, las otras siete las está experimentando con el cultivo de cacao, no por conciencia ambiental, sino porque considera que le garantizará mejor rentabiblidad a futuro.
A Rufino Orellana le tomó cuatro años convencerse de que el cultivo de la palma es más rentable. A sus 68 años es un oficio más fácil que cualquier tipo de agricultura. Rufino vive en medio de un pedazo de jungla de palma, en una vivienda sin energía eléctrica, en la Aldea Miscelis, en el municipio de San Francisco, Atlántida.
A Rufino Orellana le tomó cuatro años convencerse de que el cultivo de la palma es más rentable. A sus 68 años es un oficio más fácil que cualquier tipo de agricultura. Rufino vive en medio de un pedazo de jungla de palma, en una vivienda sin energía eléctrica, en la Aldea Miscelis, en el municipio de San Francisco, Atlántida.

 

 

 

Una sustancia viscosa, similar al aceite, se abre paso en la ribera del río Leán, desde un desagüe que colinda con una planta extractora de la empresa Dinant, de la familia Facussé, una de las más fuertes del sector palmero de Honduras. 
Una sustancia viscosa, similar al aceite, se abre paso en la ribera del río Leán, desde un desagüe que colinda con una planta extractora de la empresa Dinant, de la familia Facussé, una de las más fuertes del sector palmero de Honduras. 

 

 

 

Carlos Mijango es un cayuquero de 16 años. El traslada gente desde un punto a otro del río Lean en una zona en la que la comunidad denuncia la contaminación del agua contaminación por el aceite de palma que cae al río. En la zona hay una planta extractora de la empresa Dinant. El Faro intentó obtener una reacción de la compañía, pero al cierre de este trabajo no hubo respuesta.
Carlos Mijango es un cayuquero de 16 años. El traslada gente desde un punto a otro del río Lean en una zona en la que la comunidad denuncia la contaminación del agua contaminación por el aceite de palma que cae al río. En la zona hay una planta extractora de la empresa Dinant. El Faro intentó obtener una reacción de la compañía, pero al cierre de este trabajo no hubo respuesta.

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