Columnas / Política

Arena cierra la puerta al futuro


Lunes, 3 de julio de 2017
Héctor Silva Hernández

El partido Arena publicó este domingo el listado de los candidatos que presentará en los comicios legislativos y municipales de 2018. En la lista de aspirantes a diputaciones resalta la presencia de Emilio Coreas, quien ejerció como periodista aun siendo militante de un partido político; o la de Milena Mayorga, que aprovechó el más reciente Día del Soldado para felicitar a Domingo Monterrosa, responsable de la Masacre del Mozote. Pero destaca aún más la ausencia de Aída Betancourt Simán, a quien Juan Valiente,actual diputado por La Libertad, había propuesto para ser su suplente en la Asamblea Legislativa en caso de lograr la reelección. Al parecer Aída, que en estos días está terminando una maestría en Londres, no está lo suficientemente calificada, no tiene las credenciales o no cumple los requisitos para buscar una diputación con Arena.

Aunque no se han comunicado todavía las razones oficiales por las que el partido de derecha no admitió la candidatura de Aída, uno de los Vicepresidentes de Arena, Eduardo Barrientos, fue uno de los primeros en justificar públicamente esa exclusión de de las listas, y pareció expresar la posición del COENA de manera clara en un tuit que decía: “[Aída] no tiene las credenciales después de pronunciarse en contra del Mayor y de ARENA. Si no le gusta el partido que busque por otro lado”.

El comentario de Barrientos, que fue uno de los fundadores del partido, permite varios puntos de análisis. Primero, es una confirmación rotunda de una realidad evidente: el COENA dirigido por Mauricio Interiano no acepta críticas o divergencias públicas, y cualquiera que las haga —conviene recordar lo sucedido hace pocos meses con miembros de la juventud arenera— es desacreditado y tratado como un enemigo. El repudio a la crítica por parte de la dirección arenera es, paralelismo debería dolerles y avergonzarles, igual en su base al de Nicolás Maduro, presidente de Venezuela. Sé que la comparación puede sonar exagerada, y que Interiano y Maduro tienen evidentes diferencias en su ser y en su proceder, pero aquel que castiga la diversidad de pensamiento es, en esencia, un dictador ideológico. O se comporta como tal.

Segundo, resulta preocupante, aberrante, cínico, casi asqueroso, que sea precisamente Barrientos el primero en criticar las credenciales de Aída, cuando él en 2008, en el momento en que aplicó para ser candidato a diputado de cara a las elecciones de 2009, tenía una mora de más de $70,000 dólares con el fisco, de los cuales no pago finalmente ni $10,000 tras recurrir a trucos legales y alegar prescripción de deuda. En qué cabeza cabe que alguien que debe decenas de miles de dólares a las arcas públicas tenga las credenciales para ser diputado, pero una joven profesional no las posea simplemente por cuestionar a figuras del pasado del partido o disentir en posturas tomadas hasta el momento por el partido del que, pese a esas mismas diferencias, pretende ser parte.

No tengo mucho tiempo de conocer a Aída, pero he tenido la oportunidad de platicar con ella algunas veces. Por esas conversaciones sé que su vocación de aporte a la política nacional —y por tanto a Arena— es honesta y profunda. Como sé que ella nunca ha interferido desde un puesto como funcionaria pública para que contraten a su hermana en la institución en que trabaja, como sí lo hizo Mayteé Iraheta; sé que Aída tampoco ha sido multada por el Tribunal de Ética Gubernamental por prestar un carro institucional a su hermana para que saliera del país, como lo hizo David Reyes; y hasta donde sé tampoco ha dado indicios de enriquecimiento ilícito que propiciaran una investigación sobre sus finanzas, como ha sucedido con Carlos Reyes, miembro del actual COENA. Iraheta, y los dos Reyes son, sin embargo, candidatos para buscar la reelección como diputados. Y estoy seguro, también, de que Aída no tuvo que correr contra el tiempo para resolver una deuda de más de $70,000 con el fisco antes de presentar su aplicación, como lo tuvo que hacer en su momento el dirigente que ahora cuestiona en público sus credenciales.

Pero quizá Barrientos tenga razón y Aída no tenga, ni de cerca, el perfil que Arena busca para sus diputados. El nepotismo, el tráfico de influencias, la evasión de impuestos o el enriquecimiento ilícito no están en su carta de presentación. Tampoco le gusta portar armas en edificios públicos en los que está prohibido, ni fingir empatía campesina en videos ecuestres de campaña. Atributos y acciones que, al parecer, Mauricio Interiano y su COENA sí valoran sobremanera.

Una vez más, Interiano ha perdido. En este caso, ha perdido otra oportunidad de dar oxígeno, renovación, a un partido que a necesita urgentemente. En su corta trayectoria como Presidente de Arena, Interiano ha perdido ya muchas cosas: su credibilidad, la coherencia entre lo que dice y lo que hace, y numerosas y valiosas oportunidades de cambio. Si no imprime a su partido un giro drástico pronto, podrá agregar los comicios legislativos y municipales de 2018 a su amplia lista de derrotas.

 

*Héctor Silva Hernández es estudiante de Ciencias Políticas en la Universidad de Massachusetts.

 

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